Una vieja deuda (Novela del Oeste) -2-
Publicado en Apr 04, 2014
- ¡Déjanos a solas, cariño!
- Yo quiero estar presente... - ¡¡Te repito que me dejes a solas con mi querido amigo Cesáreo!! ¡¡¡Es una orden!!! La señora Morgan, frunció el ceño, dijo una palabrota y salió, enfurecida, del despacho del juez de Laredo. - ¿Desde cuándo eres tan poco galante, Gimi? - Desde que uso pantalones largos. - ¡Jajaja! Perdona que me dé la risa pero todavía recuerdo a Benito. - Dejemos a los muertos en paz, Cesáreo. Benito ya no vive para contarlo y por eso no contará nada nunca jamás. Los muertos cantan pero no cuentan. - Sabía que venías a por algo muy concreto, Gimi Morgan. ¿Me estás haciendo chantaje? Gimi Morgan extrajo un puro habano del interior de su camisa a cuadros azules y negros. - Considera que te estoy pidiendo un favor de amigo a amigo. Y encendió tranquilamente el humo mientras estiraba sus piernas lo más cómodo que pudo. - Escucha, George Jean, tú todavía no habías nacido... - Algo importante debió ocurrir con Benito Lacroix. - ¿Crees que un pobre hombre como ese tal Benito era importante para alguien? - Quias él, como persona, no fuera importante para nadie pero su huerta... - ¿Qué crees que suponía su huerta? - Según lo que hevisto en los planos de Laredo, la huerta de Benito Lacroix cortaba por en medio los terrenos de Gimi Morgan. - ¿Y qué deduces de ello, Louisville? - Jefe Castle, si yo no soy tonto y tonto no lo soy, supongo que algo debió suceder... porque ahora resulta que esa huerta ya no existe y los terrenos de Gimi Morgan siguen aumentando año tras año. - Eso quiere decir que interesaba quitarse de en medio a Benito Lacroix. - Exacto, jefe, usted lo ha dicho. - Pero nunca se pudo demostrar nada y ante la ausencia de Benito, el juez Cesáreo Fornieres le dio por muerto y, al no tener descendiente alguno ya que no tenía ni hijos propios ni hijas propias, declaró que la huerta debía ponerse en subasta. - No se pudo demostrar nada, pero era lógico que la subasta la ganara Gimi Morgan sin que nadie le opusiera resistencia económica alguna. O sea, que todo el terreno de Benito Lacroix lo tomó para sí mismo casi regalado. ¿A dónde fue el dinero que costó la huerta? - Digamos que a los bolsillos del juez. - ¿Del juez Cesáreo Fornieres? - Del juez Cesáreo Fornieres, Georges Jean. - Esta ha resultado ser la comida más excelente y apetitosa que he probado en mi vida. ¿Puedo conocer el nombre del ángel que la preparó? - Eres muy amable, forastero. Gracias por lo de ángel aunque soy de la Tierra. - Pues yo diría que tiene usted mucho más de divina que de terrestre. - ¡Jajaja! Me llamo Mercedes Bank. ¿Y tú? ¿Cómo se llama el que es capaz de piroperar sin molestar a las mujeres? - Stranger. Llámame solamente Stranger. - ¿Y se puede saber que hace por estas tierras de Laredo un extranjero desconocido por todos? ¿Tienes algún pariente o parienta en esta ciudad? - Si te refieres a familia, no . No tengo a nadie. Ni tampoco tengo ninguna clase de amigos o amigas en Laredo. - ¿Eso quiere decir que estás buscando un trabajo fijo? - Estoy buscando un trabajo pero no me gusta jamás que sea un trabajo fijo porque me ataría a una obligación. No. No tengo ninguna intención de quedarme en Laredo. - Porque tu nombre es el horizonte... ¿no es verdad?... - ¡Jajaja! Sí. Soy el extranjero de los horizontes. En estos momento me llamo Laredo, pero mañana puedo ser Oklahoma y pasado manaña Denver. - ¿Y no es eso una manera triste de vivir? - Escuche, señorita Mercedes, es usted demasiado joven y demasiado bonita para poderlo entender. - Tú también eres demasiado joven y demasiado atractivo y sin embargo lo entiendes. ¿Por qué no voy a entenderlo yo si eres capaz de explicármelo bien? No sé qué placer puedes tener en ser siempre un nómada. - Porque no es ningún placer. No camino por deseos sino por necesidades. - No lo puedo entender. - Ya le dije que es usted demasiado joven y demasiado bonita para entenderlo. - ¿Cuáles pueden ser esas necesidades para un hombre como tú? - ¿Le puedo hacer una pregunta antes de contestar? - Si me tuteas, sí puedes. - ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como éste? - Supongo que ansiar ver cumplidos sus sueños. - Algo parecido puede estar sucediendo conmigo. - Pero los sueños son siempre algo concreto, fijo y determinado o, en caso contrario, nunca se pueden alcanzar. - Tengo una teoría algo diferente... - ¿Puedo conocer esa teoría algo diferente? - Lo dije cuando me fui de mi lugar de origen. - ¿Cuál es tu lugar de origen? - Vengo de la frontera. Mi lugar de origen es la frontera. Saber eso ya es más que suficiente. - ¿Y la teoría? - Más que teoría es destino. Dice así: "Porque vivimos siempre con el trabajo de las hormigas yo sueño con el canto de las cigarras y porque vivimos siempre en el agujero de los escarabajos yo vivo siempre en el campo de los saltamontes" - Muy poético, Stranger, pero ¿cuánto de verdad hay en eso? - Todo lo que cada uno quiera imaginar. Quizás para ti no sea más que una utopía imposible de entender pero para mí es un sueño posible de alcanzar. ¿Comprendes la diferencia entre tú y yo? - ¿Eso quiere decir que te vas? - Eso quiere decir que me voy. - ¿Te gusta mi casa, Stranger? - Estoy seguro de que es la mejor casa de Laredo. - Pues la voy a derribar. - ¿Vas a derribar esta casa? ¿Estás loca, Mercedes? - ¿Tienes tanta prisa en marcharte que no puedes esperar unos pocos minutos más? - Los minutos no tienen importancia alguna para mí. - Entonces espera... Marcedes Bank se dirigió hacia la escalera y subió al piso de arriba mientas Stranger quedó pensativo. - No sé por qué va a derribar una casa como ésta cuando mejor casa que esta no la hay en todo Laredo. En fin. Conociendo a las mujeres no debe ser tan extraño. Ella regresó con una enorme cantidad de planos dibujados sobre papel y los fue desplegando, poco a poco, sobre la mesa y ante la mirada sorpendida de Stranger. - ¿Qué es todo esto? - Planos. - Ya sé que son planos pero no comprendo... - Yo no he venido a Laredo para perder el tiempo. Si me he trasladado hasta aquí desde Nueva York no ha sido solamente para recibir la herencia que me correspondía. Mi padre me enseñó a diseñar planos y yo tengo muchos proyectos para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes y las habitantes de Laredo. ¿Sabes qué es todo esto? - ¿Tal vez proyectos para el futuro? - Son proyectos para el presente. Llegó la hora de convertir el Oeste americano en un mundo desarrollado. Tengo pensado derribar esta casa de madera para hacer otra mucho mejor. Pero no sólo pienso en mejorar mi calidad de vida sino que pienso, sobre todo, en los demás. Aquí, como estás viendo, pienso construir nuevas viviendas que sean viviendas de verdad, un colegio para que los niños y las niñas puedan tener futuro tanto en Laredo como fuera de Laredo, una biblioteca, una universidad, un parque de ocio y recreación, un teatro, un cine, una discoteca, un hospital, un hogar para ancianos y ancianas que viven ahora abandonados o tal vez olvidados, todo lo que sea necesario para convertir Laredo y que deje de ser una ciudad dominada por el alcoholismo, el juego pendenciero, la prostitución, la ley de los pistoleros.... porque lo que sueño es traer el desarrollo, la civilización y la cultura a Laredo en todas sus dimensiones. Por eso necesito el extenso territorio de El Poyote y por eso no quiero ni pienso vender a Gimi Morgan ni un sólo palmo de terreno. - Precioso sueño, Mercedes. - ¿Te interesa un trabajo fijo? - Según a lo que tú llames fijo. - Hasta el final de tu vida, Stranger. - Eso es demasiado. No soy el hombre adecuado. ¿Tienes suficiente dinero? - ¿Suficiente dinero como para comprar tu liberación? - No. Me refiero a suficiente dinero para levantar todo esto y para pagar a quienes trabajen para levantar todo esto. - Ese es el problema. Alguien está muy interesado en que no pueda llevarlo a cabo. - ¿Por qué dices tal cosa? - He puesto varias veces anuncios por todas las partes de Laredo pidiendo trabajadores proque yo sola es imposible que lo pueda conseguir. En cuanto al dinero tengo mucho más de lo que nadie se imagina. Si Morgan es el mayor potentado de Laredo, mi padre era el mayor potentado de Nueva York y toda su fortuna me pertenece con el consentimiento de mi madre. - ¿No tienes hermanos o hermanas que puedan reclamar? - No he tenido jamás ni hermanos ni hermanas y por eso tengo las manos completamente libres para poder actuar. ¿Sabes tú lo que es eso? - Lo sé, Mercedes. Yo tampoco tengo ni hermanos ni hermanas y por eso te comrpendo cuando dices lo de tener las manos completamente libres para actuar. - Entonces... ¿qué te parece mi oferta?... - ¿Por qué no vienen esos hombres a trabajar contigo? Si yo tuviera una jefa como tú, solamente por estar a tu lado vendría hasta con los ojos cerrados. - Saben que pago mejor que nadie pero tienen miedo... - ¿Miedo? ¿Todos los hombres de Laredo tienen miedo? - Aunque no te lo creas es así. - Estoy pensando algo que se me ocurre en estos momentos. ¿Puedes alojarme por una semana en tu casa? - Por una semana y hasta por un mes si me ayudas a conseguirlo. - Necesito solamente una semana. Trae acá todos esos papeles. - Planos. Se llaman planos. ¿Qe vas a hacer con ellos? - Buscar a hombres que te ayuden. - No quiero fomentar la violencia, Stranger. - Ni yo tampoco, Mercedes; pero si quieres que te ayude tengo que llevar mis pistolas. No voy a ser el primero pero si alguien lo es yo seré el segundo. - ¿Qué me quieres decir? Te repito que no quiero ningún acto de violencia. - Escucha, preciosa. Es una ley del Oeste americano que si alguien desenfunda sus pistolas tú tienes que ser lo suficientemente consciente de que tienes que desenfundarlas también y ser más rápido que él. No es cuestión nada más que de defensa propia. - Te vuelvo a repetir que todos ellos tienen miedo... - ¿Tienen miedo de trabajar para una belleza como tú? - Sí. No sé bien cuál es la causa escondida pero tienen miedo. - Razón de más para que yo intente conseguirlo. - ¿Y si mueres en el intento? - ¿Estás diciendo que me pueden matar? - No lo puedo saber, pero si tienen miedo quizás sea por no perder sus vidas. - ¿Y se puede saber qué sucede si no se intenta? - Que te quedas impotente para el resto de tu vida. - Eso mismo es lo que les voy a decir a todos ellos. - Pero... ¿y si te matan a tí?... - Si eso ocurriera la solución es muy fácil y sencilla. - No te entiendo... - En el caso improbable de que suceda, entiérrame en la frontera y en mi tumba escribe "Crucé la frontera luego nunca he muerto". - ¿Cómo Jesucristo? - Como Jesucristo, Mercedes, como Jesucristo.
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