PROCESO DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL (Por: "Diesel"
Publicado en Sep 19, 2014
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PROCESO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
(Por “Diesel”)
 
Modelo de José Orero De Julián.
 
Todos los seres humanos nacemos dentro de una sociedad determinada y. por ende, al ser partes intrínsecas de las sociedades donde desarrollamos nuestra personalidad, somos seres que, en condiciones normales, nos distinguimos de los demás animales porque somos sociales; o sea, capaces de comunicarnos los unos con los otros aplicando condiciones naturales que los demás animales, por muy desarrollados que estén, son incapaces de desarrollar a tan alta escala.
 
Navegando por Internet he encontrado lo siguiente: “Todo ser humano es individual pero también social. Es decir, existe una dualidad en el corazón humano. Toda persona necesita compartir momentos de intimidad y de soledad pero también se alimenta su mundo emocional del feedback gratificante que surge del valor de la amistad, del compañerismo e incluso de los vínculos más superficiales como los de vecindad. Vivir en sociedad implica que todo ser humano debe poner en práctica sus habilidades sociales en beneficio de su propia felicidad personal desarrollando un alto nivel de integración y pudiendo contar como parte de distintos grupos de pertenencia donde evolucionar a través de su autoestima, reconocimiento, pensamiento positivo, motivación y felicidad. Las habilidades sociales son un entrenamiento que se adquiere desde los primeros años de vida puesto que los niños son un claro ejemplo de cómo se puede cultivar la amistad de una forma espontánea y natural. Los niños hacen amigos con mucha facilidad, se relacionan con naturalidad y hacen del juego un medio perfecto de sociabilidad. Existen momentos en los que las personas desean olvidarse de su entorno social y centrarse en sí mismas, por ejemplo, al tener una herida emocional por un desamor, hacer el duelo por la muerte de un ser querido, sufrir la decepción de un amigo, ante un despido de trabajo… sin embargo, a largo plazo, tener relaciones sociales es una necesidad de salud emocional. El aislamiento social produce tristeza, apatía, miedos, cansancio… por el contrario, las relaciones personales mejoran la higiene mental y el pensamiento positivo. Una persona sociable es aquella que tiene un carácter cercano y agradable y muestra interés e ilusión por establecer relaciones sociales y compartir tiempo en común. En cambio, una persona poco sociable es aquella persona solitaria con una vida social pobre. Una persona puede ser más o menos sociable dependiendo de su momento vital y de su situación personal presente. De forma habitual, en un momento de alegría, cualquier persona es más receptiva hacia las relaciones sociales que en una etapa de tristeza. Las habilidades sociales no son innatas sino que se entrenan. Por tanto, también se perfeccionan cuando se practican. Existen habilidades sociales muy importantes que propician la agradable convivencia en sociedad: la amabilidad, la empatía, el respeto, la generosidad, la simpatía… pero para ser más sociable, cualquier persona tiene que mejorar, en primer lugar, la relación que tiene consigo misma y que es la base de la relación con los demás”.
 
Partimos, pues, de algo totalmente necesario e intrínseco de todos los seres humanos: su capacidad para relacionarse con los demás seres humanos a través del derecho que le da el pertenecer a la sociedad en la que está viviendo. En realidad sólo somos personas cuando pertenecemos a un grupo de personas y cuando convivimos con un grupo de personas a través de la comunicación. Hay dos tipos de comunicación humana: la comunicación interpersonal (que ahora no la vamos a analizar) y la comunicación social, cuyo proceso es el que voy a desarrollar a continuación.
 
Antes de entrar a exponer mi propio Modelo de Comunicación Social, tengo que aclarar que cada situación de la comunicación difiere, en algunos puntos, de cualquier otra de carácter similar; porque responde a la idiosincrasia de cada grupo social. Pero tratar de separar ciertos elementos que todos los estudios comunicativos tienen en común es un error, porque son dichos elementos y sus interrelaciones los que tenemos en cuenta al construir un modelo de proceso de comunicación que nos guía, por consiguiente, a un consenso general para poder ser expresado.
 
La comunicación social (dejando lo de la comunicación interpersonal aparte aunque existan, como veremos durante la exposición del tema, algunos elementos comunes entre ambas clases de comunicación; lo cual se explica sabiendo que ambas forman parte de las personas) es un proceso porque presenta modificaciones a través del tiempo y también es una operación o tratamiento de carácter continuo. Heráclito ya dijo, en el año 500 antes de Jesucristo, que un hombre no puede bañarse dos veces en las mismas aguas de un río, pues al ser corriente de agua continua cambian. Si aceptamos este concepto de proceso comunicacional debemos considerar los acontecimientos y las relaciones humanas, como dinámicos, en continuo devenir, siempre cambiantes y que no descansan debido a su continuo movimiento.
 
En este sentido, los componentes de un proceso de comunicación social interactúan cada uno con los demás e influyen en ellos de manera más o menos directa o de manera más o menos indirecta. Está demostrado que interactúan entre sí. Por eso, a partir de Einstein, Russell, Withehead y otros sabios de la investigación social, la realidad se analiza como un proceso. La Teoría de la Comunicación, partiendo de estas ideas (que no tienen por qué ser las más acertadas como podemos demostrarlo ya que hablamos de realidades humanas) debe rechazar la idea de que el proceso dado por la naturaleza humana deje separados estos elementos. De esta manera es posible llevar a cabo modelos de esquemas que describan el Proceso de la Comunicación Social. Estoy de acuerdo en el fondo de la cuestión aunque yo utilice mis propios caminos para demostrarlo y que, por supuesto, no tienen por qué coincidir con los caminos seguidos por Einstein, Russell, Witheead o cualquier otro sabio que haya hablado sobre este tema. Yo tengo mis propios criterios para demostrar que esto es cierto.
 
La base constituyente del concepto de proceso es la idea de que la estructura física no puede ser descubierta por el hombre sino que es creada por ellos mismo. Esto es completamente falso porque el hombre sólo crea lo que ya ha sido creado por un Ser Superior. Por eso, al construir la realidad lo que hace el ser humano no es crear en lo que entendemos como creación, sino organizar creativamente (y creatividad no es igual a creación) sus percepciones y, libremente, señalar los elementos o componentes de las cosas que intervienen en el proceso sabiendo que dichas cosas existen antes de que los hombres aprendan a manejarlas. Por eso el ser humano comprende que no ha descubierto nada sino que ha “recreado” un conjunto de herramientas para analizar el mundo.
 
Cuando tratamos de hablar de un proceso comunicacional tenemos que enfrentarnos con dos problemas: detener la dinámica del proceso (como detenemos el movimiento al sacar una fotografía) y usar el lenguaje (la forma en que usamos el lenguaje a través del tiempo es un proceso de comunicación continua). Teniendo este concepto de proceso bien asimilado en la mente podemos detallar cuál puede ser un modelo de esquema elemental que sirva para comprenderlo como una estructura más o menos compleja. Para ello, lo primero que tenemos que decir es que todo acto de comunicación humana se establece mediante un lenguaje en el que intervienen todos los elementos propios de la comunicación en general. Y eso es lo que voy a ir explicando acerca de mi propio Modelo de Comunicación Social.
 
Para construir una comunicación social es necesario que, al menos, existan 4 elementos esenciales e inevitables. Se llaman Emisor, Receptor (o grupo de receptores), Mensaje y Canal de transmisión. Cada uno de estos elementos, por separado, tienen sus propias características y es, uniendo todas ellas, cómo ya podemos hablar de Comunicación Social.
 
El Emisor es la persona (a veces también grupo de personas) que crea un mensaje para que lo reciba el Receptor (o grupo de receptores). Por su parte, como es lógico y fácil de deducir, el Receptor (o grupo de receptores) es aquella persona o conjunto de personas que reciben el mensaje que emite el Emisor (o emisores). Siguiendo con la lógica más elemental, el Mensaje es todo aquello que proviene del Emisor y llega al Receptor. Pero para que el Receptor pueda recibir el Mensaje del Emisor tiene que existir algo que lo haga posible. Ese algo que hace posible la comunicación entre Emisor y Receptor se llama Canal porque a través de él se canaliza el Mensaje y consigue llegar desde el Emisor hasta el Receptor.
 
Así que ya tenemos los 4 elementos necesarios e indispensables para crear una comunicación social: un Emisor que tenga deseos de enviar un Mensaje a través de un Canal de transmisión y un Receptor que tenga deseos de recibir dicho Mensaje. Aquí observamos que si falta dicho deseo por parte de Emisor y Receptor o por parte de uno de ellos, la comunicación no se produce. Es necesario, por lo tanto, que dentro de una sociedad determinada haya alguien que desea comunicar algo y haya alguien que desee recibir dicha comunicación. En la Comunicación Interpersonal el Mensaje llega de manera directa a través del contacto entre Emisor y Receptor; pero en la Comunicación Social es indispensable que exista un canal (no la persona en si misma) que transmita lo que una persona quiere que llegue a otra persona o grupo de personas. Así que, en la Comunicación Social ese Canal (escrito, hablado o visual) es indispensable que exista para que el Mensaje llegue a su destino.
 
En Comunicación Social, el Emisor es la fuente que genera el mensaje de interés. El Emisor tiene la función de codificador (de lo cual hablaremos más adelante), es decir, el emisor debe tener la capacidad de organizar el Mensaje de tal manera que el Receptor (o grupo de receptores) lo pueda decodificar (de lo cual hablaremos también más adelante). En tal sentido, el Emisor debe operar sólo con un mismo sistema de Lenguaje entendible y que en sí mismo se constituye en un Canal de información. Además del Lenguaje, el Emisor debe estar en la capacidad de poner su mensaje en un Canal que sea del acceso del Receptor (perceptor y observador al mismo tiempo). Sin estas dos características (Lenguaje común y Canal de comunicación) no existe un emisor.
 
Hablemos cosas más concretas sobre el Emisor para no quedarnos tan sólo con una idea teórica. Para empezar, el Emisor siempre es una persona individual porque, cuando trabaja en un equipo de emisores, tiene su propia personalidad diferente al resto del grupo. Por lo tanto, el Emisor es una persona autónoma dentro del Contexto general de la Comunicación Social. Y, al ser una persona, al igual que ocurre con cualquier otra persona, el Emisor tiene una determinada Intención (intencionalidad del Mensaje) cuando se pone en contacto con el Receptor o grupo de receptores. Esa Intención es, en principio, neutra… pero a la hora de la verdad o es una “buena intención” o es una “mala intención”, dependiendo de la ética y la moral del Emisor que sea una cosa u otra.
                                                                                                                      
Lo que es evidente es que el Emisor (como ya hemos señalado) realiza el acto de la Codificación del Mensaje. ¿Qué significa esto de la Codificación en la Comunicación Social? ¿Qué es la Codificación? La Codificación es el proceso de poner juntos los segmentos de los datos recogidos por el Emisor que parecen ilustrar una idea o un concepto (representados en su proyecto como nodos). De esa forma, la Codificación es una forma de hacer abstracción a partir de los datos existentes en los recursos comunicacionales del Emisor y se usa para construir un mayor entendimiento de las fuerzas que intervienen. Es, de pura lógica, entender que si el Emisor no Codificara los datos que van a formar parte del Mensaje se produciría una aglomeración masiva de datos sin orden ni coherencia alguna. Es por eso que la Codificación es una labor obligatoria para que el Emisor se haga entendible. Ese Referente, que es el Emisor cuando está emitiendo un Mensaje, quedaría totalmente desconectado del Receptor o grupo de receptores si no hubiese, antes de lanzar el Mensaje, codificado todos los componentes de dicho Mensaje, para hacerlo entendible y aprehendido por el Receptor o el grupo de receptores.
 
Entendido esto de la Codificación y la Intención del Emisor entramos en un aspecto de la Comunicación Social que lleva siglos debatiéndose en todas las ocasiones que se habla del Emisor. Me estoy refiriendo a la Codificación Objetiva y Codificación Subjetiva. Hemos dicho que el Emisor es una persona o, en otras palabras más completas y complejas, un ser humano que busca transmitir un Mensaje y que, como cualquier ser humano, tiene cierta intencionalidad cuando se hace Emisor. ¿Puede ser objetivo cien por cien o tiene ciertas cargas de subjetividad imposibles de eliminar por la simple razón de que es un ser humano?
 
Todo ser humano posee un macrocosmo de ideas, de creencias, de cuestiones que ve, observa y analiza desde su propio punto de vista. Es totalmente incorrecto pedirle a un Emisor, dentro de la Comunicación Social, que sea cien por cien objetivo porque eso no existe en la naturaleza de los seres humanos. En periodismo (o sea, en la Comunicación Social) hay muchas clases de géneros. Se llaman géneros periodísticos y forman un amplio abanico de diversidades. Es cierto que en algunos de ellos (digamos, por ejemplo, las noticias, las crónicas, las entrevistas o los reportajes por citar algunos muy evidentes) el periodista (Emisor del Mensaje) debe buscar el máximo grado de objetividad posible y si alcanza el cien por cien de objetividad está realizando una labor impecable; pero hay otros géneros periodísticos en los cuales es totalmente imposible ser cien por cien objetivos. Me estoy refiriendo, por poner otros ejemplos, a los comentarios, a las opiniones, a los análisis, a los puntos de vista que se producen en mesas redondas, debates, tertulias de carácter social, entre otros. En esta segunda clase de géneros periodísticos, el Emisor es una persona igual que cualquier otra que no sea Emisor y se mueve por su propio mundo idealista; o sea, que, como cualquier otro ser humano, su pensamiento está forjado por ideas propias, por creencias propias, por formas de ver la vida propia. En estos casos se le puede pedir solamente una relativa objetividad porque es una persona tan subjetiva como lo puede ser cualquier otra persona.
 
 
 
Dentro del contexto general de la Comunicación Social, todo Emisor emite opiniones y es, a su vez, creador de opiniones. Lo que se le debe pedir a un buen periodista (comunicador social) es que se ajuste a lo que se nos enseña como Ética y Deontología del Periodismo. Ser imparcial no quiere decir ser neutral porque la neutralidad no existe en ningún orden de la vida humana y como ningún ser humano puede ser neutral ante cualquier hecho humano es natural que el Emisor no sea neutral. Otra cosa es la imparcialidad. El buen Emisor (periodista y comunicador social) es quien presenta los Mensajes dentro de los límites establecidos por dicha Ética y Deontología del Periodismo.
 
Hablando de la Intención (no intencionalidad dirigida por nadie sino de la intención propia que surge de sí mismo) es muy importante saber que el Emisor contacta con mucha clases de Fuentes para elaborar su Mensaje. El asunto de las Fuentes es un tema tan amplio que existen muchos libros escritos sobre dichas Fuentes. Hay una pluralidad enorme de Fuentes pero, para ser los más explícito posible, las voy a reducir a tres categorías; las Fuentes Orales (que es todo aquello que escucha el Emisor antes de lanzar su Mensaje); las Fuentes Visuales (que es todo aquello que ve el Emisor antes de lanzar su Mensaje); y las Fuentes Escritas (que es todo aquello que lee el Emisor antes de lanzar su Mensaje). El buen Emisor no adecua sus Fuentes a ningún interés de ningún grupo de poder, sino que las adecua a la manera más imparcial que pueda transmitir en su Mensaje. Si ninguna persona puede ser neutral, es lógico deducir que ningún Emisor puede ser neutral cuando elige sus fuentes pero eso no quiere decir que no tenga que realizar el trabajo y el esfuerzo de elegir fuentes que sirvan para confeccionar un mensaje libre de presiones externas a su propia personalidad.
 
Todas estas Fuentes Orales, Fuentes Visuales y Fuentes Escritas forman un enorme y complejo conjunto de datos que, en el mundo del Periodismo (Comunicación Social) lo conocemos con el nombre genérico de Información. Y hay toda una materia denominada Teoría de la Información que es necesaria estudiar a fondo para poderla imbricar en la denominada Teoría de la Comunicación. Y es que no es lo mismo informar que comunicar. Los tres puntales exigibles a un buen periodista es que sus Mensajes sirvan para tres asuntos indispensables en todo buen Proceso de Comunicación Social sea cual sea el canal (escrito, hablado o visual) que se esté empleando. Esos tres puntos esenciales, que deben presentarse de manera porcentualmente equilibrada para no descompensar lo que emitimos son: informar, formar y entretener; porque todo buen periodista es, al mismo tiempo (y si no lo consigue no es un buen periodista) un informador imparcial (con su propia subjetividad incluida), un maestro para quien le lee, le escucha  o le observa (con su propia vocación magisterial) y un buen entretenedor que sirva para hacer la vida lo más agradable y positiva posible para toda la comunidad de receptores que le leen, le escuchan o le observan.
 
 
Leo en Internet que “estas premisas sobre las que giraba la esencia del “buen periodista” de las primeras generaciones salidas de las Facultades de Ciencias de la Información (a las cuales pertenezco) han sufrido un terremoto o incluso han desaparecido”. No me interesa entrar a discutir esos asuntos en el presente trabajo que consiste, expresamente, en la presentación de un Modelo de Comunicación Social que exponga, en su esquema, lo que debe ser precisamente la Comunicación Social mucho más allá de lo que está siendo en la actualidad.
 
En cuanto al Receptor (o grupo de Receptores) también hay mucho que matizar. Estamos de acuerdo en que el Receptor es quien recibe el Mensaje que ha codificado el Emisor y que, obligatoriamente, tiene que saber decodificar. Para ello, lo primero que debe hacer el Receptor es un ejercicio de Interpretación. Saber interpretar un Mensaje es punto esencial para poder llevar a cabo la Decodificación del Mensaje. La misma pregunta que nos hicimos al hablar de la Codificación debemos plantearla a la hora de saber qué es la Decodificación. ¿Qué es la Decodificación en el contexto general de la Comunicación Social?
 
Es mucho más sencillo de lo que, en principio parece; porque la Decodificación es el proceso en el cual el Receptor transforma el código utilizado por el Emisor para interpretar los signos empleados en la Codificación. De esta forma los signos son asociados a las ideas que el Emisor de la Comunicación Social está lanzando. Por ejemplo, el Receptor recibe palabras (que son signos fonéticos) y las asocia con las ideas que está recibiendo del Emisor hasta entenderlas por completo. Más adelante hablaremos de cuáles son los mecanismos que intervienen en dicho labor de decodificar lo que el Emisor ya ha codificado.
 
Algo muy importante, que casi nadie cita cuando construye un Modelo de Comunicación Social pero que a mí me ha parecido muy importante, además de interesante, es que la Decodificación del Receptor o Receptores puede ser Consciente o puede ser Inconsciente. Esto pertenece, por entero, a la personalidad del Receptor y no a la del Emisor. El Emisor siempre tiene una Intención consciente pero quien recibe el Mensaje puede estar siendo consciente del mensaje que recibe o puede que lo esté recibiendo de manera inconsciente. Depende de la atención que esté poniendo a lo que transmite el Emisor (tanto por escrito, como por la voz o por la imagen). Si el Receptor está poniendo la máxima concentración en el Mensaje que recibe está llevando a cabo una perfecta Decodificación de tipo Consciente; pero si no está poniendo la máxima atención o está realizando otras tareas mientras recibe el Mensaje lo que está realizando es una Decodificación de tipo Inconsciente. Entramos, por lo tanto, en el mundo de los receptores.
 
¿Cómo consigue un Receptor o un grupo de Receptores llevar a cabo la Interpretación del mensaje que lanza el Emisor? Por algo muy esencial para tener en cuenta. Algo tan simple y  sencillo de comprender que se llama Conocimientos. Depende de la cantidad (y sobre todo de la calidad) de Conocimientos que tenga el Receptor (o grupo de Receptores) para que la Interpretación que lleva a cabo sobre el Mensaje que está leyendo, escuchando o visualizando, sea adecuada o no sea adecuada, sea trascendente o sea intrascendente, sea completa o sea escasa.
 
Los conocimientos (cantidad más calidad) del Receptor (o grupo de Receptores) podemos catalogarlos en tres grandes grupos generales que los represento por Niveles: Nivel Alto, Nivel Medio o Nivel Bajo. Según sea el Nivel de los Conocimientos de un Receptor así será su capacidad para entender, comprender y analizar adecuadamente (Decodificación) la forma en que interpreta el Mensaje o si ha entendido o no ha entendido dicho Mensaje. Si lo ha entendido es necesario preguntarnos cuál ha sido el porcentaje de dicho Mensaje que ha logrado entender. Por eso es muy importante que un buen periodista (Emisor) tenga siempre en cuenta, antes de lanzar sus mensajes, a qué grupo de personas se está dirigiendo: a personas de nivel alto de conocimientos, a personas de nivel medio de conocimientos o a personas de nivel bajo de conocimientos. Y esto es algo muy importante para que los emisores puedan llegar con facilidad a los receptores y viceversa si hablamos de la Acción y de la Reacción que vamos a analizar a continuación.
 
Pero antes de eso es también muy importante saber que, lo mismo que el conjunto de Fuentes consultadas formaban lo que se conoce con el nombre genérico de Información del Emisor; el conjunto de los niveles de conocimientos de los receptores forma lo que yo llamo la Conformación. A una Información de características propias del Emisor corresponde una equivalente y equitativa Conformación de las mismas características en los Receptores que le leen, le escuchan o le observan. No es lo mismo, por poner ejemplos ilustrativos, comunicar con un alto ejecutivo empresarial (o un grupo de altos ejecutivos empresariales) de alto nivel de conocimientos económicos que comunicar con un administrativo de una empresa (o grupo de administrativos de una empresa de medio nivel de conocimientos económicos) o comunicar con un sencillo peón de albañil sin estudios cualificados (o con un grupo de ellos) de bajo nivel de conocimientos en los asuntos de Economía. Este ejemplo es válido par cualquier otra actividad humana. Si el Emisor se está dirigiendo a un grupo de intelectuales no puede usar la misma Codificación de su Mensaje que si se está dirigiendo a un grupo de analfabetos. El abismo que existe entre ambos grupos de Receptores hace imposible que la Codificación del Mensaje sea la misma si es que queremos que, como Emisores que somos, tengamos un grupo de Receptores que nos entiendan completamente.
 
Habíamos citado dos cuestiones enlazadas entre el Emisor y el Receptor (o grupo de Receptores): la Acción y la Reacción. Para que un Proceso de Comunicación Social tenga éxito completo no basta con la simple emisión de Mensajes hacia los Receptores (Acción que se puede llamar también Alimentación) sino que lo más completo y preferible es que pueda existir la Reacción que es, ni más ni menos, el conjunto de respuestas que puedan llevar a cabo los Receptores (Reacción que también puede ser llamada Retroalimentación) y que los ingleses conocen con el nombre de “feedback”.
 
Vuelvo a consultar Internet: “Dar y recibir feedback es valioso por diversas razones, cuando el emisor entrega el feedback constructivo al receptor, está reforzando y fomentando una forma eficaz de trabajar en equipo  porque es considerada como un valor; redireccionando una comunicación de acción a través de las reacciones de quienes la reciben; posibilitando un cambio de acción más productivo porque fomenta la confianza entre los integrantes del equipo de la Comunicación Social completa; preparando un mejor desempeño gracias a que fomenta la escucha activa y permite entender la emocionalidad de las personas; aportando aprendizaje y desarrollo al receptor o grupo de receptores debido a que se les asigna un espacio de participación directa y activa evitando que sean simplemente una pasividad inexpresiva; mejorando la interacción humana; mejorando los procesos de trabajo; mejorando el desempeño de cada elemento que trabaja en la Comunicación Social; mejorando la conciencia del impacto que las acciones de los emisores producen en la conciencia de los receptores y haciéndoles partícipes de dicha conciencia”.
 
El feedback es una destreza básica para poder empatizar al Emisor con los Receptores y es, asimismo y de manera secundaria, un gran instrumento real (no teórico ni ficticio sino práctico y real) para evaluar los Mensajes que estamos intercambiando con nuestros Receptores. Dar y recibir. Este es el eslogan propio de la Acción-Reacción en un buen Proceso de la Comunicación Social. O, dicho de otra manera, Alimentación-Retroalimentación que ponen en un lugar de igualdad de oportunidades al Emisor y a los Receptores.
 
Antes de terminar de analizar al Receptor hay algo que debemos añadir. Lo mismo que el Emisor es el Referente en la Comunicación Social, es necesario saber que el Receptor (o grupo de Receptores) es el Referido. El Referente no puede faltar en la Comunicación Social pero, de la misma manera, el Referido (o Referidos) son partes imprescindibles para que dicha comunicación exista. Si no existiese el Referido (Receptor) no podría existir el Referente (Emisor). Es algo así, por poner otro ejemplo ilustrativo, como un juego de naipes. Si no existe alguien que juegue al otro lado de las cartas, sólo estás llevando a cabo un “solitario” y resulta que, como estamos hablando de Comunciación Social esto significa que si fuese una comunicación “solitaria” no sería social. El Emisor siempre necesita la colaboración del Receptor para poder realizar bien su trabajo (ser leído, ser escuchado o ser visualizado) y el Receptor necesita la presencia del Emisor para poder cumplir con su rol en el contexto general de la comunicación social y que consiste en aprender el Mensaje para poder colaborar en la creación de nuevos mensajes.
 
Hablemos, entonces, directamente del Mensaje. Hay dos asuntos esenciales en todo Mensaje: el Texto y el Contexto. El Texto depende directamente de la Acción del Emisor, mientras que el Contexto depende directamente de la Reacción del Receptor o grupo de Receptores. Así que comencemos a desgranar el Texto.
 
Podemos decir, y es muy fácil de entender, que el Texto se forma a través del Contenido del Mensaje. Para que dicho Contenido sea factible de entender por el Receptor (o grupo de Receptores), el Emisor maneja un Código y una Forma. El Código es el conjunto de Lenguaje y Signos que codifica (que siempre deben ser los mismos que decodifica el Receptor para poder establecerse la comunicación entre ambos). El Lenguaje, a su vez, está compuesto por Palabras y por Acentos. Cuando las Palabras y los Acentos que pronunciamos como Emisor son los mismos que pronuncian nuestros Receptores es que estamos siendo comprendidos y entendidos. Y eso significa que el Mensaje está llegando a los Receptores y éstos no sólo lo están aprendiendo sino, sobre todo, lo están aprehendiendo. Por otra parte, la Forma que utiliza el Emisor está componiéndose de Ritmo y Pausas. El Ritmo puede ser o bien Alto (para dar mayor énfasis a lo que queremos destacar) o bien Bajo (para dar mayor capacidad de atención a los Receptores). Y las Pausas también producen dos causas muy interesantes en una buena Comunicación Social: pueden ser reflexivas o pueden ser emotivas. Como sus nombres indican, la Pausas Reflexivas hacen que los Receptores reflexionen sobre el contenido del Mensaje que están recibiendo; y las Pausas Emotivas son aquellas que producen emociones profundas en nuestros Receptores.
 
Nos queda hablar del Contexto que, como ya dijimos, forma parte primordial de la Reacción del Receptor (o grupo de Receptores). El Contexto de toda Comunicación Social puede ser de tres naturalezas: Natural, Cultural y Social. El Contexto Natural de la Comunicación Social viene dada por la misma naturaleza y naturalidad del Receptor (o Receptores); El Contexto Cultural (que va más allá de los Conocimientos de los que antes habíamos hablado porque la cultura es mucho más que el conocimiento en un ser humano o grupo de seres humanos) puede ser Propio (adquirido al vivir en una determinada sociedad) o Ajeno (que nos lo aportan personas que forman parte de otras sociedades que no son las nuestras). Y en cuanto al Contexto Social no me refiero a las clases sociales ni a ningún tipo de luchas de clases ni conflictos entre las clases sino al aspecto propio de lo Individual y de los Colectivo pues, sea cual sea la clase social a la que pertenecemos, lo que es esencial para la Comunicación Social es que somos, por un lado, individuos con personalidad propia y, por otro lado, que aún teniendo personalidad propia estamos inmersos en el mundo de lo Colectivo ya que formamos parte del conjunto global de la sociedad en que estamos viviendo.
 
He dejado, en último término, algo que los profesionales de la Comunicación Social denominamos con el nombre genérico de Ruidos. Esto de los Ruidos tiene mucho que ver con el Contexto Natural del mundo de la Reacción de algunos Receptores interesados en que no se nos escuche el Mensaje (porque no les interesa que se escuche) o que se escuche de manera tan tergiversada y dificultosa que no sea inteligible o fácil de entender (porque no les interesa que sea comprendido por quienes nos leen, nos escuchan o nos visualizan). En términos profesionales, en Comunicación, tanto Interpersonal (que ahora no estamos analizando) como Social (que es la que ahora nos interesa conocer), el ruido es todo elemento, físico o psíquico, que provoca una pérdida o distorsión en el contenido o forma del mensaje: opacidad del canal, debilidad de la señal, distancia, fatiga del emisor, mala comprensión o posesión del código, ambigüedad, sordera, distracción, locura, prejuicios y un largo etcétera más,
 
Y termino haciendo saber que los ruidos pueden ser Voluntarios (cuando los producen grupos de poder que no quieren que se produzca una comunicación social clara y diáfana entre emisores y receptores por ejemplo en los países gobernado por un Partido único y dictatorial) o simplemente Involuntarios (que se debe a circunstancias ajenas a cualquier grupo de interés y que son fácilmente superados cuando se conocen sus causas). Como muestra de mi Modelo de Comunicación Social os entrego, junto con este breve análisis descriptivo, un ejemplar del esquema (o croquis) que he ideado para demostración de mis capacidades como profesional de los medios de comunicación social, firmados en Molina de Segura (Murcia – España) a día 19 de septiembre del año 2014 después de Jesucristo.
 
Nota.- Falta solamente añadir que dos elementos consustanciales del EMISOR son sus PENSAMIENTOS y sus REFLEXIONES que al llegar CODIFICADOS al RECEPTOR (o RECEPTORES) despiertan en él (o ellos) los consecuentes SENTIMIENTOS y las EMOCIONEs.   
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Descripción

Esquema y Análisis Teórico-Práctico de la Comunicación Social sobre el Modelo presentado por el periodista profesional José Orero De Julián "Diesel".

Palabras Clave: Comunicación Divulgación Periodismo Conocimiento Instrucciones Informe Análisis Educación.

Categoría: Material Educativo

Subcategoría: Informes



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