EL CANDIDATO (libro de cuento)
Publicado en Apr 03, 2014
Mis mayores afectos
---------------------------------------------------------- El candidato (Inicios) Un buen día terminó esa aventura y regresé a mi hogar; el patio estaba cubierto de malezas mostrando signos de haber estado ausente de la higiene por un largo tiempo. Al abrir la puerta, hallé un grupo de folletos publicitarios sucios de tierra y manchados a causa del agua, que se había colado por el dintel en los días de lluvia. El interior estaba como lo dejé, vacío, bueno casi pues había vendido todo lo que tenía valor monetario. Había dejado un anafe, una lámpara a gas y 3 cajas con mis cosas en la casa que linda al fondo del terreno, don Mauricio me las guardó con mayor celo y además vigiló mi propiedad; así que luego de abrir fui a traer todo. Es de comprender que la luz eléctrica estaba interrumpida por falta de pagos, pero con las ventanas abiertas de día y con la lámpara a gas encendida de noche, cegué a la oscuridad, hasta que todo estuvo normalizado. Aun me sentía como si flotara, es una extraña sensación de falta de pertenencia a ese lugar que desapareció en los días posteriores cuando la vida me obligó a retomarla; no había pasado tanto tiempo y sin embargo sentía que estaba en tránsito y que pronto alcanzaría otro destino. Me senté en un anticuado sillón y al instante sentí suavemente la comodidad de los espacios propios y mirando si ver el viejo almanaque, que como una burla del destino tenía la estampa de un lujoso hotel, mientras mis pensamientos viajaban velozmente hacia los profundos recuerdos de las arenas doradas. Me transporté en alas de la memoria incansable hacia aquellos días que parecían lejanos. “La emoción abrumadora de poder transitar en suelo africano tantas veces añorado, fue sumergirme en ese continente de ensueños, algarabías y bellezas el cual competía y lograba empequeñecer por amplio margen las asperezas del terreno, que sacudían con violencia los vehículos en nuestro derrotero por el Sahara. Dos años atrás conocí a Manuel en Buenos Aires. El tiene su domicilio en Tenerife, pero recorre los países de habla hispana por cuestiones de negocios. Siempre que tengo la ocasión de verlo aprovecho pues su amplio conocimiento sobre alfombras persas rescata mis más profundos y mágicos recuerdos de las historias de antaño leídas por mi madre. En nuestra última reunión hace seis meses le expresé que me agradaría poder visitar alguna tribu nómada que aun conserve sus costumbres ancestrales. Al parecer el ímpetu de mi deseo fue tal que dijo sorprendido - ¿Que te impulsa a querer ir a pasar penurias en el desierto? - El deseo de ver cómo vivían nuestros antepasados, bueno los míos, por tu aspecto puedo arriesgarme a decir que perteneces a otro grupo. - Es verdad, los míos son de otras latitudes; pero quédate tranquilo, porque a mi regreso me contactaré con un amigo altruista, es antropólogo y pertenece a una organización internacional que estudia la evolución de las tribus y a la vez buscan la manera de detener el avance de los arenales sobre las zonas fértiles. - ¿Ha tenido éxito? - No mucho, pero no claudica, además recorre periódicamente la región del Sáhel. Dos meses después me envió un e-mail con el número telefónico de Mohamed. Al día siguiente busque la hora apropiada y me comunique, Manuel lo había puesto al tanto de mis intenciones y con beneplácito accedió a ser mi guía e intérprete. Ese día hicimos una cita, para encontrarnos tiempo después en la bella ciudad de Nuakchot, que está enclavada en una estrecha franja fértil a orillas del Atlántico. Había hecho combinación en Paris y baje muñido del pasaporte y el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla que es obligatoria (asimismo me hice colocar la de malaria y cólera), además declare todo el dinero que traía como es obligatorio, que no era mucho y allí mismo convertí los euros a Uquiyas en relación de trescientos a uno. Pasó casi un año…y por fin nos encontrarnos, luego de infinidades de videos llamadas. Al vernos nos saludamos a la manera musulmana. El estaba visiblemente emocionado y me extendió su respeto con la frase As-Salâmu ‘Alaikum ("la paz sea contigo, o, con ustedes") y respondí tímidamente y con todo el temor de equivocarme, como lo haría cualquier no creyente pero infinitamente respetuoso de la fe, Alaikum Salam ("contigo sea la paz, o, con ustedes sea"), para que el pueda reconocer que no estaba cometiendo ningún error al recibirme en su cotidianidad. Nos retiramos hasta el lujoso bar para beber té árabe dulce con menta. Allí la ingestión de alcohol está prohibida por el Islam, lo que me pareció un punto favorable. Luego de dar un amplio recorrido por esa modernísima ciudad nos detuvimos en la sede de la organización que dirige. Allí tuve una muy grata sorpresa, pues habían preparado una habitación para que me sirviera de dormitorio, mientras permanecía con ellos. El lugar era fresco, acogedor y por sobre todo no me representó gastos. Por la noche fuimos a cenar a su casa, allí comprendí que no es musulmán aunque ha adoptado mucho del Corán. Me descalcé al entrar, estaba toda la familia esperándonos; sus tres hijos, dos nenas y un varón que son criados a la manera europea, moderna pero moderada como su esposa francesa, abiertos al dialogo nos entendimos bastante bien con mi español y mis balbuceos en francés y por breves lapsos mezclábamos estas palabras con mi rudimentario árabe, que había aprendido previamente con la ayuda de un diccionario para viajeros. Amélie, esposa de Mohamed, nos sirvió Tiabuyene, un plato muy elaborado y exquisito de arroz con pescado y verduras, de postre pastelillos de hojaldre rellenos con miel, dátiles y frutos secos, acompañados con te verde a la menta fresca. Durante toda la cena bebimos agua mineral. Ella me comentó sobre la gastronomía y me recomendó que probase el ‘cus cus’ que es el plato nacional, realizado con sémola cosida al vapor en una ‘cuscusera’. Luego nos retiramos a disfrutar de la velada en el patio. Cuando llegó el momento de elegir la música hubo un choque generacional, padre e hijos debatieron por el derecho a elegir los intérpretes y los adolescentes se dirigieron a mí diciendo: - Aproveche a oír música moderna aquí, porque durante el viaje nuestro padre te atosigará con la tradicional las cuales tiene grabadas en mp3. - No es verdad, mis gustos son variados, respondió el padre con una franca sonrisa. - Si es así nos permitirás que pongamos la que tenemos seleccionada de antemano para agasajar al invitado. - Ustedes ganan, ya tendrá tiempo de disfrutar con lo verdaderamente magnífico. Reímos todos. - Iniciamos con algo cautivante, una mezcla lo tradicional con lo moderno como Ouleya Mint Amán Tichit, Aicha Mint Chighaly Ghermy Esweydeye Algo que realmente hay que admirar de ese pueblo es su amor por la poesía y la música, ambas inseparables. Las reconfortantes horas pasadas en compañía de su familia allí y en otros lugares a los que visitamos juntos, quedarán encriptados en mi memoria como unos de los momentos más felices de ese viaje. Caminé toda esa hermosa ciudad, menos las mezquitas que está prohibido el ingreso a los turistas. En la madrugada del segundo día partimos hacia el noreste; ambos vehículos todo terreno estaban bien equipados, inclusive llevaban una amplia Jaima (tienda oblonga y rectangular, armada con franjas unidas de tejidos de pelo de camello-), y nuestro primer destino fue Terjit, la distante. Lugar al que arribamos después de seis horas, donde la vegetación y el agua termal convierten este oasis en un espacio magnífico, después de tanto terreno desértico. Al ver el lugar y por un breve instante desee caer de bruces sobre la hojarasca, el viento había traído briznas de pelaje suave de los dromedarios las cuales quedaban irremediablemente atoradas en las pequeñas oquedades de las palmeras. Todo es delicioso, este vergel disipó nuestro cansancio y el de muchos otros que vienen a abrevar a sus bestias en este sitio de tierra más feraz. Dos días después íbamos rumbo a nuestro nuevo destino y pudimos apreciar el amanecer. El sol parece emerger raspándose contra el borde agreste de la duna la cual armada con el filo de un antiguo Nimcha (sable curvo musulmán de origen magrebí.) lograba despellejarlo y desprender de este, fulgores naranjas y oro, que se extendían generosamente sobre la arena hasta llegar a nosotros tiñendo todo de luz. En ese trayecto el fue explicándome de forma amena sobre las tribus y de cómo todos en esa región tenían los mismos orígenes, pude deducir que todos los oriundos del Magreb y sus descendencias son parientes, esto conllevaba a que nosotros también y así me presentó en el futuro lo que me facilito mucho las cosas. Esos viajes para su forma de razonar eran como ir a visitar familiares distantes y además me enseñó todo lo referente a esas personas y a sus costumbres tan antagónicas a las mías. Cuando concluyó su monólogo dejo escapar de sus labios como remembrando un adagio – La sangre nos une pero la fe nos separa. Arribamos a Chinguitti, séptima ciudad santa del Islam, me dicen que este sitio fue el principal asilo caravanero de la región. El paisaje majestuoso del oasis con las palmeras datileras y el agua fresca rompían la monotonía lúgubre ofreciendo un sinnúmero de placeres a los sentidos; esta estampa regional parece haber sido sacada del antiguo testamento. Fue en el mes de julio, el de los calores intensos, todos se agolpa en los oasis para recolectar dátiles y luego se realizarían el Guétna. Mi anfitrión estimaba que allí estaría una familia de beduinos con los que podía socializar. Ellos habían llegado mucho antes de lo esperado y pude elucubrar que todo ese verde latiendo frente a ellos debió ser una inspiración, a la vez que se convertía en el bastión de todos sus sueños y seguro destino de sus anhelos más caprichosos. Arribando pudimos avistar de lejos las Jaimas colocadas en círculo, esto permitía que los animales permanezcan protegidos en las noches dentro del aprisco que allí quedaba delimitado. La algarabía de nuestra llegada marcó un acontecimiento feliz, es que son muy atentos con los huéspedes. Después de los saludos de rigor sirvieron el té con una pequeña tetera finamente trabajada, acompañada de pequeños vasitos tratados con mucha delicadeza, junto a esto un pan de azúcar protegido por su embalaje. Sirvieron el líquido muy calientes y bien espumosos en tres rondas que se beben de a pequeños sorbos, la primera es amarga como la vida, la segunda algo más dulce, dulce como el amor y la ultima mucho más dulce, suave como la muerte. Por la noche fuimos a un collado del Erg Uarane, a esas horas la naturaleza descubre su tesoro escondido en el firmamento. De pie sobre el promontorio más visible de la duna y bajo el domo majestuoso donde titilan millones de astros, pude imaginar que estaba en el centro de todas las luces. La magia umbrosa me envolvió y al extender los brazos estimé que quizás si me esforzaba un poco podría atrapar algunas de los más pequeñas he inasibles estrellas que parecían tan cerca de mis dedos. Absorto permanecí en silencio observando la belleza suspendida sobre mí como un sinnúmero de esmeraldas, rubíes y diamantes engarzados en esta porción de cielo. Ante tan magnitud todos los murmullos se disiparon y solo oí el ritmo de mis latidos. Este paisaje esplendoroso para el buen observador es más que solo grava y arena o todas las vicisitudes infringidas por el clima. Se puede observar como el Sahara nutrió de vida y moldeó el espíritu indomable de sus habitantes y los elevó a la sublime condición de hombres libres, dueños indiscutibles de sus destinos y protectores de sus costumbres. Así es como los mauritanos viven bajo la protección de Allah. Fue en el instante que nos dispusimos a regresar que busqué la caja revestida en cuero y lustrada, sobre la cual lucia una placa de bronce con una inscripción en español y en árabe como recordatorio por la visita. En su interior guardaba un Facón, hoja de acero de 40 cm, el cual poseía mango y vaina finamente labradas, elementos que eran usado por los gauchos argentinos hace más de un siglo atrás. En esos hombres de campo arreando y acampando en sitios inhóspitos con costumbres nómadas, hallé algunos puntos de similitudes con estos beduinos. Traje el arma punzo-cortante como un presente de agradecimiento para el hombre, que con gran amabilidad, me brindara la oportunidad de introducirme en sus costumbres y aprender de ellas. Llego el momento de la partida y fui en busca del obsequio del cual todos en mi grupo conocían y no lo hallé. Con asombro por esta situación se lo comunique a mi guía y amigo el cual presentó la situación ante la autoridad de ese campamento, muñido de una fotografía del elemento en cuestión y el motivo por el cual había sido traído. Sin más y encolerizado por la descortesía que había sufrido, inició una exhaustiva búsqueda y lo hallo escondido bajo unos almohadones, en la sección donde dormían dos de sus camelleros. Sin poder vislumbrar al culpable solicitó la ayuda de su anciano padre el cual permanecía bajo su cuidado en el sector de huéspedes. Cuando estuvimos todos reunidos, anunció una prueba que realizaría entre ambos sospechosos para descubrir al inocente. Había hecho cargar dos ánforas con el tinte usado para dar color a los tejidos y mando a cada uno de ellos que arrodillado introduzca una mano abierta en los recipientes en cuestión, agregando que el que sacara la palma de la mano sin teñir seria el inocente. Ambos lo hicieron a un mismo tiempo, pero el ladrón temeroso de ser descubierto cerró el puño antes de tocar el líquido. Cuando recibieron la orden ambos las sacaron y el más joven mostró en alto a todos los presentes la suya limpia. Sin hacerse esperar el juez del pleito lo declaró culpable alegando que su delito lo inclinó a hacer trampa. Toda la petulancia cesó al verse descubierto. Atrapado y quejumbroso pidió clemencia sabiendo que sus leyes no admites lenidades. Con mucha calma el astuto anciano lo interpelo - ¿Por qué pretendes conservar una mano que te traicionó dos veces? Luego de aquella experiencia brutal y la vez estrechamente ligada a la sabiduría, volvíamos hacia mi punto de retorno, en ese nuevo amanecer. Hacía varias horas que viajábamos callados, solo la inconfundible música de los griots haciendo coros y palmas; atrapado por la magia de aquellos días me entristeció un poco mi regreso como si mi nueva existencia sería el de vagar por siempre en ese inconmensurable continente. Mi constante estado de algarabía se fue moldeando a la situación y al enfrentarme con la realidad que no era otra que volver y retomar la vida donde la dejé, volvieron mis cavilaciones con un color gris plomo teñidas de tristezas. Creo que me habré quedado dormido entre los recuerdos, los anhelos y mis fantasías de poder estar eternamente en ambos lugares a la vez, el cual quizás es un pensamiento de todos los viajeros. Desperté casi irritado de comprender que ese lugar estaba tan lejos que jamás lo volvería a ver y que aquellos amigos ocasionales permanecerían en mi sin envejecer, invariablemente con sus mismas ropas y el timbre inconfundible de sus voces, con sus vehículos cargados de equipos y viajando sin detenerse con el sol a sus espaldas por siempre. Hasta que de apoco se irían en silencio por un estrecho pasaje de mi memoria donde perderían primero sus nombres, luego sus rostros hasta que un día no tendría nada que me los recordara y por último, haya lejos en el futuro llegaría a dudar si todos aquellos momentos fueron reales o algunos productos de la imaginación, de los hechos, de las historias oídas y de los pensamientos vagos. Allí permanecí cavilando y tratando de alejar mi tristeza y el desamparo que me observaba desde los rincones de esta tapera con la avidez de un sabueso hambriento. No pasaron ni veinte horas de mi arribo y me visitó Juan. Este vestía remera y gorra con visera, ambas celestes haciendo juego con la leyenda ‘votándome se vota usted’. Este fue el primer más elocuente indicio que había diversificado sus actividades y que estuvo en contacto con algún político. Con la gran curiosidad que lo caracterizaba, pero más ansioso y con la visible desilusión al descubrir que no le traje nada, ni fotos, porque no llevé cámara. El seguramente esperaba algún recuerdo especial quizás de origen artesanal de gran representación autóctona de ese lejano continente. Preparó jugo de naranjas, exprimiendo media docena de estas y lo diluyó con un poco de agua fría, se acercó muñido de una jarra con el preparado a mi mesa de trabajo y con mucho disimulo para no ponerme en alerta, fue levantando de a uno los papeles que estaban dispersos, los observaba y trataba de dejarlos como estaban, mientras yo limpiaba con esmero el piso ayudado con una vieja escoba plástica bastante deteriorada. No claudicaba en la búsqueda de mis apuntes o del bosquejo de la novela, quizás hasta el primer capítulo, de alguna anotación referencial, pero solo hallo los cálculos, datos geográficos y otros que realicé antes de mi partida. En varias oportunidades camino nervioso por la pieza tratando de disfrazar su ansiedad por mi laconismo. Se restregaba las manos y hacía preguntas a las que respondí sin muchos detalles, hasta que no pudo soportar más. - ¡Ya es hora que hables!, para que hiciste semejante viaje y ahora te quedas callado. - Sabes para que lo hice, para saber más sobre mis orígenes. Quería saber cómo piensan esas personas ya que dos de mis abuelos son oriundos del Magreb. Conocerlos de cerca, oír sus historias, sus sueños, sus aflicciones. - ¡Vos y ese viaje al que llamaste proyecto familiar! Gastaste todo lo que poseías y pagaras por largo tiempo el dinero que te prestaron. - Y no gasté más porque no pude obtenerlo. - ¿Y, que conseguiste? - Todo. Ellos abrieron sus memorias y me contaron de sus miedos, tribulaciones, pecados, delitos y traiciones…y mucho más de lo que podrías imaginarte. - ¿Pecados, delitos y traiciones? ¿Quiere decir que ahora podrás plasmar en ese relato las más escabrosas y mordaces situaciones? - Contrólate. Estas eufórico, ¡sosiega tu morbo, pues no escribiré esa historia jamás! - ¡¿Qué?! - Me niego de forma indeclinable a revelar sus confidencias. - ¡No seas tan soberbio, jamás llegará tu novela tan lejos! - Lo sé pero aun aquí hay algo que me lo recuerda. - ¿Qué? - Mi promesa implícita. Me observó con curiosidad y sonrió mientras se acerca tratando de hallar en mi algún cambio visible, al verme igual que siempre me palmea la espalda, menea la cabeza y se aleja hacia la calle rengueando como llegó, pero antes de trasponer el portón me dice - Nunca dudé que mis secretos estaban a salvo contigo. Con mucha dificultad por esa pierna herida de bala, sube a su bicicleta y se va. Por aquí todos me dicen el viejo aunque tenga 50 años y vivo solo en esa casa heredada de tía Ester, quien quedara viuda de muy joven. Murió hace poco tiempo después de permanecer por muchos años aquí y puedo asegurar que me amaba como a un hijo, quizás porque no tenían los propios. Carecía también entre otras muchas habilidades la de adquirir inmuebles bien ubicados. Pero ella antes y luego yo, conocimos la felicidad en esa casa. En cuanto a mis vivencias confieso que he perseguido sin claudicar las historias, pues escribir y poder vivir de eso, fue mi afán recurrente y algo alejado en estos días. Por todos los medios buscaba que conozcan mis trabajos para adquirir un cierto reconocimiento en el medio literario que alimentó gradualmente mi autoestima. Llegue a la conclusión que muchos de esos relatos, sobre todo los antiguos, no debieron estar bien redactados, ellos fueron rechazados en algunos certámenes por lo que los guardé celosamente para corregirlos algunas vez.. Congeniar con otras personas siempre ha sido sencillo para mí en todos los estratos sociales, puede establecer lazos de afecto y confianza, pero en los más pobres son más amenos y se encuentran anécdotas más coloridas. Estuve intrincado en las más retorcidas relaciones amorosas, pero he tratado de hallar una salida elegante de todas ellas, la que rara vez logré en mi anhelo de no herir a otros. Periódicamente recorrí sitios variados en pos de la inspiración para nuevos relatos y fue así como concluyó ese viaje el cual sentí que fue un escollo en mi cotidianeidad, como dijera una amiga. Visitando otros sitios los espacios dejan de ser íntimos y los silencios son interpretados como signos de aburrimiento por los anfitriones, al considerar que arribaban al fracaso de sus metas las cuales estaban orientadas a entretenerme. Pero al regresar a ese estrecho lugar propio se recuperaron los valores, las verdaderas dimensiones de las palabras y hasta el hastío puede ser reconfortante. Pronto estuve en mi ritmo y pensé -- hoy seguramente volverá Juan con su presencia gris furtiva a visitarme. Entre nosotros nunca habían existido muchas palabras, la comunicación estaba casi ausente ya que no compartimos las mismas preferencias musicales, ni por las mayorías de las actividades sociales, culturales o laborales y aun así no sentíamos que falten diálogos o que sobren apatías. En algunas ocasiones con una mueca de aprobación o una media sonrisa como todo dialogó de una tarde fue suficiente, donde yo permanecía oculto tras mis apuntes, Mientras el escuchaba un partido de fútbol, por la radio en el hermetismo que les brindaban los auriculares., ya que es una actividad que detesto. Su respeto a mis silencios es lo que más extrañé en mí deambular errático. Fue un día como hoy o como cualquier otro que llegó a esta casa sin dar explicaciones y sin solicitarme el permiso; ingreso callado, estaba herido. Sin hacerle preguntas lo dejé reconfortarse antes de partir nuevamente, fui su cómplice silencioso. Un mes después regresó recuperado, se detuvo en el portón de entrada al patio lateral observándome callado y sin hacerme esperar le hice una señal para que pasara. Desde ese día viene con asiduidad cuando necesita un tiempo de sosiego es su vida convulsionada, este sitio es como un santuario para su alma y me reconforta verlo plácido surcando con comodidad mis espacios, como un fantasma. Cada vez que terminaba una narración le permitía que lea mis notas y él me la califica desde su estrecha instrucción haciendo grotescas caritas de gatos con un lápiz verde en el borde de la hoja. A transcurrido un nuevo tiempo, estoy solo con mis arcas vacías y mis sueños exiliados, aunque podría estar más feliz si apareciera una nueva inspiración para sumergirme en ella y poder oír el rugir del viento huracanado sacudiendo las sombrillas, el agua golpeando con furia las arenas de la playa salpicada de pequeñas caracolas mientras en el oleaje el marino se esmera en mantener el velero erguido entre las ráfagas que acaban de sorprenderlo. O impregnarme del aroma de los azahares en la placidez que brinda esa tierra poblada de árboles frutales en líneas interminables, entre los aleteos de las aves devoradoras de naranjas y mandarinas, con sus plumajes azulados, las abejas y otros insectos danzando o saltando entre la hierba, mientras camino en ese contexto armonioso hacia la casa donde me esperan los ancianos; allí henchido de la excitación que me produce ese momento, nos sumergiríamos en un río de palabras y luego de sacar un generoso poco de agua del pozo me refrescaría los pies hundiéndolos hasta los tobillos, que luego con la piel relente continuare deleitándome con el paisaje. O tal vez en una plazoleta pueblerina donde los niños jugaran en los columpios colgados de viejos armazones de caños corroídos por el abandono, de los cuales se desprenderían ásperos sonidos al crujir los goznes oxidados, que se mezclarían con sus risas cristalinas fracturando todos los silencios y penetrando en todas las oquedades de los relatos, esos que voy imaginando hasta hartarme con la sublimidad de mis reflexiones. Pero en realidad estoy envuelto en esta niebla pegajosa de vacío, ausente de mi está el aroma de las mieles, la sutileza de la brisa va haciendo danzar los trigales cerca del bosque más profundo y más oscuro donde la vida late en toda su magnitud. O en la suave lluvia que al golpear con sus tenues gotas el cristal de mi ventana formando en ella pequeñas venas de agua, que se escurren iniciando una historia o concluyendo otra en un torbellino de pasiones que giran hacia la vorágine de un final fortuito. Sin más que la sola angustia de no poder formar ni una sola frase coherente, ni una sola idea se ofrece humildemente para darme ánimo. Garabateo en el papel donde su blancura nívea aparenta la sima a donde temo caer y en sus bordes aparecen tenues las huellas frescas de inspiración extraviada. Gracias a Dios, Juan dista mucho de ser un psicólogo, de lo contrario dictaminaría al ver mis dibujos - Claramente se halla envuelto en un dilema al cual no avista solución - Sonrío al imaginándolo psicoanalizando mis trazos erráticos. Aferrándome a una quimera descorcho una botella de vino, es que quizás allí pueda hallar algunas letras mareadas en el líquido rojo, bebo unos sorbos y espero infructuosamente hasta dormitarme. Algo amodorrado comprendo que es temprano aun para que anochezca y como no quiero perder el resto de la tarde lamentando ese fracaso y decido salir a caminar mientras le doy tiempo a Juan que pase por mi casa en su acostumbrado derrotero vespertino. Me desplazo con lentitud aprovechando el paseo, recojo con los sentidos todos los detalles posibles, pero los aromas son los que registran mayores sensaciones dormidas. Es difícil recordar las situaciones en cada uno de esos momentos, definir los aromas de la naturaleza que reviven cada acontecimiento y lo que es más misterioso es el porqué caprichosamente quedaron asociados a ellos; cada fragancia es un momento de alborozo, una cara bonita o una situación regocijante; cada brisa perfumada por los jazmines, rosas u otras de las casas aledañas al camino o simplemente las pequeñas flores en sus tallos silvestres, que están a ambas márgenes entre la maleza salvaje. Todas esas esencias me recuerdan algún rostro sin nombre que la distancia y el tiempo no han logrado corromper. Voy hacia el terraplén que protege a la ciudad en tiempos de crecida del río, allí depositamos nuestras esperanzas un mes al año y nos olvidamos de mantenerlo en buen estado el resto de los días. El paredón de tierra recorre un sendero caprichoso porque en su trayecto no siempre está a la vera del río, en algunos lugares se desvía varios cientos de metros dentro del poblado dejando extensos terrenos desamparados. El pasillo que transito se le adhiere transversalmente, cuando alcanzo la cúspide hallo un improvisado sendero situado sobre la tierra compactada, que frecuentemente es usado como avenida de circunvalación y ahora me sirve de mirador hacia todas las latitudes. Los vecinos arrojan todos sus desechos domiciliarios hacia el lado opuesto sin importarles si en las cercanías hay más personas que deban soportar el vaho fétido; el viento que arrastra trozos de bolsitas plásticas y cuando no es humo son millones de moscas de todos los tamaños y colores. Siempre me gustó mirar en la basura y aquí hay bastante para pasar un buen rato observando ya que se extiende por varios centenares de metros. Había recogido un viejo palo de escoba con la que movía las bolsas para ver en su interior. A pocos pasos la distinguí separada del grupo, era una cajita que llamó mi atención por sus bellos colores y porque poseía la estampa de un payaso con la nariz colorada y el plastificado del material lo hacía brillar de forma inusual. Levanté la urna de cartón, en su interior un mazo de pomitos de témpera con material en su interior, algunos más, otros menos; Estos estaban sujetos con una bandita de goma reseca que se cortó al tocarla. En el fondo, tapados por dos dibujos de prueba se encontraban tres pequeños pinceles algo gastados. Uno posee el mango astillado y todos tienen huellas de pintura hechas por los dedos de un niño. Con el pequeño tesoro en la mano, regrese a la casa cuando comenzaba a oscurecer. Unos metros antes de portón halle a mi amigo que regresaba cansado de esperarme. Al verlo le extiendo la cajita multicolor, me mira extrañado frunciendo el seño - ¿Para qué es esto? - Lo compre para ti! - ¿No me digas? - Si para ti ¿Que te sorprende? - Parece que fue usada. - solo la probaron para saber si funcionaba. La deja sobre la mesa que está en el alero contiguo a la cocina, lugar que en otras circunstancias financieramente mas holgadas, haría de garaje. - Bueno tratare de hacer algo. - Allí dentro hay dos dibujos, coloréalos, están para que te familiarices con los elementos. - Si, un día de estos… también la había visto y estuve tentado a levantarla, no sé porque no lo hice. - ¡Esto debe significar algo! - Si, un buen motivo para que vos escribas una historia, rastros de colores en la mesada y el justificativo de mas hojas por todas partes. Reímos sonoramente, no sé si hoy hablamos por el resto del año o es que la charla le empieza a gustar, la era silenciosa fue acogedora pero creo que ya finiquitó. Desde mi regreso es de la comunicación plena y pongo todas mis esperanzas a que sea igual de buena que la anterior, ya que si fracasara no podremos volver al mutismo y la relación se quebrantaría. Pienso que todas las evoluciones son traumáticas, pero hacerlas lo mas armoniosas posibles es el objetivo primordial. Lentamente mis temores se disipan cuando me llama desde el patio donde tengo un entramado de tacuaras y alambre, cubierto con una Santa Rita, bajo esta sombra esta una vieja mesa de hierro con tres sillones oxidados, esos que eran usadas con frecuencia en los jardines. Saca un pincel lo moja en la pinturita verde y traza unos arabescos en una de mis hojas, luego pone todo su empeño en tratar de convencerme que es una de sus grotescas caritas de gato, mientras agrega este nuevo tema. - Estuve ansioso esperando que llegues para que me ayudes a moldear una idea magistral y requiero de tu invalorable habilidad en estos temas escabrosos. - Mmm… ¡Tantas alabanzas! Seguro que hallare una pequeña fractura en alguna parte la cual me dejará entrever la verdadera faceta oculta. - ¿eres capaz de pensar eso de mi? - ¡Vamos Juan, Desembucha! ¿Cuál es la idea que te ha sacado del letargo? - El propósito es firme pero me está costando darle forma al proyecto. Para mejorar sustancialmente el barrio y para lograr un mejor vivir para todos. Lo miro sorprendido por su por su novel arrojo, - ¡Viniendo de vos esto parece una broma! - Deberías tener más confianza en mí, he estado pensando que con mejorar la seguridad quizás bastaría. Quiero hacer algo en bien del lugar pero me siento franqueado por mis limitaciones y meditando llegue a la conclusión que necesito que me planifiques el ataque al problema. Y para colmo ya comienzo a hablar como vos… - Si, sabes que pondré todo mi empeño, pero antes demos luz a las verdaderas intenciones, en otras palabras ‘pone todas las cartas sobre la mesa’ ¿Vos lo haces para postularte en el futuro como Concejal? - No ¿Cómo crees eso? Estoy verdaderamente preocupado por los habitantes que cohabitan conmigo en este caserío. - Si no me decís la verdad cambiamos de tema - ¿A qué verdad te referís? - ¡Qué paradójica escena! Al mismo tiempo que me pedís ayuda subestimas mi inteligencia tratando que crea que solo el altruismo guía tus intenciones Agacha la cabeza y descubro que sus mejillas se pusieron rojas. - Es que por primera vez tengo vergüenza de reconocer que un proyecto con fines de lucro que desde su planificación ya me supera ampliamente, pues quiero comenzar a recorrer el camino de la función pública. - ¡Tú!, ¿tienes vergüenza? - Si. Un poco… - ¿A quién se le habrá caído para que vos la encuentres?, seguramente donde frecuentas con tus amigos no será. Eso te pasa por andar juntando cosas en la calle. Ja. Debes desechar esos sentimientos los cuales son opuestos a tus planes, ya que Política y Honestidad no viajan juntas. Quizás lo hagan en teoría pero no en la práctica que conozco. - ¿Nunca? - Eso no lo sé, solo opino de lo que aprendí durante los muchos gobiernos que manejaron el país durante mi adolescencia y adultez; aunque no sé cómo fueron antes, como serán después o en otros países ya que mi humilde opinión solo de circunscribe a mi entorno. - Bueno te explicare cual será el plan al que te ajustaras estrictamente. - ¡Fabuloso! Por ahora brindaremos con unas cervezas que traje a tu cuenta. Nos sentamos frente a la mesa del comedor y mientras bebíamos le fui explicando. - Juntarás un grupo de compañeros no mayor de quince para poder controlarlos correctamente y los adoctrinaras en sus funciones y le explicaras que de esta ardua tarea de la cual no percibirán ningún tipo de remuneración, todos estarán bien posicionados dentro de los primeros escalafones de la política, la cual los lanzara como candidatos para ocupar puestos públicos de baja categoría al comienzo, pero con pocas funciones laborales y sueldos seguros. Todos estarán sujetos a tus indicaciones a las que cumplirán sin objeciones y portarán como emblema ‘un chaleco de hule color amarillo flúor, con bandas reflectárias haciendo cruz en ambos lados, completando el atuendo un bastón gris’ como los usados en los mangos de las azadas, ya que no hay suficiente capital para uniformarlos a todos, en esta nueva campaña de protección a los ciudadanos honestos. A los vecinos comunicarás las intenciones del grupo, enviando a tu novia con varias de sus amigas casa por casa y dialogando con cada uno, las cuales muñidas con un volante explicativo que entregarán personalmente. En esos volantes estarán redactadas las intenciones, las cuales se comprometen a perseguir en el bien de todos. No hace falta que todas sean verdad, pero no pueden haber incoherencias. Además se informará de la formación, a corto plazo, de la futura Comisión Vecinal y la lista de candidatos que habrás redactado previamente con tu mayor perspicacia. Pero la primera acción será visitar en grupo a los delincuentes a los cuales amedrentarás avisándoles que de delinquir en este barrio recibirán serias penalidades con el visible deterioro de sus aspectos físicos. Estos correctores se harán efectivos con el rigor que se requiera. Por hoy es suficiente, cuando termines de organizarte vendrán todos y tendrán que dar le un aspecto más austero y prolijo a esta casa que te servirá de cede. Desde hace algunos años se formó este villorío como otros muchos populosos barrios, compuestos por asentamientos de pobres e indigentes, salpicados por algunos antiguos pobladores los cuales generalmente son los dueños de los comercios más prominentes. En forma lenta en sus comienzos y ahora en una carrera desbocada hacia el ocultamiento de los hacedores de actos delictivos en el centro de la ciudad, lugar de donde huían despavoridos para ocultarse en el rancho de alguno de sus pares donde escondía el botín y luego desde allí lo reducía poco a poco por unos míseros pesos. Estas acciones diarias fueron dándole al lugar la fama de ‘aguantaderos’ y el trajinar ilimitado de delincuentes, los cuales ahora también robaban a los vecinos, fue convirtiéndose en zona de guerra donde la policía estaba ausente. Transitar luego del anochecer por sus calles descuidadas, muchas de ellas con profundas huellas, que fueron dejando los proveedores comerciales que aun en días en que las lluvias visitaban a sus clientes arremetiendo con sus tractores, arrastrando pesados acoplados muñidos de ruedas duales las cuales desbarataban literalmente algunos tramos, hasta el punto que luego ni caminando se podía pasar. Ese trozo de terreno quedaba abandonado y la vegetación crecía en medio de lo que había sido una calle. Pero lo más peligroso eran los jóvenes sin contenciones familiares, que en grupos, bajo la protección de la oscuridad provocada por los mismos, pues rompían los pocos focos del alumbrado público. Allí formando círculos fumaban o inhalaban sustancias tóxicas las que modificaban sus comportamientos tornándolos más agresivos con los transeúntes, alguno de los cuales eran sus vecinos. Luego de la hora veintitrés comienzan las detonaciones de las armas de fuegos de todos los tonos y estridencias. Desde la vereda de mi casa se puede observar muy a menudo como rompe la oscuridad absoluta un largo chorro de fuego hacia los cielos y varios segundos después llega el sonido característico de una ‘tumbera’. Así a medida que avanza la noche todos tipos de violencias salen a lucirse en un popurrí diario donde puñales, garrotes y machetes se suman, formando una melodía de alaridos y gemidos de dolor con finales algunos más trágicos que otros. Con el amanecer se disipan los ánimos y derrotados por el sueño y el cansancio de tantas agresiones devuelven la tranquilidad al lugar del cual nadie creería que hace pocas horas estuvo en una guerra despiadada. Esa noche nuevamente como corolario de la alegría por la final de un partido de fútbol que se emite por televisión, como de costumbre la algarabía y el alcohol dejaron como testigo de la rivalidad acostumbrada y quizás algún cadáver. La ambulancia y la policía retiran muy temprano a los que quedaron derrotados en esta lid, para evitar la modificación del deprimente paisaje al que todos estamos acostumbrados. Aquí las veredas son inexistentes en su mayoría, tras la hierba salvaje están las profundas cunetas por las que no corre el agua, innumerables terrenos que por muchos años tienen hechuras de casas a medio terminar, se ocultan de la vista de todos entre los arbustos y alimañas por doquier. La paciencia corroída de todos, la que nunca perece acabar y nos vuelven más sordos a las zozobras ajenas, mas indolentes y más apegados a la decidía cobarde de la desesperanza, es la mayor constante. Una mañana llegó a casa una joven simpática preguntando por Juan, su apariencia es común a otras muchas que conozco por el afán que gobierna mi vida y me impulsa a comunicarme con todos. Mi actividad como electricista con la cual he subsistido hasta ahora y me ha producido un fuerte estrés. La bella morocha de aspecto liberal tiene en su rostro colocado dos Piercing o zarcillos, uno en el labio inferior, es una pequeña barra cilíndrica metálica levemente curvada con dos bolas y otro pendiente de pincho con la forma establecida especialmente para ese uso en la nariz (específicamente en el cartílago alar lateral, sobre la ventana nasal) y en el lóbulo de su oreja un aro también metálico con forma de medialuna. Todos los adornos estaban en el lado derecho del rostro. Sus dedos percudidos del trabajo rudo con las uñas malamente pintadas de rojo, de las cuales faltaban algunas porciones de color las que se habían desprendido trapeando pisos. En ambas manos, en las últimas falanges de cada dedo poseía una letra tatuada con burda caligrafía, en la que se podía distinguir las frases -te amo-. En el brazo una rosa dentro de un corazón con dos iniciales y en la espalda a la altura de la cintura un tribal realizado por un profesional en el arte de tatuar. Tenía más tatuajes y piercing’s bajo la ropa los cuales supe de ellos tras haber transcurrido un corto tiempo. Completaba sus atuendos con un pantaloncito muy corto de tela lona azul despintado y deshilachado como se usaba; completando el conjunto con una remera clara con el emblema del grupo de rock ‘La 25’ , cadenitas en el tobillo, collares de colores y muchas pulseras, anillos y como no pudo faltar, el teléfono celular en la mano. Mascaba chicle con la boca entreabierta. Los cabellos desgreñado por el viento que arreciaba desde temprano, no lucia el reciente corte en degradé con mucho volumen, claramente aconsejada por la peluquera a causa de la forma cuadrada de su rostro. Se acercó con total falta de timidez al portón y golpeó las manos para llamar mi atención. Al verla entre y me coloqué una camisa para atenderla, es que al no estar en maya me da pudor tener el torso descubierto. Me aguardó ese breve tiempo con actitud de agotamiento y fastidio, parada de forma poco elegante, descargaba todo el peso del cuerpo sobre la mano que se apoyaba en la rodilla de la pierna con la cual pisaba sobre una pila de escombros. Esos trozos de ladrillos que nunca tengo tiempo de distribuirlo en la acera y cuando al fin hallo un momento siempre encuentro la escusa para postergar el trabajo. Al entrar al patio le ofrecí algo de beber y aceptó, mientras me dirigía hacia la heladera le explicaba que a esta hora era muy raro que Juan viniera y que aunque no molestaba su presencia podía perder mucho tiempo esperándolo. -- El me pidió que venga a esperarlo aquí para ir juntos al centro, es que el barrio está muy peligroso por los arrebatadores y drogadictos que pululan a cualquier hora y principalmente en alguna de las tres paradas de colectivos. Le comento que él tendría que ocupara de controlar la situación y que ella debía ayudarlo. La dejé allí soñando con su héroe, pero con un vaso de gaseosa, al tiempo que le ofrecía el uso indiscriminado de las instalaciones de la casa antes de irme a seguir con lo que estaba haciendo. No puedo negar que me sorprendió la nueva preocupación de Juan por el contorno donde vivimos, tengo la certeza que él no se encuadra en la figura altruista la cual pretende hacer creer a su amada. Un rato después fue a la cocina y preparó algo, luego se acercó a mi mesa con el termo, el mate metálico blanco de boca azul que posee dos asas y su respectiva bombilla, la azucarera y unas rodajas de pan, las que halló en una bolsa de hule verde oscuro que permanece colgada de un gancho a la pared, atrás de la puerta que comunica con el patio. Todos los elementos dispuestos sobre una bandeja enlozada y algo cachada por los golpes, la cual tenía en el centro la estampa de uno grupo de frutas compuesta por un racimo de uvas claras con su respectiva hoja, una hermosa pera madura más una manzana roja y brillante. Se acomodó en un sector de la mesa y retiró la servilleta blanca con rayas rojas que lo cubría todo por la excesiva cantidad de moscas que hay, luego abrió el frasco de mermelada de durazno y con delicadeza cubrió las rodajas con una fina capa y las acomodaba casi con ternura en un plato. Sentada a mi lado y mientras cebaba curioseaba los papeles que están dispersos por montones y la mayoría de ellos escritos en ambos lados. De pronto fijó su atención en los dibujos inconscientes y los garabatos espontáneos que hice uno de esos días que no tengo inspiración. Miró con detenimiento unos arbolitos y mientras sostenía el papel quedó pensativa, será que está tratando de recordar una situación similar, pensé y de pronto dijo - yo colecciono unos semanarios donde vienen publicados temas varios. Y en alguno de esos recuerdo que trajo un test sobre dibujos similares a estos. Se ve que se propuso analizarlo y me solicitó el trozo de la hoja en cuestión, a lo que accedí con prontitud. Seguidamente llego el novio y se inclinó para darle un beso ya que ella no se levanto a recibirlo, luego en la tomó de una mano y la hizo poner de pie, lo hizo mientras doblaba el papel con cuidado y se lo coloco en el bolsillo trasero. Cuando fue a llevar las cosas que trajo a la cocina el me dice por lo bajo –¡ Ella esta tan ‘pirada’ como vos! (es un una forma de explicarme que ella no estaba en su sano juicio) - ¿Y por tu casa como andan? - le respondí sonriéndome y pronto agrego otro dicho popular: mira vos, se asusto el muerto del degollado…ja. Luego se hacen unos mimos y se alejan de la mano riendo, de quien sabe que comentario malicioso le hizo el por el tiempo que estuvimos solos. Luego los veo alejarse contentos mientras pensaba – ahora estamos completos, la novia de Juan va a ensayar psicología con mis dibujos inconscientes. ¿Me quede pensando donde había visto a Noelia anteriormente? Su rostro me parecía conocido pero no pude recordar. Luego nos enteramos que a esa hora y cerca de aquí en un establecimiento industrial donde trabajan su cuñado y su hermano Nicolás había ocurrido un hecho lamentable, que habría dejado como saldo un asesinado en un confuso episodio dentro del horario laboral. Todo el vecindario se conmocionó pues uno de los involucrados vive aquí cerca y aunque el muerto es de otro barrio, se lo veía a diario transitar por estas calles. Ese hombre era casi anónimo y ahora que ya no volverá a surcar estos pasajes polvorientos, todos tienen especial y morboso interés en los vericuetos de su vida. Estos tristes y escabrosos detalles eran conocidos por unos pocos como Nicolás y del cual me gustaría oír su historia. Se lo digo a Juan y este le preguntará al otro en uno de esos días en que viene a buscarlo para ir a jugar al fútbol, en el potrero que está situado del otro lado del terraplén. Deja que termine de hacer mi solicitud, me mira con malicia y sonriendo me dice - no podes negar que eres más chismoso que mi tía Marta la solterona y mi sobrino Emmanuel juntos. Quizás por los mismos motivos que ellos. - La austeridad te está enloqueciendo - Agrego Noelia con picardía. - Mis hermanas, tías y primas suspiran al oír tu nombre, todas y cada una de ellas quieren venir a visitarte. - Que vengan, será un placer atender a tu familia. Reímos los tres. El se aleja para ir al baño y ella aprovecha para darme un pellizco y decirme por lo bajo – pero no sueñes, que nadie vendrá a verte. Al anochecer pasé frente de la casa de doña Mercedes y allí estaba ella, al verme se puso de pie y con prontitud salió a mi encuentro y entre las palabras con la cual pretendía que supiera todo lo feliz que estaba con mi aparición por esos rumbos y luego de darme un beso en cada mejilla a medio labio, asió mi brazo con firme dulzura y me llevó casi arrastrándome hacia el interior del patio. Allí aguardaba la dueña de casa, su hermana mayor, a la vez que ambas me daban la bienvenida al lugar. A esta señora no la conocía, pero si a don Ángel, su esposo, quien en una época tuvo problemas coronarios, según se dijo luego de que la ambulancia había salido en varias oportunidades raudamente hacia el hospital. Juan y yo lo conocimos hace un tiempo, a mi parecer es un hombre afable que trabaja de sereno en una empresa donde se fabrican pre-moldeados. Fue la vez que fuimos a buscar unos desechos para relleno. Dialogando con este señor comprendimos que sabía mucho de albañilería y en otra oportunidad le solicitamos que nos ayude en la colocación de una ventana, a lo que se prestó con mucho entusiasmo. Finalizada la tarea comprendimos que todo lo que hicimos para ayudarlo solo lo había entorpecido, pero nunca había ido a su casa, por lo que no sabía donde vivía. Dos días después Noelia y Juan vienen abrazados. Al verlo con la misma remera de los días anteriores sonrío con picardía y está a la espera el comentario mordaz, - Dime amigo ¿Acaso saqueaste la sede política que tienes tantas remeras iguales o no te la sacaste mas y tendremos que operarte cuando se te encarne? - Ya tendremos tiempo de hablar sobre operaciones cuando te refieras a esas zapatillas deplorables que parece que tienes clavadas a los pies - me respondió. Ella trae una expresión de triunfo y una revista de chismes y otras recetas en una bolsita plástica, la que tenía estampada la propaganda de un conocido supermercado en letras rojas. La colocó con premura sobre la mesa y la abrió donde la tenía señalada. Allí con letras subrayadas aparecía el titulo a todo color ‘Test del Árbol’ por el psicólogo… esa parte estaba manchada con salsa y no se distinguía el nombre del profesional. Súbitamente me atrapó el temor a lo desconocido, quizás en esas páginas estaban las respuestas a mis dilemas, un pasaje explicativo a todos mi instintos algunos destructivos, a las aberraciones de mi conducta las cuales muchas de ellas desconocían los detalles más escabrosos. Esa ínfima nota revelaría mis temores finamente ocultados por décadas y las fracturas en mi carácter. Pero ya era tarde para huir, todos los atajos estaban franqueados así que me relajé y espere la lectura que correspondía a mi estampa. Estaban dibujados 29 árboles distintos, es test consistía en elegir uno. A mí me toco el numero 12 de acuerdo a los dibujos que llevó ella, Juan eligió el numero 21. Finalizada las elecciones se dispuso a leer en veredicto inapelable de esa corte de justicia psíquica compuesta por letras ‘Time New Román 12’. Lentamente y en silencio bebíamos algunos sorbos de agua helada con sabor a manzanas verdes. Ella dijo así - Como eres el dueño de casa leeré la tuya primero. ‑ Estabilidad emocional. Buena armonía entre el sujeto y su ambiente. Las tendencias afectivas, instintivas e intelectuales se equilibran y como consecuencia, el sujeto sabe apreciar tanto los valores intelectuales como los aspectos positivos de las cosas o su valor moral o sentido colectivo. Buen control de las tendencias, instintos y necesidades. Hicimos una pausa y comprendí que el momento al que temiera con tanta vehemencia había pasado sin causar ningún daño, allí comprendí que la instrucción que había recibido durante años me ayudó a templar el carácter hasta el punto de engañar al sistema. - Para ti Juan que elegiste el 21 este es el dictamen: El sujeto aspira a mucho y no concreta nada (indeterminación veleidosa), es impreciso y caprichoso en sus gustos e inclinaciones, le falta perseverancia y le sobra improvisación. Es receptivo, pero sin profundidad, trata de ensayar, de experimentar, de atender muchas cosas, pero no en caja en ninguna de modo definitivo. Sin embargo, está casi siempre predispuesto a entrar en conflictos o a demostrar su carácter explosivo. Esto no favorecía para nada a Juan y ella se apresuró a decir - Esta es una publicación ordinaria y barata, lo traje para que nos divierta solamente, jamás pensé que se pondrían tristes, además conozco un mejor lugar para esta revista; así fue que la colocó nuevamente en la bolsita y luego la arrojó al cesto de basura que estaba debajo de la mesada, luego salieron sin más comentarios. Antes de irse él me pide otro consejo para su campaña política y le respondí seriamente a lo cual ambos prestaron mucha atención - Tus compañeros harán guardias en las horas más peligrosas en las paradas de colectivos para que todos aprecien la nueva seguridad reinante, mientras dure la campaña proselitista. Dicha votación pública que estará fiscalizada por la municipalidad para que tenga fuerza de ley y con la cual podrás solicitar apoyo gubernamental y posteriormente adquirir Personería Jurídica. - ¿tu harás las notas? - Si, y las enviaras notas a la policía, a la municipalidad, al alumbrado público como pro-comisión de vecinos solicitándoles mayor presencia en el patrullaje, arreglos de calles o renovación de focos, pero si no vienen no importa, conserva los duplicados sellados por mesa de entrada y harás copias las que pegarás en todos los lugares visibles. Solo con la solicitud de la recolección de residuos serás inflexible ante el municipio después de juntar y quemar todos los sitios donde se destino a basureros e indicar el día y hora que pasara el recolector. Partieron juntos. Estando en la calle el puso su brazo sobre los hombros de Noelia que a su vez rodeo con el suyo su cintura. Se prestaban a alejarse cuando ella retiró su mano e hizo un ademán de saludo abanicando sus dedos en silencio mientras me guiñaba un ojo con franca complicidad. Cuando estaban lejos volví, recogí la revista y se la guardé colocándola sobre el ropero. Sé que muchas veces parezco generoso con los que me rodean, pero la verdad es que en mis fueros más íntimos no los considere mis pares y me mofo de ellos muchas veces. No soy lo mejor que hay, pero hago juego con el resto; como decía un viejo de otras latitudes ‘es lo que hay’ ya que no tengo que ser muy bueno para todos, solo el mejor para mí. Aunque trato de controlar esta despreciable actitud egocéntrica, muchas veces sospecho que está agazapada en la comisura de mis labios esperando para salir y agraviar a alguien. Todos se desinteresaron por lo acontecido en la fábrica menos yo, que esperaba a oír el relato. La ansiedad me secaba la boca y me corroía las entrañas. Al fin llego Nicolás a buscar a su compañero pero como era tarde para la hora del entrenamiento se tuvo que ir con prisa, pero me dejo la promesa del relato para el regreso. Volvieron muñidos de cuatro cervezas y una bolsa de maní tostado sacada a crédito mío del quiosco, saben que él puede pedir a mi nombre pocos cosas para situaciones especiales como esta. Allí los tres sentados en el patio nos contó con locuaz maestría y conocimientos profundos referentes a cada uno de sus compañeros. Nos relató de sus vidas con detalles específicos, los cuales había oído de las narraciones, días tras días de los protagonistas y de los hechos trágicos que moldearon sus existencias y sus caracteres de los cuales muchos de ellos no lo conocían ni sus familiares. Se acomodo en el viejo sillón, dejo el vaso sobre la mesa e inicio así: Comenzaré relatando la vida de mi cuñado. “Ángel tenía diez años cuando la dramática escena hogareña marcó un antes y un después en sus vidas, como un grosero tajo de inmoralidad en el ceno de su hogar el cual se tornó agobiante y cruel además de marcar los días venideros con un regusto aciago. En su hogar la desazón acontecida en los últimos días, descorrió el velo del engaño el cual mostró su rostro más cruel y desbarató lo que ya no poseía consistencia. En aquel entonces su padre se dirigía caminando a diario y desde la madrugada, para trabajar en una desmotadora de algodón, mientras en la humilde morada quedaba su familia compuesta por tres pequeño y frágil niño y su madre. El hombre de hábitos austeros solo compartía en contadas ocasiones la mesa con el padrino de su hija Martha y su esposa los cuales cumplían sus labores en un autoservicio de la zona. Los compadres eran una pareja discordante ya que vivían en una situación de tirantez a causa de la madurez de ella y de la jovialidad de su esposo que contagiaba de alegría. Cada vez que la oportunidad era propicia el joven chofer se acercaba a la vivienda todos los sábados en tempranas horas de la mañana y al despertar los niños encontraban una caja de leche en polvo y galletitas las cuales eran recibidas con mucha algarabía por todos. El último fin de semana de ese abril fatídico, su padre don Esteban Obregón volvió a solo dos horas después de partir a causa de un accidente de trabajo que sufriera en un brazo y que le permitió tomarse el reto del día libre. Se dirigía despacio hacia el barrio que en su forma y costumbres es típico en muchos de los pueblos del norte argentino. Las casa simples como cubos dispersos donde la aridez y la haraganería despoblaron de árboles, salvo aquellos que la naturaleza dejó allí como prueba de vida. Las pobres edificaciones hecha de palos y ladrillos amalgamados con barro con la techumbre de paja y cubiertas de cartón en forma de chapas, acanaladas y embebidas de asfalto, que se reblandecen en cada jornada calurosa, pero dan seguridad y frescura ante las pocas lluvias que visitan la región, esporádicamente. Los niños regresan al mediodía de la escuela con las ropas de colores mareados y sus bolsitos portadores de útiles colgando lacios de sus hombros y arrastrando los pies cubiertos de lejanía y polvo. Durante toda la siesta los pequeños sentados en fila bajo la angosta sombra únicos reparos que dan las paredes de cada una de sus viviendas, añorando la llegada del atardecer para ir a jugar a la pelota. El viajero lejano portador de otra idiosincrasia al ver esta estampa pensará sin lugar a dudas que estas casa fueron construidas con la precariedad del que está de paso y requiere un albergue transitorio. No sospechara ni por un breve instante que esas personas vivirán el resto de sus vidas allí y que la mayoría de ellos tengan varias generaciones de permanencia en ese predio, sin modificar su estructura, sin ampliar sus espacios y en la promiscuidad inocente del que no conoce otro modo de convivencia. Al llegar el mediodía el viento norte arrecia arrastrando nubes de tierra que se cuela por todas las ranuras y se posa sobre los muebles, las ropas y los culos de los vasos que permanecen en las repisas, además ensucia las guirnaldas de crepés y el volado del altar del santo que fue elaborado con los papeles de envolver regalos el cual han adquirido en una despensa del centro. Y al fin de tanto caminar don Esteban estaba a pocos metros de su casa y vio el camión que manejaba su compadre parado en la calle. Pensó que quizás se habría roto ya que no acostumbraba a parar el motor cuando estaba de paso. Feliz de poder tomar unos mates con él mientras oía sus bromas se acercó con cautela para sorprenderlo y por la pequeña ventana pudo ver a su mujer y a su amigo desnudos en su lecho matrimonial. Acto seguido con toda calma despertó a los niños los cuales pudieron apreciar la escena en toda su magnitud. Luego se marchó con su rostro cenizo y en silencio con lo que tenia puesto y nunca más lo volvieron a ver. Su madre sentada en el suelo no podía salir de su asombro y se lamentaba por lo bajo entre llantos cortados por breves silencios, mientras se cubría el rostro con ambas manos como queriendo apartar la realidad aplastante con la utópica esperanza de aplazar el problema. Estos niños endebles con los ojos húmedos sufrieron por mucho tiempo más el desamparo y en algunas ocasiones se cobijaron en la casa de algún vecino, en algunos de sus acostumbrados derroteros muchas veces infructuoso en búsqueda de sustento. A ella la pena le duro hasta que los parientes y amigos comenzaron a desdeñarla por su mendicidad y falta de vergüenza que al poco tiempo la condujo hacia el lenocinio más descarado. Tres meses después sin ningún recato ya se había puesto de espalda con más de la mitad de los hombres del poblado. Cada oportunista que le insinuaba formar una familia en los tiempos lejanos por venir le traía remembranzas de las horas familiares y dentro de su ignorancia inagotable ante una mueca de hogar quedaba embarazada y así fue teniendo más hijos y menos concubinos. Llegó a pensar que si juntaba todas las promesas incumplidas podía llenar todos los estantes del poblado. Así algunas veces se cambiaba de pueblo para renovar la clientela y en su casita los mayores contenían como podían a los más pequeños formando un verdadero nido de desesperados. Un día llegó la noticia de su muerte, que había acontecido en la casa de una vieja curandera que hacía de partera improvisada la cual le estaba practicando un aborto clandestino, muñida de un tallo de perejil que hacía las veces de sonda. Allí por fin dejó de ser ramera para convertirse en parte de una estadística judicial y engrosó la triste lista de los acuciantes problemas sanitarios. Ángel siendo el mayor y con la triste realidad económica pronto eligió el camino fácil y tras robar algunas bicicletas y garrafas de gas domiciliarios lo detuvieron en varias oportunidades. Su carácter de niño afable fue mudando al de rudo matón de esquinas lo que le dejó como premio algunos dientes rotos a golpes y muchos hematomas. Entre los desacuerdos y el alcohol perdió el rumbo y cuando parecía que no había más esperanzas, le llegó la cedula del ejército que lo intimaba a presentarse para cumplir el servicio militar obligatorio. Marchó hacia una vida desconocida donde se regía a través de la disciplina y los castigos que fueron moldeando el nuevo carácter de aquel delincuente y se transformó en reservado y responsable luego de estar dos años en Marina. Aquel muchacho desdeñado solo tenía en común el nombre con este hombre útil y laborioso y con total dominio de su nueva vida. Se alejó solo pues su familia ignorará su paradero y anhelaba que no lo supieran jamás. Sin prisa sus pasos se perdieron entre la multitud presurosa de la ciudad. Como era hábil en resolver problemas pronto edificó un ranchito a la vera de las vías férreas al cual volvía cada tarde al concluir su labor como peón en obras de albañilería. Un año después se trasladó a una pensión más céntrica de donde los domingos iba a misa y fue integrándose a la vida social del barrio, con pasos firmen como ciudadano responsable. Así fue como conoció a Mercedes y luego de casarse se trasladó a su casa la cual no está lejos de aquí, allí ambos vivieron en armonía por treinta y cinco años. Hace un tiempo tuvo una descompostura y le diagnosticaron una severa anomalía cardiaca y le prohibieron los esfuerzos físicos. Indagando consiguió trabajo en este lugar para desempeñarse como sereno y algunas veces llega temprano en la tarde y toma mate con alguno de nosotros, aunque le cuesta mucho integrarse al grupo a causa de su parquedad es reacio a compartir bromas y también conto la triste vida que tuvo. Por otra parte tenemos en el mismo ambiente a Benito el cual tenía unos sesenta años y paradójicamente también había sufrido un pasado tormentoso pero de carácter totalmente opuesto, divertido, bromista y con la alegría a flor de piel. Benito era un solitario de mirada ausente que poseída el don de recordar un dicho popular para cada ocasión lo que le había otorgado en el pasar de los años admiración y problemas. Comprenderás que se requiere una destreza digna y una envidiable memoria el hallar el comentario justo entre cientos de frases que componen el acervo popular. Nacido en 1930 en San Luís del Palmar, Provincia de Corrientes. Desde que encontró a su mujer en los brazos de otro, todo fue cuesta abajo, abandono la totalidad de sus sueños de felicidad e inclusive a sus hijos los cuales no volvió a ver. Hondamente amargado vendió lo que allí poseía y se dirigió a Saladas y de allí al Chaco, que en ese 1951 se convirtió en provincia y se estableció en Resistencia. Cuando lo conocí fumaba mucho y bebía sin control, habitaba una tapera mugrosa y descuidada, a la orilla de una laguna en un barrio periférico de la ciudad, tenía la ropa siempre limpia y la botella de vino en el bolso. Llego el fin de semana y como de costumbre el camión de la empresa tenía que ser cargado del material que tenía pedido. Todos se movilizaron para realizar la tarea, bueno no todos, Ángel se sentó a tomar unos mates, Pablo y los demás hacían bromas sobre el corazón enfermo de este, e incitaban con indirectas para que se dijera algo. Unos momentos después se oyó la voz de Benito que dirigiéndose a Ángel - ¡He! Hermano! ¡Ven a ayudarnos para terminar pronto!, - ¡No soy tu hermano! - No te digo hermano porque te aprecio, sino que mi papá era muy amado por las mujeres- Todos rieron por la picardía, menos Ángel al comprender que el viejo afirmaba que su madre pudo haber tenido un hijo con su padre. Encolerizado tomando un trozo de hierro aguzado se dirigió al grupo murmurando - Nadie me recordara la vida vergonzosa que llevaba mi madre. Benito al verlo llegar con pasos decididos rió y comentó - Muchacho deja eso, nadie muere en la víspera. A lo que el otro sin detenerse afirmó con sarcasmo - No es la víspera es la hora exacta. Y sin más enterró el hierro en el pecho de mi amigo ante la mirada atónita de todos. El matador cayó de rodillas llorando visiblemente consternado y sorprendido por esa reacción violenta. Benito trato infructuosamente de arrancarse el trozo de metal y atrapar la vida con sus manos ensangrentadas. Media hora después llego la policía, luego la ambulancia y pronto todos los vericuetos se llenaron de curiosos y preguntones. Al concluir las actuaciones de rigor se llevaron al muerto y al detenido. Por un largo rato quedamos en silencio sin atrevernos a mirar hacia otro lado que no fuera esa mancha carmín en el suelo. Pasó más de una hora cuando comprendí que ya era de noche. Me cambié de ropa y salí a la calle como un autómata, pensaba en Ángel, es que no esperaba de él esa reacción ante una broma y que quizás se le había despertado la furia que hasta para él había desaparecido con los años, pero que solo dormitaba en algún rincón de su memoria y allí nuevamente tuvo la oportunidad de resurgir. Pude ver por una breve fracción de tiempo en el momento que lo conducían hacia el móvil policial, un reflejo inusual en sus ojos embravecidos de rencor al muchachito que había sido abandonado a su suerte por sus padres, hace muchos años, situación que no había podido superar. Solo pensaba en mi hermana que aún no se había enterado. Ella tampoco conocía los detalles de su existencia, no sabía inclusive de donde era, yo si pues ellos lo fueron contando de a poco en reuniones breves en torno de un brasero encendido como todo abrigo, en esa larga galería donde pasamos frio tantas veces. …y así fue que nos conto hasta el último detalle. Luego comprendí que tanta desazón no podía tener otro final; ahora pienso que no debí preguntar por esos temas tristes que no aportaron nada positivo a mi existencia. Juan y Nicolás se alejaron luego que agradecí su vasta explicación, ahora que conocía a ambos un poco más me invadió la tristeza, destapé otra cerveza y mientras bebía unos sorbos cavilé por un largo rato en la oscuridad silenciosa de la noche más lóbrega de los últimos tiempos. El arrebato y el robo no son temas aislados por estos días. Hoy tuvimos la noticia de otro ataque a una mujer que descendía del colectivo a pocas cuadras de aquí, había recibido algunos golpes que le propinaron los arrebatadores, al parecer menores de este barrio, para extraerle el bolso con un kilo de pan y dos kilos de puchero que había adquirido en un autoservicio del centro, luego de cobrar unos míseros pesos por su tarea de limpieza en una casa de las inmediaciones de aquel comercio. Esta noticia conmociono a la vez que asevera el ya acuciante tema del vandalismo barrial, lo había contado doña Mercedes, pues presenció el incidente cuando regresaba de su reciente trabajo en una panadería, dinero que le permite vivir mejor y tener efectivo todos los fines de semana cuando va a visitar a su marido al depósito de encausados donde espera el juicio por asesinato. Hace unas semanas un grupo de desocupados artos de mendigar ayuda al gobierno, se instaló en un predio a orillas del estero que marca el límite barrial del lado norte. Allí un nutrido grupo hizo limpiezas y armó una precaria ladrillería; luego de levantar los ranchos, hacer los pozos e instalar un rústico malacate para amalgamar el barro con la liga, que en esta oportunidad es aserrín, el cual acarrean con un carro desde una carpintearía a dos kilómetros de su asentamiento. Cuando se enteró Juan de esta precaria situación para las familias y sus pequeños hijos, consiguió a través de un puntero político con aspiraciones a Concejal, que enviaran un lote importante de mercaderías fraccionadas en bolsas para ser entregadas de forma equitativa. El político avezado lo hizo a cambio de la promesa que su grupo lo apoyaría en las elecciones que se realizarán dentro de dos años. Mi amigo aceptó complacido con la sola condición que el trato no se haga público porque podría perjudicar su imagen en las elecciones por la jefatura de la Comisión Vecinal, pero feliz porque esta ayuda extra le traerá provechos durante todo ese periodo. Había comenzado el juego político y para esa época las cosas podrían cambiar radicalmente. Algunos de estos ladrilleros jóvenes y emprendedores son sobrinos de don Domingo López, hombre servicial que vive al frente de mi casa con su numerosa familia; Jubilado de la policía hace algunos años a causa de un accidente de trabajo y en los últimos meses se desempeña como sereno de la edificación del Motel ‘Los Álamos’, que se construye sin prisa pero sin pausa, en las inmediaciones de una de las salidas y a la vera de la ruta. Este ciudadano responsable, el domingo pasado al terminar la celebración religiosa en la capilla que está a cuatro cuadras de aquí, entregó un escrito para que los presenten que quieran firmar la solicitada en beneficio de don Ángel. En dicha nota solicitan a las autoridades judiciales que sedan el derecho a ese buen hombre de esperar el juicio en su domicilio por su edad, estado de salud y por ser un prominente ciudadano de este barrio. Este hecho que nos enorgullece tuvo una gran acogida por todos, mas aun sabiendo que otros similares fueron entregados por los demás grupos religiosos de la zona, la cual cubre unas setenta y dos manzanas algunas altamente pobladas. Cuando estaba acomodando algunas cosas dispersas en la cocina llegó el sobrino de Juan. Es un joven muy amable y de facciones finas y bellas que habla con mucha suavidad y dulzura. Esta personita coqueta cada que puede se queda a conversar conmigo por unos momentos, esto ha generado que su tío haga comentarios obscenos alegando que nunca viene en su búsqueda cuando sabe que puede hallarlo. Emmanuel se hace llamar Rosmary y es por este nombre que todos lo conocemos y lo tenemos adjuntado a nuestro vocabulario cotidiano con toda naturalidad. Pero lo que nadie conoce es que hay un secreto entre nosotros desde hace más de dos años. Fue cuando lo hallé brutalmente ultrajado y lo tuve oculto en mi casa hasta que se repuso completamente. Aquí lo oculté y curé sus heridas y mitigué sus penas además de alimentarlo por varias semanas. Mientras transcurrían los días vengué su dolor, en una acción simple y despiadada; llamé a la policía denunciando un depósito de cosas robadas y me identifiqué con el nombre de uno de los agresores, no obstante hice ‘correr la voz’ que fueron ellos los delatores. Esta maniobra le otorgó al cabecilla su muerte violenta en manos de los damnificados, que lograron huir del allanamiento. Sé que nadie me oyó hacer la llamada, aun así Emanuel estima que fui el responsable de esos acontecimientos, pero es muy discreto y no me lo preguntará jamás, así puede negar el saber de mi conexión con ese hecho sin tener que mentir. Cada vez que viene y me encuentra solo se queda más tiempo con la comodidad que le brinda mi amistad, se baña y aunque nadie lo sabe tiene lista una muda de ropa limpia en un rincón oculto de mi ropero, bajo un viejo saco azul que nunca uso y todo protegido por una bolsa plástica de grandes dimensiones. Con la última visita trajo la noticia que se establecerá con una pareja en un barrio cerca del centro de la ciudad y me invitaba a visitarlos cuando lo considere oportuno. - En mi hogar siempre serás bienvenido, amigo querido. Ambos guardamos también el secreto de que alguna vez bebí de su copa. Los hechos acontecieron antes de que conociera a Juan y nunca me sinceré con él, pues no es mi confesor, es más, nadie cumple con ese rol. Se nos iba una buena persona, en su casa, una confortante pero precaria vivienda al lado del kiosco ‘Alelí’, continuaran conviviendo su madre y su hermana menor. Ese pequeño comercio de comestibles es de su vecina doña Gloria Santillán, mujer de unos 45 años la cual vive sola y que es pretendida por Alejandro, que según comentan es un Cabo Principal retirado de la Armada (R), que había estado cumpliendo funciones en la Escuela de Mecánica de la Armada entre 1980 y 1983, bajo el seudónimo de ‘comadreja’. En dichas instalaciones había participado en la sección “Operaciones” donde tenían a su cargo la ejecución de los secuestros, torturas, sustracción de automóviles, saqueo de viviendas entre otros muchos delitos. Luego de muchos años de ocultamiento, sus delitos salieron a la luz por acción de grupos denunciantes de derechos humanos, pero hasta ahora en libertad por errores de la justicia Argentina. Aprovechando sus vinculaciones y asociado a los malhechores de esta y otras zonas en el cono urbano, comercia objetos robados en otras partes del país. Solo siente acoso de la población los días 24 de marzo, pues se cumple otro aniversario del golpe de estado de 1976 y los medios periodísticos salen a entrevistar y algunos grupos de derechos humanos escarchan a estos u otros personajes vinculados de alguna con esos hechos lamentables. Pese a todo, los secuaces le tienen pavor y saben de su amistad con la quiosquera. Esto protege la seguridad y los bienes de la mujer, desde que el ‘pelado’ Quiroga hace dos años la robara y luego apareciera muerto en la laguna, con dos balazos en el pecho. Fue el 26 de abril de aquel año, a la madrugada, que desde el kiosco aun con toda la maleza dispersa, se podía observar el pórtico de madera de la casa situada en la vereda de enfrente, distante a unos cien metros. Gloria estaba levantada desde muy temprano como cada día, para atender la llegada de los proveedores de los panificados y de los lácteos, cuando fijó con gran curiosidad su atención en esa muy inusual escena. Allí se podía distinguir como un hombre presuroso, apagaba las luces y después de cerrar la puerta, se alejaba con una pequeña mochila al hombro hacia la calle principal que separaba ese arrabal de la ciudad. Este madrugador era yo, vestía ropas de tela gruesa color caqui y cuando pasé frente al comercio no me percate que ella me observaba desde una pieza contigua, lugar donde vivía sola desde siempre. Con pasos decididos mi imagen se diluyo entre las sombras y la bruma de esa mañana fría confundiéndose en la irrealidad letárgica del paisaje, fui cruzando con premura todas esas pequeñas islas circulares de luz de las farolas que anidan en las esquinas de les manzanas, están allí como únicas testigos de que entre las malezas, los desperdicios y los animales sueltos también hay casas habitadas. Esperé el colectivo del servicio de transporte urbano de pasajeros durante treinta minutos, al fin de los cuales se detuvo el destartalado vehículo de colores olvidados y filetes algunos tapados por el barro de la lluvia pasada y otros corroídos por el oxido, y los restantes cubiertos por la pintura malamente aplicada que trataba de homogenizar el decorado infructuosamente. Ascendí. Aboné el boleto único y me acomode en uno de esos asientos duros, a la par de una ventanilla que vibraba al ritmo del motor dentro del marco de aluminio, la cual se había olvidado la fecha de la última vez que pudo ser abierta y así entre sacudones por los desniveles de las tres cuadras de acceso a la calle asfaltada y sumido en un concierto de ruidos de chapas sueltas y tornillos flojos me trasportó hacia la cuidad. Luego de cuarenta minutos descendí en una garita, frente a una empresa dedicada a la venta de productos comestibles. Me acerqué al guardia y le entregue una tarjeta, seguidamente me indicó que debía esperar en un largo banco que está a la par de la casilla pero del lado de afuera del predio. Veinte minutos después por orden del capataz recorrí un largo pasillo circunvalando la zona de carga y me presentarme ante el señor Gutiérrez. Allí estoy en mi nuevo trabajo, ya tenían mis datos y me entregaron el camión con el cual debía repartir los pedidos junto a un ayudante. Mientras maniobro en la zona de carga, mi ayudante fue en busca de las órdenes de entrega. Con las manos en el volante pienso -- Gracias a que pude enterarme que necesitaban un chofer, ahora estoy comenzando un trabajo estable el cual además de proveerme el sustento me mantendrá por muchas horas en contacto con otras realidades, las ambiciones y los sueños de la mayoría de estas personas. Me he sumado al engranaje del esfuerzo laboral y traslados presurosos. He dejado escondido en mi hogar resguardado y feliz el ensueño de esa vida bohemia, como un hippie fuera de época, el deambular en ese letargo meloso de días apáticos en el ostracismo de mis silencios tan íntimos, tan bellos, tan mágicos y tan desligados de la realidad del medio donde habito. Desde ahora aprovecharé todos los comentarios, todas las historias con la cuales podré nutrir otro tiempo, crear otros relatos en un futuro. A muchos les costara acostumbrarse a verme en mi nueva vida productiva ya no de poemas y relatos sino de trabajo común, de cansancio agotador y de fatiga agobiarte. Descendí luego de mi primer día de obrero, bastante cansado por la falta de costumbre a realizar este tipo de ejercicios. Pensé que nadie estaría en la parada cuando vi a Juan que me aguardaba en con el termo y el mate como corolario de este ocaso. El se considera el mejor de lo que sabía, lo cual no era mucho. Se jactaba de ser el mejor golpeador de las inmediaciones, en este tema aun no halle nadie que pueda certificarlo, puesto que con todos sus conocidos mantenía una relación armoniosa, particularmente le concedo el beneficio de la duda, pensando que tal vez su fama lo precedía. Me pareció tierna de su parte esa atención pero esta impresión se esfumó rápidamente cuando me comunicó porque estaba allí. Me extiende un mate bien servido y me dice: - ¡Hola viejo! ¿Qué onda el laburo? - Bien, algo agotador por la falta de práctica pero mejorará en los días posteriores cuando el cuerpo se acostumbre al trajín. - ¡Espero que hoy terminen tus indicaciones proselitistas! - Ahora concluiré con la primera parte. El día señalado para votar todos tus conocidos y amigos acudirán a los comicios para darle mayor fuerza de concurrencia y evitar que se sospeche de fraude el cual no será necesario por la falta de competencia. Cuando tengas el poder harás tratos con los políticos los cuales no es excluyente que los traiciones en el futuro en busca de mayores ventajas. El comportamiento en público será estricto, el pelo corto, bien vestidos. Jamás dirán groserías en público ni en privado. No discutirán alocadamente con nadie, solo disertarán con calma temas comunitarios. Se abstendrán del tuteo, aun entre ustedes, para dar un clima de mayor respeto. El o los incumplidores de las ordenanzas en vigencia serán despedidos del grupo y comunicado a la comunidad. Esto es casi todo, el resto te lo redactare oportunamente. - ¿Que falta ahora? - La segunda parte, esa la hablaremos el mes que viene, pues se trata de las listas que se presentaran a la votación por el escaño en la comisión vecinal. Por ahora tienen bastante por hacer, así que no te colmare de información que no usaras a la brevedad, pero tranquilo que esta todo resuelto, y cada que pasan los días se afianzan mas los paso a seguir. - Cuando llegues a la instancia donde seas el presidente de esa entidad te explicaré cómo lograr ascender en esa nueva esfera política. Pintaron y arreglaron el espacio con voluntad inagotable. Al concluir la labor y apreciando que todo quedaba en orden y luego de aferrarse con todas sus convicciones a este proyecto común se alejaron dentro de una interminable algarabía hacia sus domicilios. Me serví un vaso de vino tinto con hielo y me recosté en uno de los sillones que a está parcialmente oculto entre los árboles frutales. Este permanece al cobijo en la oscuridad más absoluta del patio donde la maleza creció desmesuradamente, aislando este pequeño sitio de toda realidad cotidiana, invitándome a soñar con mayor coraje. Allí pude en total libertad meditar todos y cada uno de los acontecimientos vividos. Terminé de beber en el jardín, que es otra forma generosa de llamar a este espacio descuidado, y me introduje en la casa. Apagué casi todas las luces y solo dejé la pequeña que mantiene en penumbras el pasillo, para evitar que choque con los muebles cuando me levanto adormilado en busca del baño. Desde la ventana de la cocina veo un bulto que viene a hurtadillas, como lo había hecho en repetidas veces durante los últimos tres meses. Se introdujo con mucho sigilo por el fondo, agazapándose tras las matas de malvones, las hojas de las ‘paletas de pintor’ que protegidos de la luz por los jazmines, comienzan a perder sus dibujos. Un minuto después Noelia entro y nos besamos casi con furia, presos de nuestra atracción animal, forma con la cual justificamos nuestros encuentros furtivos. Con loca ansiedad huimos hacia el dormitorio donde habitualmente pasábamos el tiempo. Habían transcurrido solo quince minutos cuando oímos un fuerte golpe en el patio, seguido de los gruñidos de Juan. Este en la oscuridad había golpeado con su cabeza una de las macetas con las ‘alegrías del hogar’ que penden del tirante del alero y solo estando en ese estado de intoxicación alcohólica las pudo olvidar, pero mañana si las recordará cuando vea la sangre que broto de su frente y dejo una mancha leve en su remera. Raudo voy a su encuentro mientras ella se oculta desnuda dentro el ropero, luego de colocar su ropa y sus sandalias bajo la cama. Allí estuvo expectante un rato sentada sobre una caja de cosas inútiles. El por su parte al verme me recriminó por haber apagado las luces y tuve que decirle que se habría quemado el foco. Lo llevé hasta la cocina y le di un vaso con whisky sabiendo que lo pondría peor, efectivamente unos momentos después esta acostado en el piso roncando; Le traigo una almohada y se la coloco bajo la cabeza, se acomoda complacido y regreso a mi habitación a continuar con lo que había dejado inconcluso. Luego de un par de horas de juegos y mimos muy a pesar de ambos ella se dirige a la salida. Al momento que iba a cruzar a su lado, el se sentó de improvisto y nos dejó estupefactos, emite algunos balbuceos incongruentes, cae como una roca y se vuelve a dormir profundamente. Ella tuvo que pasar por sobre su cuerpo, el cual franqueaba la salida en esa nueva posición grotesca. Antes de alejarse y al verlo en esa forma lamentable comentó con picardía - ¡Estoy embarazada! Este será un dilema para él que siempre se protegió, pero se hará cargo ya que soy su novia o mis hermanos lo matan. - Creo que estas en un problema. - Si pero con esos productos baratos, ¡de pésima calidad! - ¡Ha! Siendo así no hay dudas que es el padre de tu hijo! ¡Además puedo avalar tu fidelidad intachable! - Por lo nuestro no te preocupes que lo tengo todo resuelto. Por las dudas mañana el y yo tendremos sexo sin protegerme y luego cuando doy a luz le digo que me equivoqué la fecha, o que no se qué paso y pongo cara de sorpresa…quizás miles de mujeres antes que yo, usaron este método. - A eso le llamo no dejar cabos sueltos. .. - Es más, quizás vengamos a vivir en tu casa los primeros tiempos, en la pieza grande del fondo, la que está vacía. - Cuando quieran son bienvenidos. - Así les cocinaré a los dos y te tendré en mi lecho todas las noches, porque a él le ofrecieron el puesto de sereno en un depósito en la zona industrial por los próximos seis meses. Me dijo que lo haría y con más necesidad ahora que va a ser padre. Creo que se avecinan momentos de gran felicidad en esta casa. Se aleja casi con angustia por la despedida y se dirige hacia el fondo del terreno. Luego de cruzar el alambrado perimetral, mas cuatro baldíos y dos manzanas despobladas llegaría a su hogar. Me quedé observando la silueta casi difusa en la lobreguez de la noche y en ese momento una conclusión no se demora en aparecer en forma de un tímido pensamiento y es que definitivamente a los buenos como yo, la vida les sonríe. Regresé a mi cama y luego de recostarme, mientras oía los ronquidos desde la cocina, medito sobre ese presente ahora distante: - (Pensaba, ¿de verdad este cree que planifico para él?, mejor que continuemos con el plan y ya veremos cómo se dan las cosas) ¡Qué ironía! Mañana comenzara la carrera política de Juan, basada paradójicamente en un relato imaginario, que recrea la historia de un matón de barrio marginal guiándose por las indicaciones de otro individuo el cual no sabía nada del tema y logro obtener un escaño de edil. Este cuento quizás mal escrito duerme el sueño de los justos desde los comienzos de la década anterior. Este escrito fue olvidado hasta por mí en el fondo de la cómoda porque nunca logre ni el más mínimo reconocimiento Semanas antes lo busqué cuando quede solo, arranque los broches metálicos que cerraban la boca del sobre de papel madera, el cual lo mantenía a salvo de las cucarachas. Coincidente con las ambiciones de Juan estaban allí en su interior varias hojas amarillentas por la humedad y el tiempo. Rescatado fue del anonimato por poseer una simple lista indicadora para que ocupara un lugar de privilegio, pero no para ser publicada como parte de una versión literaria de relevancia cultural, ni el de plasmar su intrincado texto en un film de cortometraje amateur de algún soñador. Este relato breve tenía un destino mucho más envidiable, se lo dieron a un grupo de personas de ese lugar que ocupando sus tiempos, sus anhelos y sus tesones lo convertirían en realidad, sin sospechar su existencia fantástica y lo que es peor su vergonzoso fracaso literario. Epílogo Ha transcurrido un medido tiempo de aquella situación sabrosa y libre de toda moralidad. Ahora vivo en el centro de la ciudad y aun me regocijo al recordar cómo se fueron dando los primeros acontecimientos aún sin premeditarlos, claro que luego la situación se puso más tensa… Es fácil de comprender que aquello continuó, el había introducido su ambición política en mi y además ella alimentaba con su dulzura mi lado traidor, allí entre ambos habían despertado en mi la codicia desmedida, la cual sospecho que estaba cerca pues me ajusté a ella cómodamente. Pero esa segunda parte es otra historia y quizás un día cuando termine de transcribir claramente cada una de las palabras se las cuente, claro que ustedes guardarán el secreto o terminaré en la cárcel- FIN.-
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