Un pequeo detalle (Novela) Captulo 2.
Publicado en Jan 02, 2014
- ¡Hola, sargento Bill! ¿Alguien ha tocado algo?
- El Jefe nos dio la orden terminante de que nadie tocara nada hasta que tú llegaras aquí. Nadie ha tocado nada. - ¿Cuánto tiempo cree usted que el fiambre está colgado del techo? - Yo diría que ha pasado toda la noche en esa postura tan incómoda. - Buen chiste, sargento Bill, pero ahora no tengo ganas de escuchar ningún chiste ni tampoco de contarlos yo. ¡Vamos a ver qué lleva dentro! - La chaqueta no tiene bolsillos. Hoy la moda es así de extraña. - Pero supongo que en el interior de la chaqueta sí que hay un bolsillo. - ¡Mete mano, JC! - ¡Ajá! ¡Aquí encuentro algo muy importante! - ¿Algo que estabas buscando? - Sí, sargento Bill. Aquí está la cartera de sus documentos. - ¡Miremos, JC, miremos! - A ver. Cincuenta dólares en billetes de a diez, una fotografía suya... - ¿Y algo más interesante? - Nada más y nada menos que un carnet del Kentucky Footbal Club. - ¿Ese tipo gay jugaba al fútbol americano? - Por lo menos tenía un carnet del Kentucky Footbal Club. Quizás fuese un jugador o solamente un fanático seguidor. - Dudo de que, siendo gay, jugara al fútbol americano. - Peores cosas he visto yo, sargento Bill. - ¿Alguna interesante? ¿Con sólo 18 años de edad has visto cosas peores, JC? ¿Como por ejemplo? - Por ejemplo, conocí a un baloncestista gay llamado Félix como el gato de los cómics, - ¡Jajaja! ¿Eso es verdad? - Que gano yo con mentirle a usted, sargento Bill. - ¿Algo más sonado todavía? - Sí. No es tan gracioso como lo de Félix por cierto. Un negro raspándose la piel para convertirse en un blanco? - ¿Te refieres a Michael Jackson? - En efecto. Era patético. - ¿Es que Michael Jackson era gay? - No lo sé ni me importa saberlo, sargento Bill; pero cuando un gallo canta es que algo le espanta. - ¿Seguimos buscando, JC? - De momento hay que pedir ya que el forense levante acta y se lleven el cadáver. Por supuesto que la fotografía es de hace ya bastantes años pero puede servirme lo mismo que el carnet. Ambas cosas me las quedo. - Con una simple fotografía y un simple carnet, aunque sean a todo color, no podrás descubrir nada interesante. - Depende, sargento Bill, depende... - ¿De qué depende? - Del punto de vista con que se enfrente todo depende. - Me suena a canción, JC. - No importa si es canción o llanto.` - ¿Es que te vas a enfrentar contra alguien? - Contra el destino de este tipo. - Los gays no informan nunca sobre esas cosas. - ¿Sobre qué cosas? - Sobre quiénes son sus novios. ¡Jejeje! - Déjese de bromas, sargento Bill. Yo del mundo de los gays no sé absolutamente nada más lo que he leído y escuchado, pero entiendo que se repartan fotografías entre ellos mismos. - ¿Vamos a ir a su zona? - De momento tengo otros planes. Hay tiempo para hacerles una visita a su zona en Nueva York. Ahora tengo que salir de viaje pero volveré mañana mismo... así que no quiero que nadie toque absolutamente nada de lo que hay aquí. - ¿Y si nos estamos perdiendo alguna buena pista? - Las pistas suelen esperar... - ¿De dónde has sacado esa deducción, JC? - Parece mentira que usted lleve ya tantos años de servicio y no sepa eso. - Es que es la primera vez que lo oigo. - Siempre hay una primera vez para todos. - ¿No te parece una frase muy amorosa? - Pero también muy lógica. ¿O no le parece lógica, sargento Bill? - Como todo depende del punto de vista con que se enfrente... estoy de acuerdo. - No me dé la razón como si yo estuviera loco. - De loco no tienes absolutamente nada, JC. Si fueras un loco el Jefe no te habría elegido como el mejor de sus hombres cuando sólo llevas un año dentro de nuestro cuerpo. - Hablemos del cuerpo... ¿a qué espera ya para dar la orden de que venga el forense y se lo lleven? - ¡A ver, pasmado! ¿Puedes decirle ya al forense que pase? - ¡Si, mi sargento! - ¡Sí, mi sargento! ¡Sí, mi sargento! ¿Es que no sabes decir otra cosa más que sí mi sargento, Mac Lelo? - ¡Sí, mi sargento!... esto... quiero decir que no, mi sargento. - ¿Eres tonto de nacimiento o te ha entrado la tontería al ver el fiambre? - ¡Sí, mi sargento!... esto... quiero decir que no, mi sargento. - Mientras ustedes dos discuten hasta la eternidad por el sí mi sargento y por el no mi sargento... ¿alguien me puede decir si hay aquí un teléfono? - ¿Es que no llevas siempre un teléfono móvil como dicen las ordenanzas? - Las ordenanzas que digan lo que quieran que para eso son ordenanzas al fin y al cabo; pero lo que sucede es que siempre me lo olvido en cualquier parte menos dentro de mi bolsillo. - ¡Jajaja! ¡Toma el mío, JC! - Gracias, sargento Bill... no es usted tan vil como parece a primera vista. - ¡Jajaja! Tú y tus bromas, JC. - ¡¡Hola!! ¿Quién demonios me llama? - ¡Calma, Jefe, calma! ¡Soy JC! - ¡¡Ostras!! ¿Tan rápìdo eres? - Suelo ser mucho más rápido pero ahora estoy trabajando a cámara lenta. - Si a esto lo llamas tú cámara lenta... ¿a qué llamas ser rápido? - Ya lo verá con sus propios ojos si llega la ocasión; pero si le gustan los juegos de pelotas, Jefe, yo me sé uno muy bueno. - ¡Adelante, JC, adelante! - En el mundo gay lo que hay es lo que hay. - ¡Jajaja! ¡Buen chiste, JC! ¿Es que quieres decir que ya has encontrado algo? - De momento he encontrado 50 dólares en billetes de a 10 que no tienen ninguna importancia; pero sí la tienen una fotografía de Antoine Magala y un carnet del Kentucky Football Club. Pueden ser pistas muy valiosas para nuestros intereses. - ¿No decías que no te interesaba el mundo de los gays? - Sigue sin interesarme para nada y jamás me va a interesar para nada, Jefe. Cuando digo nuestros intereses intento hacerle saber que si ya está dispuesta a trabajar conmigo la latinoamericana Alma. - Se lo he pedido, JC... y me ha mirado como si yo hubiera enloquecido de repente... - ¡Jajaja! Pues si ella ha dicho que no yo dejo todo esto en manos de quien quiera solucionarlo. - ¡Que no! ¡Que no ha dicho que no! ¡Que sólo me ha mirado como si yo estuviera totalmente loco pero se ha puesto a reír a carcajadas delante de mis propias narices! - ¿Tanta gracia le hace eso de trabajar a mi lado? - Es que me ha dicho que sólo tienes 18 años de edad. - ¿Y no le ha dicho usted que soy mayor que ella? - Sí. Pero no se paró de reír. - ¿Y eso qué significa, Jefe? - Que como ella sólo tiene 16 años de edad hacéis una buena pareja. - ¿Eso me lo dice usted para consolarme o porque es verdad? - Supongo que es verdad; porque de repente ha llamado a casa de su padre y de su madre. Ya sabes que pertenece a una muy buena familia y muy unida por cierto. - ¿A casa de su padre y de su madre? ¿Para qué? - Para decirles que si no vuelven a verla con vida es por culpa de un tipo descarriado. - Caundo ha dicho tipo descarriado... ¿se refería a mí en concreto? - Supongo que se refería a ti en concreto porque, que yo sepa, entre mis hombres no hay ningún descarriado salvo tú. - ¡Atiza! ¿Tan inteligente es esa latinoamericana? - ¡Ya te dije que no se te ocurriera trabajar con ella y mucho menos enamorarte de ella! - ¿Ha dicho que yo estoy enamorado de ella? - No lo ha dicho, pero no se ha parado de reír. - Pero... ¿le ha advertido que yo soy muy serio? - Se lo he advertido pero no ha reaccionado de ninguna manera. -Entonces... ¿acepta o no acepta? - Que no te preocupes. ¡Ven pronto a mi despacho porque tenemos que hablar los tres! - Pues va a ser que no. - ¿Me estás diciendo que ahora te echas para atrás? - No es eso, Jefe. Estoy diciendo que me tiene que esperar hasta mañana. Ha surgido un imprevisto y tengo que viajar a Kentucky. - ¿Me estás diciendo que vas a investigar en el Kentucky Footbal Club? - Eso es lo primero que debe hacer un policía inteligente y eso es lo que voy a hacer. Dígale a Alma que no se ponga nerviosa. - Se lo voy a decir; pero me parece que el que se va a poner nervioso vas a ser tú cuando se te una a la investigación. - Escuche, jefe. ¿Puedo cargar los costos a la cuenta corriente del Departamento? - ¡No te pases de la raya, JC! - ¿Cuál es la raya para usted, Jefe? - Está bien. Gasta lo que creas oportuno. Pero ten en cuenta que me la juego. - ¿Se la juega? ¿A qué número está usted jugando? - ¡¡Basta de bromas, JC!! ¡¡No estamos jugando a la ruleta!! - Pues alguno ha jugado a la ruleta rusa y ha perdido. - ¿Otro fiambre por medio? - ¡Jajaja! No Jefe. Me estoy refiriendo a Antoine Magala. - Ese chiste no me ha gustado... - De acuerdo, Jefe. Pensaré en usted y su familia y gastaré lo menos posible para que no le expulsen del cuerpo por mi culpa. Y ahora abandono. - ¡Que abandonas la investigación y vas a dejar colgada a Alma! - No. Lo que quiero decir es que abandono el Estado para volar hasta Kentucky. - ¿No te parece que vuelas demasiado rápido para ser tan joven? ¿Lo haces para deslumbrar a la latinoamericana? - No, Jefe, no. ¡No está dando ni una! - Entonces... - Para deslumbrar a Alma tengo tiempo de sobra. Escuche, si a los 16 de ella le sumamos los 18 míos tenemos un total de 34. ¿No es cierto? - Cierto. - Pues dígale a Alma que la espero dentro de 34 horas exactas y que me veré con ella en el KFC del 1 Pennsylvania Plaza de Nueva York. - ¿Puedo estar yo presente? - Ni puede ni debe, Jefe. Esto sólo es cosa entre ella y yo. - ¿Te atreves a citarte con ella a solas? - Es que no me queda otro remedio. - Me parece que eres más golfo de lo que me imaginaba. - ¡Oiga, Jefe, que sólo lo hago por el trabajo! - Entonces... ¿no puedo estar yo presente? - Nástic de nástic que quiere decir nada de nada de manera muy deportiva. Dígale a Alma que yo la invito a comer porque lo cortés no quita lo valiente. - ¡¡No te metas en jaleos contra los jugadores de fútbol americano!! - ¿Se ha enterado ya Alma de que soy cinturón negro, con grado de tercer dan, en todas las artes marciales? - Sí. Ha sido cuando más se ha reído. - Parece una chavala más graciosa de lo que yo me creía. - Corta ya el rollo, JC, que pierdes el avión. Te recomiendo que te limites a aceptar las circunstancias. - Nada de eso, Jefe. No soy de los seguidores de Ortega y Gasset. Yo me adapto solamente a la vida. - De acuerdo. Ganas otra vez. - Hasta algún día, Jefe, si Dios quiere... pero me parece que cuando ella me vea se le va a cortar la risa. - ¡¡Pero si te conoce en persona!! - Pero no conoce mi personalidad. - Hasta mañana, JC. - De eso nada, Jefe. Ni usted ni ninguno de los demás puede estar presente en nuestra cita. - ¿Tienes algún secreto entre manos? - Cosas de la investigación. Eso es lo primero que usted nos recomienda cuando estamos llevando a cabo alguna. Me limito a lo que dicen las ordenanzas que para eso son las ordenanzas. - ¿No puedes hacer una excepción que confirme la regla? - No, Jefe. Me harté de hacer reglas de interés simple y reglas de interés compuesto cuando estudiaba el Bachillerato. No puedo hacer ninguna excepción que confirme la regla. Y si veo a alguno de los del cuerpo en el KFC del 1 Pennsylvania Plaza, o por sus alrededores, me largo. - Entonces... ¡que tengas suerte, muchacho, porque cuando la veas la vas a necesitar! - Gracias a Dios y adiós.
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