Un pequeo detalle (Novela) Captulo 7.
Publicado en Jan 07, 2014
- ¿Quiénes son ustedes dos, jovencitos? ¿Qué buscan por aquí?
- Queremos entrar en el recinto. - Lo siento. Es imposible. La función ha terminado hace ya una hora. - Ya lo sabemos. Esta jovencita y yo hemos visto la función completa. - ¿Entonces qué coño queréis hacer? ¡Iros a vuestras casas con papá y mamá! - En primer lugar, señor gorila, hable usted mejor y con más educación cuando esté delante de una chavalilla como ésta. Y en segundo lugar, llámeme JC. - ¿Y qué quiere decir JC si puedo saberlo, caballero? - Lo de caballero está muy bien dicho porque no suelo soltar palabrotas delante de una dama. - Pero... ¿se puede saber quiénes son ustedes dos? ¡¡He dicho que la función ha terminado hace una hora y si ustedes la han visto completa no sé qué narices buscan por aquí!! - ¡Cuidado con sus narices, señor gorila, o se las aplasto más de lo que están! - ¡Calma, JC! No me asustan las palabrotas de los humanos así que mucho menos las de los gorilas. - ¡¡Se me está acabando la paciencia, jovencitos!! - Vaya, vaya y vaya. ¿Tenemos a otro Job en esta historia? - ¡¡No me llames Job!! ¡¡Todos me dicen Goliat y si no se van ahora mismo van a saber por qué me llaman todos Goliat!! - Pare un poco el carro, Goliat, que descarrila. Todos me llaman JC y si no nos deja pasar va a saber usted por qué me llaman JC. - ¡Calma, JC! ¿Ve usted esta placa tan bonita, señor Goliat? - ¡Atiza! ¿Una chavalilla tan sexy y atractiva puede ser una policía de Nueva York? - No es que pueda ser. Es que lo soy. - Usted puede pasar pero este tal JC sólo pasará por encima de mi cadáver si no lo hago yo cadáver antes que él a mí. - ¿Cuánto mide de estatura y cuánto mide de anchura para ir dando las medidas a la funeraria y así enterrarle en un ataúd adecuado? - ¡Déjense de baladronadas los dos! Si viene conmigo por algo será... piénselo señor gorila si es que usted es capaz de pensar... - ¿Es que este joven también es policía de Nueva York? - Pues va a ser que sí, señor Goliat. - ¿Por qué no me enseñó antes su placa, caballero? - Porque me gusta saber qué clase de gentes son los gorilas. - Bueno está ya, JC. Buen corte de mangas le has dado, en sentido figurado, pero deja de perder el tiempo con un tiparrraco como éste. Y ahora abra la puerta del recinto y échese a un lado. - Pero... ¿quién tenemos aquí, Alma? - Hola, jóvenes. Soy Gary Cooppens, estaba paseando tranquilamente y escuché el alboroto. ¿A quién desean visitar? - Eso sólo lo sabemos ella y yo. En cuanto a usted ¿puede hacer el favor de responderme a una sola pregunta? - Puedo responder a todas las preguntas que ustedes quieran. - Lo sé. Tiene usted cara de buena persona. Sólo le voy a preguntar algo muy importante. - Adelante, joven. Tenemos toda la noche por delante. - Pero no todo el tiempo del mundo. Sólo quiero que usted sea franco. - ¿Como el ex dictador de España? - ¡Jajaja! Tiene usted buen humor, Gary Cooppens. Me refiero a franco con efe minúscula y no con Efe mayúscula. - ¿Entonces no es usted de la Agencia Efe como yo pensaba? - Pues no. No vengo todavía contratado con la Efe. A la Efe la mandé a la Eme y no pienso jamás trabajar en dicha Agencia adaptando notas ya escritas por otros. - ¡Jajaja! También tú tienes buen humor. ¿Qué pregunta es esa? - ¿Conoció usted en vida a su predecesor Antoine Magala? - ¡No lo había visto nunca en mi vida! - De acuerdo. Nada más. - ¿No me quieres preguntar nada más? Me aburro paseando solo. - Le prometí a mi compañera de trabajo y, al parecer ya amiga, que sólo le haría una pregunta y he cumplido con mi promesa. - JC siempre cumple con lo que promete. Es cierto lo que dice. - Siga usted paseando cuanto quiera porque le veo más inocente que Bambi. - ¡Jajaja! Que tengáis éxito en lo que buscáis. - Alma, la noche va a ser bastante larga y movida. - No me importa. Ya dormiré otra noche pero ésta no me la pierdo por nada del mundo. ¿Con quién empezamos? - Yo creo, Alma, que el orden es el orden y vamos a guardar el orden porque para algo somos agentes del orden. - No te enrolles, como las persianas, tanto conmigo... porque entonces esta noche se nos hace eterna. - Nos guiaremos por los letreros que hay pegados en las puertas de las rulottes. Así que vamos primero a por el mago de los pañuelos. - ¿"El Gran Pañolón"? - Sí. Y te recomiendo que no hayas perdido tu pañuelo porque quizás tengamo que llorar un poco. - ¿Por qué dices eso? - Porque me parece una persona de carácter muy débil y sensiblero. ¿Recuerdas que te dije que lo mejor no era hablar con él sino dejar que él hablara con nosotros? - Sí. Lo recuerdo. - Pues seguro que nos cuenta una triste historia. - Salgamos de dudas, JC. - ¿Quiénes sois vosotros y cómo habéis llegado hasta aquí? - Llegar hasta aquí es sólo el principio de lo que queremos y ha sido muy fácil por el letrero de la puerta de su rulotte, "Gran Pañolón". Venimos a que nos cuente un cuento. - ¿Eso es un chiste, jovencito? - Llámeme JC, por favor. - ¿Y se puede saber qué cuento quieres que os cuente? - El cuento es el que tiene, como personajes principales, a Antoine Magala y "El Gran Pañolón". Puede empezar cuando quiera. - Sospecho que sois dos policías. - No lo sospeche sino afírmelo porque es verdad. - ¿Son de verdad dos policías? - De Nueva York para ser más exactos. - Yo... yo... yo no tengo nada que ver... - Cuente, cuente el cuento completo... - Yo no tengo nada que ver en el suicidio de Antoine. - Buen inicio para ser un cuento surrealista. - Sí. La verdad es que mi relación con Antoine era bastante surrealista. - Pues tenemos tiempo suficiente de escucharlo antes de irnos a dormir. - ¿Me puedo sentar, por favor? - Adelante. La mecedora es suya. Haga como que es una inocente abuelita meciéndose en una mecedora mientras su nieto y su nieta la escuchan contar un cuento para inocentes. - No sé por dónde empezar. - Empiece, por ejemplo, con lo de había una vez un circo... - Yo no sabía nada de la oculta existencia de Antoine hasta que me di cuenta de que movía muchos hilos. - ¿Quizás era usted una marioneta en su manos? - Eso es. Yo siempre he sido una marioneta para el Gran Circo Ruso. No me interesaba, para nada, el tal Antoine, pero Antoine me obligaba... - ¿A qué le obligaba Antoine? - A cumplir siempre sus deseos que eran como órdenes malvadas. Yo no quería acceder a sus caprichos pero él me buscó siempre hasta que encontró su oportunidad. - ¿Es necesario seguir, JC? ¡Está llorando! - Llorar es muchas veces la mejor manera de superar una crisis, Alma. - ¿Cómo sabes que estoy en crisis de nervios? - Eso nos lo tendrá que seguir contando usted. - ¡Espera a que se reponga un poco, JC! - Está bien, continúe cuando se le haya acabado el llanto. Tú no vayas a llorar ahora, Alma, porque no quiero que esto termine como si fuera un valle de lágrimas. - Lo que quiero contarles es que yo nunca le busqué a él. Le tenía pavor. - ¿le gustan los hombres, "Pañolón"? - ¿Cómo lo sabes? - Hace usted unos gestos muy amanerados cuando usa la magia de sus pañuelos. - ¿Es un pecado ser gay? - ¿Quiere usted decir si es un pecado ser un homosexual? - Si... esto... yo... ¿es un pecado ser un homosexual?... - Eso está mejor. Vamos a llamar al pan pan y al vino vino y no usando tantas cursilerías de moda. - ¿Es un pecado? - No soy juez de nadie. Quizás Dios opine y juzgue a su sabia manera; pero yo no soy ningún juez de nadie y tampoco soy Dios. Solamente soy JC. - Me gustan los hombres varoniles pero Antoine no era mi tipo. - ¿Cuál era el motivo por el que no era su tipo? - Bi... - ¿Antoine era ciclista y le horrorizan los ciclistas? - ¡Jajaja, JC! ¿Por qué se te ha ocurrido ahora bromear con este hombre? - Para que le pasen un poco el agobio y la congoja. - Estoy agobiado y acongojado por la muerte de Antoine. - ¿No dice que no le interesaba para nada? - Pero es que ahora está en juego mi trabajo. Puedo perderlo de un momento a otro. - ¿Era o no era ciclista Antoine? - Bis... - ¡Arrea! ¿Es que hay un hermano gemelo de Antoine? - Que no es eso lo que quiere decirnos, JC... - Pues no entiendo nada. - Se está refiriendo a que Antoine Magala era bisexual. - ¡Ostras, Alma! ¿Es eso cierto, "Gran Pañolón"? - Totalmente cierto, pero yo no tengo nada que ver con su suicidio. No se suicidó por mi culpa porque yo siempre estaba, aun en contra de mi voluntad, en sus manos. Sólo cedía a sus deseos sexuales para no perder mi puesto de trabajo en el Circo Ruso, aunque siempre fuese, por ser un marioneta siempre, el telonero de todos los demás - ¿Está haciéndome saber que lo de que usted siempre fuese el telonero y el lugar que ocupaban todos los demás era por decisión de Antoine Magala? - Me da vergüenza reconocerlo... pero sí... él era el que ordenaba el orden de los artistas de este Circo Ruso y lo que debíamos cobrar como mensualidad cada uno de nosotros. - ¿Y por qué un simple presentador de las atracciones del Circo Ruso es el que daba todas las órdenes y decidía lo que debían recibir como salario todos ustedes? - No lo sé. Era muy poderoso. - Algo de dominio por hipnosis. - No. Era muy poderoso de verdad. - ¿Me está queriendo decir que el tal Antoine Magala era el verdadero dueño del Circo Ruso? - Me temo que sí... pero tengo muchas dudas... - ¿Alguna duda razonable entre todas esas dudas? - Todos éramos unos títeres para él y un verdadero dueño de un circo no actúa de esa manera. - ¿Quizás porque es que él, al mismo tiempo, era un títere para otro personaje oculto de toda esta historia y que es el verdadero dueño del circo? - Podría ser... podría ser... pero nuestrra obligación era trabajar y callarnos. ¿Ha terminado ya conmigo, JC? -Sólo respóndame a una curiosidad. - No seas tan curioso, JC. Déjale ya en paz poque está otra vez llorando. - ¿Crees que soy feliz hablando con este hombre, Alma? Sólo lo hago para encontrar pistas verdaderas y no es cómodo para mí. El mundo de los gays ni me interesa ni me importa para nada, así que no es agradable para mí hablar con ellos. - Dígame cuál es esa curiosidad y se la responderé si puedo. - Es algo muy sencillo. ¿Conoce usted Kentucky? - ¿Kentucky? ¡Precisamente allí era donde llevamos a cabo las priemras galas circenses cuando llegamos a los Estados Unidos de Norteamérica. ¡Recuerdo, con toda clase de detalles, que fue allí donde debutamos! - ¡Conoce al Rey de las Alcachofas? - ¡Por supuestísimo que lo conozco! - ¿Por qué todos los maricas siempre dicen por supuestísimo en lugar de por supuesto? - ¡Jajaja! ¡Vaya pregunta, JC! ¿Cómo se te ocurre preguntarle eso? - Porque había una vez un circo en donde un tal marica llamado Perezovic decía siempre por supuestísimo mientras trotaba con los caballitos amaestrados. - ¡Jajaja! ¿Y eso tiene algo que ver con "Pañolón"? - No. Pero quiero confirmar si el tal Perezovic era o no era marica. - Es una forma que tenemos los gays para expresar nuestras emociones. - Está bien, Alma. Una vez copmprobado eso ya podemos irnos de aquí. ¡Vámonos a otro lugar! - Le juro, joven JC, que yo no era la amante de Antoine. - Si era bisexual supongo que no. ¡Vamos, Alma! - ¿Por qué le has citado al Rey de las Alcachofas? - Quería saber cómo reaccionaba al oír ese nombre. - ¿Sospechas que el dueño del Gran Circo Ruso es Míster Job Bible? - Paciencia, Alma, paciencia. Sólo estamos empezando a atar unos cuántos cabos sueltos nada más. - Pues cuando te de por atar a los sargentos conmigo no cuentes; porque no quiero tener problemas con El Jefe. - ¡Jajaja! Buen chiste, Alma. Me gusta que te lo tomes así hasta que lleguemos a solucionar todo este jaleo. - Ahora nos toca visitar a "Los Tres Calabazas". - No, Alma, no me interesa para nada hablar con esos tres hermanos. - ¿Por qué razón, JC? - Porque no me interesa para nada, en mi investigación, ninguna clase de fracasados. - Pero... ¿por qué te empeñas en decir que Emus Volganski, Bonus Volganski y Maxus Volganski, son tres fracasados? - De verdad que lo siento mucho, Alma, pero son tres fracasados porque si fueran tres triunfadores no estarían en estas fechas navideñas jugándose la vida con sus motos haciendo cruces en esa esfera sino pasándolo muy bien y en compañia de todos sus familiares; rodeados de todos ellos y bien acomodados en los sillones de sus domicilios. Recalco lo de todos sus familiares para que sepas lo que digo. - Curiosa forma de deducir realidades... - Curiosa pero cierta. Sólo busco pecadores pero no fracasados. - Pues yo creo que tenemos que visitarles. - No tengo nada que preguntarles a ninguno y ninguno de ellos nos va a proporcionar algo interesante para nuestra investigación. - Si no quieres preguntarles nada, yo sí lo voy a hacer. - En ese caso sólo te acompañaré como testigo mudo... pero no vamos a sacar nada en limpio. - ¿Nada importante? - No sólo nada importante sino nada de nada. - ¿Me dejas probar suerte? - Te repito que nunca voy a dejarte a solas siendo toda una bombón tan apetecible. Las bombones como tú gustan mucho hasta a los fracasados. - ¡Jajaja! Ponte serio, JC. - Me pondré serio pero es perder el tiempo. - Deja que yo lo decida por mí misma. - Adelante, Alma... decídelo por ti misma pero no voy a intervenir ni a decir nada en esta ocasión. - ¡Buenas noches, señores remeros! ¿Pueden atenderme un momento? - ¡Cielos! ¡Vaya hembra! - ¿Es usted Emus Volganski? - Para usted soy lo que quiera usted que yo sea. - Me cae mal desde el primer momento que le he visto montado en moto, pero ahora me cae mucho peor todavía porque usted es de esos machistas que nos tratan como objetos a los que utilizar para luego abandonarlos. ¿Y sus hermanitos? ¿No hablan nada sus hermanitos? - Ellos sólo me obedecen a mí. En este trío el que lleva la voz cantante solamente soy yo, preciosa. - No me gusta ser preciosa para personas como usted porque me gusta ser preciosa solamente para quien quiero. ¿Se ha enterado ya, macho? - ¡Vaya corte que me acaba de dar, jovencita! - Vámonos de aquí, JC. Llevabas otra vez toda la razón. De donde no hay nada... nada se puede sacar... - ¿Qué te han parecido los Volganski, Alma? - Nada interesantes. Quizás por eso se arriesgan las vidas montando en motos. - Ya te dije antes que sólo son unos fracasados; pero el mundo de los circos tiene estas extrañas paradojas. - Quería conocer por mí misma que nada tienen que ver con Antoine Magala. - Salvo que también forman parte de sus títeres. - Pero sin personalidad alguna no nos sirven para nuestra investigación. - Eso es, Alma. Menos mal que te has dado cuenta rápidamente. Emus tiene una personalidad dominante contra sus hermanitos y sus hermanitos carecen de personalidad. No nos interesan para nada. - ¿Quién nos toca ahora? - ¡Nada más y nada menos que "El Hombre Salvaje"! Así que ahora la que va a guardar silencio completo eres tú, Alma. Puede ser peligroso. - Pero no sabe que tú eres cinturón negro, tercer dan, en todas las artes marciales. ¡Jajaja! - No te rías porque es verdad. - Por eso mismo me río. ¿Cuánto tiempo tardaste en conseguirlo? - Empecé a practicar las artes marciales a los 7 años de edad. - Y como eres tan rápido en todo... pues sí... debe ser verdad... pero ahora sácame de una duda... - Te saco de todas las dudas en que te hayas hundido. - ¿También te nombran capitán en las artes marciales? - No... - ¡Menos mal! - Déjame terminar la frase, Alma. En las artes marciales no me nombran capitán sino capitán general. - ¡¡Jajaja!! - Me gusta verte reír, Alma, me gusta mucho verte reír. - ¿Sólo te gusto cuando me río? - Prefiero no contestarte ahora a eso y dejarlo para después, porque ya estamos ante la puerta de la rulotte de "El Hombre Salvaje". - ¡¡¡Quiénes sois!!! - No hace falta gruñir tanto, Hombre Salvaje, somos dos niños pequeñitos que nos hemos perdido en el bosque y tenemos miedo del lobo feroz; así que no nos asuste ni nos meta miedo, por favor, que nos traumatizamos para el resto de nuestras vidas. - ¡¡¡He dicho que quiénes sois!!! ¡¡¡Decidme ya quiénes sois o os suelto a mis dos perros dogos!!! - No se dice o os suelto sino u os suelto, analfabeto. - ¡Jajaja! No bromees que está asustado, JC. - Si suelta usted a esos dos perros dogos es la última vez que los ve con vida pero no se preocupe por eso porque, a cambio de ellos, yo le regalaré dos perros chihuahuas para que le acompañen. ¿De dónde ha salido usted? ¿Tiene usted algún parentesco con "El Hombre de las Nieves" pero en ruso? - ¡¡¡Como osas!!! - ¿Come usted osas? - No, JC. Está diciendo que cómo eres tan atrevido pero no sabe hablar bien. - Esto, Hombre Salvaje, nosotros somos muy jóvenes todavía pero ya somos dos personas y no servimos de comida a ningún tipo de animal; así que a ver si habla usted como una persona. ¿Podemos sentarnos un momento? - ¡¡¡Hagan lo que quieran!!! - Baje usted un poco el volumen de sus gruñidos que es de noche. - ¡¡¡Como!!! - Que no coma tanto, Hombre Salvaje, y que ella y yo nos sentamos porque nos da la real gana pero no porque usted nos lo permita o no nos lo permita. - ¿Tienen alguna identificación? - Eso es. Las fieras mansas son más inteligentes. - Repito que si tienen alguna identificación. - Somos Alma y JC. - No me refiero a eso... - Esta es mi placa de policía de Nueva York. ¿Qué acreditación tiene usted? - Lo que me han concedido en los Estados Unidos de Norteamérica. - ¿Alguien le ha enchufado para conseguirla? - No sé qué significa eso de enchufado. - Puede ser dos cosas. La primera que si alguien le ha enchufado por el segundo canal. - ¡¡¡Yo soy El Hombre Salvaje!!! - Está bien. No se asuste. Me refiero a la segunda que quiere decir que si ha sido gracias a la intervención de algún amigo o de alguna amiga. - Yo no tengo ni amigos ni amigas. - ¿Es usted neutro? - ¡¡¡Soy El Hombre Salvaje!!! - Ya sabemos que es usted un animal pero cálmese del todo. ¿Nadie le ha ayudado para entrar en los Estados Unidos de Norteamérica? - Supongo que sí.... pero no le conozco... - ¿Ve usted cómo hablando como personas nos entendemos mucho mejor? ¿Quién le entregó la acreditación para estar en este país? - Antoine Magala. - ¿Porque estaba enamorado de usted? Perdone mi atrevimiento, "Hombre Salvaje", pero especifico que sólo me refiero al amor platónico por supuesto. - ¡No entiendo nada de lo que me estás diciendo! - ¿Usted conoce la Historia de Hércules y Hera? - ¡Sigo sin entender nada! - Solo una cuestión nada más, Hombre Salvaje... ¿alguna vez vio a Antoine Magala espiándole? - Algunas veces le vi observarme fijamente mientras me duchaba completamente desnudo. - Y usted no le asesinó por eso... ¿verdad?... - ¡Qué diantres estás diciendo, policía! Antoine Magala se suicidó él solo. - Muy bien. Eso es lo que quería saber. Adiós, Hombre Salvaje, y espero que llegue algún día a ser elegido Mister Universo. ¡Vaya musculatura, Dios mío! - ¡Jajaja! ¡Vámonos rápido de aquí, JC, o nos suelta de verdad a sus dos perros dogos! - No los va a soltar, Alma. Me parece que no le gustan demasiado los perros chihuahuas. Muy buenas noches tenga usted, cachalote. - ¿Por qué le has dicho cachalote? - Para contentarle su ego, Alma. - ¡Jajaja! ¿Alguna conclusión? - Que tenemos que descartarle por completo. - ¿Quién toca ahora? - Nada más y nada menos que Ivan Ivanovich Ivanov, un ruso completo mires por donde le mires. - ¡Vamos a por él! - ¡Agárrate que vienen curvas, Alma! - Ya que estamos metidos de lleno en la investigación yo no me asusto por nada, JC. - ¿Se puede pasar, funambulista? - ¡Vaya! ¿Son ustedes dos esos astutos policías que andan merodeando por las instalaciones de este Gran Circo Ruso? - ¿Cómo se ha enterado usted? - Me lo ha dicho Goliat. - ¿Tan chismoso es ese gorila? - Sí. Pero no me imaginaba yo que fuesen tan jóvenes los dos. - Pues somos un hombre y una mujer como Dios manda. ¿Cómo son en su pueblo los hombres y las mujeres? - ¡Jajaja! No empieces otra vez... - Pues tenemos que empezar de alguna manera para ganarnos amistades. - ¿Vienen ustedes como amigos? - Sí. Somos compañeros de trabajo y, además y pese a ello, somos amigos de verdad. Por lo menos de momento. - Le sigo viendo muy flacuchento para mi gusto, JC. - Eso es porque soy vegetariano, jovencita. - Vayamos directos al asunto y no perdamos la noche en saber si es mejor ser vegetariano que ser carnívoro o viceversa. A nosotros dos eso no nos importa. Quiero saber qué clase de paradoja es la que le produjo a usted esa herida en la cabeza. - Si se lo cuento no se lo va a creer. - Cuente porque yo me creo todo... excepto las mentiras... - ¡Yo no soy ningún mentiroso! - Entonces conteste para salir de dudas. - Fue durante una discusión con Antoine Magala. - ¿Qué es lo que pasó? ¿Po qué cuestión pelearon? - Asunto de mujeres que no viene a cuento contar. - Pues nosotros dos esta noche estamos escuchando muchos cuentos y necesitamos más porque los cuentos nos encantan del todo. Asi que cuente. - Bien. Como ya está muerto Antoine Magala puedo decirlo sin miedo. - Al parecer en el Gran Circo Ruso todos tenían miedo a Antoine Magala. - Buena observación, Alma. - No es fácil encontrar trabajo en un circo tan renombrado en el mundo entero. - No nos importa tampoco eso; así que cuente ya lo que le hemos pedido que cuente. - Hace un año aproximadamente tuvimos una de las muchas peleas verbales en la que nos enzarzábamos por culpa de las mujeres. - ¿Por gusto quizás? - Estábamos discutiendo sobre si Arit era la más guapa de la Historia del Circo o no era la más guapa de la Historia del Circo. - ¿Y qué pasó entonces? - Que Antoine Magala se puso muy nervioso y me atizó un golpe con la batidora metálica donde estaba batiendo pepinos. - Y le puso la frente apepinada del todo. - Pues sí. Pero cuando le quise responder intervino Arit y nos separó. - ¿De verdad discutieron por Arit? - Ya le he dicho antes que sí. - Sólo quiero confirmarlo. Lo que no comprendo es que ahora se haya suicidado. - Tampoco lo comprende nadie de todos nosotros. - ¿Cuando dice todos nosotros se refiere solamente a los componentes del Circo Ruso? - Más allá del Circo Ruso la vida no me interesa para nada. - ¿Por qué? - El circo lo llevo en la sangre, porque mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos formaron parte del circo. - ¿Todos funambulistas como usted? - ¡Todos funambulistas como yo! - Pues yo creo que me está mintiendo... y ya le dije antes que no admito mentiras. - ¿En qué estoy mintiendo? - En que no fue por culpa de la trapecista. - ¿Cómo lo ha descubierto? - Porque mira usted demasiado al suelo en vez de mirarme usted de frente. Digame la verdad sobre aquella discusión o estamos aquí hasta las navidades del año que viene. - Está bien. Es usted un policía demasiado astuto. Discutíamos por otra cosa pero estaba también relacionado con Arit. - ¿Cuestión de celos profesionales? - Así es. Lo adivinó todo. - Insisto, una vez más, que no adivino nada sino que lo deduzco por intuición lógica. - No conoce usted lo bien que funcionan las neuronas de JC... - Me parece que ya no puedo ocultar la verdad. - Interesante. Díganos la verdad. - ¡Yo discutía constantemente con Antoine Magala porque yo pensaba que mi número era el mejor del Circo Ruso y además todos mis antepasados eran familia de este circo pero no era por eso... sino porque pienso que mi número es mucho más difícil que el de esa venezolana. ¡Merecía ser yo el número final de todos y el más importante, pero él, aquella noche de hace un año, perdió los nmervios y me dió con la batidora en la frente. Por poco me mata. - Entonces usted odiaba a Antoine Magala. - ¡Como para matarle! - Pero no lo hizo. - No. No me atreví nunca a hacerlo. - ¿Pero si hubiese tenido una oportunidad de no ser descubierto? - ¿Qué quiere decir con eso? - Mi compañero JC no quiere decir nada más que lo que ha dicho. - ¿Alguna pregunta más? - Ninguna más por parte mía, pero si mi compañera quiere hacerle otra... - Sí. Yo le voy a hacer otra. - Abrevie porque tengo ya mucho sueño. - ¿Es usted moscovita? - Moscovita de toda la vida. Toda mi familia era y es moscovita. - Nada más. Vámonos, JC. - ¿Por qué le has preguntado lo de moscovita? - Yo también tengo algunas sorpresas. Ya te lo contaré cuanto tú me cuentes las tuyas., - ¿Descansamos un momento bajo la luz de las estrellas? - ¿Y perder el tiempo? - ¡Vamos demasiado rápido, Alma! Es mejor caminar un poco porque quiero hablar contigo de algo más relajante. - ¿Me vas a contar alguna historia de estrellas? - Sí. Para que me conozcas un poco mejor. - ¿Paseando bajo la luz de las estrellas? - Si te parece bien. - Paseemos pero... ¿por qué siempre paseas con las manos metidas dentro de los bolsillos de tu pantalón? - Forma parte de mi vida bohemia. - ¿Es para tenerlas siempre calientes? - Eso es. - Por eso cuando das la mano se produce una cierta descarga energética... - ¡Jajaja! No me había dado cuenta de eso. - Cuéntame entonces qué pasa cuando paseas debajo de la luz de las estrellas. - No me voy a cortar... - No quiero que ahora te cortes. - Leyendo estrellas he podido comprender la poesía de los libros... pero sobre todo he podido comprender la poesía de los vientos, de las galaxias, de los billones de universos que existen en nuestros sentimientos y he podido escribir a Ella todas y cada una de las páginas de cada texto, de cada flor, de cada gaviota... de cada vela surcada al viento en el mástil de la embarcación de mi Fantástico Destino... así que sigue observándolas y sigue sintiéndolas para luego, al despertar, seguir soñando bajo el Sol y como Ícaro pero sin alas, sino con poemas, surcar todos los cielos... -¿Quién es Ella, JC? - Quisiera decir... y sin embargo me callo. Guardo silencio. Hubo alguien que dijo "Sólo sé que no sé nada". Era tan importante que podía haber dicho "Sólo sé que sé mucho". Hubiese dicho una verdad pero habría dejado de ser sabio. Podría haber dicho "Sólo sé que sé bastante". Hubiese dicho una verdad pero habría dejado de ser humilde. Podría haber dicho "Sólo sé que sé un poco". Hubiese dicho una verdad pero habría dejado de ser sencillo. Y al decir "Sólo sé que no sé nada" siguió siendo sencillo, humilde y sabio a la vez... por eso aquel griego pasó a la historia de los pensamientos universales. Yo quisiera decir... quisiera decir... mi nombre... o tu nombre... o el nombre de ella o el de él... pero guardo silencio... no por sencillo ni humilde ni sabio... sino simplemente por enamorado... - Supongo que sabes lo que sueñas... - Supones bien; pero ahora me toca a mí. - Pregunta. - ¿Todas las de tu familia tienen un físico tan agradable como el tuyo? - Sí. Pero son diferentes. - No llegan a tu altura, Alma. - ¡Jajaja! Gracias, José Corazón. - Nos toca "Piolín", Alma. ¿Estás preparada? - Muchísimos que me ven pero que no me conocen creen que soy una muñeca débil de carácter. ¿Tú qué opinas, JC? - Eres la muñeca más linda que he visto jamás pero tienes carácter... lo cual no quiere decir que tengas mal genio sino todo lo contrario... Se puede tener un genio muy dulce y, a la vez, un carácter muy firme. A otras les ocurre lo contrario... tienen un carácter muy débil pero un genio insoportable. - Pues muchísimos son los que se creen que soy muy fácil de engañar. - Entonces... ¿por qué no te ha engañado nadie? - Tú sí que sabes, JC. Nunca me ha engañado nadie aunque muchísimos se creen que me han robado el corazón. - ¿Alguno en particular que te venga a hora a la memoria? - Son muchísimos, JC. - Dime sólo el nombre del último. - Anota, po ejemplo, a Don Parisi, un engañador de mujeres débiles que se cree que me ha robado hasta el corazón cuando, en realidad, sólo es un tipejo de segunda mano nada más. - ¿Quién es ese tal Don Parisi? - Como te estoy diciendo, un tipejo de segunda mano nada más; o sea de los que se mueven por intereses económicos anunque van predicando que hace favores a los más necesitados porque se ha encontrado con Dios. ¿Me estás entendiendo, JC? - Sepulcros blanqueados. - No me interesan para nada, JC. - ¡Jajaja! Eso de seguda mano ya sé por qué lo dices. Hurtado quiere decir acción de hurtador... ¿no es cierto, Alma? - Ese es otro que tampoco me interesa para nada. Todo hurtador de la honra de una chavala fiel a su chaval es también un tipejo despreciable. - Lo entiendo, Alma. - Está más claro que el agua. Los de segunda mano y los que sólo buscan remar para sus conveniencias e intereses, terminan siempre mal del todo en cuanto tropiezan conmigo. Son estafadores. No me interesan para nada aunque fuesen muy guapos pero, la verdad sea dicha, es que son muy feos. - No sigas más, Alma. Lo he comprendido del todo. Estafar para sus intereses propios y remar para sus propios beneficios. Y, claro está, van publicando que lo hacen en el nombre de Dios. - Pues entonces vamos a por "Piolín"... - ¿Quiénes son ustedes? - Solamente Alma, Corazón y Vida nada más. - ¡Pues váyanse ustedes tres de inmediato! - Se equivoca usted, payasito. Si tuviese la delicadeza de girarse para poder vernos se daría cuenta de que no somos tres sino solamente dos. Ni ella ni yo somos de esos aficionados a los triángulos amorosos como se dice por ahí. En otras palabras, que no somos de los de una de dos o me llevo a esa mujer o entre los tres nos las apañamos para pasarlo bien. ¿Entiende bien, payasito profesional, o prefiere seguir haciéndose el autista? La Biblia no habla de Juan Autista sino de Juan Bautista. - ¿Qué quieren de mí? - ¡¡Cielo santo, JC, qué horror!! - Calma, Alma. Si prefieres esperar afuera puedo quedarme yo solo hablando con él. - Que haya exclamado lo de qué horror no es que me dé miedo mirarle a la cara. - ¿Están ustedes dos ya satisfechos del todo? - ¿De qué tenemos que estar nosotros dos satisfechos del todo si se puede saber? - De ver mi verdadero rostro, JC. - Escuche bien, "Piolín", no hemos venido hasta aquí a ver si usted es un adonis o es usted un adefesio. Eso a nosotros dos no nos importa. - ¿Usted cree en Dios? - Los dos creemos en Dios. - ¡¡Pues miren lo que me ha hecho ese su Dios conmigo!! ¿Creen que es justo? - Yo le puedo afirmar y le afirmo que Dios no ha hecho eso con usted... así que no le eche la culpa a Dios crea o no crea usted en Él. - ¿Han venido a hablar conmigo de religión? - ¿Religión? ¿Quién está hablando de religión? Afirmo que nuestro Dios no le ha hecho a usted tan deforme de cuerpo ni tan horroroso de rostro. Díganos la verdad y no le eche la culpa a Dios. - ¡¡Está bien!! ¡¡¡Soy un producto de Chernobil!!! Y ahora váyanse ya, por favor. - Espere un momento, "Piolín". Mi compañera y yo estamos investigando y necesitamos algunas respuestas. - ¿Son ustedes investigadores haciendo un trabajo sobre personas deformes? - ¿Ahora nos quiere echar la culpa a nosotros dos? - ¡¡La culpa siempre es de alguien!! - De acuerdo. ¿Quiere decirnos de quién es la culpa? ¿Quizás de Antoine Magala? - Antoine Magala fue mi gran amigo, jovencito, mi gran amigo. ¿Sabe usted lo que es la verdadera amistad? - Si quiere usted ayudarme a saberlo, se lo agradecería mucho. - Tener un amigo en la vida es todo. - Yo tengo una frase mejor. Anote en su memoria, payasito. Tener un amigo verdadero en la vida es un tesoro; tener dos amigos verdaderos en la vida es una fortuna y tener tres amigos verdaderos en la vida es un milagro. - No sé que decir... - O sea, quiere usted decir que Antoine Magala era todo para usted... - Eso quiero decir. Pero la vida nos da muchas sorpresas. - Ya estoy entendiendo mejor. Cuando un amigo traiciona es como si todo el género humano hubiese traicionado. ¿Es eso lo que ocurre con usted? - Prefiero no comentar nada más. - ¿Por eso es usted un payasito que hace llorar en lugar de hacer reír? - Quizás... - Déjalo ya, JC. Bastante desgracia le ha caído encima por haber tenido la desdicha de haber nacido en Chernobil. Quizás por eso odia a toda la humanidad entera. - Señorita... haga el favor de no inmiscuirse en mi vida y de no preocuparse por mi desgracia. A usted la vida le ha favorecido tanto que no puedo comprenderlo. - No me preocupo por su desgracia pero le comprendo... y ahora usted entienda que Dios reparte según su criterio personal pero que a todos nos exigirá según lo que nos ha dado; aunque lo de Chernobil no es un producto de Dios. - ¡Una mujer tan explosiva y tan sexy como usted no puede comprender nunca jamás el dolor de un enano deforme y tan monstruoso como yo! - Deje en paz a Alma, payasito. Ella le comprende a usted muchísimo mejor que usted le comprende a ella. ¿Qué culpa tiene ella de que Chernobil haya sido una de las grandes tragedias humanas del pasado Siglo XX? - Si no tienen nada más que preguntarme deseo quedarme solo. - Le dejamos con su soledad, "Piolín"... pero no vaya diciendo nunca, en sus monólogos lacrimógenos, que la Belleza es el pecado humano más grande que existe. - ¿Cuándo he dicho yo eso? - Cuando no se atreve a decirlo. - Eso es una incoherencia. - La incoherencia es ser contrario a la verdad y usted no es verdadero. - ¡¡¡Yo soy la verdad de Chernobil!!! - Pero no es usted la verdad del mundo entero como va diciendo en sus monólogos lacrimógenos. ¿Quiere usted saber lo que yo opino sobre la Belleza? - Dígame usted su opinión sobre la Belleza. - ¿Aunque se lleve usted un gran disgusto? - Ja, ja y ja. - Para que deje de ironizar tan vulgarmente escuche esto. Locura de Mujer eres desde que en mi memoria entraste como una luz de ángeles divinos cuando, niño, jugaba yo con los cantos rodados de la Historia. Locura de Mujer que transformaste todos mis pensamientos en un creador de historias marineras y como Ulises descubrí tu Isla de Silencio. Locura de Mujer a la que incluso Don Quijote te rindió su lanza y Lanzarote te sirvió de guía por los misterios de mi magia y mis ensueños. Locura de habitante en las hondas transformaciones que me guiaste entre las oscuridades del túnel sin final. Como Ariadna de mis sueños fueron tus miradas el hilo conductor que me sacó del laberinto de la soledad y con tu paz y tu sonrisa te convertiste en la Princesa Blanca de mi Cólquida imaginaria. Locura de Mujer hecha aventura en medio de los símbolos de Pigmalión Y te convertiste en mi Grande Sueño creativo. Cordura hecha lucidez en medio de la eternidad del tiempo. Mataste a mis quimeras y como Pandora desatada hiciste desaparecer a mis viejos fantasmas del ayer hasta ser mi encantadora Diana salvadora. Locura de diosa de los bosques en cuyo lecho permanezco como Príncipe Encantado. Por eso tú eres ese camino abierto en la espesura de la selva y me alimentas con tu cuerpo de Mujer. Locura de Mujer cuya belleza supera a la diosa Afrodita. Por eso me envidian los dioses pánicos y dionisíacos… mientras yo, Caballero de tus Besos, me hundo en el fondo de tu alma. Locura de Mujer. Sí. Cordura de la Poesía… y Reina de los Mares de la humilde barca de mi Fantasía. ¿Qué le ha parecido esta definición de la Belleza de una Mujer? - Déjale ya, JC... porque tiene derecho a tener su propia sensibilidad aunque esté tan equivocado. - Lo sé, Alma, lo sé. La sensibilidad es lo mejor de un ser humano, pero este señor es sensible porque algo le ha hecho daño. Y no me refiero solamente a Chernobil. - ¿Quién se cree que es usted, jovencito metomentodo? - No me creo nada más que lo que soy. Así que tengo una última pregunta. ¿Está usted casado? - ¡¡A usted qué narices le importa!! - ¿Está usted casado o no está usted casado? - ¿Es que un tipo tan horroroso como yo no puede tener el derecho de estar casado? - Un tipo tan horrendo como usted tiene todo el derecho del mundo para estar casado o para estar soltero. Siempre hay alguien... - Entonces dejéme ya en paz y siga con su pareja... - Sólo quiero saber si está usted casado o soltero, ¿Es tan difícil responder a eso? - Sí. Es muy difícil responder a eso. Tal vez sí o tal vez no... ¿qué más da?... - Vámonos, JC. No nos va a decir nada más. - Ya me ha dicho bastante, Alma. Vámonos. Posiblemente esté casado pero no cree en el matrimonio. Pasa muy a menudo en la sociedad actual. - JC... - ¿Qué quieres preguntarme ahora que estamos otra vez a solas, Alma? - ¡¡Ha sido horrible!!! - ¿No habías leído nunca que en Chernobil suceden estas atrocidades? - Lo había leído. Allí nacen pequeños monstruos por culpa de la explosión nuclear sucedida el sábado 26 de abril de 1986 después de Jesucristo. - ¡Sensacional memoria la tuya, Alma! En efecto. Eso fue. Ya sólo nos queda la venezolana Arit. - ¿Te parece muy guapa esa tal Arit? - Me parece guapísima... pero conozco a otra más guapísima que ella... - ¿Como quién? - ¿Estás interesada en saberlo? - No me va a producir un ataque de celos, JC. Tienes derecho a decírmelo o a guardar silencio. - No tengo por qué callarlo. - Pues entonces... ¿quién es esa mujer que te parece mucho más guapa que Arit? - Estoy hablando con ella. - ¿Estás hablando a través de la mente con una mujer que no está presente? - No. Estoy hablando contigo. - ¿Cómo has dicho? - Que tú eres mucho más linda que ella y, por ser mucho más linda que ella, eres mucho más guapa y sexy que ella. Espero no haberte molestado al decir que eres el sueño de cualquier hombre que se precie de serlo. - Gracias, JC. Vamos a por Arit porque tengo muchas ganas de acabar ya con todo esto. - No me negarás que estamos obteniendo muchos datos. - Pero ninguno de ellos es determinante de todo para solucionar el caso. - Deja que el tiempo lo decida. Yo creo que estoy empezando a comprender... - ¿Comprender? ¿Qué estás empezando a comprender? - Mucho sobre las reacciones humanas. - ¿Dónde estará Arit? - Preguntemos a Gary Cooppens. - Por aquí anda todavía paseando... - ¡Otra vez buena noche, Gary Cooppens! ¿Sabe usted dónde podemos emncontrar mi compañera y yo a la trapecista? - Está muy afectada por el suicidio de Antoine Magala y ha decidido pasar todas la noche entera dentro de la carpa. - Pues con el permiso de usted, vamos a hablar con ella. - ¿Cree que necesita a alguien que la consuele? - Sí. Voy a ver si nosotros dos somos capaces de hacerlo. - ¡Que tengan mucha suerte, amigos! - Nada de suerte, Gary Cooppens, nada de suerte. - Mi compañero JC no cree en la suerte, Gary Cooppens. - ¿Entonces? - Entonces que sea lo que Dios quiera. Vamos hacia la carpa, JC. - ¡Buenas noches, Arit! ¡A mí todos me dicen JC y ella es Alma! ¿Podemos hablar sin rodeos? - Esta noche no tengo ganas de hablar con nadie. ¿Podrían venir a hablar conmigo mañana? - Está bien... pero ahora háganos el favor de responder a unas simples preguntas nada más. - ¿Por qué tengo que hacer eso? - Porque somos dos policías de Nueva York. - Sólo voy a contestar a dos preguntas. Una para cada uno. - Entonces las damas primero porque soy así de caballero. Pregunta, Alma. - ¿Dónde nació usted, trapecista Arit? - Nací en un pueblo venezolano llamado El Sombrero. - Ahora me toca a mí. ¿Puede decirme donde se encuentra Carabobo? - ¿Estás de chistes conmigo? - Sólo conteste si lo sabe o no lo sabe. - No tengo ni puñetera idea, salvo que te estés refiriendo a "Piolín". - Vámonos, Alma. Ya hemos terminado. - Sí. Aquí ya no hacemos nada. - ¿Qué conclusión has sacado, Alma? - Que esa trapecista tan guapísima no es venezolana. - ¡Okey! ¿Cómo lo has descubierto? - Por dos razones muy fáciles de deducir. En primer lugar no tiene ninguna clase de acento venezolano cuando habla. - Muy bien. De eso ya me había dado cuenta yo también. ¿Cuál es la segunda razón? - Que si hubiera nacido en El Sombrero de Venezuela tendría que saber que pertenece al Departamento de Guarico que, a su vez, tiene límites con el Departamento de Carabobo. - ¡Perfecto! Eso quería yo que dedujeras. - ¿Soy o no soy perfecta? - ¡Pluscuamperfecta! ¡Eres y estás pluscuamperfecta! - No me hagas la pelota, golferas. - Ya va siendo hora de husmear en la rulotte de Antoine Magala. - ¿Tenemos permiso para entrar allí? - El Jefe ha dado la orden de precintarlo para que nadie pase excepto yo. Yo puedo entrar a fisgonear todo lo que quiera. - ¿Y yo que hago? - Tú eres la otra mitad de mi investigación, así que puedes entrar conmigo. - ¡Pues a qué esperamos! - Sólo una pregunta antes de entrar allí. ¿Quieres seguir trabajando conmigo hasta el final? - Yas te dije antes que sí. - Es que esto se está poniendo muy peligroso. Excesivamente peligroso. - Pero es mucho mejor que estar haciendo trabajos burocráticos sin salir del despacho del Jefe. - ¿Decides llegar hasta el final de todo este asunto? - Si tú estás decidido yo también estoy decidida. - Por eso te elegí a ti. - ¿Qué dices? - Que El Jefe me quería endilgar como compañero de trabajo al pesado y sabihondo de Karl Martin López; pero yo le contesté que si no eras tú que se metiera los 100.000 dólares en el bolsillo trasero de su pantalón. - ¡¡Jajaja!! ¿En el bolsillo trasero de su pantalón? - Bueno... la verdad es no se lo dije pero lo pensé... - ¡¡Jajaja!! - ¿Qué alboroto es éste? - ¡Buenas noches, sargento Bill? A mi compañera y amiga, por lo menos hasta ahora también amiga, le han entrado ganas de reír y como estamos en un país libre... - ¿Otra vez por aquí? - Veo que han precintado la puerta de la rulotte de Antoine Magala. - Pue sí. Lo ha ordenado El Jefe. - Pero El Jefe ha ordenado que yo sí puedo entrar porque soy yo quien lleva toda la investigación a cabo, sargento, y si no está de acuerdo dígaselo al capitán. - ¿Y ella? ¡Ella no puede entrar! - Poder no puede pero deber sí que debe... - ¡No lo entiendo, JC! - Es que lo he dicho al revés. - JC quiere decir que deber no debo pero que poder sí puedo. - Cuando algo no se entiende lo mejor es obedecer y guardar silencio como si no hubiese pasado nada. No se lo diga a nadie, sargento Bill. - Está bien. Yo no respondo por lo que pueda ocurrir cuando se entere El Jefe que has estado con ella a solas. - ¿Está usted dispuesto a ser un chivato, sargento Bill? - ¿Chivato yo? ¡¡Jamás!! - Pues rompa ya el precinto y guarde silencio para siempre. - Adelante. Yo me lavo las manos. - Poncio Pilatos también se las lavó. - Ya. Pero yo no tricionaré jamás a un compañero. - Esperemos que eso sea cierto. - Ya estamos dentro. JC. ¿Qué estás buscando? - No tengo ni la menor idea. - ¿Investigas algo sin saber lo que es? - Es un defecto que siempre me ha dado muy excelentes resultados. - Sigo pensando que es muy extraño cómo llevas a cabo tus investigaciones pero... ¡qué manera más inteligente de hacerlo!... Es como crear algo de la nada. - Pues nada. Busquemos. - Pero... ¿qué buscamos? - Un pequeño detalle. - ¿Un pequeño detalle? - Eso es. - Pues yo veo que todo lo que hay aquí no nos dice nada. - Esto no es una partida de mus, preciosa... así que sigamos buscando. - ¡Mira, JC! ¡Aquí hay un buen montón de fotografías de Antoine Magala! - ¡Qué interesante! - Nada de interesante. Es la misma fotografía que ya conocemos, pero repetida más de cien veces. - Pásame ese lote de fotografías. - No merece la pena, JC. Es demasiado aburrido... - Seguir y seguir la senda, andar y andar los caminos sin nadie que te entretenga... - ¡Jajaja! Sigues cantando muy bien. - ¡Pásame el lote de fotografías, por favor! - ¿Pero si son todas iguales? - Pero me parece que entre ellas hay algo que no es una fotografía. - ¿Qué dices? - Que todas esas fotografías tienen el papel rosado excepto una de ella que es de papel blanco. - ¿Cómo has visto eso? - Fijándome un poco en ti. - ¿Fijándote un poco en mí, sinvergüenza? - Sí. En la manera con que las has manejado. - No entiendo ni jota... - Al revisarlas haciéndolas pasar a toda velocidad se ha descubierto una que no es fotografía sino papel blanco. Ahora vamos a ver qué es. - ¡Atiza! ¡Es una carta escrita a mano! - Escrita en español, Alma. Así que está escrita por alguien que sabe perfectamente el lenguaje español. - ¿Qué pone? - Trae ese papel, Alma. Ahora mismo te lo cuento, Anota en tu memoria... - Tengo mi memoria abierta... - Vamonos. Tú y yo nos merecemos la ocasión de ser algo mucho más que todo esto. Si aún no es tarde... huyamos los dos juntos. El tren de la felicidad sólo pasa una vez en nuestras vidas y nosotros tenemos en común una vida entera por vivir. Subamos al tren y olvidemos todo. Es mejor no seguir disimulando. Nosotros dos podemos ser todavía felices, muy felices, tan felices que nadie nos pueda descubrir. Huyamos hacia algún atolón. - ¿Qué piensas de todo esto, Alma? - ¿Puedo leerla yo también? - ¿Has encontrado algo? - Supongo que repitiendo su lectura tenemos más probabilidades de encontrar un pequeño detalle. - Adelante. Toma el papel y lee, Alma. - Vamonos. Tú y yo nos merecemos la ocasión de ser algo mucho más que todo esto. Si aún no es tarde... huyamos los dos juntos. El tren de la felicidad sólo pasa una vez en nuestras vidas y nosotros tenemos en común una vida entera por vivir. Subamos al tren y olvidemos todo. Es mejor no seguir disimulando. Nosotros dos podemos ser todavía felices, muy felices, tan felices que nadie nos pueda descubrir. Huyamos hacia algún atolón. - Estoy casi convencido de que se suicidó. - Pues yo estoy casi convencida de que no se suicidó. - ¿Y eso? ¿Cómo puedes decir eso? - ¿Qué hiciste esta tarde a la hora de la siesta? - Tuve una conversación telefónica muy interesante con el señor presidente. - ¿El Señor Presidente de los Estados Unidos? - No. Con el Rey de las Alcachofas. - Pues yo tampoco me quedé dormida y tampoco perdí el tiempo. - ¿Qué hiciste? - Visité al Jefe. - Es que tú y El Jefe... - ¡No seas ni tonto ni absurdo, JC! ¡Jamás me liaría con nadie pero mucho menos con El Jefe! ¡No tengo tan pésimo gusto! - ¿Entonces? - Entonces lo único que sucedió entre El Jefe y yo, mal pensado, es que me dio a conocer el resultado de la autopsia. - ¿Y qué encontraste? - Que antes de sucidarse, Antoine Magala fue murió envenenado. - Lo cual quiere decir que es imposible que se suicidara. - Muy inteligente, JC, de verdad que eres muy inteligente. Estoy empezando a sospechar que alguien envenenó a Antoine Magala y luego le colgó del techo de su rulotte sin dejar ninguna huella. - Yo también me imaginaba eso, Alma. - ¡No seas tramposo, JC! ¡No tenías ni idea! - Déjame pensar, Alma, por favor. - ¿Se puede saber qué quieres pensar ahora? - ¡¡La carta, Alma!! ¡¡Tenemos que estudiarla a fondo para ver si descubrimos un pequeño detalle que nos sirva para algo!! - ¡Okey, JC! - Vuelve a leerla tú que tienes la voz más dulce que la mía. - Vamonos. Tú y yo nos merecemos la ocasión de ser algo mucho más que todo esto. Si aún no es tarde... huyamos los dos juntos. El tren de la felicidad sólo pasa una vez en nuestras vidas y nosotros tenemos en común una vida entera por vivir. Subamos al tren y olvidemos todo. Es mejor no seguir disimulando. Nosotros dos podemos ser todavía felices, muy felices, tan felices que nadie nos pueda descubrir. Huyamos hacia algún atolón. - ¡¡Ya está!! - ¿Qué sucede ahora? ¿Qué has encontrado? ¿Me he equivocado al leerla? - Un pequeño detalle. El autor de esta carta escrita era un gran conocedor del lenguaje español. Si te das cuenta sabe puntuar muy bien las palabras que llevan tilde. Pero... - Pero se ha olvidado de poner la tilde en la a de Vamonos. - Eso es lo que yo estaba pensando. ¿Qué quiere decir, Alma? - Que significa algo. Pon todas tus neuronas a trabajar, JC. - Yo siempre utilizo un método muy sencillo que me da buenos resultados. - ¿Qué método es ese? - Cuando en un texto hay palabras que tienen alguna curiosidad especial la escribo al revés para ver si significan algo. Con Adán y Eva me surtió un sensacional acierto. - ¿Estás loco de remate? ¿Qué tienen que ver Adán y Eva con todo este follón? - Nada. Pero me dio un sensacional resultado saber que Adán era Nada y que Eva era Ave; así que si te das cuenta detenidamente sí que tiene mucho que ver porque supongo que el autor de la carta se sentía un Don Nadie y la persona a la que la dirige se siente una Doña Ave, del paraiso fiscal los dos por supuesto. Así que, si escribimos Vamonos al revés, nos da el resultado final de Sonomav. ¿Qué puede ser Sonomav? - Muy fácil, JC. - Pues yo no lo veo tan fácil. - Puede ser una forma cariñosa y original de llamar a algún nombre común y vulgar en Rusia. - ¿Porque termina en uve? - Por eso precisamente. Estoy pensando que esa carta estaba dispuesta a ser dirigida a una tal Simonova. Posiblemente el autor de la carta, que era Antoine Magala, lllama cariñosamente como Sonomav a alguna Simonova de la que estaba perdidamente enamorado. - ¡Gracias, Alma! ¡Eres genial! ¡Es un pequeño detalle! - ¿Y qué pasa con los pequeños detalles? - Que muchas veces sirven para solucionar un asunto muy complicado. ¿Sabes el idioma ruso, Alma? - Lo suficiente como para trauducir cualquier texto escrito en ruso. - Entonces ven a la computadora. - ¿Qué busco en la computadora? - Alguna carpeta que contenga textos escritos en ruso. Siéntate y ponla en funcionamiento,. - Yas está encendida, JC. ¡Sólo hay una carpeta nada más? - ¿Cuántos archivos contiene? - Solamente uno nada más. - ¿Cuál es su título? - ¡Arrea, JC! El único archivo de la única carpeta se titula "Simonova". - Luego hemos acertado, Alma. - No hemos acertado, JC. Hemos deducido que no es lo mismo. Para eso te tengo a ti como maestro. - ¡Jajaja! Abre el archivo y veamos qué ha escrito. - No es necesario saber ruso, JC. -Supongo que estás de broma. Sin no sabemos el ruso no sabemos qué ha escrito. - Sólo tiene dos dato nada más. Un nombre de mujer rusa y su lugar de nacimiento. - ¿Cuáles son? - Solamente Simonova y, entre paréntesis, Stalingrado. - La teoría de la conspiración gana adeptos, Alma. - Mal síntoma, JC. - El germen ha debido crecer fuera de los Estados Unidos de Norteamérica. - ¿Asuntos de oficinas y despachos? - No, Alma, no sólo de oficinas y despachos. Hay que explicarlo al revés. - ¿Asuntos de las calles? - ¡Eso es, Alma! Se ha iniciado en algo relacionado con las calles y después han intervenido las oficinas y los despachos. Veo que además de super guapa eres super inteligente. - ¡Y tú sabes de las calles más que Lepe! - Habrás querido decir más que Lope. - ¿Lope? ¿Quién es Lope? - Lope de Rueda el de las aceitunas. Y como es Rueda pues rodar y rodar, rodar y rodar... ¿me estás entendiendo? - ¡Jajaja! Si no estás chiflado del todo es porque eres un genio... pero un genio del todo. Se nos ha hecho muy tarde. Es plena noche y quiero llevarte a tu casa en mi automóvil. - No, Alma. Para que no te suceda nada malo yo te acompaño hasta donde tienes tu automóvil aparcado, sube en él y te vas rápidamente a casa de tus padres en donde estará toda tu familia al completo esperándote. Yo prefiero pasear. - Es muy de noche. ¿No te da miedo caminar solo por las calles oscuras? - Déjame pensar, Alma, por favor... - ¿Qué vas a hacer por las calles oscuras tú solo en un dia como hoy? - Pensar un poco antes de coger el primer avión que me lleve a Kentucky. - ¡¡Te acompaño!! - No. Tú tienes algo mucho más importante que hacer si es que quieres. - Quiero. - Ahora pasa toda la noche con todos tus familiares. Mañana, mientras yo vuelva de Kentucky si todo va suficientemente cronometrado, tú puedes decidir si quieres o no quieres entrevistar otra vez a Arit y sacarla todo lo que puedas. - Es muy inteligente esa falsa venezolana. - Pero tú eres infinitamente más inteligente que ella además de infinitamente más guapa. Confío en ti y no en ella. Además, te voy a dar un dato interesante, si la palabra Arit la escribimos al revés el resultado es Tira. ¡Tienes que saber a qué viene eso! - Si es que tiene algo que ver con el caso. - Exacto. Pero si no lo intentamos nunca lo podremos saber. - Está bien. ¿Nos vemos mañana? - Por supuesto, pero esta vez no será en el KFC sino en el Restaurante de Masa Tacayama en Time Warner Center... con cargo, claro está, a la cuenta corriente del Departamento de la Policía de Nueva York, jejeje... para que sigas comprobando que, a pesar de todo, sigo teniendo muy buen gusto. - ¡¡Jajaja!! ¡¡Al Jefe le va a dar un patatús!! ¡¡Jajaja!! - Me gusta verte reír, Alma... hay demasiada tristeza en el mundo que yo he conocido y espero que tú no lo conozcas jamás... por eso me gusta tanto verte reír... - Es un gusto haberte conocido tal como eres, JC, y no tal como dicen que eres. - Exacto. Hay un abismo entre lo que dicen que soy y lo que soy en verdad. - Chao, JC. - Hasta mañana. - Y no pienses demasiado... - Otra vez solo, corazón. Yo he visto la tristeza semioculta en un hueco con los vestidos raídos y la esperanza al viento, los brazos extendidos, los labios entreabiertos, decir unas palabras que tienen sentimiento... Yo he visto la tristeza cruzar por las calzadas con ojos sin miradas y apoyada en cierzo; con ojos lastimeros de luces apagadas mirando algo cansada por venir de lejos... Yo he visto la tristeza con capucha rala, con paso arrastrado por los años del tiempo; las manos temblorosas, los hombros encorvados, la voz muy arrugada y los pies sin tiento... Yo he visto la tristeza envuelta en los periódicos, y en las hojas mustias que se lleva el viento; verse desnutridos los senos atormentados con su fruto yerto... Yo he visto la tristeza sonar en la guitarra, silbar una tonada o recordar un cuento; aterirse de frío asomada a la ventana y enterrarse con ceniza en un oscuro huerto... Yo he visto la tristeza en los días nublados desnuda caminando por el pensamiento, bajo una clara luna, vestida con harapos, notarse su presencia como algo nuestro... Yo he visto la tristeza bajo luces de candiles dormida en el suelo bajo el cielo abierto y la he visto los domingos caminar por los jardines disfrazada de lluvia, de rosales y de abetos... Yo he visto la tristeza en los ojos de un niño, en la risa de un hombre, en las barcas de un puerto. Yo he visto la tristeza por todos los caminos y la he sentido, incluso, en mi cuerpo dentro... ¡Buenas noches, Tristeza! Otra vez nos quedamos a solas tú y yo... pero no te tengo miedo, Tristeza... no te tengo miedo... quizás porque no he nacido para ser un esclavo de tu infelicidad sino para liberar a quienes no desean seguir llorando... porque han depositado en mí toda su confianza... -
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