Un pequeo detalle (Novela) Captulo 5.
Publicado en Jan 06, 2014
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- ¿Dígame?
- ¿Es ahí el domicilio de Joseph Cuore?
- Sí. Aquí es.
- ¿Puedo hablar urgentemente con él?
- Yo soy JC. ¿Quién es usted?
- Míster Job Bible.
- ¿El Rey de las Alcachofas?
- El mismo; pero, por favor, no me recuerde más a las alcachofas.
- ¿Por qué ? ¿Se arrepiente de serlo?
- En gran medida, sí.
- ¿Cómo es eso? Cuénteme...
- Por culpa de las alcachofas no he sabido vivir ni la mitad de la mitad de la mitad para haber sido feliz.
- ¿No es usted feliz teniendo tanto?
- Me he dado cuenta de eso demasiado tarde. 
- ¿Pero no tiene usted tantos millones de dólares que hasta es presidente?
- Para mi desgracia, JC, para mi desgracia.
- Las desgracias nunca vienen solas, Míster Job.
- Por primera vez en mi vida me he dado cuenta de eso.
- ¿Comprende usted ahora que no son las circunstancias las qwe nos hacen felices o desgraciados?
- Lo comprendo. Es asunto de causas y consecuencias. 
- O de cargos de conciencia, Míster Job, o de cargos de conciencia. Sólo se es feliz cuando no tenemos dichos cargos. Tener o no tener limpia la conciencia, señor presidente. 
- De acuerdo. Cuanto más hablo contigo más y mejor aprendo. Ni el Reverendo Patterson ha conseguido jamás, a pesar de los muchos años que hablo con él, hacerme ver la vida tal cómo acabo de descubrirla después de hablar ayer contigo.
- ¿Quién es el Reverendo Patterson?
- Un personaje que te puede interesar conocer.
- ¿Es por eso por lo que me llama ahora?
- Perdona que sea la hora de la siesta. Lo siento mucho.
- No lo sienta tanto porque yo no tengo hora de siesta.
- ¿No tienes hora de siesta?
- No. Si se mira usted a un espejo se dará cuenta de la diferencia.
- ¿Lo dice por mi enorme barriga?
- Fue usted quien lo dijo.
- ¡Yo nunca he dicho eso!
- ¿No recuerda cuando me afirmó que los hombres, después de hacer mucho deporte, cambian demasiado? 
- Pero yo... esto... no lo dije por lo de la barriga...
- Ya sé por qué lo dijo usted... pero... ¿es cierto o no es cierto?
- Totalmente cierto. La siesta y las cervezas.
- Dígame ya para qué me ha llamado.
- Tengo unas informaciones que pueden interesarte mucho.  
- ¿Sobre el Reverendo Patterson? No tengo ningún interés por conocerle.
- No es sobre el Reverendo Patterson, aunque deberías hablar con él.
- Entonces... ¿de qué me quiere hablar usted?
- Del asunto Magala. ¿Puedes venir, urgentemente, otra vez a Kentucky?
- Lo siento. Va a ser que no. Me interesa mucho más el asunto Alma.  
- No comprendo. ¿Tienes problemas espirituales?
- El asunto Alma no es espiritual, Míster Job Bible, sino puramente físico; así que si tiene que decirme algo sobre el asunto Magala hágalo ahora, por teléfono, o cállese para siempre si cree que es mejor callar antes que hablar demasiado.
- ¡Es que necesito hablar contigo de Antoine Magala!
- Hágalo por teléfono. Aproveche esta ocasión.
- ¡Me va a salir por un ojo de la cara!
- ¿No es usted multimillonario?
- Pero es que el dinero es el dinero.
- Pues si el dinero es el dinero no me cuente nada y feliz futuro. 
- ¡¡No!!No me des el corte, por favor! Hablaré por teléfono cueste lo que me cueste.
- Ya va usted entendiendo mejor mi filosofía sobre la vida. Cuénteme lo que quiera sobre Antoine Magala pero espero que sea verdadero.
- Lo que le voy a contar es verdadero. Después de haberte conocido personalmente no me queda más remedio...
- ¿Tánto le impactó nuestra pequeña charla de ayer?
- Mucho más de lo que piensas.
- Yo no estoy pensando en nada ahora mismo. Me gusta dejar la mente en blanco cuando conozco a alguien muy interesante.
- Gracias, JC.
- No lo digo por usted, señor presidente, sino por una bombón latinoamericana que me ha enloquecido del todo; pero eso a usted no le interesa, así que si quiere decirme algo sobre Magala espero que me sirva de algo para mi investigación. 
- Tengo datos que te pueden servir de mucho. 
- Entonces no pierda más el tiempo y vaya derecho al tema. Andarse por las ramas sólo es propio de monos y perdone por el chiste pero es que era muy fácil contarlo. 
- ¡Jajaja! ¡Llevas razón, JC!
- Alguien escribió en una pared pública, a los ojos de todos y todas, que los hombres no descienden de los monos pero que algunos se lo merecen. No lo digo por usted así que no  se me vaya a enfadar ahora.
- ¡¡Jajaja!! ¡¡Es cierto!!
- Pues ya que somos dos seres humanos, y no dos monos, déjemos de andar por las ramas y bajemos a la dura realidad de la tierra.
- ¿Conociste personalmente a Antoine?
- No tuve jamás ese disgusto. Le repito que del mundo gay no sé absolutamente nada excepto lo que leo y escucho. Eso suponiendo que Antoine hubiera sido un gay. Pero de suposiciones no vivo. Me pagan por investigar y no por suponer.
- Supongo que es cierto.
- Supone bien. Cuénteme ya algo interesante, por favor.
- ¿Tienes papel y boli para ir anotando?
- No se preocupe por el papel y el boli. Tengo suficiente memoria para ir recordando.
- Está bien. Después de hablar contigo me entró un cargo de conciencia.
- ¿No me diga que le entró un cargo de conciencia?
- Sí que me entró. Y, como no podía dormir, me fui al club.
- ¿Para olvidar?
- No me refiero a ningún bar de alterne sino a las oficinas del Kentucky Football Club. 
- Después de tomar alguna que otra copa... ¿no es cierto?
- ¡Está bien! ¡¡Lo confieso!! Antes de ir al club me tomé un par de copas en "Las Brujas".
- ¿Y cómo sigue después la historia?
- Estuve  investigando todo lo relativo a Antoine Magala que encontré entre los papeles de Secretaría.
- ¿Documentos secretos tal vez?
- ¿Cómo lo has adivinado?
- ¡Otro que cree que yo soy un adivino! ¡Jesús qué cruz con esto de las adivinanzaa! No adivino nada. Solamente deduzco.
- ¿Dónde has aprendido a deducir de esa manera tan lúcida? 
- Lúcida y lucida al mismo tiempo, señor presidente. Lo dicen quienes tienen la ocasión de trabajar conmigo sin tener por eso envidia.   
- Pero... ¿dónde lo has aprendido?
- La vida, Míster Job, la vida. Con los años que tiene usted ya encima debería saber mucho más sobre lo que enseña la vida... sobre todo si siempre tiene que recurrir a "Las Brujas".
- Dejemos a "Las Brujas" aparte, por favor, que me da vergüenza hablar de eso.
- Entonces siga contándome, señor presidente del Kentucky Football Club.
- Te repito que mi vida ha sido una verdadera mierda. 
- No diga palabras feas porque demasiado feo está ya el asunto como para hacerlo más feo todavía.
- Llevas otra vez razón, JC. Prometo no decir palabras sucias.
- Pues empiece a decirme alguna que sea interesante porque ya llevamos largos minutos de charla y es como no haber hablado de nada. Parece usted todo un político. 
- ¡Senador, JC, senador por Kentucky! Soy senador pero tampoco comprendo cómo lo has sabido. 
- Con la política hemos topado, Sancho...
- ¿Qué quiere decir eso?
- Una adaptación del Quijote.
- Pues es cierto. Sea quien sea ese tal Don Quijtoe, es cierto. En todo esto de Antoine Magala hay mucho de política. Yo me acabo de enterar hoy mismo.
- ¿Es usted un político de verdad y se acaba de enterar hoy mismo?
- Paradojas de la democracia, JC.
- En realidad eso a mí no me interesa para nada. No quiere saber si la democracia tiene o no tiene paradojas aunque yo ya sabía desde muy niño que las tiene. A mí no me interesa la democracia sino la Teocracia. 
- ¿Qué es la Teocracia?
- No tiene nada que ver con Teo Van Gogh, aunque usted tampoco sepa quien fue Teo Van Gogh, sino con Dios.
- ¡Serías un grandísimo político si lo quiseras ser, JC!
- Podría si me lo propusiera y eso me dijo un asesor de estudios,  pero resulta que prefiero entender de la psicología de los seres humanos y su comunicación social e interpersonal; sobre todo si se trata de chavalas muy guapas.
- ¡¡Jajaja!! Sabes elegir muy bien tu Destino.
- No hablemos más de mí y volvamos al inicio de todo esto. ¿Qué sabe de Antoine Magala que pueda servirme de algo y para algo?
- He revisado todos los archivos de mi club Kentucky y he encontrado un documento que alguien había ocultado en su carpeta.
- Bueno. Parece que ahora vamos ya por buen camino. Continúe, MÍster Job. ¿Está queriendo decirme que hubo una "mano negra" dentro de su club Kentucky?
- Eso parece. Alguien me ocultó ese documento.
- ¿De qué se trata, señor presidente?
- ¡¡De que Antoine Magala no era estadounidense como yo creía!!
- Es que cree usted muchas tonterías, señor presidente.
- ¡¡Estoy hablando en serio, JC!!
- Bueno... pero no se enfade...
- ¡¡Tampoco era canadiense como yo suponía!!
- Es que usted supone muchas tonterías, señor presidente.
- ¡¡Que estoy hablando en serio, JC!!
- Bueno... pero no se enfade...
- ¿Continúo o no continúo?
- No se me corte ahora, señor presidente. Continúe. Parece interesanrte . 
- Toma buena nota d e lo que viene ahora...
- Le repito que no hace falta que tome notas porque tengo buena memoria o, por lo menos, memoria más que suficiente.
- ¡¡Era checheno pero no tengo ni idea de qué quiere decir eso!!
- Pues eso quiere decir que había nacido en Chechenia, señor presidente, y seguramente que en Grozny. 
- ¡Exacto! El documento dice  que nació en Grozny. ¿Cómo lo has sabido?
- He estudiado lo suficiente como para saber que Grozny era la capital de Chechenia hasta que los musulmanes la cambiaron por el nombre de Dzhejar.
- ¿Cómo afinas tanto en tus conocimientos?
- Para algo sirven los periódicos, señor presidente. Para algo más que para envolver en sus hojas los bocadillos de tortillas con huevos o las alcachofas.
- Pero... ¡¡Qué es Chechenia, por Dios!!
- ¿No dice en su publicidad, por todas partes del mundo, que las alcachofas son muy buenas para el desarrollo de la inteligencia?
- ¡¡Déjate de bromas ahora, JC!! ¡¡Qué es Chechenia!!
- Una república autónoma de Rusia que antes pertenecía a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas más conocida como la URSS. 
- ¡¡Demonios!!
- No cite ahoraa los demonios, señor presidente... ¿o tiene remordimientos espirituales?
- Hablando de espíritus, resulta que todos mis jugadores tienen un padre espiritual
- Y resulta, por lógica deducción y no por adivinanza, que el padre espiritual de Antoine Magala es el Reverendo Patterson...
- ¡Diana! ¡Has dado otra vez en todo el centro de la diana! 
- Perdone, señor presidente, pero no conozco a ninguna Diana.
- Lo he dicho en sentido figurado.
- Pues no se lo figure tanto porque luego me encuentro envuelto en un lío de faldas sin comerlo ni beberlo y no quiero que Alma vaya a pensar que yo tengo algún lío de faldas.¿Entendido, Rey de las Alcachofas?
- ¡Veo que tú sabes más que Lepe!
- Habrá querido usted decir Lope.
- ¿Lope? ¿Quién es Lope? Sé lo de Lepe por unas vacaciones que pasé en Andalucía pero en cuanto a Lope..., ¿quién es Lope, JC?
- Lope de Rueda, el de las aceitunas.
- ¡¡Jajaja!! ¡Ven a Kentucky en cuanto puedas, JC!
- Lo pensaré, señor presidente, pero ahora solamente chao.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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