en el piso donde él vive ella es la vecina con  quien se encuentra una vez  por semana    Cruzan momentáneo saludo y nada más    Para no sentirse solos en ocasiones un atisbo más amplio que los habituales entre dos personas distantes  Dos vecinos arrinconados en el mismo piso   Un hombre y una mujer sin oportunidades para conocerse   Él escucha la puerta de su habitación cuando ella la asegura luego de mirarlo   La hace oír  también el de la suya cuando sale pausado por el penumbroso pasillo  Siempre igual con el paso de los meses   Él se va y ella se queda    Ella se aleja y él permanece  Ambos salen pero nunca juntos  Se quedan pero nunca juntos   Pisos contiguos   Un tabique cuya delgadez facilita reconocer la música donde él se guarece durante la noche y a la cual responde ella desde la suya
 
él con Sara McLachlan y Ángel  En particular Silence  Ella consiente el diálogo musical y responde con Leonard Cohen  Dance me to the end of love  No demanda  dejándolo repetirse hasta cuando ambos se duermen   No eres Sara   Ni tú Leonard   Chelsea Hotel  Que hablen por nosotros  No pretendemos sugerirnos nada  Nada podríamos explicarnos aunque lo pretendiéramos  Aunque viven en pisos contiguos no tienen  ningún espacio común para compartir  El sollozo de la puerta cerrándose es punto final de conversaciones nunca iniciadas   Entonces Sara y Leonard van a confesarse cuanto no sabemos expresarnos  También ellos están distantes entre sí como nosotros aislados por esta pared
 
un día se arriesgó a decirle viajaré a Cappadocia a mediados de junio Nevsehir Kayseri   Ella respondió viví varios meses en Göreme te recomiendo el Valle de las chimeneas de hada Fue cuanto hablaron dos meses y diez minutos antes de suicidarse ella
 
el apartamento sigue vacío                    sigue vacío                          vacío