En Lampedusa no hay ninguna medusa sino cientos de cadáveres ya sin arreglo alguno. El gas Castor pone en peligro a todos los castores y los langostinos van a tener, a partir de ahora, sabor a gas butano. Siguen en pie las centrales nucleares de Vandellós y Ascó mientras los de a pie huyen despavoridos. Como las desgracias siempre van acompañadas de desgracias lo del Asunto Asunta todavía sigue siendo el enigma de la impenetrabilidad; algo así como lo de Tutankhamon pero con lurazepam. El asesino sigue oculto. Por su parte los malayos y las malayas pasean sus palmitos chiringoteros por los pasillos del Palacio de Justicia de Málaga. 
 
La serie "Pasión de gavilanes" ha trasladado sus escenarios televisivos a Mónaco. Alberto fluctúa entre Corinna y Charlenne como si estuviese bailando un charlestón acompañado de un coro de sardinillas. Fran Rivera no se habla con Paquirrín y Paquirrín no se habla con Fran Rivera; mientras que el inspector más terrible de la policía franquista, vistiendo una camiseta de atleta entrado ya en años y con calzón corto se ríe, a sus 67 años, de todos aquellos a los que fracturó las mandíbulas. A mandíbula batiente siguen comiendo salsa de frambuesa los imputados en las ERE. Nos queda el consuelo de que en Oriente Medio se vive peor y de que Diego Costa será quien, por fin, nos arreglará el asunto del falso 9. ¿Cuántas falsedades hay entre Rajoy y Cospedal? Y encima va el Athletic Club de Bilbao y solamente empata con el Valencia en San Mamés.
  
Ha muerto el último neorrealista italiano, un tal Carlo Lizzani del cual nadie teníamos ni idea de que existiera. El Senado irlandés se parece al Sanedrín por la de follones en donde están envueltos. Los extremistas musulmanes se tocan las plantas de los pies porque el miedo ya les llega hasta la punta de los dedos inferiores. Con razón tienen una mente inferior y no es que seamos racistas sino que los terroristas sólo se meten ya miedo entre ellos mismos. Ahora resulta que en Egipto los domingos ya no se pintan de color rojo en sus calendarios sino de color negro y todos estamos esperando que el otoño nos traiga su belleza. ¿Están liados Memeh y su parienta? De Don Benito no nos llega ninguna noticia. Quizás los portugueses sepan algo... aunque dudo que descubran dónde está el cascanueces...
 
Sólo me falta decir que las modelos, por fin, se rebelan. Quizás por eso escribí "La Red". Al fin y al cabo todo es un teatro farandulero que termina de manera increíble. "La vida es ansí" como escribió nuestro insigne Don Pío Baroja. Puntuación igual a 9. O sea, sobresaliente.