¡¡¡He vuelto a batir mi propio Récord Mundial!!! ¡¡¡Parecía rotundamente imposible superar los 82 puntos del otro día pero hoy, viernes, 18 de abril del año 2103 después de Jesucristo, en el increíble terreno de juego de la Cafetería "Moon", en la Ciudad Valdeluz de Guadalajara, España, se ha producido otro milagro!!! ¡¡¡Resulta que he conseguido terminar 2 verticales que, con la suma de la última horizontal, han arrojado un total de 91 puntos!!! ¡¡¡He destrozado la plusmarca anterior cuando parecía imposible hacerlo!!! ¡¡¡Tal como lo estás leyendo!!! ¡¡El nuevo Récord Mundial del Mágico Solitario queda establecido en 91 puntos!!! ¡¡¡Algo totalmente increíble pero no imposible aunque sólo se logra a través de un milagro!!!
 
Estoy tomando un café con leche y compartiendo charlas amsitosas, a veces con un poco de tensión debido a los momentos que estamos viviendo, con mi amigo más entrañable; algo así como si fuese mi otro yo. El caso es que leo la prensa, una vez batido el Récord Mundial del Mágico Solitario, y me fijo en detalles que me hacen meditar. De no haber acudido a mi cita correspondiente y casi diaria con la Cafetería "Moon" no podría haber conseguido los ¡¡¡91 puntos!!! con los que acabo de batir la plusmarca anterior en esto de oros, copas, espadas y bastos de la baraja española.
 
No ha sido por causa de la casualidad sino por causa de la causalidad. Y es que no debemos olvidar (mi amigo el otro yo y yo por lo menos) que los milagros, a la hora de batir récords mundiales, no se producen por causas del azar aunque el azar ponga algo de su parte, sino por la confianza en nosotros mismos y, sobre todo, por la Fe con que nos enfrentamos a los acontecimientos que, más allá del azar, son causas de la esperanza en conseguir batirlos. El azar sólo es una relatividad mientras que el milagro es un absoluto. Nada de absolutismos políticos ni sociales sino producto de la Fe Absoluta que existe entre mi otro yo y yo porque somos dos hermanos inseparables. Al menos en mi caso, mi amigo (el otro yo que me mira como un hermano mayor mientras leo y tomo el café con leche) pensamos así, de esta manera, tal como hemos nacido. Las personas que no creen no son nuestros problemas sino que los problemas los tienen ellos. 
 
Café entre sol y sombra. Eso es equivalente a que entre Él (mi otro yo) y yo (mi otro Él) no existen términos medios y, como nunca somos extremistas como suceden en otras partes del mundo, nos entendemos a la perfección. ¡¡¡Brillante!!! ¡¡¡Superlativo!!! ¡¡¡Genial!!! ¡¡¡Ha sido una jugada brillante, superlativa y genial en una tarde inolvidable digan lo que digan los demás!!!