No me venga con sus buenos dias levántate y brilla, sé que tengo que levantarme de nuevo y entrar al matadero
con la desición necia de terminar medio completa para el siguiente día de ruedo.
No me diga que la vida es fácil y hermosa, no me obligue a levantarme la camisa y remangar mis pantalones para
enseñarle la belleza de mis cicatrices, contarle sobre el éxtasis que me provocó un día el dolor y no 
me haga contarle cómo obtuvo su peculiar matiz de color cada una de mis heridas, no me haga, porfavor, decirle que el rojo es mi color primario, básico.
No me diga que lo único que me salva es la fé. No señor, no es la solución omnipresente en todas las vidas, habemos 
quienes a pesar de sentir el morir en cada paso, nos seguimos levantando y no por férreas personas que somos, sino por la determinación de perseguir un fin más grande que nuestro propio orgullo o ego.
¡No señor!
No me cuente sus historias ni me diga que cada viernes es de verano.
De ese verano más fresco y divertido, donde el sol es señor alegria y las nubes son blancas como la inocencia de siglos muertos y perdidos.. no...
Mi verano es vivir siempre arriba de los 40 grados, sintiendo que la suela de mis tenis se derrite bajo mis pies cuando camino, mi verano es la deshidratacion que me consume y me tumba dos veces por mes al menos; señor, no me quiera pintar el cuadro más hermoso sabiendo que yo no estoy impedida visualmente, mucho menos ciega. Y escucho bien y presto atención, por eso su cuento no me convence.
Usted no me venga a decir que me siente y me calme.
¡NO!
A ver le propongo, cálmese usted y pretenda que no se llena de pánico cuando su mundo está en peligro, 
dígame que puede ser indiferente ante el dolor de esa gran mujer que le dio la vida. Anímese. Le propongo, aplíquese sus consejos con la misma frialdad con la que para los demás los perfila, le propongo, aguante la vara: total está fácil segun sus propios dichos señor.
Así que por lo pronto: Usted no me diga, que yo sé muy bien como me las ingenio.