El Señor Del Barrio (Guión de Cine)
Publicado en Aug 01, 2014
1.- Interior Día / Lujoso chalet del Señor Del Barrio.
El Señor Del Barrio está desayunando opíparamente. Mesa bien surtida. Se encuentra sentado en un comodísimo butacón. Trajeado con mucha elegancia. Tiene cuidada barba y bigote muy bien arreglado. Lleva puestos unos finos lentes de concha de carey. Sobre él cuelga un mazo de madera. Hay una armadura en el salón comedor y un reloj de péndulo. La ventana está abierta. Tras desayunar se queda durmiendo. Comienza a roncar. Son las 5 horas y 30 minutos de la mañana según señala el reloj. En el exterior está lloviznando. 2.- Interior Día / Lujoso chalet del Señor Del Barrio. El reloj de péndulo suena. Son las 6 de la mañana. En ese momento, el mazo de madera se desprende de la pared y golpea en la cabeza del Señor Del Barrio. Se despierta sobresaltado y k.o. a causa del impacto. Comprueba la hora del reloj de la pared con la del reloj cronómetro de su muñeca izquierda. Se levanta totalmente k.o. 3.- Interior Día / Lujoso chalet del Señor Del Barrio. El Señor Del Barrio, en esas pésimas condiciones, se dirige rápidamente a la ventana haciendo gestos de tener frío. Apresuramente, va a cerrar las hojas de las ventanas que están abiertas, pero tropieza con la armadura del salón comedor y sale, trompicado, hasta quedar colgado del alféizar de la ventana, con la cabeza hacia el exterior de la calle. 4.- Exterior Día / Fachada exterior del lujoso chalet del Señor Del Barrio. En posición tan ridícula, el Señor Del Barrio saca la mano para comprobar la veracidad de la llovizna. Le caen varias gotas de lluvia y una caquita de paloma en la cabeza. Se cae una maceta de la ventana del piso de arriba y le golpea también en la cabeza. Un clavel de la maceta se le queda prendido en el cabello, quedando sujetado en la oreja derecha, y se adentra en la sala comedor bamboleándose de lado a lado. Suena el pío pío de los pajaritos de la calle y se sujeta a la mesa para no caerse. Se recupera, recompone su figura y se arregla el elegante traje de señor marqués. 5.- Interior Día / Lujoso chalet del Señor Del Barrio. El Señor Del Barrio, muy serio, se mira en el espejo de la sala comedor. Toma el clavel que está prendido en su oreja derecha y se lo coloca en el ojal de la solapa izquierda de su elegante chaqueta. Se dirige hacia la puerta pero, antes de salir, toma el paraguas con su empuñadura de nácar, que está en el paragüero y un fino sombrero de fieltro que está en el perchero. Cuando va a abrir la puerta, el perchero cae estrepitosamente al suelo, pero el Señor Del Barrio se salva milagrosamente del golpe porque da un salto en el aire y queda en el suelo totalmente despatarrado haciendo gestos de dolor proveniente de sus partes nobles que se las agarra para no saltar un aullido. 6.- Exterior Día / Patio del lujoso chalet del Señor Del Barrio. El Señor Del Barrio, arrastrándose por el suelo, sale al exterior de su chalet y, lentamente, aguántandose todavía el dolor, consigue ponerse de pie. Existe un muro de mampostería donde está dibujada, perfectamente, una Pata Gris (hembra de pato). El Señor Del Barrio pone el dedo índice de su mano derecha en el pico de la pata. El pico de la pata toma movimiento y da un fuerte picotazo en el dedo. El Señor Del Barrio lanza un agudo chillido y luego acaricia la cabeza de la pata que ha vuelto a quedar inanimada. Sonríe el Señor Del Barrio y hace un gesto de okey, con su mano derecha, señalando que todo está perfectamente bien. Se marcha hacia la cancela que da la salida a la calle poniéndose el sombrero. 7.- Exterior Día / Fachada principal del lujoso chalet del Señor Del Barrio. En la acera hay una barandilla de hierro y una farola. El chalet tiene, como nombre, "La Pata Gris" y, debajo, una frase como subtítulo. Al abrir la puerta de la cancela. que tiene un cerrojo dorado, suena un ding dong muy melódico. Sonríe, satisfecho, el Señor Del Barrio, mientras se escucha "La Polonesa-Fantasía" de Chopin. Festejando la plácida jornada, El Señor Del Barrio, comienza a bailar alrededor de la farola hasta que termina saludando a la farola quitándose el sombrero y haciendo una genuflexión tan brusca que su cabeza golpea con la citada farola y El Señor Del Barrio queda nuevamente k.o. con el sombrero ladeado hacia su lado izquierdo, mientras suenan, de nuevo, el pío pío de los pajaritos de la calle. Entonces, en medio de su desconcierto, deja de lloviznar y cae una verdadera tromba de agua. El Señor Del Barrio intenta abrir su paraguas tirando de la empuñadura sin darse cuenta de que lo está haciendo al revés de como se abre un paraguas. En vista de que no puede abrirlo de esa manera tan absurda coloca el paraguas sobre el suelo y, sin soltarlo, intenta abrirlo con su pie derecho mientras se ve, con total claridad, el rótulo de "La Pata Gris" y el subtítulo que dice: "Cuando meta la pata, acuérdese de quién es usted". 8.- Exterior Día / Calle donde está ubicado el chalet del Señor Del Barrio. El Señor Del Barrio, recibiendo todo el enorme chapuzón, se coloca lo mejor que puede el fino sombrero de fieltro y consigue, por fin, darse cuenta de cómo se debe abrir el paraguas. Lo abre cuando todavía lo tiene contra el suelo y el interior del paraguas se llena de agua. Se cubre la cabeza con el paraguas y recibe todo el chapuzón que está contenido dentro del paraguas mientras, de repente, cesa de llover. Saca la mano izquierda (con la derecha está sujetando el paraguas). Comprueba que no cae ni una sola gota de agua. Cierra el paraguas. De repente cae otra tromba de lluvia. Abre el paraguas. Cesa la lluvia. Saca la mano izquierda para comprobar que ha dejado de llover. No cae ni una gota de agua. Cierra el paraguas. De repente cae otra nueva tromba de lluvia. Abre el paraguas. Deja inmediatamente de llover. Saca su mano izquierda para comprobar que no cae ni una sola gota de agua. Se repite esta acción hasta cuatro veces más. Por fin deja de llover definitivamente. Ya no cae agua. Más mojado que una sopa comienza a silbar alegremente la "Canción de la Alegría" y se dispone a iniciar su paseo matinal. Como le gusta llevar siempre las manos libres intenta colocar su paraguas sujeto en el costado derecho de su cinturón pero sin mirar lo que hace. No se da cuenta de que ha dejado colgado el paraguas en la barandilla de hierro que hay en el borde de la acera y se marcha sin darse cuenta de ello, mientras el paraguas queda balanceando ligeramente en la barandilla. 9.- Exterior Día / La misma calle. Hay una fila de árboles a lo largo de ella. El Señor Del Barrio camina bajo los frondosos árboles y en una rama de uno de ellos se queda colgado el fino sombrero de fieltro mientras una gorda manzana se cae del mismo árbol y le golpea en su descubierta cabeza. El Señor Del Barrio da un traspié y se queda subido encima del carrito de helados que pasa al lado de él en ese mismo instante, conducido por un vendedor hercúleo que toma al Señor Del Barrio por las dos solapas de su lujoso traje y comienza a zarandearle como a un sonajero infantil. Después lo deja de pie sobre la acera. El Señor Del Barrio, totalmente mareado por los meneos que le ha propinado el hercúleo vendedor de helados, le da las gracias con una gran sonrisa y le compra un helado. Se marcha el del carrito y, al quitar el papel que envuelve al helado, como está muy pegado tiene que dar un fuerte tirón con tan mala fortuna que se lleva por delante todo el helado y el Señor Del Barrio se queda mirando a lo que tiene en la mano derecha que es solamente el palo del helado. Lo mira por ambos lados varias veces hasta que, por fin, se lo mete en la boca, lo saborea y lo tira a un cesto de papeles que hay en la acera, con tan mala suerte que cae en el suelo y aparece, de repente, un policía urbano que le invita a recoger el palo del suelo y tirarlo dentro de la papelera mientras le impone una multa que el Señor Del Barrio paga religiosamente. Una vez satisfecho por cumplir con su obligación ciudadana hincha el pecho y, de manera aparentemente atlética, como de corredor de marcha, se va silbando la canción de excursionistas de "Vamos a contar mentiras". 10.- Exterior Día / Tramo final de la calle. Delante del Señor Del Barrio se encuentra una Autopista con una señal de tráfico que indica que la velocidad mínima para los automóvles es de 120 kilómetros por hora. El Señor Del Barrio, dejando de silbar, se encuentra con que tiene que cruzar la Autopista por donde circulan, a más de 120 kilómetros por hora, infinidad de automóviles. El Señor Del Barrio, cuando observa a ambos lados y no ve automóvil alguno, pone el pie derecho sobre la carretera y lo tiene que apartar rápidamente porque vuelven a circular una infinidad de automóviles. Espera a que se pase de nuevo la oleada. Ahora pone en la carretera su pie izquierdo por ver si tiene más suerte pero vuelve a suceder lo mismo. Sin desalentarse por tales circunstancias, se señala la sien derecha con su dedo índice dando a entender que es muy inteligente y tiene la solución ideal. El Señor Del Barrio mira el lujoso reloj cronómetro que lleva en la muñeca de su mano izquierda. Se coloca en posición de atleta participando en una prueba de 100 metros lisos dispuesto a cruzar corriendo cuando suene el pistoletazo de salida. Pone en marcha el cronómetro y, al sonar el estampido de una llanta de una vieja camioneta que pasa frente a él, cruza la Autopista a velocidad de sprint. Se salva, por escasos centímetros, de ser atropellado por un vehículo deportivo descapotable donde viaja una espléndida morenaza que va escuchando, a todo volumen, la canción de Shakira titulada "Rabiosa". 11.- Exterior Día / La misma calle pero al otro lado de la Autopista. A medio camino existe un Banco con el nombre de Atlanta. El Señor Del Barrio se anima gracias a haberse salvado del peligro y sigue sprintando hasta que llega al Banco Atlanta que tiene una ventanilla en el exterior para artender a clientes con urgencia. Hay un aviso que dice "META". Debajo de dicho aviso hay un subtítulo con la frase "HA EFECTUADO USTED UNA FELIZ PRUEBA. SEGUIMOS CONFIANDO EN SU SERIEDAD". En aquel mismo lugar, viendo que ha llegado hasta la "META", detiene su vertiginosa carrera resbalando al pisar una cáscara de plátano y a punto de estrellarse contra un poste de madera al cual se sujeta para terminar de correr dando hasta diez vueltas alrededor de dicho poste. Termina de dar vueltas y mira el tiempo en su reloj cronómetro. Alza los brazos como si se tratara de un triunfador. 12.- Exterior Día / La misma calle. Pasa una furgoneta del partido político AY. Dos azafatas van lanzando flores.Tras la furgoneta viene una comitiva de automoviles con lindas azafatas luciendo pancartas del partido. Con los brazos alzados como si fuera un triunfador el Señor Del Barrio observa que las dos azafatas le sonríen mientras le arrojan flores. Sueña que acaba de ganar la Medalla de Oro de los 100 metros lisos de los Juegos Olímpicos de Atlanta y está siendo aclamado por un alto número de chavalas guapísimas que resulta que son las modelos que vienen en la comitiva del partido político AY (Alianza Yugular) que van promocionando con sus enormes pancartas donde se lee "HEMOS TRIUNFADO". El Señor Del Barrio, una vez pasada la caravana, vuelve a la realidad, se pone muy tieso y serio, se anuda bien la corbata y se frota la yugular para comprobar que no le han cortado el cuello. Respira profundamente al ver que sigue vivo pero un perro se le cruza entrre las piernas y el Señor Del Barrio cae al suelo; se levanta, se limpia las perneras del elegante pantalón de su traje y sigue caminando con una visible cojera. 13.- Exterior Dia / La misma calle. Hay un quiosco de venta de periódicos con vendedor incluído. De frente al Señor Del Barrio viene caminando otro señor que va leyendo su periódico. El Señor Del Barrio se detiene en el quiosco de periódicos. Señala con el dedo índice de su mano derecha un ejemplar de "El Comercio". Paga el periódico que le entrega el vendedor, comienza a caminar ya recuperado de su cojera y, desplegando abiertamente el diario, marcha mientras lee sin mirar nada de lo que sucede en la calle. En la contraportada se ve un anuncio que dice: "ME LO CREO NARIZÓN" y, de repente, se da un trompazo con el otro elegante señor que viene de frente también leyendo su periódico. Caen ambos al suelo enganchados el uno con el otro. Druante unos segundos pelean desesperadamente para separarse. Consiguen, por fin, levantarse los dos y, al recoger todas sus pertenencias que se han caído al suelo, el otro elegante señor coge el flamante reloj cronómetro del Señor Del Barrio, escucha por ver si funciona a pesar del golpe y como funciona bien, se lo guarda disimuladamente mientras los dos siguen recogiendo los periódicos que se han deshojado y están en el suelo. Ambos no se dan cuenta de que han cambiado sus periódicos y se despiden muy cortesmente, poniéndose sus respectivos sombreros y lentes. Los dos se marchan caminando con sus diarios debajo de sus brazos izquierdos. 14.- Exterior Día / Fin de la misma calle. Hay una tienda esquinera. Luce el sol. Comienza a apretar el calor. El Señor Del Barrio, con el nuevo periódico debajo de su brazo izquierdo, y que ahora es "El Universo", se detiene. Hace mucho calor, se saca un fino pañuelo del interior de su chaqueta lujosa y se limpia la frente mientras se queda mirando la tienda esquinera que tiene como rótulo BAR. El rótulo termina justo cuando acaba la esquina. El Señor Del Barrio mira hacia el sol. Hace gestos de tener mucha sed. Se termina de limpiar el sudor de la frente y escurre el fino pañuelo que comienza a chorrear agua. Se suena los mocos con el fino pañuelo totalmetne mojado. Intenta guardarse el fino pañuelo en el interior de su chaqueta pero no acierta y el pañuelo se cae al suelo pero él no se da cuenta porque está ensimismado con el letrero que dice BAR. Se afloja un poco el nudo de su corbata, da una rápida carrera y, sin pensarlo dos veces, con la rapidez de un rayo, entra en el interior de la tienda. 15.-Exterior Día / La calle que comienza al otro lado de la esquina. Es la misma tienda. El fin del rótulo que se inició en la otra esquina con el nombre de BAR ahora dice BERÍA. Resulta que es, por lo tanto, una BARBERÍA y no un BAR. El Señor Del Barrio sale, todo tieso y estirado como un marqués, completamente afeitado. Le han quitado por completo la barba y el bigote porque una vez dentro no tuvo valor de decir que se había equivocado.` 16.- Exterior Día / La misma calle de la BARBERÍA. Hay un Centro Deportivo Municipal. Un cartel anuncia: "Centro Deportivo Municipal La Concordia" "Ilustrísimo Municipio de La Unión" "Bienvenido. Disfrute mientras cuida su salud". Aprieta el calor y luce ya del todo el sol. Hay una alambrada que rodea a todo el Centro Deportivo. El Señor Del Barrio mira hacia la pista de Atletismo. Está al lado de la puerta de Entrada. El Señor Del Barrio divisa, desde el exterior y a través de la alambrada, la pista de Atletismo donde un atleta, que viste una descolorida, sucia y vieja camiseta deportiva de color amarillo totalmente deslucido por la cantidad de lavados que ha soportado, viene trotando de frente. El Señor Del Barrio se pone muy contento y hace gestos de saludos al atleta que viene todavía lejos y quien le devuelve los gestos de saludo al llegar más cerca de él. El Señor Del Barrio le hace gestos para pedirle que si pueden correr los dos juntos. El otrol le dice que sí con la cabeza y el Señor Del Barrio se inclina cortésmente aceptando la invitación pero se ha acercado tanto a la alambrada que se enrreda su largo cabello en ésta y, durante unos largos segundos, lucha hasta poder soltar el pelo de la trampa de la alambrada. El Señor Del Barrio está muy contento y, dando un alto en el aire como de danza de ballet, se lanza, feliz y rápidamente, hacia la puerta de Entrada. 17.- Exterior Día / Puerta de Entrada al Centro Deportivo Municipal La Concordia. Hay un letrero que dice "La Unión hace la Fuerza". Sale una jovencita muy rubia con rostro de angelita y los ojos muy azules, porque es sueca, con una raqueta de tenis en la mano en el momento que entra corriendo el Señor Del Barrio. Al entrar a toda velocidad, contento por la invitación del otro atleta, el Señor Del Barrio tropieza, violentamente, con la linda jovencita sueca que porta una raqueta de tenis en la mano derecha y quien, sorprendida y creyendo que la atacan sexualmente, se levanta del suelo al mismo tiempo que el Señor Del Barrio y le atiza un raquetazo en la cresta. El Señor Del Barrio vuelve a caer al suelo y tiene que ser recogido por dos ayudantes clínicos de la Cruz Roja que acuden a auxiliarle para salvarle de la agresiva rubia sueca que comienza a decir palabrotas en sueco y, con la cabeza muy erguida, se marcha ufanosa tras haber defendido su dignidad como mujer. El Señor Del Barrio es transportado en camilla hacia la Sala de Urgencias del Centro Deportivo. Una vez en la Sala le empiezan a mirar los ojos con una linterna y el Señor Del Barrio comienza a ponerse nervioso y a hacer tictacs con los párpados por lo que tienen que suspender el análisis ocular, después le hacen sentarse en la camilla y uno de los dos le da, con un martillo, un golpe en la rodilla izquierda que, como impulsada como una catapulta, le pega un patadón al enfermero en centro del estómago. El Señor del Barrio intenta levantarse para pedir disculpas pero el otro enfermero le agarra por el cuello y está a punto de morir asfixiado. Una vez terminada la refriega los dos de la Cruz Roja comprueban si tiene todavía bien los reflejos de los brazos y el que no recibió la patada, mientras éste sigue encogido sujeándose el estómago, le palpa los sobacos para comprobar que puede levantar fácilmente los brazos, mas ahora al Señor Del Barrio se le escapan unas sonoras carcajadas porque tiene cosquillas. Dejándole por imposible ya que no puede quedarse quieto ni un solo momento porque se pone a hacer estiramientos de piernas para precalentarse y pensando que está totalmente tonto del todo, los de la Cruz Roja abandonan el examen médico mientras uno de ellos, que ha recogido "El Universo", se lo entrega al Señor Del Barrio y luego los dos le agarran por los sobacos y le sacan de la Sala de Urgencias mientras El Señor Del Barrio va dando pataletas al aire. Los dos enfermeros se lo piensan mejor y vuelven a introducir al Señor Del Barrio en la Sala de Urgencias. 18.- Interior Mediodía / Sala de Urgencias del Centro Deportivo Municipal La Concordia de La Unión. El Señor Del Barrio está tendido sobre una mesa de operaciones quirúrgicas mientras los dos ayudantes médicos le están atendiendo ahora con mayor detalle. El Señor Del Barrio se niega a seguir siendo atendido alegando, con tremendos y exagerados gestos de seguridad, que se encuentra bien y negando todo tipo de medicamentos. Los de la Cruz Roja le toman el pulso y comprueban que está en perfecto estado de normalidad. Los dos, completamente felices, se saludan de la misma manera ritual que hacen los norteamericanos seguidores de los equipos de baloncesto de la NBA y le entregan definitivamente el periódico que se encuentra junto a una pila de otros diarios y que, por ello, se ha cambiado involutariamente. Ambos ayudantes médicos acompañan al Señor Del Barrio hacia la salida de la Sala de Urgencias y el que recibió la patada en el estómago le da un fuelte golpe amsitoso al Señor Del Barrio en la espala y éste sale despedido hacia adelante un par de pasos mientras comienza a toser como consecuencia del saludo recibido. Por fin el Señor Del Barrio queda solo y sonriente con "El Expreso" bajo el brazo izquierdo. En la portada del diario se lee: "Cómo ser un vivo sin haber muerto todavía". 19.- Exterior Mediodía / El mismo Centro Deportivo. El Señor Del Barrio se dirige a los vestuarios. No se da cuenta de que entra en la Sección destinada a las mujeres y vuelve a salir sujetado por el cuello mientras va dando pataletas en el aire porque sus pies no llegan al suelo debido a la gran altura de más de dos metros y a la fortaleza del gigantón que le ha atrapado. El fornido cuidador de los vestuarios le conduce, de esta manera tan ridícula que hace reír a dos jovencitas que le ven salir del vestuario femenino, y lo coloca en el suelo ante la puerta del vestuario de los hombres mientras pone la mano para recibir la consabida propina. El Señor Del Barrio se arregla el traje, se recompone el nudo de su corbata, se estira todo lo que puede y tras hacer una serie de diez flexiones tocando con las manos sus dos pies y sin doblar las rodillas para demostrar que sigue estando en forma y como en sus mejores tiempos, paga con un billete de mil dólares y entra con toda dignidad de manera marcial mientras suena, a través del Hilo Musical de las instalaciones deportivas, La Marcha Militar Número 1 de Schubert. 20.-Interior Mediodía / Vestuario masculino del Centro Deportivo. La ventana está herméticamente cerrada. Hay un largo banquillo para que los atletas dejen allí sus ropajes y se vistan de deportistas debajo de una fila de números (del 1 al 16) que están ubicados a lo largo del banquillo. El Señor Del Barrio elige el número 9 mediante el sistema del pito pito gorgorito. Solo está ocupado otro número que es el 6 y en cuyo lugar reposa la deshilachada chaqueta totalmente avejentada y sucia de grasa y aceites, un pantalón con dos o tres remiendos, una camisa a la que le faltan varios botones y que está terriblemente baqueteada por el uso y unos zapatos agujereados con las suelas medio despegadas, dentro de los cuales hay un par de calcetines con enormes agujeros en los correspondientes talones de Aquiles. El pantalón no tiene correa sino una soga de esparto para ser sujetado. Suena la música del "Rock de la Cárcel" que proviene del radiotransistor que escucha algún desconocido que se encuentra fuera de los vestuarios. Se escucha la cadena desaguadora de un water que no aparece en la escena. El Señor Del Barrio se tapa la nariz debido al olor y corre a abrir la ventana del vestuario de par en par. Se le resiste la ventana. Utiliza todas sus fuerzas y termina por poner sus dos pies, haciendo malabarismo increíble, apoyados contra la pared y, por fin, pega tal fuerte tirón que se abre la ventana de par en par pero el Señor Del Barrio sale despedido hacia atrás y cee en los fornidos y forzudos brazos del cuidador de los vestuarios que ha entrado al oír todo el alboroto. El Señor Del Barrio lleva en la mano derecha la manija de la ventana y el periódico está caído en el suelo. 21.- Interior Mediodía / El mismo vestuario. El Señor Del Barrio sonríe al cuidador que lo tiene agarrado por las solapas de su elegante traje y a punto de expulsarle del Centro Deportivo. El Señor Del Barrio le entrega la manija de la ventana que se quedó en su mano derecha. El cuidador permanece pidiendo una explicación sin dejar de tenerle suspendido en el aire y cogido por las solapas. El Señor Del Barrio da pataletas como si estuviera manejando una bicicleta y no deja de sonreír por ver si ablanda el corazón del cuidador. Éste termina por dejarle de pie en el suelo. El Señor Del Barrio, una vez devuelta la manija al cuidador, obseva que él no lleva zapatillas de deporte pero que el cuidador lleva unas totalmente viejas y sucias pero que le pueden servir. El Señor Del Barrio saca otro billete de mil dólares y se las compra. Feliz y contento por el negocio realizado y sellado con un fuerte aprentón de manos que hacen crujir los huesos de la mano derecha del Señor Del Barrio que sufre el baile de San Vito mientras dura el apretón de manos, ambos realizan un rápido intercambio de zapatos. El Señor Del Barrio se quita sus lojosos zapatos italianos y recibe, a cambio de elllos y el billete de mil dólares, las viejas y sucias zapatillas deportivas del cuidador. 22.- Interior Mediodía / El mismo vestuario. El cuidador se marcha haciendo señas, al Señor Del Barrio, de que si vuelve a ocurrir otro accidente lo expulsa del Centro. El Señor Del Barrio explica con gestos que eso no volverá a ocurrir, respira hondamente sacando pecho cuando el otro se marcha, hasta que, asfixiado por el esfuerzo, se va hacia el banquillo, recoge el diario que está en el suelo y, en el número 9 comienza a desvestirse haciendo malabarismo para no caer al suelo al quitarse los pantalones sin quitarse las zapatillas. Da un traspies y cae al suelo haciendo esfuerzos mientras está en el suelo y luchando a brazo partido hasta que logra quitarse los pantalones y después, siempre tirado en el suelo, la chaqueta, la corbata y la camisa. Se pone en pie. Debajo del elegante traje resulta que lleva un resplandeciente conjunto deportivo, totalmente sin estrenar, de vivo color amarillo la camiseta y el pantalón blanco. La camiseta es de la misma marca que la del vagabundo que está corriendo en la pista de Atletismo, pero la del Señor Del Barrio está completamente limpia y estéticamente perfecta. El Señor Del Barrio, una vez vestido de atleta, saca su billetera y haciendo un gesto de que es muy inteligente se la guarda en el bolsillo derecho del pantalón de deporte que es de tipo tenis. Dejando la ropa bajo el número 9 se agacha a leer, distraídamente, el articulo de "El Expreso" que se titula "Cómo ser un vivo sin estar todavía muerto" y en esos momentos cae desde el techo una viga de hierro. El Señor Del Barrio da un tremendo salto para salvarse y, sin hacer nada más, sale trotando como si fuera un marine haciendo entrenamiento físico y respirando atléticamente por la nariz. 23.- Exterior Mediodía / Salida de los vestuarios del Centro Deportivo. El Señor Del Barrio saluda sonrientemente al cuidador, que viene decidido a expulsarle por el nuevo ruido producido dentro del vestuario, pero el Señor Del Barrio se pone de rodillas suplicando el perdón y a un gesto del cuidador de que ha sido perdonado pero a cambio de otro billete, se pone de pie, saca de su billetera otro de mil dólares y se lo entrega cortésmente al cuidador haciéndole una reverencia cortesana, como la de un paje entregando un documento a un emperador, y el cuidador, que recibe un fuerte cabezazo en el estómago coge el billete y todo adolorido cierra los vestuarios. La ventana se ha quedado totalmente abierta de par en par. 24.- Interior Mediodía / Vestuario masculino del Centro Deportivo. Surge un fuerte golpe de viento y todos los números que están sujetados con papel cello por la parte superior y con un clavo por la parte inferir, se despegan al unísono de sus partes superiores, quedando solamente sujetados por sus partes inferiores. Cone ello, el número 9 se convierte en el número 6 y el número 6 se convierte en el número 9. 25.- Exterior Mediodía / Pista de Atletismo. El Señor Del Barrio comienza a correr junto al que viste como vagabundo. Ambos llevan el número 13 en la espalda. Durante la carrera, el Señor del Barrio se esfuerza, continuamente, en estar a la misma altura que el otro atleta, pero tiene que hacer descomunales esfuerzos hasta que, completamente extenuado, se sacude las narices cayendo los mocos en el rostro del otro atleta y, antes de que se arme la bronca entre los dos, decide abandonar la prueba y se va hacia los vestuarios, haciendo eses por el camino. En el interior de su cerebro suena la música de la canción "Survival" de Muse y sueña que está portando la antorcha olimpica pero, aaprece un perro dogo que le persigue y sale a toda velpcidad dando eses y llegando completamente mareado a la entrada del vestuario. El cuidador acuda solícitamente a ayudarle mientras al Señor Del Barrio le entra tembladera de piernas. 26.- Interior Mediodía / Entrada a los vestuarios. El cuidador abre los vestuarios y entra arrastrando al Señor DelBarrio que está totalmente desmayado. Le hace sentarse y le abanica con el periódico para darle aire. El Señor Del Barrio estornuda y mancha, con los mocos, los flamantes zapatos italianos que antes le pertenecían a él y ahora los lleva puesstos el cudiador que comienza a enfadarse de nuevo dando patadas en el suelo como si fuera un toro bravo a punto de embestir. El Señor Del Barrio, que no quiere reconocer su total desfallecimiento y para desviar la atención del suceso de los zapatos, comienza a hacer ejercicios muy duros de gimnasia sueca, flexiones contra el suelo hasta tocarlo con la frente pero sin doblar las rodillas ni un sólo centímetro par demostrar al cuidador que él no está tan agotado como se puede pensar pero termina totalmente derrumbado cuando lleva diez flexiones. El cuidador decide marcharse y dejarle en paz señalándole que está loco de remate pero no sin antes haber colocado la mano y haber recibido otro billete de mil dólares cuando El Señor Del Barrio logra ponerse en pie. Cuando desaparece el cuidador, El Señor Del Barrio se cae estrepitosametne al suelto y, totalmente, desfallecido, se arrastra com puede, por el suelo, hasta llegar a las duchas. 27.-Interior Mediodía / Duchas del vestuario. El Señor Del Barrio, en el interior de una ducha, se quita la ropa deportiva y la cuelga en el muro que separa su ducha de la ducha vecina. Se queda contra la pared jadeando fuertemente pero oye que entra el otro atleta que se introduce en la ducha vecina. El Señor Del Barrio observa que la ropa deportiva del vagabundo esta siendo colgada al lado de la suya y que va soltando gotas de sudor que le salpican en el rostro. Hace gestos cada vez que le caen las gotas del sudor del vagabundo pero no las puede evitar si no quiere caerse otra vez al suelo. No quiere que el otro piense que él etá agotado y abre el grifo de agua caliente que sale tan ardiendo que, antes de rebajarla un poco con el agua fría, lanza una aullido de lobo. Después, pasado el susto de haber estado a punto de morir quemado, se empieza a duchar tarareando, entre dientes pero sin soltar palabra alguna, la canción "Yo canto a la vida" de Julio Iglesias. En la ducha se encuentra media pastilla de jabón. Se mete bajo el agua y se enjabona la cara. Es pésimo el jabón y le escuecen los ojos. Tiene que cerrarlos. El agua, de repente, comienza a salir helada. Da un fuerte alarido como de comanche en momento de guerra y se le escapa el jabón de las manos saliendo despedido fuera de la ducha. Tiritando, y con los ojos cerrados, toma las ropas del vagabundo, sin saber que no es la suya. Se seca con la camiseta y se coloca el pantalón deportivo acertando con el suyo por pura casualidad, para salir de la ducha mientras sigue con los ojos cerrados. 28.- Interior Mediodía / Vestuario masculino. Salida de la ducha. El jabón está en el suelo. El Señor Del Barrio lleva todavía los ojos cerrados por culpa del picor. Pisa la media pastilla de jabón y sale rodando por el suelo hasta llegar junto al banquillo de las ropas. Se da un trastazo, otra vez en la cabeza, contra el banquillo y vuelve a quedar medio k.o. A duras penas ve sin lentes.Se inmcorpora después de haber dado tres vueltas alrededor del vestuario como si fuese un gato deslomado intentando recuperarse para ponerse en pie. Por fin consigue incorporarse aunque le duelen todas las costillas y se las agarra pero sin hacer ruido para que el otro atleta no se piense que necesita auyda. Comienza a buscar el número 9 y lo encuentra. Es el 6 que, como todos los demás números, ha quedado invertido. Totalmente mareado se coloca todas las prendas del vagabudno sin darse cuenta de lo que hace porque desea salir zumbando cuanto antes de todo aquello. La ropa del vagabudo es de tallas mucho más pequeñas que la suya. La chaquetilla de pana, con coderas ajadas de tanto roce, le queda excesivamente corta pero consigue embutirsela. Se sujeta el pantalón, también supercorto, anudándolo con la soga de esparto. Saca la billetera del bolsillo del pantalón de tenis que está sobre el banquillo. Descubre que tiene todavía muchos billetes en su interior. Hace otra vez gestos de que él es muy inteligente. Se coloca los calcetines agujereados del vagabundo y los desastrosos zapatos de éste que, que le vienen algo apretados pero, como están tan rotos que no tienen puntera no siente tanto dolor; toma el periódico que es ahora una vieja revista pornográfica y, tanteando las paredes, porque se ha puesto las gafas que no son suyas y le marean bastante, sale al exterior y luego, más tarde, más acostumbrando ya a las gafas del vagabundo, se va fuera de la zona deportiva. 29.- Exterior Tarde / Calle. Mucho sol. Fuerte calor. El Señor Del Barrio sale del Centro Deportivo Municipal de La Concordia cuando llega la misma señorita rubia y sueca que le agredió con la raqueta de tenis. Ahora viene con una escopeta de tiro al plato. El Señor Del Barrio huye totalmente aterrado a lo largo de toda la calle. Tropieza con un niño al que tira al suelo y la mamá del niño le suelta un paraguazo en la espalada así que vuelve a salir corriendo a toda velocidad para no recibir mas leña. Se detiene muy lejoa. Mira para atrás. Comprueba que no viene nadie tras él. Se le abre la boca y bosteza. Tiene hambre y le suena el estómago hasta tres veces seguidas. 30.- Exterior Tarde / Calle. El Señor Del Barrio se detiene ante un restaurante. ElSelor Del Barrio levanta la vista para leer el rótulo de la oscura tienda ante la que está detenido. Alló hay un pequeño restaurante titulado "El Vivo". Sonríe. Se toca la cartera que lleva en el interior de la mugrienta y cortísima chaquetilla de pana. Hace otra vez gestos de que él es muy inteligente y se mete en el interior del restaurante. 31.- Interior Tarde / Restaurante "ElVivo". Muy pobre el decorado. Una sola mesa para los clientes. Hay un cliente de muy baja condición económica y una joven, muy agraciada y muy sexy mesera. El Señor Del Barrio busca una mesa libre. Sólo existe una mesa y está ya ocupada por un cliente de muy pobre condición económica. Dos simples asientos de madera rústica, que son dos troncos de árbol. El comensal pobre tiene a su lado, sobre la desportillada mesa, un sombrero totalmente raído, un diario y un paraguas del que sólo quedan las varillas porque la tela ya no existe. Al otro lado una vieja billetera. El Señor Del Barrio pide permiso para sentarse haciendo una genuflexión ante el pobre comensal y las dos cabezas chocan ruidosamente. El otro, por sentirse compañero de desgracias económicas, no se enfada y le permite sentarse frente a él. El Señor Del Barrio coloca la revista pornográfica junto al sombrero raído, el diario y lo que fue un paraguas cuando tenía tela. Al otro lado su espléndida billetera de piel de cocodrilo. Los dos se dan las manos diestras como saludo y se quedan ennganchados. El otro ha estado trabajando con una cola super pegajosa. No se pueden separar las manos. Se acerca la joven. guapa y sexy mesera con un cuchillo en la mano. Le piden clemencia los dos para no ser asesinados. Ella sonríe de manera astuta. Los dos suplican con la mirada para no se degollados. Ella sigue sonriendo de manera macabra. Ellos le piden auxilio con desesperados gestos. Ella, con el cuchillo que es de filo muy fino, se las separa muy lentamente para no cortarles la piel y una vez separadas sus manos los dos respiran profundamente. El Señor Del Barrio pide la carta del menú. 32,. Interior Tarde / Restaurante "El Vivo". Los dos comensales están solos. El comensal de pobre condición económica abre la boca en señal de hambre. El Señor Del Barrio repite el gesto. Al comensal de pobre condición económica le rugen las tripas. Al Señor Del Barrio también. El comensal de pobre condición económica tamborilea con los dedos sobre la mesa de madera en señal de desesperación. El Señor Del Barrio hace lo mismo. El pobre tapa la boca del Señor Del Barrio y el Señor Del Barrio tapa la boca del pobre para no volver a bostezar y vuelven a rugirles las tripas a ambos. Quitan sus manos de la boca del otro y comienza una sinfonía de rugidos de tripas como telón de fondo musical. 33.- Interior Tarde / Restaurante "El Vivo" Los dos comensales y la linda, guapa y sexy mesera. Llega la joven mesera con la carta de los menús. Son dos simples hojas de papel. El otro comensal elige rápidamente señalando algo con el dedo y luego lo levanta significando que es sólo una unidad lo que quiere. El Señor Del Barrio hace gestos de que tengan calma porque l'o va a pensar bien y pasa un buen rato leyendo toda la carta moviendo los labios pero sin decir palabra alguna. El otro mira con cara de hambre y no puede esperar más. Desesperado tiene que esperar a que el Señor Del Barrio se decida. El Señor Del Barrio vuelve otra vez a leer toda la carta una cantidad de veces exagerada. El reloj de la pared pasa de las 2 de la tarde hasta las 3 de la tarde. La mesera está sentada en una silla que que sacó del interior de la tienda y se encuentra dormitando. El otro comensal toma un cuchillo y se lo pone en la garganta al Señor Del Barrio para obligarle a que se decida ya. El Señor Del Barrios chista a la mesera y esta se levanta y se acerca con aire de medio dormida. El Señor Del Barrio elige 6 platos. Al otro se le abren los ojos y la boca cayéndosele la baba como si fuera un perro ante el Experimento de Pavlov. 34.- Interior Tarde / Restaurante "El Vivo". La mesera se ha ido a por los pedidos. Lo que dejó sobre la mesa El Señor del Barrio es ahora una revista pornográfica. Luce en la portada una bellísima mujer semidesnuda. A los dos se les van los ojos hacia la revista. Aparece la mesera con los pedidos de ambos. Viéndose soprendidos por ella, los dos comienzan a disimular silbando al mismo tiempo. Sonríen a la mesera y le hacen señas de que estaban viendo, tras la ventana, el hermoso día que hace. Ella les sigue el jueguecito sonriendo y como haciendo que les cre y que no la están engañando. Deja los pedidos y se marcha. El otro sólo va a comer una papa al horno. Pero el Señor Del Barrio ya tiene servida una bandeja con tres comidas diferentes. Los dos vuelven a lanzar sus miradas a la portada de la revista pornográfica. Aparece de nuevo la mesera trayendo el resto del pedido del Señor Del Barrio. Sorprendidos de nuevo los dos, intentan dismular con más gestos que antes pero el Señor Del Barrio lo hace tan violentamente que tropiezan sus manos con la bandeja de la mesera. La bandeja sale despedida y se caen todas las viandas sobre la pechera de la moza. Él, galantemente, se pone en pie y comienza a limpiar la pechera de ella con sus dos manos, pero la mesera que ha logrado vovler a sujetar la bandeja comienza a darle bandejazos en la cabeza y él huye a refguarse en el cuarto de baño. Se oye el ruido del pestillo que ha cerrado para que nadie entre. 35.- Interior Tarde / Restaurente "El Vivo" Aprovechando la larga ausencia del Señor Del Barrio, el otro da la vuelta a la mesa de madera y sin moverse de su asiento comienza a comer los tres platos que sirvieron al Señor Del Barrio. Coge la billetera de éste. Chista a la mesera. Llega esta. Paga su suculenta comida y, moviendo la cabeza como sintiendo pena del Señor Del Barrio, deja su vieja billetera y se guarda la de este mientras comienza a dormir roncando. 36.- Interior Tarde / Restaurante "El Vivo". La joven, linda, guapa y sexy mesera, está limpiando una sartén cerca de la puerta del cuarto de bañ¡o. De pie y muy aburrida. Sale El Señor Del Barrio del cuarto de baño y la mesera, que aún no le ha perdonado, se acuerda de la escenita anterior y le atiza con la sartén en la cabeza. Nuesto héroe, tambaleándose a gatas por el suelo, encuentra un pequeño plumero. Lo coge y se lo coloca en el ojal de la solapa izquierda de la mugrienta chaquetilla de pana como si se tratara del clavel que llevaba al iniciarse el diía. Se incorpora al llegar a la mesa de madera y, sin decir ni reclamar nada porque está medio k.o., come la única papa al horno que tiene a la vista. No se atreve a protestar proque no recuerda bien lo que pidió y para que no le den otro sartenazo. Pide la cuenta a la mesera pero tolalmente asustado tapándose de inmediato la cabeza. Ella le sonríe y le da un beso en la cara pero exigiendo el pago. Él se anima ante la sonrisa el beso de ella. Se pone alegre. Canturrea entre dientes, sin decir palabra alguna, la canción de "la felicidad jajaja me la dio tu amor" de Palito Ortega. Comienza, mientras mira a la sexy mesera con los ojos como achispados, a buscar dinero en la vieja billetera. Suda copiosamente porque le falta un centavo para completar lo que cuesta la papa al horno. Le hace señas a la mesera de que le falta un centavo de dólar. Ella coge lo que le ofrece. Él le pide perdón jutnando las manos y creyendo que ella ha aceptado. Ella, ofendida, de da una bofetada y se marcha solemnemente. El Señor Del Barrio se ha cañído del tronco donde estaba sentado y, totalmetne k.o. de nuevo, se levanta, se coloca las gafas de vidrios de culos de botella, se cala el raido sombrerucho del pobre que está roncando, coge el paraguas que sólo son varillas sin tela y el diario que, ahgora, es el "Extra". Sale a tiempo de no ser pillado por el esposo de la mesera, dueño del restaurante, que le da dos tortazos al que está roncando que le hacen despertar del todo. 37.- Exterior Tarde / Calle estrecha, sucia y desierta. Hay unos árboles escuálidos y un banco destartalado. Cansado por la fatiga, El Señor Del Barrio se tumba en un viejo banco de madera que hay en una estrecha, sucia y desierta calle. Allí se queda dormitando hasta que está terminando la tarde y comienza a a caer una fuerte lluvia. Se incorpora repentinamente. En esos momentos el balón de unos niños que están jugando en la calle se estrella en sus narices. Suene unel pìo pío pío de los pajarillos meintras él ya no sabe ni dónde está. Abre el paraguas que sólo son varillas sin tela y sale, rápido, hacia su hogar creyendo que es su calle. 38.- Exterior Tarde / Fin de la calle estrecha. Desemboca en un callejón que sólo tiene una chabola abandonada. El callejón da salida a las afueras de la ciudad. El Señor Del Barrio llega a un callejón donde sólo hay una vieja chabola abandonada. Un camión pasa junto a él, salpicando de cieno toda la bacheada calzada por la cual camina El Señor Del Barrio que queda manchado desde la cabeza a los pies. Cons las gafas de cristales de culo de botella que, además, están casi tapados por el barro que ha salpicado el camión, se queda observando, grogui por tantos golpes recibidos, la rústica chabola abandonada que tiene un título que dice "La Rata Gris". Pero ha sufrido el impacto de un pegote de barro y se ha tapado el rabo de la R con lo que El Señor Del Barrio le "La Pata Gris". Sonríe abiertamente Cree que ha llegada a su hogar, dulce hogar, pero le cae encima una vieja rama de un árbol, que acaba de derribar el viento. 39.- Exterior Tarde / Fachada frontal de la chabola. De nuevo haciendo eses llega El Señor Del Barrio hastra la cancela de la puerta del jardín. La abre. No suena el ding dong musical sino un chirriante crujido de maderas viejas mientras que, de algún lugar cercano llega la música de "Es mi saeta un cartar al Cristo de los Gitanos". Está totalmente agotado y grogui. No se da cuenta de que al lado hay un barrio de gitanos y él cree que el sonido que se escucha proviene del hilo musical de su fabuloso chalet. 40.- Exterior Tarde / Patio. Llantas y herrumbres. El Señor Del Barrio entra en el pequeño patio con jardín. En un deslustrado muro hay una rata gris dibujada. Se acerca. Se rasca la cabeza quedándose pensativo. Mira a la rata y pone el dedo cerca de su hocico. La rata le da un mordisco y el Señor Del Barrio suelta un chillido. Después, viendo que todo es correcto, acaricia la cabeza de la Rata y ésta vuelve a quedarse inanimada. Se introduce en la chabola 41.- Interior Tarde/ Cabola. Sala totalmente destruida. Diversos objetos por el suelo. Una placa metálica a manera de armadura está caída en el suelo, así como un viejo perchero. El ventanuco está abierto. Una desvencijada mesa sobre la que reposa un duro mendrugo de pan. Frente a ella hay una rústica silla de enea. En la pared, sobre la silla, existe una gran maraca de madera maciza. Al entrar en la angosta sala, El Señor Del Barrio pisa un patín de ruedas que hay en el suelo. Va resbalando hasta que queda colgado en el alféizar del ventanuco que está abierto. Le cae, sobre la cabeza, una caca de paloma y una pequeña teja. Otra vez medio k.o. se dirige hacua la rústica silla que hay frente a la mesa. Como un pequeño y duro mendrugo de pan que hay sobre el mantel y queda dormido y roncando profundamente cuando le cae sobre la cabeza una gran maraca de madera maciza que cuelga en la pared mientra un reloj de cucú va dando las 6 de la tarde y suena, como final de la película, una canción popular. Es la de "Mambrú se se fue a la guerra, mire usted, mire usted que pena, Mambrú se fue a la guerra, no sé cuando vendrá". FIN DE LA PELÍCULA.
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