Tercera Imaginaria (Diario)
Publicado en Oct 06, 2013
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Escucho el silencio de la soledad. Los cristales de la ventana de la habitación se llenan de tristeza. Ausencias. A veces el corazón se llena de dolor. Y es entonces cuando sólo tienes dos caminos para elegir: desaparecer entre la bruma o emerger en la Tercera Imaginaria. Tomo el periódico y doy rienda suelta a las ilusiones. El carrusel de la Tercera Imaginaria me llena el pensamiento de imágenes y de gol tras gol. No importa perder. No importa empatar. No importa ganar. Llenar el silencio de la soledad es, a veces, tan sencillo como llevar a cabo un ejercicio de golear a la desesperanza. Limpiar las gotas del sudor, cuando se sufre, significa elevarte por encima de los obstáculos y salvar el precipicio del hundimiento. Alma. Hay que poner mucha alma para convertirte en el máximo goleador de esos sueños que, perdidos en el ámbito de una habitación, triunfan.
 
Tercera Imaginaria. No importa el Grupo. En estos momentos la individualidad de un ser humano se impone a la desolación que camina por las calles. Envuelto en la gloria de los supervivientes me encuentro con la escuadra y por la escuadra marco los goles de la conciencia pacífica. Resguardado en el calor de la añoranza sigo trazando líneas sobre las hojas de papel. ¿"Setamor"? Sí. "Setamor" en su más pura concepción. Pero la Tercera Imaginaria es todavía mucho más. Es levantarse con la sensación de un vacío existencial y llenarlo de sensaciones de triunfo. Meter goles a la soledad consiste en eso. Todo menos hundirse en el huracán de los desesperados. Y gol tras gol convivo con mi propia ensoñación. ¿Cuándo sucedió todo esto? ¿Hace ya millones de siglos o hace solamente un puñado de segundos? Medir ciertas distancias sólo consiste en saber que siempre hay una vida mejor más allá de los cristales de la ventana llenos de tristeza. 
 
No importan los años. No importan los meses. No importan los días. No importan las horas. No importan los minutos. Sólo importan esos segundos en que, gol tras gol, te conviertes en Campeón de la Nostalgia. Y entonces olvidas los besos que no distes y olvidas los besos que no te dieron. ¿Es la mano quien escribe? No. No es la mano quien escribe. Es el corazón. Porque sé que un día vendrá "Greta" para salvarme y entonces habré marcado la mejor oleada convertida en Sueño Para Vivir.   
 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Descripción

Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

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