Él.- Yo no soy ese. No. No lo soy...
Espejo.- Es inútil que te resistas. No hay otra realidad.
Él.- ¿Y de mi interioridad?. ¿Qué me dices de mi interioridad?. 
Espejo.- Que está enteramente traducida en mí. 
Él.- En tí sólo veo cabeza, cuerpo y extremidades.
Espejo.- Porque no miras bien...
Él.- Tú no me puedes comprender...
Espejo.- Pero te puedo interpretar y por eso eres como te ves.
Él.- ¿Sómos tal cómo nos vemos?. ¿Es que acaso se pueden ver las ideas y los sentimientos?
Espejo.- Claro que sí. Yo soy  como tu pintura. Y cuando miras un autoretrato ¿no estás viendo tu alma?. 
Él.- Puestas las cosas así... es posible...
Espejo.- Claro que es posible, humano. Lo humano está dentro de ti mismo pero se refleja en mí, en tu espejo, en tu autoretrato.
Él.- Mañana volveré a constatarlo para confirmarlo o negarlo. 
Espejo.- Aquí te espero. Tan fijo y real como eres y tan cambiable como serás mañana...