Dilogo manchego (Teatrillo)
Publicado en Sep 08, 2014
Sancho Panza.- ¡Nos llaman locos mis señor caballero! ¡A vos porque lo parecéis y a mí porque lo parezco!
Don Quijote.- ¡Pues en diciendo tantas verdades locuras debemos dar! Sancho Panza.- Siempre que no sea yo de nuevo el apaleado... Don Quijote.- Te quejas en demasía, Sancho amigo, pues cada palo que recibís me duele en mi honor de caballero intocable. Sancho Panza.- Si, pero... Don Quijote.- ¡No te vengas con tantos peros, amigo Sancho, que los peros agrían el carácter y se me puede confundir! Sancho Panza.- Más confundido estoy yo. Don Quijote.- Si de confusiones hablamos yo te digo, ¡oh mi escudero!, que grande será tu gloria en cuanto podamos hallar nuevos gigantes. Sancho Panza.- ¿Podrían ser la próxima vez enanos en lugar de gigantes, mi señor caballero? Don Quijote.- ¡Mal habláis, Sancho amigo, pues no son enanos enemigos valiosos para los caballeros andantes! Sancho Panza.- ¡Pero en siendo enanos menos me dolerían las espaldas! Don Quijote.- Dejad las quejas para cuando se fazan los entuertos. Sancho Panza.- Tuerto he de terminar si nos vuelven a apedrear de nuevo. Don Quijote.- ¿No sabéis, fiel escudero, que cada pedrada que recibís os sirve de lección de aprendizaje? Sancho Panza.- ¡Pues de esos aprendizajes quisiera yo ya ser liberado porque para aprender tantas lecciones más me convendría haberme metido a bachiller! Don Quijote.- ¿Y no sabéis, gran amigo, que los bachilleres de este mundo comen menos que vos cuando devoráis morcilla tras morcilla gracias a mis grandes fazañas? Sancho Panza.- No sé qué fuerza mayor me empuja a haceros caso... Don Quijote.- ¡Porque sabéis, gran bribón, que os he de convertir en grande a pesar de lo pequeño que sois! Sancho Panza.- De poco vale la estatura si no es buena la ventura. Don Quijtoe.- ¡Sabéis que os tengo advertido que habléis sin refranero alguno pues de refrán en refrán se me distrae la memoria y no acierto a discernir! Sancho Panza.- Si no hay discernimiento es porque a veces miento. Don Quijote.- ¡Qué gran verdad acábais de pronunciar, Sancho amigo, que hasta si os oyera el sacristán pediría al señor cura que os acogiera como monago! Sancho Panza.- ¡Dios me libre, mi señor, caer en tal vilipendio! Don Quijote.- ¿Qué quejas tenéis de los monagos? Sancho Panza.- Que soportan sermones como si fueran mormones. Don Quijote.- ¿Es que no sabéis lo suficiente de las hestorias humanas como para no daros cuenta de que los mormones todavía no existen? Sancho Panza.- ¡Todo se andará mis señor caballero, todo se andará! Don Quijote.- ¡Pues decís bien porque el resto de camino hemos de hacerlo a pie para que descansen las caballerías! Sancho Panza.- ¿Queréis decir, mi señor caballero, que todavía hemos de andar ochenta kilómetros a pies? Don Quijote.- ¡Mucho se nota tu falta de cultura, Sancho amigo, pues confundís los tiempos verbales de la gran lengua de Nebrija! ¡No quiero decir sino digo! Sancho Panza.- ¡En mala hora ese tal Nebrija inventó la lengua de Don Miguel! Don Quijote.- ¡Dadle gracias a Dios que nuestro Don Miguel no es Monje! Sancho Panza.- ¿Lo decís por la grande cantidad de latinajos que dicen e escriben los abades? Don Quijote.- ¡Al revés! ¡Siempre hablas al revés, Sanchico! ¡No es que dicen e escriben sino que escriben e dicen los abades! Has de saber, indocto, que lo que se habla siempre se ha de escribir primero si es que nos ajustamos a la naturaleza de los charlatanes. Sancho Panza.- De charlatanes está nuestro siglo lleno que parece una jerigonza de fablares en lugar de descanso para el alma. Don Quijote.- ¡Cuán gritan esos malditos pero mal rayo me parta si en acabando esta carta no pagan caro sus gritos! Sancho Panza.- ¡Os confundís, mi gran señor, pues eso es de Zorrilla! Don Quijote.- ¿Zorrilla habéis dicho, amigo Sancho? ¡Cuidad bien la bolsa si una zorrilla se acerca que no es cosa de malgastar nuestros dineros con mozas de mala vida y de peor fama de la que ya tenemos! Sancho Panza.- ¡Seguís confundido, mi gran señor, pues no hablo de zorrilla alguna! Don Quijote.- ¿Os habéis vuelto loco de verdad y queréis volverme loco de verdad a mí también, tragabuches? ¡Zorrilla habeís dicho y zorrilla he creído yo entender! Sancho Panza.- ¡Por Dios y por todos los abades de este mundo, mi señor caballlero, que yo os quiero decir que lo de cuán gritan esos malditos es plagio! Don Quijote.- ¿Plagio? ¿Qué sabes tú de lo que es o debe ser un plagio? ¡Repites tantos refranes tan mal copiados que hasta mil latigazos debiera yo daros en llegando a la primera posada que divisemos! Sancho Panza.- Está bien mi gran caballero hablad cual deseéis pero que no cueste dinero. Don Quijote.- ¡Bajemos ya de los jumentos aunque sigáis con los lamentos! Sancho Panza.- ¡Bien me forzáis a no decir refranes pero a vos también se os escapan! Don Quijote.- ¡Hay una grande deferencia, Sanchico! ¡Refranes de caballeros son refranes verdaderos más refranes de los vulgares no valen ni dos pulgares! ¡Y si no os gusta mi manera de fablar os doy mi palabra de caballero que os he de medir las espaldas! Sancho Panza.- ¡Por Dios y todos los abades de este mundo, no os enfadéis conmigo mi gran señor, pues si he de escuchar vuestras razones lo haré con grande gusto y grande placer pero... qué bueno sería estar ya en posada alguna ante unos buenos platos de fabada con longanizas y dos buenos cántaros de vino peleón... Don Quijote.- ¡Te prometo, Sancho amigo, que pelear estoy dispuesto con cualquier pellejo que encuentre! Sancho Panza.- ¡Por vuestra salud, señor Quijote, no me hagáis recordar lo de los pellejos que todavía no me he recuperado! Don Quijote.- ¡Por todos los cielos te digo que eran fantasmas de los de verdad! Sancho Panza.- ¡Pues a mis costillares no fueron precisamente fantasmas los que me los empusieron como desconchaduras, que todavía me duelen cuando rememoro! Don Quijote.- ¿Quién os ha enseñado a decir rememoro en lugar de memorizo como se debe decir? Sancho Panza.- ¡Ya está bien de tanto encorregirme, mi señor, pues de tanto encorregirme ya no sé yo si soy Sancho Panza o Pancho Chanza! ¡Que más parece lo nuestro pura chanza que verdadero diálogo! Don Quijote.- Bajemos de los cuadrúpedos y no soltéis tantos... Sancho Panza.- ¡Dejad de ser ya poeta, por favor, mi señor caballero! Don Quijote.- ¡Iba a decir juramentos! ¿En que andábais pensando, Sancho amigo? Sancho Panza.- En que ando algo mal de las tripas y puesto que ciertos males deben ser desalojados de nuestro ánimo pensaba yo que iban por otro sitio los tiros. Don Quijote.- ¡Deja de decir sandeces, Sancho, pues las sandeces sólo son propias de gentes sin don! Sancho Panza.- ¡Don Quijote! Ya hemos descendido de nuestras monturas y en verdad que es cierto que en la vida cuando bajamos de las alturas somos todos pequeños. Don Quijote.- Veo, con grande regocijo, que habéis aprendido a filosofar, amigo Sancho. Sancho Panza.- Es que sirviendo a tan grande caballero no hay más remedio que despabilar. Don Quijote.- En viendo que estáis tan dispuesto sentémonos en el duro suelo pues duro es lo que os voy a mentar. Sancho Panza.- ¡Mi señor Quijote, dejemos a la familia en paz! Don Quijote.- Eso quiero decir. Ahora que estamos los dos a la mesma altura, aunque vuestra estatura siempre sea menor, he de pediros que regreseis con los vuestros. Sancho Panza.- ¡En verdad que echo de menos a toda mi parentela! Pero... ¿y vos?... ¿qué habéis de facer vos? Don Quijote.- Como buen caballero de las andanzas, he de librar mi última batalla. Sancho Panza.- ¡Ah, no! ¡Ni hablar de la última batalla! ¡No os voy a dejar a solas por un quítame allá esas pajas! De acuerdo en que a veces protesto y detesto esta vida de escudero escaldado mil y una veces, pero no voy a abandonaros a la mala suerte. Don Quijote.-¡Hablemos bien y llamemos al pan como se le debe llamar y al vino como llamar se le debe! ¡No lucharé contra la mala suerte sino que he de lidiar con la mala muerte! Sancho Panza.- ¡Suerte o muerte me da lo mesmo, mi señor! Don Quijote.- ¿De dónde has sacado tanto valor, Sanchico, que os miro y hasta os veo convertido en Lanzarote? Sancho Panza.- Cuando se han vivido tantas aventuras con el mejor caballero andante del mundo, lógico es la lógica. Don Quijote.- ¿La lógica? ¿Qué sabes tú de la lógica? Sancho Panza.- Lo aprendido corriendo el mundo a vuestro lado. Quizás el señor cura me niegue la confesión pero he visto tales cosas que ya no cabe confesión alguna. ¡Junto a vos he de vivir o junto a vos he de morir! Don Quijote.- ¿No te arredra ser nominado como el más loco de todos los aventureros? Sancho Panza.- ¿Qué saben los del mundo lo que es la locura? ¡Doy fe que he visto tanta lucidez en vuestro empeño, mi señor Quijote, que ríome yo de los muy abundantes absurdos de eso tan extraño que llaman la realidad los sesudos sin suficientes sesos para pensar bien lo que dicen de vos y, de paso, lo que me endilgan a mí! Don Quijote.- ¡Duros son de mollera los de la tanta sesera! Sancho Panza.- ¡Vos si que sois grande poeta, mi gran señor, y no esos que tanta palabra escriben sin ton ni son y sin son ni ton! Don Quijote.- ¡Ay, Sanchico, Sanchico, cuántos versos no habré escrito yo a mi bellísima Dulcinea! Rimados y no rimados, asonantes y consontantes, de toda clase, género y estilo, me nacen en la mente y salen así de repente... pero volvamos a la realidad... Sancho Panza.- La única realidad que yo conozco es que vuestra bellísima Dulcinea os espera con los labios abiertos y fuego en el corazón. Don Quijote.- ¿Cómo sabes tantas metáforas, amigo Sancho? Sancho Panza.- De tanto estar con vos algo se me habría de pegar; pues digo yo que quien con sabio camina nunca de aprender termina. Pero tengo tanta hambre que mi estómago me da calambre. Don Quijote.- ¡Os merecéis la recompensa! Tomad mi bolsa de los dineros y con las pocas monedas que quedan llegaos a la primera posada que encontreis en el camino y daos un verdadero festín de lonchas de tocino salidas de algún gorrino. Sancho Panza.- ¿Y vos? ¿Que va a suceder con vos? ¿No pasáis tanta hambre como yo? Don Quijote.- ¡Marchaos ya a toda priesa pues yo estoy en ayuno para merecerme los favores de mi bella y eterna enamorada! Sancho Panza.- ¡He dicho que no a este mundo! ¡O venís conmigo o con vos me he de quedar hasta que os entren de nuevo las ganas! Don Quijote.- Ganarás muy poco quedándote a mi lado. Sancho Panza.- Lo ganado por lo servido. Don Quijote.- Si no fuera porque me dais algo así como un poco de pena... Sancho Panza.- ¿Eso quiere decir que volvemos a montar? Don Quijote.- ¡Hasta donde llegue el Destino! Sancho Panza.- ¡Volvamos pues al camino! Don Quijote.- ¡Salgamos pues de la escena que ya es hora de la cena! Sancho Panza.- ¡Y dicen que es luna llena! Don Quijote.- Dejemos correr el tiempo... Sancho Panza.- Montado voy más contento. Don Quijote.- Y a quienes me encuentre me enfrento. Sancho Panza.- ¡Así habla un caballero fiel, sincero y honesto y de todos el primero! Don Quijote.- Sé muy bien que ser primero es cosa de lisonjero. Sancho Panza.- Porque les vence el dinero. Don Quijote.- Pues vencida ya la hestoria sigamos con la memoria. FIN
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