En una calle de Madrid (Diario)
Publicado en Sep 15, 2014
1953. Tengo 4 años de edad. Vivo en una de las calles más célebres y agradables de la ciudad de Madrid, capital de España, a donde ha sido trasladado mi padre por parte del Ejército. Ya soy un niño que anda sin cansancio alguno, que juega sin cansancio alguno, que ríe sin cansancio alguno. ¿Cuál es la calle de Madrid que fue escenario de mis primeras aventuras? Se trata de Alcalde Sáinz de Baranda. Bueno es conocer su historia puesto que cobijó, en el 56, a un niño que, caminante por destino, comenzaba a explorar sus aceras y el bulevar. Ese niño soy yo.
Pedro Sáinz de Baranda y Gorriti fue uno de los alcaldes que menos tiempo estuvo al frente de los asuntos de Madrid, sin embargo ha pasado a la historia por "dar el do de pecho", como se suele decir, en dos breves y difíciles periodos de la vida política madrileña y española. Fue el primer alcalde constitucional de Madrid. La primera vez que Sáinz de Baranda ocupó la alcaldía fue en 1812, en plena Guerra de la Independencia, tras la vergonzosa huida de los regidores de Madrid, el marqués de Iturvieta y su segundo en el cargo, el conde de Villapadierna, ante los rumores de que las tropas francesas volvían a Madrid. El marqués y el conde disolvieron el Concejo municipal y renunciaron a sus cargos antes de huir. Hacía unos meses que los franceses habían salido de la capital, tras la derrota de sus tropas en la batalla de los Arapiles (Salamanca) frente al ejército aliado de Inglaterra, Portugal y España, pero ahora parecía que su vuelta era inminente. Sáinz de Baranda permaneció en la ciudad y convenció a otros miembros del Concejo de que permanecieran en sus puestos y afrontaran su responsabilidad, formando un nuevo Concejo. Desde ese momento y aunque era un convencido liberal, adoptó medidas dictatoriales que la gente aceptó de buen grado, reconociendo su valor en momentos tan excepcionales. En 1813, sin posibilidad de defender la ciudad, Sáinz de Baranda, al frente de los responsables municipales y acompañados por seis maceros a caballo (funcionarios de ceremonia y protocolo), salió al encuentro del ejército francés, comunicándole oficialmente su dimisión, en la zona donde hoy se encuentra la Puerta de Toledo. Finalizada la guerra y con un país devastado, en 1814 Fernando VII derogó la Constitución, recuperó el poder absoluto y restableció la Inquisición. Las instituciones de la soberanía nacional quedaron anuladas y comenzó la persecución y exilio de los liberales, hasta 1820. La segunda vez que este ilustre madrileño se encargó de la política municipal fue en 1820, cuando el levantamiento del teniente coronel Riego obligó a Fernando VII a acatar la Constitución de 1812. El pueblo de Madrid se echó a la calle y en la plaza de la Villa exigió que se recuperara el Ayuntamiento que existía seis años antes, cuando se proclamó la Constitución, es decir el dirigido por Sáinz de Baranda. Fue una elección asamblearia la que le devolvió la alcaldía. Con una improvisada lista de concejales en la mano, el poeta Manuel Eduardo Gorostiza tomó la palabra desde el balcón del Ayuntamiento y propuso a la multitud la elección de Sáinz de Baranda, que fue aclamado por unanumidad. Éste aceptó el cargo y propuso como segundo alcalde a Rodrigo de Aranda, lo que fue aprobado inmediatamente. Sáinz de Baranda nació en 1775 y murió en 1855. En Madrid, la céntrica calle dedicada al alcalde Sáinz de Baranda se encuentra en el distrito de Retiro y va desde la avenida Menéndez Pelayo hasta la calle Doctor Esquerdo. En el número 2 hay una placa conmemorativa que dice: "El Pueblo de Madrid a Don Pedro Sáinz de Baranda y Gorriti, Alcalde Constitucional de esta Villa, en el 175 aniversario de su Proclamación. 1820-1955. Ayuntamiento de Madrid". Es, por lo tanto, de 1975 y yo ya hace bastantes años que ya no vivo allí. Soy un niño de tan sólo 4 años de edad. Me gustan las niñas pero me tengo que aguantar a esperar a que sea mayor. Entre ellas las más famosas son La Toti, La Piluchi y La Cecilita. Dicen que eso de que gusten las niñas a los niños es cosa de mariquitas pero yo opino que lo de mariquitas es precisamente lo contrario; o sea, que no te gusten las niñas cuando eres un niño de verdad. Y con esta aclaración y confirmacion sobre el asunto cierro mi diario y me pongo a pensar... ¡no tengo edad, no tengo edad para amarte, y por eso es mejor que me dejes vivir esta historia de amor!... quizás sabrás, quizás sabrás esperarte, a que sea mayor y pueda darte mi corazón... ¡deja que viva este amor tan romántico!, ¡deja que viva este amor tan feliz!... Me llegan mensajes de la otra parte del mar... pero todavía es demasiado pronto... porque Ella todavía no ha venido a este mundo...
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