Viendo a Jesucristo hacer milagros, los hipócritas (religiosos y no religiosos) decían entre ellos: "¿Quién es éste que tales cosas hace? Si nos damos cuenta, los hipócritas (religiosos y no religiosos) se preocupaban de Jesucristo (porque le odiaban) y olvidaban algo muy importante que era saber a quiénes hace milagros y para qué hace milagros.

Jesucristo no es soberbio ni vanidoso. La prepotencia no es parte de su personalidad y sigue haciendo milagros. Los hipócritas (religiosos y no religiosos) siguen preguntándose entre ellos mismos lo de "¿Quién es éste que tales cosas hace?". Por culpa de su odio a Jesucristo, además de sus intereses inconfesables, no les importa saber quienes son a los que Jesucristo hace milagros. Lo que debemos preguntarnos, si somos sanos de corazón y tenemos el alma limpia, es "¿Quién es éste que a tantos necesitados ayuda?". Y fijarnos ya no tanto en Jesucristo sino a quiénes son a los que ayuda. Lo que debemos preguntarnos es que Jesucristo hace milagros a quienes, necesitados de su intervención divina, tienen Fe profunda en Él.
 
Pero el mundo sigue lleno de hipócritas (religiosos y no religiosos) que, por culpa de sus intereses inconfesables como Anás y Caifás o porque se lavan las manos como Pilatos diciéndose neutrales cuando la neutralidad no existe, siguen señalándole con el dedo acusador diciendo: "¿Quién es éste que tales cosas hace?". Más les valdría señalar con el dedo acusador a su propio corazón de piedra. Jesucristo continuamente dice: "Ven lo que hago y no quieren darse cuenta de por qué lo hago y, sobre todo, a quienes les hago partícipes de mis milagros". 
 
Hoy he leído, en la prensa diaria, que "las lecciones las dan los hechos". Si meditamos no sólo mientras nos llega la hora de meditar sino siempre, lo que debemos preguntarnos es si sabemos entender o no entender los milagros que Jesucristo sigue haciendo en el nombre del Dios Padre y a través del Espíritu Santo. Así es cómo estamos viviendo los creyentes en medio de los farsantes y los fariseos. Las hipocresías no acaban al pasar la página de un texto sino, precisamente, al dejar de pasar la página para no leer lo que viene después.
 
Los hipócritas (religiosos y no religiosos) son todos aquellos que se dicen entre ellos: "¿Quién es éste que tales cosas hace?" porque odian a Jesucristo y, sobre todo, a lo que hace Jesucristo. En medio de su odio olvidan todo aquellos que Jesucristo hace incluso en sus propias vidas. Porque Jesucristo es Amor y no odio. Así que pensemos todos sobre lo que hace Jesucristo aún incluso en nuestras propias vidas lo merezcamos o no lo merezcamos. Y demos Gracias a Dios de que Jesucristo Vive y el Espíritu Santo es la Palabra en vez de ir acusándole por lo que hace. Corto y directo para no andarnos por las ramas como los simples monos. Somos personas liberadas gracias a Jesucristo porque creemos en Él.