Espejo
Publicado en Feb 24, 2014
Dentro de mí, yace escondido un oscuro lugar. Un ambiente tétrico y siniestro, en donde guardo todo mi odio y coraje. La madriguera de mi otro yo, el ente sádico y maligno. Mi opuesto completo. Procuro estar alejado de él pero cada vez que me miro a mí mismo en el espejo, no puedo evitar contemplarlo. Mirarlo listo y preparado para salir. Entonces no quiero hacer nada más que gritar. Batallas he enfrentado; en contra mía él siempre está. Me quiere apoderar, que sea yo el arrinconado y encerrado detrás de una jaula fría y de acero. Rodeado de oscuridad, miedo y tinieblas. Ahogado en su poder y sentir una impotencia claustrofóbica e inquietante. Sus manos, más negras que una sombra, acarician mi cuello de manera dolorosa y punzante. Tras mis pupilas lo veo, veo a ese monstruo, la bestia que vive en mí y que he alimentado con el paso de los años. El espejo no me miente, nunca deja de ser sincero. Reflejado en él encuentro mi representación más digna: ¡la de una vasija! Eso es lo único que soy, un cuerpo huésped, un títere manipulado por mis propios demonios. Estoy perdido. Solitario vivo en el olvido de la desesperación propia, única y, exclusivamente, de mi alma ajena y rota. Soy un portador. Un maniaco esquizofrénico. Un terco y ciego adicto a la sangre de otros. Un amante y amigo de la violencia desenfrenada. No estoy loco, estoy en lo cierto. Por fin he abierto los ojos... Es hora de aceptarme a mí mismo, a mi verdadero y otro yo que ha vivido oculto tanto tiempo en mi propia cabeza. Espejo, no me mires con odio. Mírame con la gracia y sutileza de su recuerdo. O como yo antes solía hacerlo... ¿Qué más da? No volveré a ello. 23/02/14
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