¡Qué tarde tan hermosamente triste!
El sol muriendo, el aire sopla..y yo, ahí parada pensando que me puedo pausar mientras el mundo sigue su curso sin esperarme.
Los sonidos del aire se cuelan entre mis oídos trayendo consigo recuerdos, dolores, nostalgias y ausencias que duelen.. pero aquí estoy, consumida, más consumida que el cigarro que me acabo de fumar mientras escucho a lo lejos sonidos de un bat de aluminio golpeando una pelota, niños gritando que juegan beisbol. Sonidos que me recuerdan a mi en aquel callejón llena de tierra jugando a ser la mejor.
Solo tuve que levantar un poco la mirada, situarla en un plano no muy alto del cielo naranja, ahí donde anda un papalote libre volando. Lo único que pude pensar fue "bendita inocencia porfavor no mueras", pidiéndole a la vida que no se chingue a ese niño o niña que juega con el aire; suplicando que algún día eleve sus sueños y que no se enreden o corten por ningún pinche cable.
Me dió por recordar mis tardes jugando en el callejón, cuando me raspaba las rodillas, cuando no me preocupaba más que por no romper mi ropa, no ensuciarla mucho para que mi mamá no me chingara... y ahora, me preocupo por todo, sobretodo por sobrevivir un día más con la máscara...
Al fondo, pasa una niña de la mano de su papá,una señora con bolsas de mandado, un señor que regresa del trabajo y me doy cuenta de que estoy depresivamente tranquila ¿Es motivo suficiente para asustarme? No recordaba como era estar despegada del caos al menos por un rato, supongo que no pasa nada. Luego, no sé porqué chingados me da por ver los cables que van de un poste a otro, viendo como en ellos cuelgan unos pares de tenis viejos, justo como en mi callejón... y pensar que lo único que esta vida tiene en común con mi callejón es el número diecisiete marcado en la que llamo "casa"...que jodidez.
Colores, sonidos y gente pasan por esta tarde tan hermosamente triste: lo único que percibo en singular es UN olor... huele a noviembre... huele cabronamente a noviembre. Quien no lo sepa que me ignore, pero no me gusta el olor a noviembre, ese olor a una ausencia terrible y el anuncio de milésima apertura de una herida que proximamente cumplirá 5 años... pinche tarde culera, me haces depresivamente feliz.