Si solo bajamos la presión, y nos divertimos un poco, si olvidamos que corren lagrimas hasta el suelo y sonreímos tantas veces que ya no importe nada; Y si nos besamos como dos apasionados eternamente enamorados, y nos abrazamos al ver lo sublime del atardecer en el mar. No somos tan jóvenes como piensas ni tan viejos como imagino, no somos tan grandes para esperar que el mundo este a nuestros pies ni tan pequeños como para ponernos a los pies de este. Solo dos pares de ojos que se entendieron una vez y han decidido recordarse esperando volverse a ver. Un ocaso perfecto o una noche en luna llena, unos labios tristes perdidos en tantas memorias y otros ansiosos preocupados por el amanecer  lograron encontrarse un instante casi imperceptible para entregarse el aliento y susurrarse que continuaría para siempre…