Hombres y mogovos (Novela - Cómic - Guión Cine) -Capítulo 11-
Publicado en Jan 28, 2014
Ya la luz del sol alumbra a toda la ciudad de los dorfus cuando Zaida baja a desayunar junto a su padre y a su madre.
- ¿Dónde está Zyriab, papá? - Hace ya dos horas que se despertó, le invitamos a desayunar y se marchó. - ¿Cómo puede ser tan desagradecido que no se ha dignado despedirse de mí? - Recuerda que es un pescador... - ¿Y qué sucede porque sea un pescador? ¿No es un hombre como los demás? - No es un hombre como los demás, Zaida. - Es cierto, papá. Siempre demuestra tener mucha educación y no como muchos hombres dorfus que no tienen ni la más mínima idea de lo que es eso por muy altos dignatarios que sean en el pueblo de los dorfus o por muy grandes que sean en cuanto a la categoría social. - Es cierto, Zaida. He comprobado por mí mismo que Zyriab tiene una educación muy elevada y que muchos de los hombres dorfus que trabajan conmigo no llegan a tener ni la centésima parte de la educación que él tiene. - Pero hoy parece haberlo olvidado. - No es eso, Zaida. Lo que sucede es que Zyriab es el mejor pescador de los dorfus y se ha marchado a primera hora de la madrugada para cumplir con su trabajo. Es por eso por lo que no ha querido despertarte. - Está bien. Estoy segura de que estará en el mismo lugar... - ¿Es que piensas ir a buscarle? - Pero... ¿no sabes ya que todas las mañanas tengo un encuentro con Zyriab como grandes e íntimos amigos que somos? - Zaida... no es que quiera ir en contra de tus caprichos, pero... - ¿Acaso crees, papá, que lo mío con Zyriab es solamente un capricho de niña mimada? - No. No es eso lo que quiero decir, hija mía. No me interpretes mal. - ¿Entonces cómo debo interpretar lo que quieres decir? - No es eso que estás pensando. - ¿No es que tienes prejuicios contra él porque es solamente un pescador y no un alto administrativo del pueblo? - Vuelvo a repetirte que no es eso. - Entonces... ¿qué has querido decir si es que lo puedo saber? - Que no es bueno que busques a Zyriab todos los días... - ¿Acaso un simple pescador no tiene derecho a tener una sana, noble e íntima amistad conmigo porque yo pertenezco a la más alta categoría del pueblo dorfu? ¡Él no tiene ninguna clase de prejuicios sociales y yo tampoco! - ¡Baja la voz cuando estés hablando conmigo! - Yo bajo la voz pero tú sé más sincero, papá. - Es mejor que te lo cuente tu madre mientras sigues desayunando. Yo ya tengo que ir a cumplir con mis tareas en la administración pública. Un jefe no puede faltar al trabajo si no tiene justificación suficiente. - ¿De verdad que crees que yo me voy a juistificar ante alguien, aunque sea mi propio padre, por tener esa amistad irrompible con un pescador? - Escucha bien, hija mía. Todos somos responsables de las amistades que tenemos. - Antes de que te vayas a trabajar quiero decirte lo que Zyriab me explicó sobre la verdadera amistad. - Date prisa en contarlo porque no quiero llegar tarde... - Es un sencillo pensamiento. Él dice que en este mundo actual tener un amigo verdadero es una fortuna; tener dos amigos verdaderos es un tesoro y tener tres amigos verdaderos es un milagro. El padre de Zaida se queda meditando mientras ella continúa... - Un día, mirando a las lejanas montañas, me dijo que sólo se pueden llamar verdaderas amistades a aquellos hombres y hembras que te acompañan mucho más allá de los Horizontes de la Vida. ¿Sabes tú analizar ese pensamiento? - El pensamiento de Zyriab es demasiado complejo, Zaida. - ¿Y por qué será que yo sí le comprendo del todo? - Habla con tu madre de esas cosas, Zaida. Entre las hembras os comprendéis mejor. El padre de Zaida da un beso amoroso en la frente de ésta y sale de la vivienda hacia su lugar de trabajo como jefe de la administración pública del pueblo dorfu. - No es que tu padre quiera impedir que sigas teniendo esa íntima amistad con Zyriab. - Entonces... ¿qué es lo que me quiere decir?... - Que no está bien que pases tanto tiempo con él porque es muy peligroso. - ¿Es muy peligroso ser la mejor amiga íntima de Zyriab? - Tu padre no se refiere a eso. Lo que sucede es que tu padre está muy preocupado por ti. - ¿Por mí o por su honor? ¿Qué tiene de malo que Zyriab me haya elegido como su mejor íntima amiga? Porque resulta que ha sido él el que me ha elegido a mí en lugar de a otras. - Precisamente por eso tu padre tiene miedo... - ¿Tiene miedo de que Zyriab, un día de estos, me folle en contra de mi voluntad? ¡Eso jamás va a ocurrir, mamá! ¡Zyriab sabe que no puede pasarse del límite que yo acepto! - Pero es que los tiempos están cambiando mucho, Zaida... y ya no hay seguridad ni en las mismas calles de esta ciudad. Por eso tu padre tiene miedo de que vayas sola al encuentro con Zyriab... - ¿Mi padre tiene miedo de que yo entre en contacto con él? - Vuelvo a indicarte que lo que tiene miedo es de que vayas sola y por eso me ha pedido que te acompañe alguno o algunos de nuestros sirvientes. - ¿Tiene miedo de que Zyriab me viole brutalmente como hacen los cazadores violentos? ¡Zyriab no es de esa clase de hombres! Ha tenido miles de oportunidades de hacerlo y no lo ha hecho nunca. - No. De lo que tiene miedo tu padre es de que las hembras de los dorfus sois todas muy hermosas y tú eres la más hermosa y la más bella de todas. - ¿Y qué quieres decir con todo eso, mamá? - Que vayas a tener contactos con Zyriab pero siempre acompañada de alguno o algunos de nuestros fieles sirvientes para evitar el peligro. - No voy a estar dependiendo de nadie para tener contactos con Zyriab. Zyriab dice algo muy sabio sobre este tema del miedo. - ¿Qué dice Zyriab sobre el miedo? - Que vivir con miedo no es vivir. - Algunas de las cosas que dice Zyriab son muy difíciles de llevarlas a cabo. Él es un hombre fuerte, vigoroso, joven, capaz de enfrentarse contra cualquier obstáculo humano o animal que se le ponga por delante... pero tú sólo eres una hembra, la más hermosa de todas las bellísmas hembras de los dorfus. - ¡Yo no soy ninguna hembra de los dorfus porque yo no le pertenezco a ningún dorfu! Yo soy yo y no tengo por qué ser de alguien de quien no quiero ser. Las hembras no debemos ser objetos para ningún hombre dorfu sino de aquel de quien nos hayamos enamorado de verdad. - Quiera o no quieras, Zaida, tú despiertas el apetito sexual de los hombres de este pueblo. Tu padre sólo quiere protegerte de ellos. No impide que tengas contactos con tu amigo íntimo Zyriab pero eso despierta envidias y celos en los demás. Tu padre quiere protegerte de los otros, de los brutos cazadores salvajes. - Siempre he ido sola al río y no he tenido ninguna clase de problemas con nadie. Es un camino lleno de gentes que vienen y van y nadie osaría intentar asaltar a ninguna hembra porque el camino está lleno de hombres y hembras que lo impedirían. - Eso es cierto... pero no a estas primeras horas de la mañana... - Para demostrarte que estás equivocada, voy a ir sola, como siempre he hecho, a ver a Zyriab mientras pesca y voy a volver otra vez yo sola después de haber visto a Zyriab y haber hablado con él. Es la mejor manera que tengo para sacaros de vuestro error. - Está bien. Irás sola pero no quiero que se entere tu padre... así que sólo te ruego que vuelvas antes de que él regrese de su trabajo... - Nadie me ha violado jamás y eso no va a suceder nunca en contra de mi voluntad. Para algo soy una líder y tengo que demostrar que merezco ser una líder. - ¿De las hembras insurgentes y rebeldes? - ¡Tú lo has dicho, mamá! - Luego es cierto que las diriges... - Totalmente cierto. Por eso digo que nunca nadie me ha violado hasta ahora y eso no sucederá hoy por primera vez. - Bueno, termina de desayunar, ve a tu encuentro con Zyriab y vuelve antes de que regrese a casa tu padre. Él no lo sabrá y yo haré como que esta conversación nunca ha existido. En otro lugar de la ciudad, en el Palacio de los Gobernantes, otra escena muy distinta a la que cree Zaida está sucediendo con Zarkón... - Klach, te hecho venir a mi habitación porque necesito tu ayuda. - Sabes que soy tu mejor amigo y que siempre te ayudaré en todo lo que me pidas, Zarkón, pero... - ¡¡Pero eres mi mejor amigo y mi más fiel sirviente o no lo eres!! - Ambas cosas lo soy, Zarkón, pero por eso precisamente debes escucharme. - ¿Es que sabes lo que te voy a pedir? - Me lo imagino. - ¿Vas a ayudarme o no vas a ayudarme? - Por supuesto que voy a obedecer todas tus órdenes como siempre lo he hecho pero... ¿quieres que te hable como tu mejor amigo que soy? - Adelante, Zlach, habla rápido que tengo prisa. - Primero debes saber que un verdadero amigo no es el que te hace reír contándote mentiras sino el que te hace llorar contándote verdades. - Eso me lo sé desde que era un niño. - ¿Y por qué nunca haces caso a los consejos que te da tu padre y que te doy yo? - ¡No te he llamado a mi presencia para que me sermonees sino para que cumplas mis órdenes! - Zarkón... necesito decirte como amigo verdadero que soy... que siempre te has equivocado mucho pero que en los últimos tiempos, justo cuando ya tu padre va a dejarte su lugar como Gobernante del pueblo de los dorfus, te estás equivocando demasiado. - ¿En qué me estoy equivocando demasiado? - Matas a cualquiera que te indica algo que no te gusta como pasó en la última cacería que llevamos a cabo pero eso no es lo más grave, aún siendo grave del todo, sino que tu obsesión por gozar del cuerpo de Zaida está poniendo en peligro de desaparición de todo el pueblo dorfu. ¡Por culpa de tu obsesión por ella estás rompiendo con la tradición impuesta por nuestros dioses y diosas de que un Gobernante debe tener relaciones sexuales con una hembra que elija libremente entra las rubias y con ojos azules! Zaida es la más excitante hembra de nuestro pueblo pero es morena y con ojos del color de la miel. Ese antojo tuyo nos está llevando a la ruina. No quieres hacer ni caso a los consejos de tu padre. - ¿Y tú consejo? ¿Cuál es tu consejo? - Que la olvides del todo y para siempre. - No puedo evitarlo. Yo soy quien manda y ella me debe obedecer. - Eso no es cierto. Zaida es la líder de las hembras insurgentes y rebeldes y no tienen ninguna intención de someterse a tus caprichos sexuales. Olvídala del todo y para siempre. - ¡He dicho que no quiero olvidarla hasta que haya gozado sexualmente de su cuerpo! - Por culpa de esa obsesión que tienes, impropia de un verdadero hombre dorfu que en verdad se precie de serlo, ya han muerto Braina, Sigrid y Windar, sin contar a los cazadores que estamos perdiendo por culpa de que no te concentras en las tácticas de caza y olvidas los métodos que debemos usar para cazar animales sin tener que perder a ningún cazador. Y es que tienes tan metida en tu cerebro a esa tal Zaida que no sólo te vas a perder tú sino que, por culpa de tus excesos, estás poniendo en peligro a todo el pueblo dorfu. ¡Ya están demasiado cerca los mogovos y tú no quieres darte por enterado de ello! - ¿Vas a seguir dándome la lata con tus sermones o vas a cumplir a ciegas mis órdenes? - Voy a cumplir a ciegas tus órdenes pero sé que estás equivocado y que yo también me equivoco. Después de unos minutos de silencio... - Tengo noticias de que Zaida acude todas las mañanas al lugar donde pesca Zyriab para estar junto a él. ¿Es cierto eso? - Totalmente cierto. - ¡Pues ya ha llegado el momento de acabar con todo eso por el bien de todos los hombres dorfus! - Eso no es verdad y tú bien sabes que eso no es verdad. - ¿Cuál es la verdad según tu libre opinión? - ¿Me das libertad de opinión? - Te la doy. ¡¡Habla como un amigo sincero!! - Tú bien sabes que no lo quieres hacer por el bien de todos los hombres dorfus sino que lo quieres hacer porque tienes envidia y celos. No hay otra cosa más que envidia y celos dentro de tu cerebro. - ¿Yo tengo envidia de Zyriab? ¿Yo tengo celos de que Zaida pase tanto tiempo al lado de Zyriab mientras a mí ni siquiera quiere verme de lejos? - Tú sabes que eso es cierto. Esa es la verdad. Todos los hombres dorfus lo sabemos porque todos los hombres dorfus nos hemos dado cuenta. - ¡¡No consiento que nadie me hable de esa manera!! - Puedes matarme si lo deseas porque no voy a defenderme; pero morir por decir la verdad es la mejor manera que hay de morir. - ¿Por qué nadie se atreve a decírmelo a la cara? - Porque todos los cazadores te tienen miedo después de haber visto lo que haces con los cazadores que te dicen la verdad. Todos vieron cómo le costó la vida a Bawrin por decirte una gran verdad y por eso todos callan. ¡No te admiran sino que te tienen miedo! - ¿También me tienen miedo los pescadores? - A los pescadores no les interesamos para nada. Los pescadores son distintos. Ellos se preocupan de sus cosas y no le interesan, para nada, nuestros problemas ni nuestras luchas internas. - ¿Tan coformistas son los pescadores? - No. Tan sabios son los pescadores. - ¿Quién les ha aportado tanta sabiduría? - Tú sabes muy bien que esa sabiduría proviene de Zyriab. - ¿Y es cierto que Zyriab no adora a nuestros dioses y diosas? - Es cierto. Él adora a un Ser Creador de orden Superior al que llama Dios... y eso es lo que les predica a sus compañeros los pescadores... - ¿Y no crees que es el momento de actuar para atajar esas cosas? - No es eso lo que te interesa a ti. Tú sabes bien que no es eso lo que estás buscando porque te da miedo enfrentarte directamente contra él. Insisto en que solamente quieres hacer lo que estás pensando hacer porque le tienes envidia y, sobre todo, tienes celos de sus relaciones con Zaida. Y ahora... ¿cuáles son tus órdenes que debo de cumplir?... - Que elijas a diez sirvientes para que ellos y nosotros dos, en caballos por supuesto, salgamos al encuentro de Zaida para detenerla. Tienes que ayudarme porque yo apenas puedo moverme de la cama. ¡Esa es la orden que tienes que cumplir! - ¿Detener a Zaida para que tú tengas, por fin, la oportunidad que andas buscando para gozar de su escultural cuerpo? - ¿Y qué pasa si eso cierto? .- ¡Que habremos dado un paso más hacia la extinción definitiva del pueblo dorfu! Habrá guerra civil entre nosotros mismos. Pero si tú lo quieres así yo me limito a cumplir con lo que quieres. Al fin y al cabo nuestra destrucción está ya muy cerca y adelantarla unos cuantos años no supone nada más que un producto de nuestra impotencia. - Entonces elije a diez sirvientes para que preparen doce caballos, ayúdame a levantarme de la cama y a montar en el mío y salgamos todos a detener a esa ramera. - Está bien... pero te ruego que no la vuelvas a llamar ramera delante de mi persona... porque ni lo es ni lo ha sido jamás... - ¡¡No quiero seguir hablando contigo ni con nadie más!! ¡¡Ella será lo que yo quiera que sea!! - Te equivocas otra vez, Zarkón. Y preveo que esta vez es una equivocación fatal para ti. - No existe ninguna fatalidad para mí. No me meten miedo tus palabras. - No son palabras sino consejos. Parece mentira que hayas olvidado tan pronto a Sigrid. - De eso no tengo por qué hablar si no quiero. ¡Sal a cumplir con mis órdenes y pongámonos todos en marcha sin que se entere el Gran Isén que estará tan profundamente dormido como hace en los últimos tiempos! - Eso. Aprovechemos que el Gran Isén ya no es quien era. Aprovechemos que el Gran Isén vive sus últimos momentos y está tan acabado que tiene que dormir hasta el mediodía. Es una gran desgracia. - Pero una gran verdad. - Una gran verdad para nuestra gran desgracia. - ¡Estoy harto de tus razonamientos, Klach! ¡Cumple lo que has prometido cumplir y deja que los dioses y las diosas de los dorfus decidan sobre nuestro futuro! Klach ayuda a levantarse a Zarkón de su camastro, lo lleva al piso de abajo, lo deja sentado en una cómoda silla de cuero, escoje a los diez sirvientes cazadores violentos más msuculosos de todos ellos, hace que preparen doce caballos, ayuda a subir en su caballo al maltrecho Zarkón y, en breves minutos, todos galopan hacia el camino por donde ya anda Zaida meditando... - Manifestarnos a nosotros mismos nuestra propia verdad nunca nos hace daño porque todo ser humano debe conocer lo que hay dentro de él. Mal camino siguen aquellos que no saben cómo son ni lo que son ni para qué son así y no de otra forma. Sin embargo, quien conoce su verdad sabe de la entereza de su alma abierta y es capaz de entender el porqué de sus movimientos y la resonancia de sus voces. Quienes conocen su verdad, la vida y la muerte, se juntan en un punto concéntrico que es lo que podríamos llamar algo así como conciencia exacta de las cosas de su corazón y las causas que las producen. Hablamos mucho de amores y desamores, de encuentros y desencuentros, de búsquedas y hallazgos o pérdidas en medio de los caminos de la vida. Hablamos de las metamorfosis diarias en que nos introducen los anhelos palpitantes de nuestros espíritus traducidos a través de los sentidos. ¿Y quién nos puede decir a nosotros que no estamos descubriendo, día tras días, las partes esenciales de nuestras existencias? Yo más bien diría que, atareados por el esfuerzo creativo de nuestras palabras, entretejemos una tela radial de signos vitales. Y son los signos vitales los únicos exponentes que sirven para medir y codificar las verdades inherentes a nuestros espíritus humanos... esos espíritus que vemos, permeables y translúcidos, en el espejo pluridimensional de nuestras conductas. O somos tal como nos manifestamos o estamos traicionando a nuestra propia esencia personal. Y no hay peor cosa para vivir como pleno ser humano que construir una pesada carga de autoengaños vivenciales. La verdad de toda nuestra presencia en la vida es la única que, realmente, nos significa como verdaderos en cada momento y la única que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido hacia otros horizontes buscando un nuevo lugar dode habitar con toda nuestra existencia plena; un nuevo hogar para nuestra aventura de vivir con la liberación que nos otorga nuestro espíritu incansable. Así que manifiéstate en tu verdad y sé la luz de tu esencia en lugar de ser la figura fantasmal de tu sombra. Nuestro futuro nos está esperando. ¡Qué grande eres, Zyriab, y qué agradable es sentir tu mano caliente ayudando hasta en el momento más difícil de mi vida! De repente, Zaida se ve rodeada por los doce jinetes montados a caballo mientras les dirige Zarkón lanzandos gritos desesperados. - ¡¡¡Rodeadla por todas partes para que no pueda escapar!!! ¡¡¡Que no tenga ninguna salida posible!!! Zaida se da cuenta de que no puede escapar por ninguna parte, pero se mantiene tranquila. - ¡Ni voy a escapar ni lo necesito, Zarkón! ¡Veo que estás más maltrecho de lo que yo me figuraba pero al parecer todavía eres tan cobarde como siempre lo has sido! A Zarkón de la da un ataque de ira. - ¿Es verdad que vas al encuentro con Zyriab y que lo haces muy a menudo? - ¡Es verdad! ¡Voy al encuentro con Zyriab cuando a mí me da la real gana y lo hago muchas veces más de las que tú te imaginas! - ¡¡¡Así que no eres tan pura como todos dicen de ti!!! - Supongo que la pureza es algo que tú no sabes discernir porque naciste impuro del todo. ¡Eres incapaz de distinguir entre lo que es puro y lo que es impuro porque eres impotente para poder conocerlo! Así que piensa lo que quieras porque no te voy a dar el placer de saberlo. - ¡¡Pues ahora vas a saber tú cómo consigo yo mis objetivos!! - Sobre las relaciones entre los hombres y las hembras alguien me enseñó un día que el hombre valiente y verdadero es aquel hombre decidido que se plantea una meta solamente y nada más que una para ser siempre feliz; pero que el hombre cobarde y falso es aquel hombre indeciso que se plantea muchos objetivos diferentes pero nunca alcanza la felicidad. Ya sabes a lo que me estoy refiriendo. Zarkón entra en rabia... - ¿Ha sido Zyriab el que te ha enseñado eso? - Ha sido un hombre verdadero. - ¡Deja ya de charlar con ella, Zarkón, porque es mucho más inteligente que tú! - ¿Cómo has dicho, Klach? - Que esta hembra es mucho más inteligente que tú cuando habla; porque dice tales verdades que nos hace enrojecer a todos los hombres dorfus cuando la escuchamos. - ¿De verdad te sientes inferior a ella? - De verdad siento que ella es superior a todos nosotros. - ¿Entonces qué hacemos ahora? - Llevar a cabo nuestra fechoría antes de que alguien nos descubra, lo cuente en la ciudad y termines por quedar totalmente destruido. - ¡Está bien, Klach¡ ¡¡Sube a mi caballo, preciosa, y tendrás el sumo placer de gozar cabalgando junto a mi!! - ¡Jamás, Zarkón, jamás! ¡Mientras yo esté viva jamás subiré en un caballo a tu lado! Eso se lo reservo para un hombre verdadero y tú no lo eres! Zarkón no tiene apenas fuerzas para sostenerse sobre su montura pero se siente totalmente enfurecido... - ¡¡¡Te ordeno que subas a mi caballo!!! - Antes muerta. - ¡¡¡Jajaja!!! ¿No te resulto lo suficientemente artractivo? - ¡Eres menos atractivo que un cerdo comiendo la basura de los desperdicios junto a las ratas! - No malgastes las pocas fuerzas que te quedan, Zarkón... porque ella no subirá a ningún caballo contigo mientras estés viva... y yo entiendo que lo que has venido a buscar es gozar de su cuerpo... - ¿Qué debo hacer entonces, amigo Klach? - Hay una fácil solución a este problema. Yo me bajo de mi caballo y dejo que Zaida monte en él mientras soy yo quien cabalga en el tuyo para sujetarte porque estás a punto de ser derribado del todo. - ¿Y dónde queda mi orgullo, Klach? - Lo que tú llamas tu orgullo es solamente tu vanidad y estás pagando un precio exagerando por culpa de tu vanidad, tu orgullo o lo que tú crees que es tu valentía; pero yo escuché un día a un hombre verdadero predicar, a los que le estaban escuchando, que sobre la hombría todo hombre que se precia no tiene precio. - ¿Me vas a decir ahora que eso lo ha dicho Zyriab? - Me duele decírtelo porque soy tu amigo y tu más fiel seguidor y sirviente pero es verdad. Se lo escuché decir a Zyriab y cuando lo dijo se refería a que un hombre verdadero jamás se dedica a conquistar por conquistar sino a conquistar razonando y no pagando nada por ello. - ¡¡Cuando me recupere del todo iré yo a hablar con ese tal Zyriab!! - Es mucho más fuerte que tú, Zarkón. Lo demostró cuando estábais en la edad de estudiantes y lo puede demostrar en cualquier momento de vuestras vidas. ¡No le busques jamás si quieres ser el futuro Gobernante del pueblo dorfus! - ¿Quién ha dicho que le buscaré para pelear con él? - Te lo estoy diciendo en los dos sentidos. Peleando contra él usando la fuerza tienes todas las de perder pero luchando contra él usando el diálogo perderás mucho antes que usando la fuerza bruta. Deja ya de pensar en Zyriab y concéntrate en lo que vas a gozar con el cuerpo de la hembra más excitante de nuestro pueblo. Zarkón se da cuenta de que su amigo y fiel seguidor Klach le está aconsejando bien en cuanto a Zyriab mientras ha bajado del caballo, ha permitido que suba en él la excitante, erótica y sexy Zaida, y se ha subido en su montura para ir sujetándole por el camino. - ¡¡¡Está bien, Klach!!! ¡¡¡Vamos todos en dirección a mi árbol preferido!!! ¡¡¡Por tu propia voluntad o por la fuerza tendrás que venir con nosotros, Zaida!!! - Ni voy por mi propia voluntad ni voy por vuestra fuerza sino que voy con vosotros porque no os tengo ninguna clase de miedo. Todos cabalgan en la dirección que ha indicado Zerkón pero nadie se ha dado cuenta de que Hugh no ha salido esta mañana a pescar sino que ha preferido salir de caza con arco y, oculto tras una espesa mata, ha estado viéndolo todo y escuchándolo todo sin haber sido descubierto; así que Hugh, rápidamente, sale corriendo con todas sus fuerzas físicas hacia el lugar del cercano río donde ya Zyriab lleva unas cuantas grandes truchas pescadas. - ¡¡¡Zyriab!!! ¡¡¡Zyriab!!! ¡¡¡Olvídate ahora de la pesca!!! - ¿Qué te sucede, Hugh? ¿Por qué vienes tan pálido? ¿Te ha sucedido algo? ¿Has visto a los mogovos? Hugh recobra el aliento tomando un poco de agua que Zyriab le ofrece de su calabaza... - Mucho peor que todo eso, Zyriab. He visto cómo el cobarde Zarkón junto con once de sus cazadores más violentos han rodeado a Zaida cuando ella estaba llegando hasta a quí, la han hecho subir en uno de sus caballos y la han obligado a ir hacia los bosques para ser violada brutalmente. Zyriab sa un salto y se pone en pie. - ¿Cómo has dicho, Hugh? - Que el cobarde Zarkón, con la ayuda de once de sus cazadores más violentos va a violar brutalmente a Zaida atándola en un árbol como siempre hace con sus víctimas. - ¡Si ese cobarde hace eso es lo último que hace en su vida! Pero... hay demasiado bosque por dónde buscar... ¿cómo podemos encontrarla antes de que la viole ese animal? - No te preocupes por ello. Ese imbécil de Zarkón es tan estúpido que tiene la mala costumbre de repetir siempre sus malas costumbres sin un gramo de imaginación. - ¿A qué viene eso ahora, Hugh? - A que es tan corto de ideas que ha decidido atar a Zaida en el bosque de los abetos y en su árbol preferido; ese árbol que todos ya conocemos. Sólo tenemos que correr lo suficiente como para poder llegar a tiempo. - ¡Que nuestro Dios nos acompañe, Hugh! Dejaremos para otro momento lo de hablar de la imaginación. ¡¡¡Corre con todas tus fuerzas, amigo y compañero!!! - ¡Que nuestro Dios nos acompañe y lleguemos a tiempo! Zyriab y Hugh se lanzan a una veloz carrera, con todas sus fuerzas intactas, para intentar llegar a tiempo y antes de que Zarkón viole brutalmente a Zaida ante las miradas y el silencio cómplice de todos sus esbirrros; pero ya lo jinetes han llegado al lugar señalado por Zarkón. - ¿Quieres pedirme perdón, Zaida, y quizás tenga compasión de ti? - Mi respuesta es otra vez jamás. Yo soy una hembra dorfu pero no le pertenezco a ningún hombre dorfu nada más que a aquel al que yo algún día elija y ese día todavía no ha llegado, por lo menos que yo sepa, así que mi Dios me dirá a que hombre dorfu entrego mi cuerpo para que lo goce solamente él y no quien desee gozarlo. - Entonces el hombre que ha elegido tu Dios, ese Dios al que tanto nombráis las hembras insurgentes y rebeldes, quizás haya decidido que ese hombre dorfu sea yo. - Mi Dios no tiene tan pésimo gusto como todos tus dioses y tus diosas juntos. - ¡Cuando me vean todos mis hombres gozando de tu cuerpo quizás no sea como lo estás imaginando! - ¡O quizás tú no eres capaz de imaginar lo que puede hacer mi Dios! - Deja ya de hablar con el'la, Zarkón, y hagamos lo que hemos venido a hacer sin que nadie nos descubra porque después de esto la vergüenza hará que tengamos que estar callados para que nadie sepa lo cobardes que hemos sido por haberlo permitido hacer. - ¡Déjate ya de sermones, Klach! Pero llevas razón. ¡¡Que los cuatro cazadores salvajes más musculosos la bajen del caballo y aten sus brazos ante este mi gran preferido árbol que tantas hazañas me ha visto realizar!! - ¿No sabia yo que violar brutalmente a las hembras atadas a un árbol para que no se puedan defender y después de haber sido azotadas con correas, sea una hazaña, Zarkón! - No contestes, Zarkón, no contestes y guarda las pocas fuerzas que te quedan o sucumbirás en el intento. - ¡Jajaja! ¡Buen humor tienes, Klach! Pero atadla bien atada y comprobad que no puede tener ninguna posibilidad de escaparse. Eso hacen mientras Zarkón, como no puede mantenerse bien en pie, prefiere seguir montado en su caballo para guardar las pocas fuerzas que le quedan mientras Zaida termina de ser atada. - ¿De verdad no tienes miedo, Zaida? Zaida piensa. Zaida medita. Zaida está recordando una de las tácticas que le ha enseñado Zyriab para algún momento de gravísimo apuro y que consiste en prolongar lo máximo posible el diálogo para ver si hay tiempo de que alguien pase por el bosque, descubra lo que está sucediendo y pueda evitarlo; así que recurre al truco de ganar todo el tiempo que sea posible para poder salvarse. - ¿Quieres que te diga lo que yo pienso sobre el miedo, Zarkón? - ¡Jajaja! ¿Es que lo estás sintiendo? Zaida es tan inteligente aun en el momento más peligroso y difícil de su todavía muy joven vida que tiene la habilidad de no decir que lo ha aprendido de Zyriab para evitar que la ira y la cólera de Zarkón adelanten su deseo de violarla brutalmente. Y comienza por dar un gran rodeo en su conversación mientras Zarkón mira y admira su extraordinaria belleza. - Comenzar a desayunar con una sonrisa sirve para iniciarse en el sexo. El asunto es que hoy, dos perros me han hecho pasar un momento alegre. Porque la distancia entre ser un héroe o ser un cobardica también existe entre los perros. Dos matices distintos. La heroicidad es aquello que efectuamos todos los días para poder levantarse de la cama e ir al encuentro de la noticia. La cobardía es ese miedo que les entra a algunos cuando la noticia se encuentra con ellos. De ser un heroico a pasar a ser un cobardica sólo hay una decisión: bajar las escaleras. Porque subir no es tan difícíl pero bajar te pone la carne de gallina. De eso sabemos mucho quienes practicamos el senderismo. En el mundo actual, ser héroe consiste en descubrir un misterio mientras que ser cobardica es tener miedo cerval para bajar las escaleras del terror diario. Entre el héroe y el cobardica me convenzo de que hoy es un día para vivirlo sin pensar en nada más que encontrar la noticia y no salir huyendo. Café más que saludable. Es necesario descubrir lo que una taza de café puede hacer por tí... o un vaso de cristal donde, al dar vueltas con la cucharilla para que el azúcar se diluya, nos encontramos todo un mundo de sorpresas. Ganamos los de siempre. Los que tomamos café con leche para desayunar en lugar de emborracharnos con vino nada más comenzar la mañana. Ver la heroicidad alienta pero ¿nos dará miedo bajar las escaleras hacia el lugar de los espectadores como hace el cobardica cuando deja de actuar sobre el escenario para que todos le admiren? No es tan difícil la respuesta. Sólo consiste en comparar su cultura con la nuestra. Lo demás no me interesa para nada. Quizás los dos sean recordados por algún tiempo; pero mientras el valiente nunca será olvidado, el cobardica terminará siempre por formar parte del olvido. - ¿De qué diablos me estás hablando, ramera? - ¡¡No vuelvas a llamarla ramera delante de mi presencia, Zarkón, porque ni lo es ni lo ha sido nunca y eso lo sabemos todos los hombres y las hembras del pueblo dorfu. Sólo hay un motivo por el cual dejaré de obedecerte e iré contra tí para matarte con mis propias manos y ese motivo es si la vuelves a llamar de esa manera. Bastante vergüenza estoy pasando ya con formar parte de este acto de cobardía como para tener que soportar que llames ramera a la más pura de nuestras hembras. Si no quieres que olvide mi promesa de obvedecerte hasta el final ten la prudencia, al menos, de no insultarla delante de mi persona o es lo último que dices en tu vida porque te corto la lengua yo mismo, Zarkón. Zarkón queda asustado ante el rasgo de valentía de Klach. - Esto... bueno... ¿qué estabas diciendo, Zaida?... Zaida está alargando todo el tiempo posible por ver si llega el momento de su salvación. Desconoce si su Dios le va a ayudar pero sigue confiando en Él. - Muchas veces sentimos la sensación de ser pequeños, diminutos, como gotas que se borran en el accidentado paisaje urbano de la gran ciudad. Quizás esa sensación sea un valioso alivio para nuestra alma. Sentir un poco de miedo es la sensación de pertenecer a la esperanza surgida del escondite de la valentía. Sentir un poco de miedo quizás sea la mejor manera de plasmar la valentía sin límites en el mundo de las verdades inventadas por nosotros mismos sin saber exactamente para qué pero que sirven para dimensionarnos como verdaderos héroes y heroínas de la resistencia. Y es que es mejor no saber para qué inventamos un vocabulario para estar aquí, en este universo paralelo donde la garantía de ser algo se palpa en la fértil conciencia de nuestra existencia. Crear un poco de miedo quizás sea la mejor manera de ser todo un valiente o toda una valiente; porque la valentía no se mide por el sexo de los seres humanos sino por la verdaderea heroicidad de los seres humanos que no está en las leyendas que narramos junto al fuego de las hogueras cuando nos reunimos por las noches sino en los momentos inolvidables que vivimos a lo largo del día siendo solamente seres humanos que se aman uno a una o una a uno nada más. Eso no lo dicen vuestros dioses y vuestras diosas, que no son capaces de transmitir nunca un poco de miedo proque son sobrehumanos. Eso sólo lo cuentan hombres como Zyriab cuando alguien tiene la oportunidad de escuchar sus cuentos y sus relatos cara a cara... por ejemplo sobre la creación del primer hombre y la primera hembra por parte de Dios. Eso sólo lo pueden hacer hombres verdaderos como Zyriab y no falsos seres mitologicos como quieres llegar a ser tú. Aquello no lo puede soportar el orgullo y la vanidad de Zarkón quien, haciendo un esfuerzo supremo se baja del caballo, se acerca a Zaida y le tira del cabello para hacer que le mire de frente. - ¡¡¡Mírame bien porque voy a tener el placer que más he ansiado y deseado en mi vida desde que te conocí!!! ¿Qué ves? - Cualquier cosa menos a un hombre. Zarkón está destruido, suelta la cabeza de Zaida y se vuelve hacia todos los demás que le observan en mudo silencio mientras se empieza a desnudar haciendo esfuerzos sobrehumanos. - ¡¡¡Ahora veréis todos lo que hago aunque sea lo último que haga en mi vida!!! Efectivamente, es lo último que hace Zarkón en su vida porque, antes de que pueda volverse hacia donde se encuentra esperando Zaida para ser desnudada, azotada y brutalmente violada, la flecha que ha salido del arco le ha traspasado su pérfido corazón.
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