Homenaje a Molina de Segura (Poesía)
Publicado en Dec 13, 2013
Nadie tendrá tanta grandeza
como tus seres de nobleza fiel y en el fiel de la balanza pasajera tus horizontes se agrandan más allá del límite infinito. Hay un sueño en cada sombra de tus seres queridos en la cercanía. Una ilusión en cada cuerpo. Un corazón en cada idea. Un estar aquí y ahora y siempre haciendo cumplir esta esperanza de ser viajero de los sentimientos recogidos en un paseo deseable. Mi memoria se recoge a cada paso por entre los besos del viento y en el profundo ser que me acontece cada vez soy un poco más bebiendo del agua de tu vida encardinada en este pensamiento cuando voy mirando los anhelos de tu profundo soñar. Estar... siempre estar dentro de la luz de tus miradas. Pueblo ilustre de la clara y diáfana melodía que se abre bajo el manto de las nubes blancas, blancas nubes de acompañar a mi peregrino sincero caminar sin más relojes que la roja llamarada del poniente cuando alumbra esta tierra bien amada y se me limpia toda mi existencia viendo tus calles enhebradas con el hilo conductor de mis pasiones. Paso a paso, pasiones orquestadas, que en este sentir de honda vida se me asen a la esperanza del retorno. Se alumbra la fuente plateada y el camino se me vuelve mujer o cumbre o valle o tal vez castillo abierto a mis ojos perdurables. Dura el tiempo en las orillas de cada callejón... y en cada puerta hay una especie de constancia alzada bajo el murmullo del aire. Más saberes yo he aprendido en los ojos de cada ser humano circulando como pájaros con luz viajando en el rumor de las amarillas hojas del otoño desprendidas y, lentamente sin reloj ni tiempo, llego a cada rinconada pespunteada por el céfiro que tanto me entretiene en contar, día tras día, las horas que tamizan tu presencia. Una especie de mundo colorido que circula entre los dedos de mi sangre y, a cada palpitar corazonado, me pongo a jugar con ilusiones... como quien juega a soñar minutos que quedan anclados en mi alma. Vida limpia, vida siempre, vida en cada persona y cada paso... como especie de humana consistencia la hiedra se me vuelve rosa y la rosa de cada minúsculo segundo me abraza cual si como niño me hubiera quedado ya dormido; pero tu luz me abre su sinfonía y me levanto de nuevo en el silencio para seguir caminando, sueño a sueño, por el sosiego de tu honrada tierra. Y torno de nuevo a un principio donde todo es seguir llegando; seguir subiendo hacia la cima de la rama donde vive el gorrión que siente la vida entre sus alas. Vuelo por encima del camino acompañado de mundos que conozco y de mundos que ignoro y de mundos que existen en el fondo de cada lugar de tus profundos esplendores. A cada golpe de luz y de sonido me llama la voz de tu existencia y soy ese libro que estudio en tu cielo siempre como azul, como blanco, como acento de espacio... y voy despacio para no perderme en lo lejano. No hay precio para vivir tu poesía y, al llegar a todo lo que siento, me siento de nuevo niño en la orilla de estos recuerdos ya grabados en el centro de la epígona raigambre de todo ayer hecho futuro. Cada vez que abro mi silencio escucho la voz de todas tus cosas. Cosas y rosas se mueven con aliento y me sigo alimentando de palabras en este sentir lo que es la raza del ser humano henchido por la paz. Un canto que surge de mis venas se engarza en tu ilustre compañía y en cada balcón y su terraza recojo un pensamiento nuevo: "Dios dice que siga descubriendo el alma de cada uno de mis sueños entre las plazas de tu ciudad". Cierro el libro del pasado hiriente y sonrío con toda mi memoria. Es la noria de esta tierra hortelana que gira en el mundo de mi ser y, de niño a niño, otra vez de nuevo me encuentro soñando y en silencio. Quizás el tiempo ya se ha detenido en esta calle donde hoy me amparo y en el faro deespierto del mirar descubro que sólo soy un misterio envuelto en cada febril hondura que va creciendo, poco a poco, hasta quizás convertirme en pequeño destino en esta patria desconocida donde soy anónimo poeta. Me envuelvo en el manto de mis versos y, besando el sueño inacabado, cual principio de infancia solamente cierro los ojos y me duermo.
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