Un pequeo detalle (Novela) Captulo 3.
Publicado en Jan 02, 2014
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- ¿Quién eres tú y qué haces aquí?
- ¿Es usted el presidente de este club?
- Sí. Pero si quieres jugar con nosotros has llegado demasiado tarde. El Kentucky Football Club ya tiene toda la plantilla completa y no voy a fichar a nadie más ni aunque me lo recomiende el mismísimo Papa. Puedes volver a intentarlo la próxima temporada. Veo que eres todavía demasiado joven.
- En primer lugar, tipo listo, ¿cómo se llama usted, señor presidente? Porque me da la sensación de que se cree usted el Presidente de los Estados Unidos. 
- ¡Job! ¡Míster Job Bible! ¡Pero no tengo la paciencia del santo Job!
- ¡¡Jajaja!! ¿Es usted el famoso Rey de las Alcachofas?
- ¡¡Más respeto conmigo, jovencito!!
- El primero que ha faltado al respeto ha sido usted porque, mire por donde, yo soy ya policía y, en segundo lugar, no vengo a fichar por ningún equipo de fútbol americano ni aunque me lo pidan de rodillas y besando el suelo que yo piso y menos por uno que está presidido por El Rey de las Alcachofas.
- Veo que tienes poca paciencia, muchacho.
- La paciencia no tiene edad y tampoco tiene nada que ver con la ciencia y si usted está cabreado por ser solamente El Rey de las Alcachofas yo ya estoy hasta el gorro de los fiambres.  
- ¿Fiambres? ¿Eres un policía que se dedica a los fiambres?
- No tiene usted tanta inteligencia como se dice por esos mundos del fútbol americano. ¿Sabe o no sabe usted qué quiero decir con lo de fiambres?
- ¡¡¡Ah, sí!!! ¡¡Claro!! ¡Jajaja!
- Pues menos ¡jajaja! y dígame ipso facto si conoce o no conoce a este tipo.
- ¡Me suena! ¡Me suena mucho esa cara!
- ¿Le suena por ser muy guapo o por qué cosa le suena?
- ¿Puedo verla más cerca? Soy muy corto de vista.
- Pues no se corte ni un pelo aunque sea usted calvo del todo. ¡Fíjese bien en la fotografía!
- ¡Ahora caigo!
- ¿Se ha caído por tan poca cosa?
- Es que... sí... me parece...
- Cuente, cuente y no flipe tanto.
- Este tipo tan guapo hace varias temporadas fue uno de los mejores jugadores que ha tenido mi Kentucky Football Club.
- Me parece que es usted muy posesivo.
- Es que para eso pongo yo el dinero.
- ¿Me puede decir cuál es su nombre?
- ¡¡Ya te he dicho antes que me llamo Job Bible!!
- Menos gritos, Milagritos...
- ¡Que digo que me llamo Job Bible!
- No se ponga tan nervioso. No soy un inspector de Hacienda. Baje la voz. Me refiero al nombre del tipo de la fotografía. Me da lo mismo que sea muy guapo, guapo, feo o muy feo.
- Sin duda alguna. ¡Es el gran Antoine Magala!
- ¿Una vieja gloria tal vez?
- ¡De las mejores viejas glorias de todo Kentucky! ¿Qué sucede con él? Hace ya varios años que le estoy buscando para darle el homenaje que se merece.
- Sigue usted corto de inteligencia.
- ¿Es poco inteligente querer celebrar un partido en honor de una de mis más queridas viejas glorias de mi equipo?
- Ya sé que es su equipo. Deje su ego aparcado un momento. 
- ¿Qué quiere decirme entonces?
- ¿No tiene usted memoria suficiente como para recordar que antes le dije que soy especialista en fiambres?
- ¿Está... está... está tal vez muerto?
- Sin el tal vez. Está muerto.
- ¿Quien le ha matado si se puede saber?
- ¿Cómo sabe usted que le han matado?
- ¡Tú me lo acabas de decir!
- Yo le he dicho solamente que está muerto.
- Pues no lo entiendo...
- Con un presidente como usted no me extraña que los del Kentucky Football Club pierdan tantas veces seguidas. 
- Sigo sin entenderlo...
- Veo que es usted demasiado tonto pero supongo que, al menos, tendrá la suficiente inteligencia para saber que cuando digo que está muerto no digo que alguien le ha matado.
- ¿Un suicidio?
- Me parece que sí.
- ¿No lo puedes afirmar del todo?
- No lo puedo afirmar del todo pero colgaba de una cuerda.
- ¿Le parece que sí?
- ¿Pero es que es usted tan tonto que no se da cuenta de lo que le estoy diciendo?
- Pues no me doy cuenta...
- Escuche, Míster Job. Mi paciencia ya se está agotando. Sólo quiero saber si ese tal Antoine Magala era gay.
- ¿Quiere decir que si era homosexual?
- Eso es. Lo que pasa es que ahora, en estos tiempos tan antojadizos que me ha tocado vivir, ya no se dice homosexual sino gay.
- ¿Por qué?
- Porque si se les llama homosexuales se traumatizan del todo y no paran de consultar a los psiquiatras. Ahora bien, llamarles gays es lo mismo que llamarles maricas... pero llamarles maricas también les traumatiza bastante.   
- ¡¡¡Jajaja!!! ¡¡¡Qué gracia, Dios mío, que gracia!!! 
- ¿Es gracioso ser gay?
- ¡¡No!! ¡No es gracioso ser gay y yo creo que mi Antoine Magala no lo era! Yo mismo le inicié en el fútbol americano.
- Pues ya sabe cómo ha terminado. ¿Era o no era gay su Antoine Magala?
- ¡¡No me líes más de lo que estoy!! Estoy toalmente convencido de que cuando jugaba con nosotros no era gay pero como la gente cambia tanto una vez que deja de hacer deporte...
- Afirma o no afirma que era gay.
- ¡No me aprietes las clavijas más por favor!
- ¿Pondría usted la mano sobre el fuego afirmando que no era gay?
- ¡Ni hablar del peluquín que usaba el tal Antoine! ¡He visto casos que parecían ser gays y no lo eran y he visto casos que parecían no ser gays y sí que lo eran!
- ¿Qué más cosas ha visto usted, señor presidente?
- ¡He visto cosas increíbles!
- ¿Como cuáles?
- En este mundo del fútbol americano he visto tipos que parecían más duros de roer que un queso de la Era del Paleozoico y luego eran simplemente mariposas.
- No me interesa para nada el mundo de las mariposas ni el mundo de los mariposones pero tengo la obligación perentoria de investigar. No por mi gusto sino porque me pagan por eso. ¿Me está usted entendiendo?
- Ya. Estoy entendiendo que no le interesa para nada el mundo de los gays.
- Exacto. Por eso tengo que aprender de ellos solamente lo que leo sobre ellos y lo que me puedan contar gentes como usted.
- Oye, chaval, que yo no...
- Yo tampoco pongo la mano sobre el fuego por nadie incluyéndole a usted.
- Yo creo que no lo soy pero ya me estás haciendo dudar.
- Concéntrese en su Antoine Magala, por favor.
- Yo creo que no lo era, pero me queda una duda razonable.  
- ¿Por qué?
- Porque muchas veces le vimos cenar, a oscuras, en el restaurante de la acera de enfrente con un tipo muy bajito.
- ¿Algún enano?
- Más o menos un enano.
- ¿Y parecían muy acaramelados cuando cenaban juntos?
- Se reían mucho.
- El asunto se está poniendo interesante. ¿Cómo era ese enano?
- Barbilampiño. Muy barbilampiño a pesar de ser mayor de edad. 
- O sea... ¿usted quiere darme a entender que el enano hacía de mujer?
- ¿Cómo deduces eso?
- Porque si el barbudo era Antoine, como se ve en la fotografía, y el enano era muy barbilampiño está claro que cada uno tenía su rol en la pareja si es que eran pareja.
- ¿No vas demasiado deprisa, jovencito?
- Es que tengo tengo una cita para comer mañana y no quiero perder el tiempo para que no se me escape. Tengo que estar mañana mismo en Nueva York. Me está esperando una grata sorpresa. 
- Es que tú también...
- Sí. Pero solamente con chavalas. Y esta está como un tren.
- Bueno... ¿qué más deseas que te cuente?
- Por ejemplo... ¿cómo era Antoine Magala con sus compañeros de equipo?
- Muy fiel. Muy leal. Muy alegre. Resulta que era el capitán del equipo.
- Pues según va la investigación hasta ahora y si no hay un cambio radical... ¿cómo serían los demás?
- Ya me estoy mosqueando demasiado...
- Pues a partir de ahora fíjese mejor en lo que ficha, señor presidente. ¿Notó usted alguna vez que suspirase más de la cuenta alguno de sus jugadores en los vestuarios cuando estaban desnudos ante la ducha? 
- ¡¡¡No!!! ¡¡Yo no lo hubiera permitido!! ¡Jamás de los jamases! Además... todos sabían que Antoine Magala escribía cartas a una mujer y que recibía cartas de una mujer. 
- Entonces... ¿no era gay?
- ¡¡No lo sé, jovencito, pero se carteaba con una mujer!!
- Llámeme JC por favor... pero sin tomarse demasiada licencia... 
- ¿Qué más quieres saber, JC?
- Eso es. JC pero con respeto. 
- ¿Como Jesucristo?
- Como Jesucristo pero sin serlo y baje la voz si no le importa.
- Está bien, JC. Había una mujer en su vida. Nunca supimos si era una simple amiga o una amante, porque él era muy solitario y no se lo contaba a nadie.
- ¿Cómo saben que existía una mujer en la vida de Antoine Magala?
- Porque tenía una fotografía de ella.
- ¿Cómo era ella?
- Es un misterio. Nunca pudimos verla porque no enseñaba su fotografía absolutamente a nadie. 
- ¿Y qué creen ustedes los del Kentucky Football Club que escribía a esa supuesta mujer?
- Poemas. Se pasaba horas enteras escribiendo poesías amorosas.
- ¿Poesías amorosas para esa mujer desconocida?
- Sí. Cuando estaba muy entusiasmado se retiraba al fondo del vestuario y se ponía a escribir poesías?
- ¿Cómo sabian ustedes que eran poesías?
- Porque cuando estaba muy entusiasmado las leía en voz muy alta.
- ¿Y eso lo hacía cuando todos estaban desnudos dentro del vestuario?
- ¡¡Y yo qué puñetas sé!!
- Tranquilo. Esto no es un interrogatorio, por lo menos todavía, sino una charla amistosa.
- Todos los jugadores decían que eran poesías muy amorosas y muy subidas de tono.
- Oiga, Mister Job Bible, no pierda usted la paciencia porque el que se la carga si no descubro algo interesante soy yo. Me han dicho que no puedo volver a Nueva York sin nada interesante.`
- Vale, jovencito, vale.
- Llámeme JC si no le importa.
- Perdona, JC.
- No hay nada que perdonar. No he conseguido nada interesante sino muchas cosas de gran interés. En cuanto a perdonar o no perdonar eso sólo le corresponde a Dios. Volvamos con el enano...
- Que Dios me perdone pero nunca supimos nada más de él.
- ¿Desapareció de Kentucky?
- Desparecieron los dos al mismo tiempo. Antoine Magala nunca habló nada acerca de ese personaje ni hubo manera de enterarnos de quién era. Pero no era conocido en el barrio de los maricas de Kentucky. No creo que en el Kentucky Foorball Club hubiese alguno de esos.
- Yo no he dicho nada ni en favor ni en contra pero ya he terminado mi entrevista con usted. Tengo recogidas muchas notas interesantes. Reír con un amigo, por ejemplo, no significa que tengan que ser amantes entre ellos y escribir poesías a una mujer puede ser solamente amor platónico. ¿No es cierto, Míster?
- Misterios de la vida.
- Está bien. Tengo otras muchas alternativas que puedo despejar con el tiempo. Muy misterioso se está poniendo este asunto y como ya he terminado con usted me vuelvo para Nueva York. Tome mi tarjeta profesional por si tiene algo más que contarme en el futuro. Si se entera de algo más sobre Antoine Magala tanto una bombón lartinoamericana como yo mismo se lo agradeceremos un montón.
- Lo haré con mucho gusto.
- No es cuestión de mucho gusto o de poco gusto. Es cuestión de colaborar con la justicia. Adiós.  
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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