Amparo de los bocatas (Diario)
Publicado en Feb 05, 2014
A los 20 años de edad, uno debe saber siempre buscar amparo en los lugares suficientemente estratégicos para no ser devorado por las brujas. A los 20 años de edad lo mejor es escapar del cerco de quienes no te agradan para pasar momentos inolvidables junto a la ventana por donde brilla siempre el sol de la mañana, en los pisos altos de la empresa donde trabajas como un gladiador, y buscar amparo de los bocatas. Entre rodaja y rodaja de chorizo y bocado tras bocado de pan, los 20 minutos de refugio te sirven para tener mejores vistas, mejores recuerdos, mejores formas de entrever la realidad de tus sueños. No es cuestión, entonces, de discutir con nadie. Es cuestión de huír de las brujas (y de los fantasmas dicho sea de paso) para refugiarse en el rincón de las delicias.
Me gusta el rincón de las delicias para descargar mis neuronas de tanta numerología bancaria. Tanto darle a las máquinas del Debe y del Haber te convierte en esclavo si no huyes a tiempo y consigues encontrar ese sosiego que tanto te enamora a la vista de las circunstancias. Lo adverso no existe a los 20 años de edad si sabes elegir bien el rincón donde comerte el bocata con las bellas vistas. Y pasas revistas tras revistas para entretenerte con algo más que eso de las facturaciones de Compensación. Compensa después de estar trajinando tanto en medio de los que te miran como si les estuvieras quitando el sueldo. El mejor sueldo, a mis 20 años de edad, es poder saborear el bocata, con ayuda de la cocacola, mientras en la máquina de las botellas existe amparo suficiente como para poder seguir adelante. Subir y bajar las escaleras, para huir de tantos fantasmas y de tantas brujas, es un excelente ejercicio de salud física y de salud mental. Quien no sabe elegir las mejores vistas se quedan atrapados en la supina ignorancia de lo que se pierden por ser tan obsesivos con las pesetas. Más allá de las pesetas, lo mejor de esta existencia bancaria es buscar amparo de los bocatas y guardar silencio mientras escuchas conversaciones melodiosas, como salmodias angelicales con las cuales llenar tu composición humana de interés por los bellos rostros femeninos. Lo interesante de todo es poder tener las mismas oportunidades todos los días. Lo demás ya es Historia y a mí me encanta la Historia desde siempre. Sobre todo si con ella persigues un Gran Sueño mientras viajando en el metro procuras no dormirte de aburrimiento.
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