El tierno señor Galván (Cuento)
Publicado en Aug 20, 2014
Nadie sabe la edad exacta que tiene Galván, pero todos dicen que ya ha cumplido más de cien. Algunos afirman que tiene ciento ocho años. El tierno señor Galván, el anciano más sonriente de todo el arrabal, está siempre sentado en su silla de tijera, en el descampado de las palomas, echando migas de pan para que ellas, y los gorriones, se repartan amistosamente la comida. Y al "Jarales" le encanta leerle la prensa diaria porque él apenas puede ya ver las letras. "Aisen Jaguar visita al Claudillo". Galván sonríe, pero a Policarpo, "El Polilla", no le gusta que "El Jarales" lea el periódico al señor Galván porque dice que eso sólo es cosa para intelectuales. "¡Como te coja, "Jarales", te convierto en bocadillo de picadillo! ¡El señor Galván no necesita para nada de la encultura!". Pero "El Jarales" es el chavea más ágil y rápido de todo el arrabal y al "Polilla" le sobran demasiados kilos de músculos para poder alcanzarle. "¡Polilla, Polilla, no tienes ni colilla!". "¡Me cago en la leche que te dieron de mamar! ¡Como te agarre un día de estos, te hago desaparecer del mapa!".
"¡Hola, poeta! ¡Esta tarde tenemos drea contra los gitanos! ¿Te apuntas?" "Me apunto". "Y después nos vamos al "Nazaré" para ver a las yanquis". "!Vale, Zábal, vale!" Miguel Zabaleta observa la sonrisa, como de triunfo, del tierno señor Galván. "¿De qué se reirá este hombre?". Y "Zábal" lanza una piedra contra la desconchada pared de los ladrillos en cuyos huecos hacen sus nidos las palomas y los gorriones que comparten, amistosamente, las migas de pan. "¡Tú tampoco me caes bien, vasco de mierda!". Pero "Zábal" no corre, no se asusta, no le tiene miedo y "El Polilla" no sabe qué hacer. "¡Yo seré un vasco de mierda pero tú sólo eres un completo estercolero!". Policarpo, "El Polilla", matón de los barriobajeros, mira hacia todos los lados por ver si alguien está observando la escena mientras "Zábal" le sigue lanzando "piropos". "¡Tanto saco de músculos para tan poco tarro de inteligencia!" Yo sólo observo y anoto una frase en mi cuadernillo de caligrafía escolar: "Cuando alguien te llama por tu verdadero nombre ya sobra cualquier otro pronombre". "¿Qué estás escribiendo, mozalbete?". "Nada interesante, señor Galván, nada interesante" "Todo lo que se escribe con el afán con que observo que lo haces tú tiene que ser siempre interesante". Y el tierno señór Galván sigue echando migas de pan minentras no deja de sonreír y su fiel perrillo de compañía, "Mooby", permanece sentado entre sus pies. Echo una mirada a la esfera del reloj que llevo en mi muñeca izquierda. ¿Pasa el tiempo? ¿No pasa el tiempo? Eso es lo que debatieron los hombres, ayer mismo, cuando al atardecer, dentro del bar del paleto Lozano, bebían chatos de vino y jugaban al mus. ¿Pasa el tiempo? ¿No pasa el tiempo? Quizás no sea el tierno señor Galván quien sepa la respuesta, sino Marcelo que sigue leyendo poemas de Unamuno junto a los rosales de Doña Obdulia: "¡Dormirse en el olvido del recuerdo, / en el recuerdo del olvido, / y que en el claustro maternal me pierdo / y que en él desnazco perdido! / ¡Tú, mi bendito porvenir pasado, / mañana eterno en el ayer; / tú, todo lo que fue ya eternizado, / mi madre, mi hija, mi mujer"! Recuerdo. Siempre recuerdo. "¡Escucha bien, Emerenciano, si el tiempo no pasara tú y yo seguiríamos viviendo con taparrabos nada más!" "¡Pues yo te digo, Benicio, que el tiempo no pasa". "¿Por qué no pasa el tiempo, sabihondo?" "¡Porque lo digo yo y como lo digo yo es verdad!" Así que ha tenido que intervenir el paleto Lozano para evitar que llegasen a las manos. "¡Basta ya, so bastos, que parecéis acémilas intentando ser encatedréticos de las encatedras niversiterias! ¡En mi bar no acepto a ningún matón barriobajero o lo en agarro por el gaznate y lo en tiro por el puente abajo!". "¡Orden, por favor, que yo tengo juego!". "¡Y yo también!". "¡Pues envido!". "¡Pues yo envido diez más!" "¡Pues que sea órdago al juego!" "¡Sé que sólo eres un farolero en nada más!" "¡Entonces atrévete a saberlo bien del todo!" "¡Sólo eres un en farolero, Pepe Goles"!" "¡Todos saben que trabajo de farolero por las noches pero quizás no sea tan farolero por el día y en el mus como todos dicen!" "¡A mí no me acojonas! ¡¡Acepto el órdago!! ¡¡¡Tengo 31 y he ganado!!!". "Para el carro "Eme" porque yo también tengo 31 y soy mano". Cuando el farolero "Pepe Goles", siempre tan bien peinado, se pone a jugar en serio a esto del mus no hay quien le derrote. Emerenciano lo ha podido comprobar una vez más, se ha levantado de la silla, la ha tirado al suelo lleno de ira y, con sus venas del cuello hinchadas, se ha marchado del bar del paleto Lozano soltando una palabrota. Sigue Don Miguel paseando dentro de mi cerebro: "¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?, / ¡Lluvia en el lago! / ¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre? / ¡Viento en la cumbre! / ¿Cómo tu vida, mi alma, se renueva?, / ¡Sombra en la cueva!, / ¡Lluvia en el lago!, / ¡Viento en la cumbre!, / ¡Sombra en la cueva! / Lágrimas es la lluvia desde el cielo, / y es el viento sollozo sin partida, / pesar, la sombra sin ningún consuelo, / y lluvia y viento y sombra hacen la vida". ¿Por qué será que los más pequeños somos tan grandes? Quizás me atreva a preguntárselo algún día a Morris... pero no... quizás algún día tenga tantísimo valor que se lo pueda preguntar directamente a Ana Uribes. Sé que ella está, ahora, asomada tras los visillos de la cenefa viendo caminar lenta, lenta, lentamente, al tierno señor Galvan por el bulevar camino del portal de su domicilio. Por la tarde la drea se ha ido al garete. Como siempre que hay conflictos directos, los gitanos de la Elipa no han aparecido por los desmontes. Así que hemos aprovechado para ir a ver a las yanquis de la Nazaret. "¡Están muy buenas, poeta!". "¡Están!". "Tú siempre tan lacónico". Y el tierno señor Galván ha continuado caminando lenta, lenta, lentamente, por el bulevar camino del portal de su domicilio. No sé si tendré el valor suficiente para decírselo algún día antes de que me haga mayor y tenga que irme a la mili. (De la serie "Los cuentos del arrabal").
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