Viviendo calles (Diario)
Publicado en Nov 02, 2013
Liberación del grillete laboral. Esta cadena de días sucesivos parece lo de nunca acabar... y, sin embargo, esta sensación de vivir calles recorriendo las arterias de mis sensaciones me liberan. Las oscuras calles de Madrid capital, a las altas horas de la madrugada, sirven para algo más que olvidar. Son para residir en el profundo panorama de las lunas diversas acompañando el misterio de esta bohemia infinita que me lleva del sentimiento a la sensación. Una canción: Yo soy este pequeño / mundo de ideas sorprendentes; / ambientes de músicas calientes / y algo de profundo sueño. / Yo soy mi propio yo y el dueño / del vivir calles cual silente / ser que va creciendo, sobresaliente, / entre versos de amor como empeño. / Yo soy este chaval de gran ensueño / siempre con el rostro bien risueño / en medio del grupo de la gente. / Yo soy quien vive el desempeño / de poeta que habla con el pedigüeño / que vive entre amores y aguardiente.
Subido en la escala musical de las vivencias, mis sonetos van naciendo en la espesura de estas noches madrileñas en donde refugio mi ansia de Libertad. ¿Libertad? ¿Para qué me sirve la Libertad? Liberación. Soy quien siente la LIberación en mis pocos años, pero estoy creciendo entre las brumas y, cual sombra del Destino clandestino, me fundo con los ojos de las transeuntes. Miradas. Sólo existen las miradas para poder sobrevivir viviendo calles. Años 60. Años 70. Solamente tiempos perennes colgados entre las ramas de las arboledas. Y Madrid, en la noche, se me hace patria de los necesitados. Hablo a la Luna lanzando versos liberados. En las aceras están las palomas abatidas y yo circulo como viajero de sueños infinitos. Años 60. Años 70. Solamente sentidos. Soy solamente sentidos enhebrados en mi alma de bohemia. Me engancho al tren de la vida y sobrevivo. Mañana saldrá de nuevo el Sol y volveré a despertarme con los recuerdos nocturnos de esta bohemia para seguir escribiendo poemas en el teclado de las maquinarias. Algo así como un poeta de las luces iluminando senderos de fantasías mientras los números bancarios van desfilando como ejército de las vanidades. Por eso me vuelvo a liberar, noche tras noche, con el sueño de las copas de los árboles brindando amor. ¿Clandestino? Puede que sí. Puede que sea un clandestino de las silenciosas poesías: Entre cielos de amapolas subterráneas / las alegres meditaciones / son horas del negocio. / Es el ocio... / ese estar siempre compuesto / de alegóricas presencias en los puertos / soñando como socio / de este gran sueño despierto.
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