Historia de "Thaler" (Novela) -Captulo 12-
Publicado en Oct 05, 2013
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Historia de "Thaler" (Novela) -Capítulo 12- 
 
17 de octubre de 1908. Consulta de la Señorita Jeanneth Kung más conocida como "La Bruja Maruja", en Los Ángeles de California, Estados Unidos.
 
- Ustedes perdonen, damas y caballeros o lo que sean, pero como yo me llamo Jeanneth Kung aunque prefiero que me llamen "La Bruja Maruja", aquí huele excesivamente a huevos podridos con perdón de las damas aquí presentes. 
 
Clark Grebne, que estaba sentado frente a la bruja, miró hacia su izquierda donde se encontraban sus dos hermanas gemelas Diana y Riana y, después, miró hacia su derecha donde se encontraban sus dos hermanos gemelos Tim y Tom. 
 
- ¿Quién de vosotros dos no se ha duchado desde hace una centuria de años?
- ¡No disimules tanto, Clark, porque tanto Tom como yo nos duchamos a diario mientras tú no sabes ni cuándo fue la última vez que te duchaste porque se pierde en la noche de los tiempos!
- ¡Só! ¡¡Sóo!! ¡¡¡Sóoo!!! Paren ustedes de discutir caballos, que se parecen más a los caballos que a los caballeros, y vayamos al grano. 
- ¿Se ha visto usted, "Bruja Maruja", el enorme grano que tiene en la punta de la nariz? ¿Es natural o está pintado?
- Señorita Diana usted me está insultando.
- Mi hermana gemela sólo quiere conocer la verdad de ese grano. ¿No dijo usted que fuésemos al grano?
- ¡Qué más quisiera tener usted en la punta de su nariz, señorita Riana, un grano tan grande y tan hermoso como este!
- ¡¡En verdad que parece un pepino injertado en una berenjena!!
- ¡¡Muy gracioso, Tim, muy gracioso!!
- ¡Gracias, Tom! Sólo ha sido un pequeño detalle de hasta donde alcanza mi inteligencia.
 
Jeanneth Kung rasguñó la mesa de madera con las larguísimas y afiladas uñas de sus dos manos.
 
- ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!!
 
Los dientes de Clark Grebne comenzaron a rechinar...
 
- ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!! 
 
Jeanneth Kung volvió a rasguñar la mesa de madera con sus uñas.
 
- ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!!
 
Los dientes de Clark Grebne volvieron a rechinar...
 
- ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!!
 
Por tercera vez consecutiva Jeanneth Kung rasguñó la mesa de madera.
 
- ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!! ¡¡¡Raaaaasssss!!!
 
Y por tercera vez consecutiva volvieron a rechinar los dientes de Clark Grebne...
 
- ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!! ¡¡¡Chriiiiisssss!!!
- La consulta cuesta un dólar por persona.
- Lo sé, bruja pero... ¡haga el puñetero favor de no rasguñar más veces sobre la mesa!
 
La bruja sólo estaba pensando en su negocio...
 
- Como son ustedes cinco deben de pagarme cinco dólares.
- Pero resulta que sólo yo soy el que quiere consultar sus predicciones sobre mi futuro porque sucede que tanto los dos gemelos Tim y Tom como las dos gemelas Diana y Riana saben que no van a llegar a nada.
- ¡Entonces pará qué narices los has traído hasta aquí, Clark Grebne!
 
La "Bruja Maruja" se sonó las narices con su pañuelo de tela basta...
 
- ¡¡¡Aaaaaauuuuuch!!! ¡¡¡Aaaaauuuuuch!!! ¡¡¡Aaaaauuuuuch!!!
- Supongo que no tendrá importancia que estén presentes.
- ¡¡Venga ese dólar para acá!!
 
Clark Grebne sacó del bolsillo derecho de su americana a "Thaler" y lo depositó en la huesuda mano abierta de la bruja que tembló notoriamente cuando sintió el calor que desprendía aquella extraña moneda.
 
- ¡¡Por Belcebú!! ¡¡¡Está ardiendo!!!
 
El dólar salió despedido hacia el suelo y Jeanneth Kung se agachó rápidamente a recogerlo dándose, una vez cogido "Thaler" y al incoporarse con el dólar ya atrapado, con el cogote sobre el tablero de la mesa.
 
- ¡¡¡Ayayayyyyy!!! ¡¡¡Ayayayyyyy!!! ¡¡¡Ayayayyyyy!!! ¡¡¡Mierda!!!
 
Decir mierda y soltar un pedo fue instantáneo. El pedo sonó como la explosión de un petardo e hizo que todos los presentes se tapasan las narices...
 
- ¡¡¡Puuuuuuuuuum!!! 
- ¡¡¡Esto es peor que el olor a huevos podridos!!! 
- Es que las judìas están muy buenas, Clark...
- ¡No me diga usted que andan en líos con las judías verdes!
- ¿Me estás insinuando algo, so mamarracho?
 
La bruja lanzó un manotazo en dirección de Clark Grebne pero este se agachó a tiempo y la bofetada se la llevó Tim. 
- ¡¡Toma Tim!!
- ¡Oiga, señora o lo que sea, esto no va a quedar así!
- Calma Tim, calma. 
- ¿Y por qué no tienes calma tú, Tom?
- ¡¡Se acabó la discusión en mi consulta!! Espera un momento, Clark, que voy a por la bola...
- ¿Me va a contar una bola?
- ¡Te voy a contar las cuarenta en bastos!
- ¡Yo no soy manco, so bruja!
- ¡¡Que he dicho y repito que se acabó la discusión en mi consulta!!
 
Jeanneth Kung, la "Bruja Maruja", se levantó ipso facto, cogió una escalerilla de mano que estaba situada a sus espaldas y se subió para coger la enorme bola de cristal, con tal mala suerte, que trastabilleó y se vinieron abajo la escalerilla, la enorme bola de cristal y la bruja. 
 
- ¡¡¡Cataplammmmmmmmm!!! 
 
El ruido fue tan sonoro que parecía algo así como que la sala se venía abajo mientras la bola de cristal se partió en mil pedazos.
 
- ¡Diablos! ¡¡Diablos!! ¡¡¡Diablos!!!
- ¿Qué le sucede señora bruja?
- ¡Acabas de arruinar parte de mi futuro, Clark!
- ¿Está diciendo que yo soy culpable de que la bola se haya convertido en mil bolitas?
 
La bruja se levantó con todo el cuerpo adolorido... 
 
- ¡¡¡Me duelen hasta los riñones!!!
 
Nadie osó decir más palabras por temor a que si alguien se reía la bruja podría echarle mal de ojo... pero Clark no pudo resistirse más... 
 
- ¡¡¡Jajajajaja!!! Viéndola a usted me parece estar viendo a una escolopendra con dolor de muelas. 
- ¿Y tú quieres que te dé buenas noticias para tu futuro?
 
A Clark Grebne se le congeló la risa...
 
- Si pudiera ser...
- Poder... lo que es poder... la verdad...
- ¡La verdad! ¡Necesito saber la verdad!
- ¿Tú crees que yo soy la directora de "Los Ángeles Times"?
- ¡Dios nos salve de tamaña locura!
- Así que yo estoy loca...
- Como una cabra pero... en fin... como la cabra siempre tira al monte... espero que tenga la suficiente visión para descampar mi futuro...
- Pues lo veo muy negro pero... vamos a ver qué dicen las cartas...
 
La "Bruja Maruja", ya en pie, abrió el primer cajón de su mesa de trabajos y sacó el tarot que estaba más grasiento que el papel del bocadillo de un obrero de la construcción. Una mosca voló alrededor de las cartas ante la nueva risotada de Clark Grebne. 
 
- ¡¡¡Jajajajaja!!! ¡Cómo se nota que tiene hambre?
- ¿Que yo tengo hambre, Clark? Espera a que te lea las cartas y vamos a ver quien va a pasar más hambre en el futuro... porque ya de advertí que lo veo negro... así que ríe todo lo que quieras mientras estás vivo...
- ¡¡¡No!!!
- ¿Qué quieres decir con no?
- Que, si pudiera o pudiese ser, me diga usted algo brillante.
 
La bruja limpìó con la manga derecha de su jersey de color negro las cartas una tras otra. Fue una larga espera mientras Clark se dedicaba a perseguir a manotazos a aquella mosca pero con tal malos aciertos que iba derribando al suelo todos los muñecos de hechicería que encontraba a su paso.
 
- ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!! ¡¡¡Crack!!!
- ¡¡¡Siéntate ya, Clark Grebne, si deseas tener un buen futuro porque ya me has roto hasta diez muñecos y como llegues al once te aseguro que no vives más para contarlos!!!
 
Clark Grebne se asustó de verdad y, dejando el vuelo de la mosca, se sentó otra vez junto a la bruja. La mosca se posó en el enmarañado pelo de Jeanneth Kung. Clark Grebne, tan inquieto como siempre, pegó un palmotazo en la cabeza de la bruja. 
 
- ¡¡¡Ayayayyyyy!!!
- ¡¡¡Ay va!!! ¡¡¡Perdón!!! ¡¡¡Se ha vuelto a escapar viva!!!
 
La bruja se rascó la cabeza mientras calmaba sus iras...
 
- ¿Estamos a lo que estamos o no estamos a lo que estamos?
- ¡Estamos! ¡Vaya que sí estamos!
- ¡Pues entonces tengamos la fiesta en paz y quédate más quieto que el gato de escayola que hay sobre el armario!
- ¿Puedo echarle una vista?
 
La "Bruja Maruja" seguía limpiando de grasa y polvo las cartas del tarot...
 
- Siempre que le dejes vivo.
- Pero... ¿no es de escayola?
- Sí. Pero me habla todas las noches.
- Curioso. De verdad que es curioso el asunto.
 
Clark Grebne se levantó, tomó el gato de escayola entre sus manos y descubrió una pequeña llave en el lomo. Movió la llave y del gato salió una voz gutural cantando...
 
- Estaba el señor Don Gato sentadito en su tejado marramiau, miau, miau, sentadito en su tejado. Ha recibido una carta por si quiere ser casado, marramiau, miau, miau, miau, por si quiere ser casado. Con una gatita blanca sobrina de un gato pardo, marramiau, miau, miau, miau, sobrina de un gato pardo. El gato por ir a verla se ha caído del tejado, marramiau, miau, miau, miau, se ha caído del tejado. Se ha roto seis costillas el espinazo y el rabo, marramiau, miau, miau, miau, el espinazo y el rabo. Ya lo llevan a enterrar por la calle del pescado, marramiau, miau, miau, miau, por la calle del pescado. Al olor de las sardinas el gato ha resucitado, marramiau, miau, miau, miau, el gato ha resucitado. Por eso dice la gente siete vidas tiene un gato, marramiau, miau, miau, miau, siete vidas tiene un gato.
- ¡¡¡Deja al gato en paz!!!
 
El grito de la bruja hizo que a Clark le temblara el pulso de miedo y el gato de escayola cayó al suelo rompiéndose en diez pedazos. A la bruja se le pusieron los pelos de punta por culpa, otra vez, de la ira...
 
- ¡¡¡Te estoy diciendo que te sientes y te estés quieto!!!
- Órdenes son órdenes mi sargento... esto... quiero decir mi sargenta...
 
La contestación de la bruja fue lanzar otro guantazo que, al ser de nuevo esquivado por Clark, se fue ya estrellar, otra vez, en la cara de Tim.
 
- ¡Yo me voy de aquí antes de que esta mujer, o lo que sea, me mate!
- Lleva razón mi gemelo Tim. ¡Vámonos todos y todas!
- Yo me quedo porque mi futuro está presente aunque ya esté pasado de moda...
 
Tom, Tim, Diana y Riana abandonaron a todo correr la sala de la consulta de la bruja tropezando con un cubo metálico lleno de agua que armó tal estrépito que el vecino de la casa de al lado golpeó con furia la pared.
 
- ¡¡¡Que no puedo dormir!!! ¡¡¡Es la hora de la siesta!!! ¡¡¡Hagan el favor de dejar de hacer tanto ruido o tendré que avisar a la policía!!!
 
Una vez todo en silencio se quedaron solos, frente a frente, Jeanneth y Clark.
 
- ¡Has matado a mi gato, tío! ¿Con quién voy a hablar ahora por las noches?
- ¿Con las judías verdes quizás?
- ¡No son verdes! ¡¡Son judías blancas!!
- Está bien. Haga lo que quiera con sus judías pero dígame ya qué futuro tengo porque para eso tiene en su bolsillo a "Thaler".
- ¿"Thaler"? ¿Quién diablos es "Thaler"? No conozco a ningún espíritu con ese nombre.
- Señora suya porque señora mía no lo deseo ni muerto...
- ¡Haz el favor de no comenzar otra vez la guerra!
- No he declarado la guerra jamás a nadie en mi vida porque no soy de esa clase de hombres pero "Thaler" es el dólar que he pagado y no me voy de aquí hasta que no me lea, si es que sabe leer que lo dudo porque me parece que usted es analfabeta, las cartas...
- Bien. ¿Te vas a estar ya quieto de una vez por todas?
- Depende...
- ¿De qué depende?
- De si la mosca vuelve a intentar posarse en mis orejas... porque no permito que ninguna mosca me confunda con un burro...
- Como el negocio es el negocio olvidemos el pasado y volvamos al amor...
- ¡Ah, no! ¡Eso sí que no! ¡Enamorarme yo de usted no pienso hacerlo ni con diez whiskys de más!  
- Lo estoy diciendo de una manera simbólica.
- Pues haga usted el favor de coger a otro tonto para simbolizar ciertos sentimientos y en cuanto a sentimientos... ¿qué siente usted hacia mí que yo no sepa?
- Amor. Puro y noble amor. 
 
A Clark Grebne se le puso la cara más blanca que la cal.
 
- Le... le... le... le... le...
- ¿Qué sucede ahora?
 
Clark pudo, por fin, sacar la frase completa.
 
- Le quiero volver a repetir que no quiero ningún lío amoroso con usted.
- Te vuelvo a repetir que estoy hablando de forma simbólica. 
- ¿Y no podría usted escoger otro símbolo que no sea el amor?
- ¿Así que me declaras otra vez la guerra? ¡Cállate ya de una vez y déjame concentrarme en las cartas!
 
La bruja barajó el tarot, hizo un corte de naipes y comenzó a colocar las cartas sobre la mesa. 
 
- Veo... veo... veo...
- Ya lo veo... ya lo veo... ya lo veo...
- ¿Otra vez de cachondeo, Clark?
- No. Que digo que yo también lo veo.
- Pues el asunto está muy oscuro como para que lo puedas ver.
- Pues resulta que lo veo.
- Entonces, como estás viendo, ha aparecido El Ahorcado.
- ¡Eso es muy fácil de solucionar!
 
Clark Grebne, antes de que Jeanneth Kung pudiese reaccionar, cogió la carta de El Ahorcado y la rompió en pedacitos.
 
- ¡Ya no está El Ahorcado! ¡Ponga otra carta en su lugar a ver si tengo mejor suertecilla! 
- ¡Diablos! Mil rayos me parta si en acabando esta carta...
- ... no pagan caros sus gritos. Es de Don Juan Tenorio y me lo sé desde que era solamente un niño con pantalones cortos.
- ¡Pues ya puedes sujetarte los pantalones largos porque ha salido, como estás viendo, La Muerte.
 
Clark Grebne, antes de que Jeanneth Kung pudiese reaccionar, cogió la carta de La Muerte y la rompió en pedacitos.
 
- ¡Ya no está La Muerte! ¡Muchas gracias por sus adivinzanzas pero yo me largo de aquí y que tenga usted mucha suerte con "Thaler"!
 
Clark Grebne se levantó rápidamente de la silla y salió a toda velocidad mientras la bruja le perseguía dando escobazos de derecha a izquierda y de izquierda a derecha cuando, de repente, apareció el vecino Stanley Parell que recibió tal escobazo en pleno rostro que se quedó dando vueltas sobre su propio eje...
 
- ¡Ay! ¡Perdone vecino!
- ¡¡Pienso denunciarla ante las autoridades!!
- ¿Y si le regalo un dólar no me denuncia?
- Si es un dólar legal... veremos...
 
Mientras Clark Grebne se perdía, a todo correr, por las calles de Los Ángeles de California, Stanley Parell, el vecino de Jeanneth Kung, cogió el dólar que ésta le ofrecía y, mirando fijamente a "Thaler", decidió utilizarlo para la compra de pasteles ya que era el 25 aniversario de su boda con su flamante esposa Aliance Lance Torrance.
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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