El de Hortaleza (Relato)
Publicado en Oct 02, 2014
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- Podemos hablar. Tengo que hablar. 
 
- Con cuidado.
 
- Sospecho que vale la pena intentar.
 
- Supongamos que tiene razón.
 
- Pero lo primero es lo primero.
 
- Pienso que sí. Pero ¿está seguro de que su interés es estrictamente profesional?
 
- Ni se te ocurra por un instante que mis intenciones son otras.
 
- No, desde luego que no.
 
- Ya que hablamos de esto, creo que es oportuno que te retires.
 
- ¿Lamenta esto?
 
- Muchas gracias.
 
- Tengo que volver.
 
- ¿Y qué pasó?
 
- Comencé a dudar al final.
 
- ¿No te dio aceite?
 
- En serio. Estaba sumamente preocupada. 
 
- No respondiste a mi pregunta.
 
- ¡Ah, se refería a eso!
 
- ¿Pero hay una cosa más?
 
- Mi nombre.
 
- ¿Cómo suena?
 
- Prefiero no recordarlo.
 
- Muy bien. Es algo prematuro, pero el pesimismo nunca dio fruto.
 
- Perfecto.
 
- Que seas más dulce cada día.
 
- Bien venido.
 
- Gracias.
 
- Estupendo.
 
- ¿Cómo es posible?
 
- Sí, efectivamente aquí.
 
- Es un placer conocer esta ciudad.
 
- No somos la verdad.
 
- Gracias.
 
- Supongo que lo ha recibido formalmente.
 
- Has sido correcta, pero podrías haber sido más calurosa.
 
- Comprobará que respeto.
 
- ¿Y?
 
- Nací.
 
- Estupendo.
 
- En la década de los setenta.
 
- ¿Ambiente local?
 
- Auténticamente comunista.
 
- ¿Cómo te mantienes?
 
- Uno de mis compañeros sigue cuidando de mí.
 
- ¿Dónde vives?
 
- Tal vez tendría usted la amabilidad de cenar conmigo.
 
- Con mucho gusto.
 
- Exentos de las brutales leyes que han impuesto los comunistas.
 
- Conozco esas leyes.
 
- También yo, también yo...
 
- Sí, lo sabemos.
 
- ¿Le han asignado un chófer?
 
- Sí. Es auténtico. ¿No te parece asombroso?
 
- No me diga. No me cabe duda de que también es leal a su país.
 
- Por supuesto.
 
- ¿Y bien?
 
- Es la primera vez. Podemos comprobarlo.
 
- No es mala idea.
 
- Sí, es excelente. Puede ser muy divertido.
 
- ¿Entonces está usted impresionado?
 
- Trabajo en un ambiente muy adverso.
 
- Esto es todo lo que necesito. Gracias.
 
- ¿Te importaría decirme por qué has venido aquí?
 
- Pura rutina.
 
- Me alegra saberlo.
 
- ¿De veras?
 
- Por supuesto.
 
- Nunca he hablado.
 
- Insuperable.
 
- Estoy buscando.
 
- ¿Por qué?
 
- Vengo de parte de Gumersindo.
 
- ¿El de Hortaleza?
 
- Estoy interesada en comprarle algo.
 
- Dentro de diez minutos, en el pasadizo de los baños.
 
- ¿Dónde es eso?
 
- Ahí, por el corredor de enfrente. Donde están los retretes. Dentro de diez minutos.
 
- Está bien.
 
- Una pizca.
 
- ¿Qué edad tiene?
 
- ¿Qué importa?
 
- No sé... a lo mejor me estoy equivocando...
 
- Sí... te estás equivocando...
 
- ¡Espere!
 
- Yo no te he buscado. Tú me buscas a mí.
 
- Lo sé, lo sé...
 
- Y si yo no te gusto, tú a mí todavía me gustas menos...
 
- No es eso, no es eso, perdone.
 
- Gumersindo...
 
- Sí, me dij que era Gumersindo el de Hortaleza.
 
- ¿De qué lo conoces?
 
- Trabajamos juntos hace años en un bar.
 
- ¿Y qué nombre usa?
 
- Que yo sepa, todo el mundo le llama Daniel.
 
- Sí. Es un tío legal.
 
- Me ha dicho que puede vernderme lo que necesito...
 
- Depende de lo que quieras...
 
- Depende de lo que venda...
 
- Yo vendo bastantes cosas.
 
- Está bien. Ando buscando algo manejable y fácil.
 
- Tengo de todo.
 
- ¿Cuánto costaría?
 
- Sólo cincuenta.
 
- ¿Cincuenta mil? Es muchísimo.
 
- Tú estás loca. Es tirado.
 
- Está bien.
 
- Allá hay una hamburguesería. ¿Cuándo puedes conseguir el dinero?
 
- En veinte minutos. Tengo que ir al cajero.
 
- Bueno. Espérame.
 
- ¿Qué?
 
- Estoy esperando a alguien. ¿Un café?
 
- La cafetera está desconectada.
 
- Una cerveza.
 
- ¿Tienes?
 
- Claro. Aquí es la mar de seguro-
 
- Está bien...
 
- ¿Quieres a tu hombre?
 
- ¿A usted que le importa?
 
- Todas las mujeres vienen a comprar sin tener ni idea.
 
- ¿Y usted qué sabe si yo sé o no sé?
 
- Tranquila.
 
- No.
 
- ¿No te vas a tomar una birra?
 
- Dieciseis.
 
- ¿Cómo?
 
- Tengo dieciseis años.
 
- ¿Y qué?
 
- ¿Usted qué cree?
 
- Todas venís por lo mismo.
 
- No... no me ha pegado nunca...
 
- Pero tienes miedo.
 
- Cojones...
 
- ¿A qué?
 
- ¿A qué va a ser?
 
- Creo que lo recordaré.
 
- Muy bien. Asómese.
 
- ¿Qué?
 
- Chungo. Por eso hay que mirar.
 
- ¿Y todo eso?
 
- Bueno, forma parte del oficio.
 
- ¿Cuánto tiempo llevas en esto?
 
- ¿En qué?
 
- No sé. En todo.
 
- Dos o tres años.
 
- ¿Por qué?
 
- ¿Y a usted que le importa?
 
- Bueno, ya está.
 
- ¿Una rebaja? Gracias.
 
- Invitas tú, ¿vale?
 
- Pensar en la muerte con tranquilidad sólo tiene valor si lo hacemos en solitario.
 
- No, no creo que sea eso.
 
- Me parece que estamos esperando lo mismo.
 
- No sé. ¿Tú quién eres?
 
- Soy.
 
- Pues sí... creo que vamos al mismo sitio...
 
- Mire, también está esperando...
 
- Exacto.
 
- Me parece que esos señores también son del grupo.
 
- ¿Esperan también?
 
- Sí. Me temo que nos han plantado a todos.
 
- ¿Mónica?
 
- Escuse me, sir.
 
- Yes, yes, yes.
 
- For five people.
 
- Five, yes, yes, yes.
 
- Es un entorno favorable para los especuladores. 
 
- ¿La parte italiana?
 
- Sí. También investigarán el caso.
 
- ¿Problemas?
 
- Nada de eso. Los policías harían la investigación.
 
- ¿Cómo?
 
- Aquí, en la base.
 
- ¿Dudas al respecto?
 
- Duda, ninguna. En absoluto.
 
- Entonces habré interpretado mal.
 
- La mayoría son norteamericanos,
 
- Hablo bien el inglés.
 
- Entonces...
 
- ¿Cuándo podrñia ser?
 
- Esta tarde.
 
- Puedes tomar el tren.
 
- Está bien.
 
- Gracias.
 
- Un placer.
 
- ¿Bonnini?
 
- Brunetti.
 
- ¿De Venecia?
 
- Sí.
 
- Lo llevaré a la base.
 
- ¿Está lejos?
 
- Cinco minutos.
 
- Está en la derecha.
 
- ¿Brunetti?
 
- Sí.
 
- Me alegro.
 
- ¿Café?
 
- Me vendrá muy bien un café.
 
- Dos cafés y una botella de agua mineral.
 
- Siento no haber podido recogerle.
 
- Ha llegado su hora.
 
- Mi hijo va a esa universidad.
 
- ¿De verdad? ¿Qué facultad?
 
- Medicina.
 
- ¿No es buena esa facultad?
 
- No es eso.
 
- ¿Por qué?
 
- Me hubiese gustado que fuera pintor.
 
- ¿Pintor? 
- Sí, pintor.
 
- ¿Su hijo?
 
- Ese.
 
- Es muy bueno. ¿Y los otros? 
 
- Sorpresas.
 
- Todavía hace calor como en verano.
 
- ¿Algo de particular acerca de ese norteamericano?
 
- Nada.
 
- ¿Por qué no?
 
- Los norteamericanos están aquí desde que terminó la guerra.
 
- ¿Es que hay problemas con ellos?
 
- No. Yo no diría precisamente problemas.
 
- Como si todo fuera suyo.
 
- Han protegido.
 
- ¿Está muy extendida esa opinión?
 
- Creo que sí. Hay que comprender el punto de vista de los norteamericanos.
 
- Nosotros somos todos voluntarios.
 
- Lo sabía.
 
- Preferiría estar jugando al fútbol.
 
- ¿Así pues?
 
- Así pues.
 
- ¿Usted?
 
- ¿Sería normal?
 
- Sí. En este tipo de cosas...
 
- ¿A qué te refieres por "este tipo de cosas"?
 
- A los delitos en verse envueltos fuera de la base.
 
- ¿Son frecuentes?
 
- La verdad, no mucho.
 
- Potegíamos a sus mujeres.
 
- No. Eran negros. Los homicidas eran negros.
 
- ¿Qué fue de ellos?
 
- Dos fueron condenados a doce años. El tercero fue declarado inocente.
 
- ¿Quiénes los juzgaron, ellos o nosotros?
 
- Afortunadamente para ellos, nosotros.
 
- ¿Por qué afortunadamente?
 
- Porque las penas son más leves.
 
- ¿Cuántos eran en total?
 
- Tres soldados.
 
- ¿Eran una amenaza para ellos?
 
- Reconocieron que lo eran.
 
- ¿Importa eso todavía?
 
- No.
 
- ¿Has conocido otros casos?
 
- De vez en cuando.
 
- ¿Cómo en el caso del director de escuela?
 
- Sí. Pero habitualmente ellos se ocupan de todo.
 
- No esta vez.
 
- ¿Por qué?
 
- Public relations. Las cosas cambian, no somos publicidad negativa.
 
- Parece que lo mataron para robarle.
 
- ¿Cuál fue la última vez que mataron?
 
- Una cuestión de honor.
 
- Por una cuetión de honor no se mata aquí.
 
- ¿Fuera de lugar?
 
- Sí; fuera de lugar.
 
- Fues asesinado.
 
- ¿Y por qué?
 
- Decidió renunciar.
 
- ¿Para alabar a Dios?
 
- Esto es la Ley del Retorno.
 
- ¿Usted cree que Dios existe?
 
- Dios está limitado al deseo y al poder del hombre.
 
- Tuve un amigo que vivía borracho pero rezaba todas las noches. Sin creer en Dios, siempre rezaba.
 
- La Ley del Retorno se cumplió.
 
- Tonterías. Dios no es venganza. Dios es Amor.
 
- Esto es hablar en balde.
 
- ¿Creía encontrar aquí el próximo ataque?
 
- En cualquier momento.
 
- Fije la vista en un punto cualquiera.
 
- ¡En ese punto!
 
- Está haciendo el Camino del Poder.
 
- Estamos matando nuestros sueños.
 
- Cuando renunciamos a nuestros sueños encontramos la paz.
 
- ¿Qué?
 
- Tiene que aprender a aceptar las aventuras y los desafíos de la vida, pero sigue queriendo negar lo extraordinario.
 
- Las visiones sólo pueden suceder en los éxtasis.
 
- Correcto.
 
- La única manera de salvar nuestros sueños es siendo generosos con nosotros mismos.
 
- Hoy en día las cosas cambiaron, como cambiaron los paisajes.
 
- ¿Qué hiciste hoy?
 
- Sólo severidad.
 
- Siempre estamos sufriendo por alguien que no nos ama; por alguien que nos abandonó; por alguien que quiere dejarnos.
 
- De no haber sido así, nadie creería en el amor.
 
- ¿Sabes lo que significa?
 
- ¡Los designios de la gloria divina!
 
- ¿Qué buscas?
 
- Me pareció oir llorar.
 
- ¿Desde cuándo te preocupas por eso?
 
- No lo puedo remediar. ¿Qué hay de malo en que usted y yo paseemos juntos?
 
- Márchate ahora mismo...
 
- ¿Ha visto usted cómo están las calles?
 
- Algo se está haciendo en este sentido.
 
- No dudo.
 
- La seguridad sólo tiene una solución.
 
- Eso no es difícil.
 
- Más que viva, eres nerviosa.
 
- Más de uno y más de dos darían una fortuna por desflorarme.
 
- Lo primero es este asunto.
 
- Lo había advertido.
 
- Siendo así las cosas son más hacederas.
 
- ¿Dónde?
 
- En las posadas y tabernas...
 
- Prefiero que no tengan apodos.
 
- Bernardo.
 
- ¿Se mueve solo?
 
- Felipe no se separa de su hijo.
 
- Sin duda alguna será fuerte y sano.
 
- Debemos guardarles, pero que ellos se esfuercen.
 
- Dejando a un lado lo que son mis deberes pido disculpas si me atreví a hablar en términos claros.
 
- Todo lo que ven tus ojos.
 
- Sigue habiendo rebeliones.
 
- Todo esto de lo que hablamos en realdiad lo sentimos lejano.
 
- No quiero continuar con rodeos.
 
- ¡Pero si se ve a distancia!
 
- Con el corazón en la mano ¿usted cree que intento tener una relación? Ya sabe que los amores imposibles se suelen convertir en obsesiones eternas difíciles de olvidar.
 
FIN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Relato.

Palabras Clave: Literatura Prosa Relato Narrativa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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