Una vida en este mundo -8- (Novela y Guin literario para Cine)
Publicado en Feb 17, 2014
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Yellow 
 
El sonido de la sirena de la ambulancia se expande por todo el interior. ¿Estoy realmente dentro o estoy todavía fuera? ¿Dentro de la vida o fuera de la existencia? Mientras el sonido de la sirena de la ambulancia me cala, como un cuchillo abriendo mis neuronas, dentro del cerebro, me llegan las voces... las lejanas voces cantadas... 
 
- Dicen que somos dos locos de amor que vivimos de espaldas al mundo real. Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable, interminable. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Estamos tocando el fondo. 
- Si tú nos ayudas a nosotros nosotros te ayudamos a ti.
 
Le miro a la cara y veo la vergüenza reflejada en su rostro de persona prepotente.
 
- ¡No! ¡Jamás voy a firmar una renuncia!
 
Aprieta sus puños por culpa de la desesperación, crispa su rostro y veo, reflejado en él, a todos esos que se creen superiores a nosotros. ¿Superiores a nosotros? ¿Quiénes son ellos que se creen superiores a nosotros cuando simplemente son unos rastreros lamiendo las migajas de pan que les echan los del poder? Le miro y me da pena, lástima, y también un poco de asco... y medito para mis adentros mientras estoy atado de pies y manos para no poder escapar. ¿Escapar? Si supiera este infeliz que no estoy queriendo escapar... así que vuelvo a dirigirle la palabra mientras él agacha la cabeza con esa sumisión de los cobardes...
 
- No permitiremos nunca que nuestra vida sea como una hoja seca en medio del camino, que el viento mueve para todos los lados en contra de nuestra voluntad. Vivamos nuestra propia vida trazándonos un ideal. Visto de amarillo. ¿Ve usted cómo visto de amarillo? Quizás sea porque Van Gogh se cortó una oreja o, por qué no, porque amarillo el submarino amarillo es, amarillo es, amarillo es. ¿Le gustan a usted los girasoles de Van Gogh o quizás lo del submarino amarillo le traiga recuerdos de cuando el sol nos calentaba en pleno verano y usted bebía para olvidar? Si Van Gogh se cortó una oreja... ¿cómo califican ustedes a quienes cortamos el hilo conductor de sus mentiras?...
 
O no me ha comprendido o no me ha querido comprender; pero ignora que yo no quiero ser comprendido por las gentes como él. Si supiera que por dentro estoy tan lejos que no me encuentro en su mundo... que mi mundo sólo es un lugar privilegiado para quienes no quieren ser como todos ellos... ¡No! ¡Nunca voy a firmar una renuncia! Así que me sacan rápidamente, rápidamente me llevan a la habitación, rápidamente me ponen el grillete en la muñeca izquierda y, también rápidamente, para no ver más tiempo sus vergüenzas registradas en mis sonrisas, cierran la puerta metálica con cerrojos y candados. Entonces sí. Entonces golpeo con enorme violencia el grillete contra la pared. Oigo los potentes golpes y escucho en silencio porque al otro lado del muro, en la habitación contigua, alguien ha escuchado mi mensaje y está contestando...
 
Golpeo potentemente usando el morse...
 
- ¿Qué estamos haciendo aquí, compañero?
 
Golpea con la misma potencia usando también el morse...
 
- Estamos aquí por no haber renunciado.
 
¡Alguien que me comprende ! ¡Alguien que sabe de mi verdad porque también es su verdad! ¡Alguien con quien poder dialogar a pesar del muro de la vergüenza!
 
Golpeo potentemente usando el morse y el me va contestando de la misma manera...
 
- ¿Qué sabes de la locura, compañero?
- Hablemos, compañero, hablemos. Llevo un año exacto sin poder hablar con nadie.
- ¿Un año exacto sin hablar con nadie?
- Sí. Y me queda toda una eternidad para seguir en silencio.
- ¿Una eternidad sin hablar con nadie?
- Salvo con la muerte, compañero, salvo con la muerte.
 
Y comienza el carrusel mientras nuestros golpes sugen del interior de las conciencias ante la vergonzosa realidad de los cobardes.
 
-  Las locuras que más se lamentan en la vida de un hombre son las que no se cometieron cuando se tuvo la oportunidad; de Helen Rowland. 
- Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás; de Albert Einstein. 
- En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón: de Friedrich Niztsche.
- La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia; de Edgard Allan Poe.
- La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma; de Goethe.
- La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca; de Heinrich Heine.
- Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios: de Carlo Dossi.
- ¡Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco!; de Vicente Huidobro. 
- Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura; de Edgar Allan Poe.
- Todos son locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo; de Ambrose Bierce.
- ¿Sabes filosofar sobre la locura, compañero?
- Puedo intentarlo si quieres.
- ¡Inténtalo por favor! ¡Intenta darme el aliento necesario para vivir encerrado aquí, amando este lugar hasta que la muerte nos separe!
 
Entonces es cuando comprendo que debo intentarlo. No por mí sino por él. No por mí sino  por todos los demás. 
 
- ¿Quieres que te cuente una historia?
- ¿Una historia que me dé algo de vida?
- Una historia que te dé algo de sonrisa, compañero
- ¡Sí! ¡Cuéntame una historia pero que ninguno de ellos lo sepa ni que ninguno de ellos se entere!
 
Bajo el ruido de los golpes contra la pared y le cuento...
 
- ¡Se abre la sesión! ¡La ciudad de Brenham contra el señor Jack Morrison! ¡Que se levante el acusado! 

Me levanto aturdido por el flash de las cámaras fotográficas de los reporteros.

- Señor Morrison… ¿Se declara inocente o culpable de los cargos que pesan contra usted?. 
- ¡Me declaro completamente inocente de todos los cargos señoría! 

El juez Milton me mira de soslayo

- ¿Así que se declara usted inocente? 

- ¡Totalmente inocente! 
- Entonces… ¿cómo explica usted su propia confesión de culpabilidad?. 
- Yo le explicaré señor juez… 
 
Se arma un tremendo revuelo de murmullos en la Sala…

- ¡Guarden silencio, por favor! ¡Oigamos al acusado antes de dictar sentencia! 
- Verá, señoría. Confieso que me encanta escribir. Escribir es mi gran pasión. Mucho más que cualquier otra cuestión en la vida.
- ¡Vaya al grano, señor Morrison, y déjese de rodeos inútiles! 
- Es que esto tiene mucha importancia para explicar el extraño suceso en que me veo envuelto.
- Continúe entonces. Pero sea breve. 

Y comienza mi historia… 

Todo empezó el 18 de julio del 2004, cuando se celebraba el 160 aniversario de la fundación de Brenham City. Ese día me acerqué a la feria y atraído por la charlatanería de un vendedor errante, que decía provenir de la lejana China, compré uno de sus bolígrafos de Magic In (Tinta Mágica). Ahí comenzaron todos mis males. 

Al llegar a casa me puse a escribir asfixiado por el calor. Hacía más de 38 grados a la sombra. La primera frase la recuerdo perfectamente. Decía así “¡Hace calor! ¡Se me oprime el corazón!”. Dejé la mano descansar un momento cuando comenzó a producirse algo sorprendente. Las letras empezaron a bailar de forma desorbitada y cuando me quise dar cuenta, al volver a leer el texto escrito, éste se había cambiado. Ahora decía “¡Yace el dolor! ¡Se me suprime la razón!”. Evidentemente no era lo que yo había escrito. ¡Las letras de aquella tinta mágica habían bailado!

Después, sin haberme repuesto de la sorpresa, escribí la siguiente frase: “!Si este calor no se disminuye voy a terminar poco menos que estofado!". Las letras volvieron a bailar enloquecidamente y la nueva frase quedó. Al final, así: “¡Si este dolor no se diluye voy a terminar por lo menos enloquecido!”. Asustado escribí una tercera frase. No recuerdo ya lo que había escrito pero era algo como “¡Espero no cometer un acto subliminal!”. El texto bailó de nuevo y quedó en “¡Espero cometer un acto criminal!”. Asustado por el cariz de las frases escribí una larga carta a mi querido psiquiatra el doctor Cadenas.

“Estimado doctor. Tengo que confesarle un hecho conflictivo. He comprado tinta mágica y las frases se cambian continuamente de sentido. ¡Por favor, ayúdeme! ¡No sé lo que me está pasando! ¡No entiendo ni un pimiento de este hecho portentoso!”.

Y la carta la metí rápidamente en su sobre sin esperar a que bailasen las letras esta vez. 

- ¡Espere un momento Señor Morrison! La carta fue entregada por el Doctor Cadenas a la policía. Es una confesión de que usted cometió el crimen de Manson House. Como usted sabe, al prender fuego a la mansión usted quemó vivos a sus cinco habitantes: la familia Manson y sus tres pequeños hijos. 
- ¡Eso es imposible, juez Milton! ¡Yo no he escrito ningun a carta confesando ningún crimen!. 
- Mire la carta y léala usted mismo en voz alta, Señor Morrison. 

Tomé la carta en mis manos y leí en voz alta…

“Estimado doctor. Tengo que confesarle un hecho delictivo. He comprado una pinta de gasóleo y los gases han hecho arder todo con sentido. ¡Por favor, ayúdeme! ¡No sé lo que me está pasando! ¡Estoy arrepentido de este hecho horroroso!”. 

- Pero la carta que yo envié no decía nada de eso. Está cambiada. Ya le digo que las letras bailan solas. 
- ¿Y usted cree que la policía y los ciudadanos de Benham somos tontos?. ¡Usted declara que quemó fuego a la mansión! ¡Han muerto cinco seres humanos y eso está condenado, en el Estado de Texas, con la pena de muerte! A no ser que…

Quedé esperando lentamente… sin comprender nada…

- A no ser que sea declarado usted un demente total y entonces será usted condenado a cadena perpetua en el penal de Galveston. ¿Qué tiene usted que alegar como última palabra?. 
- ¡Que soy inocente!. ¡Mi carta de confesión no era sobre un crimen tan horrendo sino sobre un suceso portentoso! ¡El de la Tinta Mágica! 
- Decididamente usted está loco. Pero es usted un loco muy peligroso. Así que debido a las pruebas médicas yo le condeno a cadena perpetua en el penal de Galveston donde usted se pudrirá hasta que muera. ¡He dicho! ¡Caso juzgado! 

Y aquí estoy ahora, en el centro psiquiátrico del penal de Galveston completamente enloquecido y escribiendo frases en la pared. Frases que cambian continuamente de sentido porque las letras de la Tinta Mágica bailan continuamente.
 
Al otro lado las carcajadas son tan sonoras que me hacen a mí tembién carcajearme sin saber por qué pero sabiendo que es mejor carcajearse. Es tanto el estruendo que se arma cuando todos los demás también carcajean que acuden todos los esbirros asustados por si es verdad que sabemos reír o sólo son imaginaciones suyas. Vienen para admirarse de verdad porque todos nosotros estamos riendo a carcajadas.  
 
Escucho el frenético rugir de los candados y la cerradura. Veo entrar al doctor y la enfermera con sus dos rostros insustanciales, más blancos de miedo y pavor que sus propias batas. 
 
- ¿Qué ha hecho usted, jovencito? ¿Qué nueva insensatez ha cometido?
 
Les miro de nuevo. Cada vez que les contemplo directamnte a la cara más pálidos y demacrados les veo, más insulsos les veo, más cero a la izquerda les veo...
 
- Resonancias de mi temperamento. Una cosa es ver el agua y otra muy distinta descubrir sus tonalidades. Este ámbito, que al principio me parecía extraño, ahora lo siento natural. Si estoy condicionado por lo inmanente, ¿dónde está realmente el mundo? Mi percepción aún no ha sido ajustada al molde que otros desean; pero creo que ese molde es un error. Por eso tengo la sensación, desacostumbrada, de desconocer lo que presencio delante de mí. Comprendo cómo he llegado hasta aquí, pero no entiendo por qué las esferas de los relojes se empeñan en repetir, una y otra vez, el mismo monocorde acompañamiento. 


- ¿Qué diantres quiere decir eso, jovenzuelo?
- Escuche lo siguiente, doctor, porque sólo de lo voy a decir una vez, como solamente una vez se ama en la vida con total renunciación. ¡No voy a firmar la renuncia ni voy a renunciar a ella jamás! 
- ¿Te estás riendo de mí?
- Me estoy riendo. Solamente me estoy riendo. Escuche. Mi despreocupada bohemia se desviste de toda clase de máscaras de olvido mientras te espero a ti, princesa en el camino de los caprichos de las imágenes del mundo. Y este torrente de sangre en sinfonía despliega todas sus sensaciones para darte la magnífica acogida entre el Himno de los Bosques y la Estepa del Nazas. ¡Vámonos de aquí Princesa! ¡Vámonos de toda esta tristeza! ¡Vámonos por la selva de los rumores de la noche, a despertar la madrugada junto al nervioso pájaro carpintero! ¡Calienta mi helada soledad con tu rojo y encendido espacio de campánula y amapola!. 
- ¿Qué estás diciendo? ¿Quién es tu Princesa?
 
No les digo que es la que juega al ajedrez... 
 
- En el supremo instante en que tiemble toda la Tierra con la luz de tus consuelos, yo te prometo que me romperé en jirones para, terremoto humano en espiral, ser sólo un puzzle de múltiples jazmines con los que tú podrás confeccionar ese collar de crótalo sonante con el que tanto sueñas. Y todo eso sólo porque a mi helada soledad la has convertido en hondo y tremendo cataclismo. ¡Otra vez me estoy volviendo loco con esta tremenda sensación de que me penetras hasta el último rincón de nuestro orgasmo!.
 
Rápidamente me hacen tragar las pastillas de la ausencia, me pinchan el líquido de la ausencia... y de pronto... todo me baila, todo da vueltas a mi alrededor... todo es ya una ausencia... y sólo me queda un último recuerdo de ella jugando al ajedrez e invitándome a sentarme con ella en el jardín de nuestra ausencia... 
 
Antes de hundirme en el fondo del sueño golpeo con fiereza la pared pero desde el otro lado ya nadie me constesta. ¿Le habrán dormido también? ¿Estarán intentando electrocutar sus neuronas o hacerle una lobotomía para ocultar que está más cuerdo que todos ellos juntos? Conmigo no. Conmigo no han podido. Y antes de perderme en la espesura del sueño consigo hilvanar mi penúltimo discurso.
 
-  Habrán de caer las rosas de llorar perlas desde su tallo y la realidad de todos nuestros sentires se llenará de vuelos alumbrados bajo el leve resplandor de las estrellas. Y el tiempo de meditar dejando letras en la noche pasada por el tiempo, se irá diluyendo hacia el alba con un propio paseo entre nuestras manos. La luna hará, una vez más, su presencia en este latir de sangres ensoñadas en la verdad de todas las palabras vivientes y escritas como en hojas expandidas por el viento de la existencia. Y cuando soñemos, una vez más, con la verdad de nuestros sueños... habrá un resurgir de pétalos en la clara mañana del nuevo día.  ¿Cuándo nuestras vidas dejarán latidos entre las sombras del recuerdo? Cuando haya callado el respiro de las rosas que lloran perlas desde su tallo y cuando la aurora vaya a desentrañar el verdadero espíritu habitable de nuestras conductas humanas. No somos otra cosa más que un suspiro nacido en un día en que las luces encendieron su crepúsculo en nuestro aliento y, desde entonces, estamos viviendo en este pleamar de vaivenes cotidianos con el ensueño de crear existencia con palabras nacidas en esas mismas rosas del amanecer. Se me ha hecho tarde para ir a recoger los frutos de este otoño, pero esperaré a la nueva primavera para ver florecer nuevamente a las rosas en el jardín suspendido de estas horas locas Y es que vivimos la única cordura de todos nosotros y nosotras para ser siempre unos locos del mañana...
 
Le doy la mano a ella, paseo con ella, la beso a ella... y. hundido en la negrura del sueño, estoy durmiendo con ella....
 
Porque podrán ir eliminando, uno tras otro, a todos mis compañeros y compañeras que han tenido la valiente locura de carcajearse delante de sus narices. Los van a ir eliminando uno tras otro y una tras otra. Los irán eliminando para que parezca como que nunca han existido. Pero no saben que yo sí existo. Y que soy el que está riendo... solamente riendo... para salvar a todos los demás de la locura...  y para que se entere el mundo entero, cuando haya derribado los barrotes de la crueldad, que nunca he firmado ninguna renuncia porque nunca he renunciado a jugar ajedrez con ella. 
 
Intuitivamente sigo lanzando el mensaje que están recogiendo millones de corazones humanos a través de la emisora de radio en la que, desde la siguiente madrugada, me han dejado trabajar. Me acerco al micrófono de la emisora del manicomio mientras lo enlazo con el Internet...
 
- ¡Buenos días, Humanidad! Ella cierra los ojos y deja sus labios entreabiertos. Mis dedos, ya sin temor alguno, juegan a ser pinceles a lo largo de su cuerpo. Después me entretengo en dibujar en su bello rostro figuras que van tomando vida como movidas por el soplo de Dios: una sirenita azulada, un barco de vela de color añil, una luna negra, estrellas multicolores, dos gaviotas blancas como la luz del alborear, un corazón del color trigueño del maíz… Se oye la lejana voz del viento. Amarla no es sólo poesía. También es deseo de ver cómo se calienta bajo el tacto de mis sentimientos. Es hacerla viajar por países tan imaginarios que no duerme dos veces en el mismo lugar. Amarla es no tener conciencia de dimensión alguna ni de sentido concreto a la hora de dibujar sobre todo su cuerpo sueños convertidos en pájaros errantes a través de las yemas de mis dedos. Quizás amarla sea también hacer que su sensualidad se convierta en un sencillo diálogo entre mis preguntas y sus disposiciones para abrasarse en el fuego de mi ansiedad. Amarla es estar loco de verdad. ¡Conmigo no han podido pero a otros muchos y muchas los están eliminando por amar de esta manera! ¡Somos Setamor y Bisalma al mismos tiempo! ¡Somos Setamor y Bisalma a la misma vez! ¡Somos Setamor y Bisalma con el mismo latido de nuestro único corazón! ¡Aunque a muchos y a muchas los estén eliminando en los manicomios por ser de la misma manera en que somos y no como nos quieren imponer que seamos! 
 
Han cortado mi voz pero lo han hecho demasiado tarde porque el mensaje ha sido escuchado por millones de seres humanos a lo largo y ancho del planeta y se está multiplicando sin cesar. 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Novela y Guin literario para Cine.

Palabras Clave: Literatura Prosa Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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