Tú venias de la ikastola,
yo me curtía en la publica.
Aquella tarde,
los dos corríamos
en la misma dirección,
nada nos separaba,
mientras las pelotas,
buscaban un objetivo
al que derribar.
Victimas a las que juzgar.
Golpeada en el tobillo,
no podías andar,
te cogí en mis brazos,
no cruce el altar,
nos atraparon juntos,
y el odio
no nos pudo soltar,
después de unas ostias,
nos dejaron marchar.
El alba nos sorprendió
enlazadas, amándonos
sin prisas, sin ataduras,
sin aliento...
todavía adolescentes,
no íbamos a resultar
complacientes,
esa noche se formo la simiente,
que con fuerza germino
regada por el dolor.
La sangre te ardía por dentro,
había que hacer algo
había que hacer algo...
Ayer un muerto en el maco,
hoy homenaje a poli muerto
en un atraco.
Toda la peña se indigna
clamando derechos,
mientras, las goteras,
en los mismos techos.
Dejamos de recorrer los trechos,
Somos personas hechas
ni de izquierdas, ni de derechas,
cárcel en vida hemos conocido,
aún así con nosotros
no han podido,
sí, me siento jodido,
a veces incomprendido,
solo el hervir de la sangre
y eso que te dice dentro:
-les has dado su merecido.
te hace sentirte menos dolido.
En este microcosmos
en el que he vivido
muy poco he reído.
Aunque jamas,
ni por un momento,
he retrocedido.
Algunas noches de tormenta
sin abrigo, lágrimas se me han ido,
pero solo algunas,
pero solo algunas amiga,
Por eso compañero,
por eso y la injusticia,
por eso y por respeto,
me subo a lo alto del seto,
para gritar en silencio,
lo que las porras oprimen.
Y si mi mirada mata
muertos estabais,
muertos y enterrados
si miro en todos los lados,
todos estamos condenados,
a la dictadura
de ser todos iguales,
andando como militares,
ni mas bajo,
ni mas alto,
ni me bajo,
ni me subo,
Por fin me borro
me disuelvo
cual azúcar
se deja llevar
por café caliente.