Un pequeo detalle (Novela) Captulo 1.
Publicado en Jan 02, 2014
- ¡Buenos días, Jefe!
- ¡Pasa, JC! ¡Tenemos trabajo por delante! - Lo sé muy bien, Jefe. Estamos desbordados por la burocracia. - ¡Jajaja! Pero si tú no eres un burócrata... - Pero es una forma muy educada de decir que estoy aburrido. - ¡Jajaja! ¿Sabes lo que significa JC? - Jesucristo. Pero yo no soy Jesucristo sino Joseph Cuore aunque prefiero que todos y todas me sigan llamando JC. - ¡Jajaja! Ya está bien de bromas... ¿Quieres ganarte un buen puñado de dólares? - ¿Como cuánto es ese puñado? - Supongamos que cien mil. - ¡Caramba! ¡Atiza! ¡Córcholis! ¡Recórcholis! ¿Cien mil dólares por estar aburrido? - Estamos hablando en serio, JC. Si pescas algo realmente interesante te prometo que te ganas cien mil dólares para tu bolsillo. - Estamos hablando en serio. - Estamos hablando en serio aunque no lo parezca. - ¡Vamos, jefe! ¡Abra ya el pico! - Si no fuese porque eres mi mejor hombre eso de decirme que abra el pico, como si yo fuera un maleante, te hubiese costado una buena multa. - De acuerdo, Jefe. Suelte ya lo que tenga que soltarme y luego me suelta el sermón. - ¿Te interesa el mundo de los gays? - Pero... ¿usted cree que yo estoy loco, Jefe? Ni me ha interesado jamás ni me interesa ni me va a interesar nunca el mundo de los gays. - No te estoy pidiendo que ligues con ningún gay, JC. - Eso ni soñarlo, Jefe. Ya sabe usted muy bien el corte que le di a Joe Louis Golz Canette cuando quiso intentarlo. - Sí. ¡Jajaja! ¡Claro que me acuerdo! El tal Joe Louis Golz Canette todavía no se ha recuperado a pesar de todos los psiquiatras que le han estado tratando. - ¿Y el corte que le di a Val Cejudd de Peñas? - ¡Jajaja! Tampoco se ha recuperado todavía a pesar de... - ¿Va usted a decir que a pesar de todos los psiquiatras que le han estado tratando? - Tienes muy buena intuición, JC. Parece como si me estuvieras leyendo el pensamiento. - Entonces, como todo está muy claro en ese sentido, no me interesa el tema. - ¡Son cien mil dólares, JC! - Son cien mil razones para que no lo acepte. Yo no me bajo los pantalones ante ningún tipo! ¡Jamás! - No tienes por qué ligar con ningún gay. Solamente tienes que investigar en su mundo a ver qué encuentras. - Vamos a ver, Jefe. ¿Qué ha sucedido en el mundo de los gays estadounidenses? - ¡Hace tan sólo unos minutos que han encontrado muerto al presentador de las atracciones del Circo Ruso! - ¿Y eso qué tiene que ver con los gays norteamericanos incluyendo a los canadienses para ser más concretos? - ¿No sabes que Antoine Magala era gay? - Ni idea. No tengo ni idea. - Pues lo era. Y se ha ahorcado esta pasada noche de Año Nuevo. - ¿Todavía hay gays que se ahorcan cuando llega el Año Nuevo? Creía que esa moda ya estaba superada. - Tienes que saber, JC, que estas fechas deprimen muchísimo a los gays decepcionados por culpa de alguno de sus desamores. - ¿Eso dicen los psiquiatras? - Eso dicen los psiquiatras y se demuestra en la práctica. - Está bien, Jefe. Supongamos, en principio, que es verdad. No vamos a deprimirnos ni usted ni yo por eso. Simplemente no acepto trabajar en este asunto. - ¿Lo consideras muy problemático? - Lo considero opuesto a mis principios. - Deja, por un momento, tus principios a un lado, JC. - No puedo, Jefe. Sin principios morales no soy nada. - No quiero discutir contigo sobre filosofía humana. - No olvide tampoco lo divino, Jefe. - ¿Entonces? - Entonces pues que no... que no trabajo yo en este asunto... - Espera, JC. Escucha bien. Tengo una corazonada. Mi intuición como Jefe de la Policía de Nueva York me dice que hay demasiado tomate concentrado en este asunto. - Pues el tomate concentrado a mí no me gusta. Me gusta el tomate al natural. Así que endilgue a otro este caso. - ¡No, JC! ¡Eres mi mejor hombre y además son cien mil dólares! - Le repito por última vez que yo no me bajo los pantalones ante ningún tipo ni por cien mil dólares ni por cien mil millones de dólares. El mundo gay cuanto más lejos de mí mucho mejor. - ¿Y si te digo que puedes elegir al mejor de tus compañeros como ayudante? - Esto... déjeme pensar... - ¡No hay tiempo que perder, JC! ¿Qué compañero quieres que trabaje contigo? - ¡Alma! ¡Sin dudarlo ni un segundo elijo a Alma! - ¿La latinoamericana? - Eso es. Me estoy refiriendo a Alma la latinoamericana. - ¡He dicho a un compañero y no a una compañera! - Pero es que, en cuestiones de trabajo, yo defiendo la equidad de género y usted bien sabe que yo trabajo mucho mejor con chavalas que con pardillos. - ¡Imposible, JC! ¡Lo que me pides es imposible! - Entonces... como dicen los franceses... ¿purcuá?... ¿por qué es imposible trabajar con Alma? - ¡No puedes trabajar con ella y ya está! No tengo por qué darte explicaciones. - ¿Tiene usted celos, Jefe? - Esto... no... es que... yo... - Ya. Está usted casado y sería su ruina si se enterara su mujer. - ¿Qué estás diciendo, JC? - Que ha llegado usted demasiado tarde a la estación. El tren ya se ha ido y el que me voy ahora mismo soy yo. Si no trabajo con ella... ¡aurevoire como dijo Voltoire! - ¡Baja de las nubes, JC! - Le repito que no soy Jesucristo. - ¡Jajaja! ¡Déjate de bromas, JC! Te estoy diciendo que despiertes del todo. - O trabajo con la latinoamericana Alma o que a los gays los investigue algún mariquita. - ¡No puede ser, JC! ¡Alma es la más atractiva y sexy de todas las chavalas que he conocido en mi ya larga vida! ¡Una bombón así no puede mezclarse en este asunto! - No me la pido como compañera porque sea la bombón más atractiva y sexy que yo también he conocido en mi vida, sino porque es la más inteligente de todo el cuerpo de policía de Nueva York y del resto del mundo. - ¡Tú lo has dicho! ¡Esto es Nueva York y ella correría un grave peligro trabajando a tu lado! - Que yo sepa no tengo ninguna enfermedad contagiosa. - ¡Jajaja! Sé que eres el más sano de cuerpo y mente de todos mis hombres. - ¿Y no sirve para nada mis grados de cinturón negro, tercer dan, de kárate y del resto de las artes marciales? - ¡Escucha, JC! ¡¡No me pongas nervioso!! ¡¡¡Alma es demasiado jovencita y sólo lleva seis meses trabajando en el cuerpo pero sólo en cosas de rutina burocrática!!! - No me sea tan rutinario, Jefe... y beje la voz que se van a enterar todos los chismosos que hay por aquí y voy a despertar sus envidias. Yo también soy demasiado joven y sólo llevo un año trabajando en el cuerpo. - ¿Respondes con tu vida si le ocurre algo malo a Alma? - Eso mismo estaba pensando yo. ¿Estamos de acuerdo, Jefe? - Respondes con tu vida... ¿sí o no? - Lo evidente es tan evidente que no se pregunta, Jefe. ¡Ojalá no sea necesario! - Una pregunta, JC. ¿Tú estás enamorado de Alma? - Una respuesta, Jefe. ¿Usted cree que yo estoy enamorado de Alma? - ¡Ninguna broma más, Joseph Cuore! - Que quiere decir José Corazón. - ¡Dios mío, Dios mío y Dios mío! ¡Lo que te tengo que aguantar a ti no se lo aguanto ni a mi padre! - ¿Estamos o no estamos? - Espero que nunca olvides que estamos en Nueva York. ¡Ten cuidado con Alma, JC! Te lo digo por tu bien. No serías el primer tipo duro que queda destrozado por culpa de ella. - ¿Destrozado por culpa de ella? - Totalmente destrozado por culpa de ella. - ¿No ha habido ningún sobreviviente? - Con ella jamás lo ha habido. Todos los tipos duros han sucumbido sin remedio alguno. - ¿Y podría ser yo el primero de la lista? - ¿De qué lista, JC? - De los sobrevivientes. - Estás todavía a tiempo de elegir a un compañero y olvidarte de Alma antes de que sea demasiado tarde. - Olvida usted, Jefe, que yo nunca entro en terrenos peligrosos cuando se trata de chavalas de muy alto calibre. - Está bien. Tú sabrás cómo te defiendes con ella. - Acepto el reto. ¡Llámela ahora mismo ante mi presencia! - No bromees demasiado con Alma, José Corazón. No se lo recomiendo ni al peor de mis enemigos. Ya he visto a muchos tipos duros llorar por su culpa y querer ahogar sus lágrimas con cubalibres tras cubalibres. - ¿No puede llamarla ya y dejar de intentar meterme miedo en el cuerpo? Usted no me conoce bien, Jefe. - Ahora mismo no puede ser porque necesito que salgas disparado hacia el Circo Ruso. Ya he dado la orden de que nadie toque el cuerpo del suicida ni nada, absolutamente nada, de lo que hay en su rulotte... hasta que llegues tú. -Entonces... ¿sabía usted de antemano, Jefe, que yo iba a aceptar este trabajito? - Sabía que ibas a aceptarlo pero nunca jamás me imaginé que fuese a tan alto coste. - ¿Lo dice por los cien mil dólares? - No. El dinero no importa. Lo digo por tener que ser Alma tu compañera. - ¿Es que quería usted tenerla siempre dentro de la nevera de su despacho privado para que nunca dejara de ser fresca? - ¡Jajaja! No sé cómo lo consigues... - Es que el físico no está reñido con la inteligencia. - ¡Alma es demasiada Alma! - ¡Y Corazón es demasiado Corazón! - Entonces... ¡vista, suerte y al toro! - En eso estoy, Jefe. - ¡Y no vuelvas sin resultado alguno! - Si se refiere al soccer ponga una X entre el Cosmos y nosotros. - ¡Jajaja! ¡Si no eres más sinvergüenza es porque sólo tienes 18 años de edad! Espero que no estés enamorado de ella. - Y yo espero que ella no esté enamorada de mí. - ¡Vuelve pronto, gamberro! - ¡En cuanto eche solamente una mirada, Jefe! - ¡Y cuando trabajes con ella no olvides que solamente tiene 16! - Sé contar lo suficiente, Jefe. - Pues no la cuentes demasiadas historias de terror porque es demasiado jovencita. - ¡Hasta luego, Jefe¡ Cuando esté a mi lado la contaré historias para no dormir. - - - -
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