Valientes (Reflexiones)
Publicado en Dec 23, 2013
"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad". Fue un pensamiento de Víctor Hugo que recogió y escribió, hace unos pocos días, Fréderic Hermel en el Diario As en diciembre de este año 2013 después de Jesucristo, cuando hacía 30 años exactos en que España goleó a Malta por 12-1, demostrando que eran un puñado de valientes. Pero dejemos ahora el fútbol en paz y hablemos del Derecho a la Vida, puesto que no hay mayor valentía humana que defenderlos. Al parecer se le ha visto el plumero al plumífero de Alcántara.
Usted dice, colega de oficio pero no de beneficio porque usted gana muchísimo más que yo con el mínimo esfuerzo mientras yo gano lo que puedo con el esfuerzo máximo, que le chirrían los dientes al oír hablar de los abortos. A mí también me chirrían los dientes cuando se habla de los abortos pero... ¿le chirrían también a usted los dientes cuando le dan a conocer la enorme cantidad de millones de niñas y niños que no han podido vivir porque han sido vil y cruelmente asesinados antes del salir del cuerpo de sus madres? Porque resulta que, después de escribir eso de que le chirrían los dientes al oír hablar de los abortos... ¡atención al dato!... usted escribe que es justo, legal, legítimo y no sé cuántas estupideces y estulticias más, que los padres y las madres tienen derecho a asesinar vil y cruelmente a las niñas y los niños que no pueden vivir por esa causa. Defiende uste mucho la causa de las mujeres. ¿Los Derechos de la Mujer se basan en que las mujeres pueden hacer, vountaria u obligados por sus parejas machistas, lo que les dé la real gana con las niñas y los niños que llevan dentro? Me parece que es usted un férreo defensor de los Derechos de las Mujeres pero me da la sensación de que lo hace desde el punto de vista de la ideología feminista (y digo ideología para que todos lo entiendan bien) pero ¿qué me dice de los Derechos de la Infancia? ¿No le chirrían a usted los dientes al saber y conocer la gran cantidad de millones de niñas y niños que han sido vil y cruelmente asesinadas y asesinados por culpa de la libertad de los abortos? El Señor Gran Periodista Don Manuel Alcántara, escribe muchas tonterías en su columna diaria de La Verdad (¡qué gran suerte la suya de poder tener una columna diaria en La Verdad!) y a decir verdad que yo estoy de acuerdo en decir y escribir muchas tonterías para hacer más llevadera esta aburrida vida que nos ha tocado vivir y, de esta manera, entretener a quienes tienen ganas de sonreír o reír un poco. Ahora bien, una cosa es decir y escribir muchas tonterías (con lo cual repito que estoy de acuerdo porque a veces, algunas veces nada más, me da por decir y escribir tonterías para entretener a mis oyentes y a mis lectores y lectoras) y otra cosa es decir estupideces y estulticias. Son cosas muy diferentes. Son cosas muy opuestas. Pero últimamente al Señor Gran Periodista Manuel Alcántara, siempre bien sentado en su cómodo sillón ante una lujosa mesa de trabajo y no como pasa con nosotros que siempre estamos al pie del cañón, de pie por supuesto, pateándonos las calles para conseguir algún reportaje interesante con la fatiga corriendo por todo nuestro cuerpo le da por querer sentar cátedra diciendo estupideces y estulticias. Resulta que a mí, cuando conozco esos datos que no publico porque me dan vergüenza ajena, no sólo me chirrían los dientes sino que me chirría, sobre todo, el alma. Tengo que aclararle en cuanto a los Derechos de las Mujeres que yo los defiendo mucho más que usted (porque no lo hago sentado en un cómodo butacón y escribiendo sandeces sobre una lujosa mesa de trabajo) y tengo documentos legales que así lo confirman. Pero no defiendo los Derechos de las Mujeres más que usted sino que los defiendo mucho más de lo que usted se imagina porque los llevo a la práctica mientras usted sólo es un plumífero escribiendo y por eso formo parto de una ONG que defiende los Derechos de las Mujeres. Sin embargo he de aclarar que, al mismo tiempo que defiendo los Derechos de las Mujeres, también defiendo los Derechos de la Infancia. ¿Sabe usted lo que son los Derechos de la Infancia? ¿Sabe usted que todas las niñas y todos los niños del Mundo tienen derechos que hay que defender? ¿Sabe usted, Gran Señor Periodista, que la base fiundamental y prioritario de los Derechos de la Infancia es, en primer lugar, el derecho inalienable e irrenunciable que tienen todas las niñas y niños del Mundo para poder vivir sin que nadie los asesine vil y cruelmente cuando están dentro de la madre pero que tienen su propia personalidad ajena a la de la madre? ¿Quién le ha dicho a usted, Gran Señor Periodista del cómodo butacón y la mesa de lujo, que el cuerpo de la niña o del niño pertenece al cuerpo de la madre cuando resltan que son cuerpos distintos, con miembros distintos, con corazones distintos y hasta coni almas distintas? Vuelvo a repetirle la pregunta a ver si ahora se entera: ¿también le chirrían a usted los dientes cuando le dan la noticia de los millones y millones de niñas y niños que ya han muerto cruel y vilmente asesinados por sus padres (que son distintos a ellas y ellos), por sus madres (que son distintas a ellas y ellos) y por los doctores médicos sin escrúpulos y sin ningunca clase de hombría (que son distintos a ellas y ellos)? Porque, le vuelvo a repetir por si se me hace el sordo, que a mí no sólo me chirrían los dientes sino que me chirría hasta el alma al pensar en ellas y en ellos. Me parece que es usted un férreo defensor de los Derechos de las Mujeres y le repito que yo lo soy más que usted y se lo puedo demostrar no con teorías sino con prácticas; pero... ¿no sabe usted, inteligente Gran Señor Periodista, y los padres, las madres y los doctores asesinos todos ellos, que nuestras hijas e hijos no nos pertenecen sino que nos los presta Dios por un tiempo para, en primer lugar, dejarles nacer y después criarlos y educarlos hasta que puedan defenderse por si mismos en esta vida? ¿Lo sabe o le da vergüenza decir que sí es cierto? Usted quizás sea padre o hasta quizás sea abuelo y le encantó jugar y divertirse con sus hijos o sus nietos (yo soy padre de dos niñas y dos nietos y por eso lo puedo contar con causa suficiete para afirmarlo) mientras corrían libres por los parques de juego o jugaban libres en su propio hogar. Cuando usted los ve o ve a otras muchas niñas o muchos niños jugar alegres, felices y libres en el parque o en sus casas... ¿ha pensado sobre a cuántas niñas y a cuántos niños se les has asesinado vil y cruelmente evitando que también ellas y ellos podrían haber sido felices jugando en los parques y en sus hogares porque tenían el derecho divino (digo derecho divino y no derecho humano) para poder hacerlo? ¿Y cuántas grandes mujeres y cuántos grandes hombres se han perdido para beneficio de la Humanidad por culpa de haber sido vil y cruelmente asesinado con los abortos? Piense. Piense antes de escribir estupideces. Leyendo artículos como el suyo, mire lo que canto por las calles para que se me oiga bien ya que yo no tengo el privilegio de tener una columna diaria en un periódico como La Verdad. Usted escribe, cuando le viene en gana, estupideces y estulticias en La Verdad pero yo digo y escribo por las calles, y donde me dejan, La Verdad. No es lo mismo escribir en La Verdad que esribir La Verdad. ¿Me ha entendido esto o es usted corto de entendederas? Pues canto lo siguiente: "¡Los peores criminales son quienes matan a inocentes y quienes hacen abortos son lo peor de esas gentes!". Por supuesto que defiendo los Derechos de las Mujeres pero no como usted que es sólo un oportunista de ocasión sino desde que nací. Ahora bien defiendo, le repito otra vez, al mismo tiempo los Derechos de la Infancia también desde que nací. Ahora que mañana es Navidad, ¿sabe usted por qué Jesús de Nazaret nació, predicó, se sacrificó por toda la Humanidad para salvar a los que se desearan salvar y todavía está vivo? Por una razón muy sencilla pero que stá escrita en La Palabra de Dios: porque José no obligó a María a que abortara cuando muchos eran los cobardes que le estaban pidiendo que lo hiciera. Lea usted un poco mejor la Historia de Jesús de Nazaret (Jesucristo) para entender lo que no entiende Gran Señor Periodista. ¿Y sabe usted quién es el Espíritu Santo y en dónde mora y habita el Espíritu Santo? El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y mora y habita en todas las mujeres y todos los hombres (sean cuales sean sus edades) que han decido libremente, voluntariamente y sin ser coaccionados por nadie, que el Espíritu Santo entre en sus cuerpos pero, de una manera muy especial, el Espíritu Santo mora y habita en toda esa cantidad de niñas y niños que fueron vil y cruelmente asesinados por culpa de los abortos. ¿Qué me tiene ahora que decir a mí, Señor Gran Periodista? ¿Me da un suficiente (me conformo con un suficiente a este artículo) o tengo que repetir Curso? Y para que conste que no soy un oportunista como usted y que yo escribo ante cualquier humilde computadora de algún humilde Hogar en lugar de estar bien sentado en un mullido sillón y ante una mesa lujosa, he aquí lo que escribí el dia 17 de marzo del año 2012 después de Jesucristo (siempre después de Jesucristo porque le honro de verdad) en Vorem.com. El día 7 de marzo de este año 2010, fecha que nunca olvidarán algunos y algunas cuya conciencia está más negra que la cueva de una carbonería, el pueblo madrileño se manifestó, a las 12 de la mañana, en la Plaza de la Cibeles para desfilar hasta la mismísima Puerta del Sol (Corazón de España). ¿Cuál era la rotunda protesta de los madrileños y madrileñas que se atrevieron a salir a las calles para llevar a cabo dicho desfile humano? ¡El más cruel de los genocidios que está permitiendo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero! ¡El genocidio más cruel cometido contra la raza humana porque asesina a los más inocentes e inofensivos seres de su especie! Me estoy refiriendo a la ley (y escribo ley con minúscula porque no se merece ser llamada Ley) que permite el aborto indiscriminado de los que, repito, son los seres más inocentes e inofensivos que existen. La vida humana, y esto no sólo lo dice la Biblia sino que lo saben muy bien los estudiosos de la Biología y la Medicina, los abogados defensores de la vida humana, y quien sólo se moleste en observar la naturaleza, nace en el mismo instante en que un espermatozoide de un hombre fecunda a un óvulo de una mujer. En ese mismo momento (y dejémonos ya de mentiras) nace un ser humano hombre o mujer. ¡Sí, señor Zapatero, la ley que usted y su gobierno nos han impuesto es el más cruel de los genocidios llevados a cabo contra la raza humana! En medio de esta batalla nos encontramos... ¡cómo no!... con las famosas feministas radicales y los hombres que apoyan a tales neuróticas mujeres que, como necias, gritan chillando a pleno pulmón que ellas pueden hacer con sus cuerpos lo que les da la gana... que es un derecho democrático... Bien. Es un derecho democrático no sólo que dichas mujeres pueden hacer lo que les de la gana con sus cuerpos pero ya que gritan tanto de derechos democráticos deben saber (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) que lo que llevan dentro de su cuerpo es otro cuerpo distinto. Una cosa es matar voluntariamente a tu propio cuerpo (gente rara ha habido siempre) y otra cosa es matar a otro cuerpo. El ser humano que llevan dentro de sí no les pertenece a ellas porque, por un lado, también ha habido un padre que, gracias a su semilla producto del semen, tiene derecho a respetar la vida de ese cuerpo que ni les pertenece a ellas ni les pertenece a ellos pero que desean no matarlo. Para los creyentes Cristianos les pertenecen a Dios y Dios sólo nos los presta para que los criemos y juguemos con ellos hasta que se hacen hombres y mujeres. Para los no creyentes (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) les pertenecen a la Naturaleza. De una manera u otra (¡y que no se os olvide nunca feministas radicales!) su vida o su muerte no os pertenece a vuestro cuerpo. Matarlos es el más cruel de los genocidios contra la Humanidad de los cuales tanto cacareáis públicamente como hipócritas y fariseas. Ni Dios ni la Naturaleza os ha dado jamás ningún derecho a que les quiteis la vida. ¡Eso (y que no se os olvide feministas radicales) es un crimen! ¡Tú, mujer que tanto te desgañitas en defender los derechos de los animales y tanto aborreces, por ejemplo, a los toreros, has de saber que si abortas voluntariamente eres una criminal y tambiém son criminales quienes te incitan a hacerlo, quienes te apoyan tu falsedad y los falsos médicos que sólo por negocio te ayudan a abortar! Si deseas ser una puta tienes total libertad para serlo. Si deseas fornicar cuanto quieras tienes total libertad para hacerlo. Pero nadie, absolutamente nadie ni nada (seas creyente o no los seas y no lo olvidéis nunca feministas radicales) os ha otorgado la libertad de cometer dicho crimen porque ese cuerpo, y lo repito cuantas veces sea necesario, no es parte de vuestro cuerpo sino un cuerpo distinto que se está alimentando de vuestro cuerpo... cosa (y no lo olvidéis nunca feministas radicales) totalmente opuesta a lo que tan neuróticamente proclamáis. Dejémonos de palabras falsas y de discursos engañosos que sólo sirven para engañar a los pueblos. Al pan pan. Al vino vino. A la puta puta. Y al genocidio (y que no se os olvide jamas a vosotras feministas radicales, y a los hombres que os apoyan además de tantos "raros" sexuales que abundan hoy en día) genocidio. Lo que estáis haciendo (con permiso o sin permiso del padre que intervino para la procreación de dicho ser humano inocente e inofensivo) es el más cruel de los genocidios que existen contra la raza humana. Y ahora seguid haciendo lo que os dé la gana con vuestros cuerpos pero ya sabéis La Verdad de la Palabra de Dios (si sois creyentes) o la verdad de la Biología Humana (si no sois creyentes). Y acabo mi texto porque estoy aburrido de tanta necedad.
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