Camino por la calle tranquilamente contemplando el cielo nublado con ligeros tonos de rojo anaranjado por el acercamiento del atardecer que se muestra a lo lejos del recorrido que transcurro, sobre estas calles de piedras hechas pedazos que alguna vez fueron la mayor obra urbana construida, sintiendo el polvo, la mugre y las colillas de cigarro a traves del calzado que uso para pisar dicho suelo, viendo casas y paisajes arruinados tanto por el tiempo como por el mismo hombre.
Miro este dia de una forma bastante fria pues para mi, solo es el trayecto que tengo que hacer despues de dedicar una parte de mi vida al unico trabajo que puedo llegar a hacer, no hay ideas en mi cabeza, no hay pensamientos, simplemente veo como siempre, lo que esta a mi alrededor en este viaje que hago dia a dia, mañana tras mañana, paradojicamente el pensar que no tengo nada en la mente por lo que pensar  me permite tener algo en la mente mientras sigo haciendo este recorrido. Mis pies se mueven instintivamente, rumbo a la casa en donde resido, podria estar durmiendo mientras camino ahora mismo, como cualquier otro dia, una niña se ve a lo lejos, corriendo en mi direccion, unos cuantos metros frente a mi, tiene el cabello algo corto, es tan pequeña que tengo que colocar ambas rodillas en el suelo para abrazarla de ser el caso, cada vez se acerca, lleva un vestido de un color porpura con un moño rojo a la altura de la cintura, no importandome mucho esto sigo mi rumbo, solo observando a aquella niña acercandose.
Extrañamente se detiene frente mio, impidiendole a mis pies continuar con su trayecto,  bajo la mirada para ver mejor a la pequeña infante, me doy cuenta que tiene un rostro de angel tan bien diseñado, tan bello y con un minimo detalle de que se encuentra en un mundo como en el que yo estoy, una gran cicatriz, similar a un corte, desde el punto entre la mejilla y el ojo, extendiendose por la parte lateral de la cara hasta su pequeño cuello descubierto, lo mas bello y lo mas horrible en una persona, la perfeccion dentro de lo imperfecto, la cuestion no era el porque de su cicatriz, sino el porque tuvo que detenerse frente mio. Sus ojos grandes y jovenes, brillantes y penetrantes me miraban fijamente, yo aun asi, mostraba una postura algo desinteresada, no podia decir nada y la niña tampoco decia nada, ¿que es lo que queria? ¿porque yo en este dia, en este momento?, la niña torcio la cabeza a un lado y sonrio, una gran y profunda sonrisa, mostrando sus dientes blancos frente a mi, despues de hacer eso, sin ninguna razon, abrazo mi pierna, puesto esa era la altura que ella tenia, coloque mi mano en su cabeza para sentir que su cabello era suave y liso, levanto su mirada y de su mano saco una flor de papel, entregandomela en la mano, despues de eso, solto mi pierna y se alejo de mi corriendo, dejando a mi, no solo con la duda del porque, sino con un pequeño y tierno trabajo de doblar el papel.