Como tierra reseca
Que espera la riega,
Así te esperaba
El día de tu llegada.
 
Los minutos transcurrían
Y mis ojos no te veían;
La sala cada vez más vacía
Y la agonía de no verte seguía.
 
Y en un momento determinado,
Noté que habías llegado
Y el momento más esperado
Por fin se había iniciado.
 
Antes de acercarme,
No sabía si solo besarte,
No sabía si solo abrazarte
O simplemente saludarte.
 
Pero mientras me iba acercando,
Una sonrisa te iba dibujando
Y tú con alegría estabas esperando
Consumar este encuentro deseado.
 
Cuando estuve frente a ti
Solo un fuerte abrazo te di,
Pues tal nerviosismo había en mi
Que a nada más me atreví.
 
Sin embargo, en el acto recapacité
Y con ello no tan contento quedé,
Así que decidí darte un beso
Al que correspondiste con afecto.
 
Ya de camino a casa
Nuestro amor continuaba,
Pues caricias y besos te daba
Y tu cautivada quedabas.
 
En casa a mi familia te presentaba
Cuando decía: es Astrid, mi amada
A quien tanto esperaban
Y a quien amo con toda el alma.
 
Finalmente, el día se había acabado
Y estaba contento por lo que había pasado;
Ahora descanso tranquilo
Porque mañana, con ella, será distinto.
 
Del 15 al 16 de setiembre del 2008
Jonathan Aquije