El corazón es agua (Comentario)
Publicado en Oct 14, 2014
El corazón es agua (Comentario)
Texto.- El corazón es agua / que se acaricia y canta. / El corazón es puerta / que se abre y se cierra. / El corazón es agua / que se remueve, arrolla, / se arremolina, mata. (Miguel Hernández). Comentario.- Hablar de Miguel Hernández es hablar siempre con el corazón anegado de líquidas caricias, líquidos cantos, líquidos arrollamientos que se nos arremolinan en un sentimiento hondo. Naciendo de su corazón, el agua de sus estrofas se convierte en canto hacia lo que, matado, produce vida. Ese es el producto que suma la caricia al canto, el canto al arroyo y el arroyo al remolino. "El corazón es agua" es la puerta de Miguel Hernández; esa puerta que siempre permanece abierta para poder sentir mil y un recorridos por las aguas del paisaje humano. Ser humano, para Miguel Hernández, es siempre tener un corazón que va más allá de lo que mata y se traduce en lo que vive dentro de la caricia, lo que vive dentro del canto, lo que vive dentro del arroyo, lo que vive dentro del remolino del agua cuando mueven sentimientos cuajados de vida en el haber de las voluntades. Si voluntad es tener mucho corazón lleno de líquido para poder beberlo con la puerta abierta de nuestras emociones, Miguel Hernández consigue no sólo introducirnos en su compartimento personalista sino que se hace parte íntegra de todo lo humano; eso tan humano que pervive más allá de todo lo que se muere encarcelado porque le acaricia el viento ("vientos del pueblo me empujan") y porque le arrolla la sensaciòn o porque le arremolina el agua en un torbellino de creatividad superando las puertas de las mentes cerriles (y cerradas) que buscan matar. No muere Miguel Hernández. No muere el corazón de Miguel Hernández. No muere el amor "líquido" (suma excelsa de la inquietud) de Miguel Hernández. Acariciar un corazón supone cantarle en medio de la oscuridad hasta abrir la puerta (siempre presente) porque existimos entre la Poesía y la inteligencia; porque ser poeta no supone otra cosa sino construir versos con el corazón. No hay otra razón más poderosa en el contenido de un corazón que nada en medio de la sangre de sus arterias. Se abre la puerta y entramos en la antesala de un poeta vivo. No es Miguel Hernández quien muere sino quienes no aceptan su corazón de agua. Esta sensación de líquida presencia en la Literatura verbal es el propio verbo del poema: una ilación de proposiciones (caricia, canto, arrollamiento y remolino) que hilvanan el poema hasta hacerlo accesible a todos los que andamos por el mundo poético de este sentir el agua como sustancia que produce la sangre de nuestras existencias. Derrama Miguel Hernández su canto porque la puerta abierta de sus emociones le hace transitable, le hace transitivo, la hace trascendental... y es ese tránsito centrífugo de su corazón donde el líquido elemento de sus estrofas se mitifica para dejarnos entrever un mundo lleno de esperanzas; un nuevo mundo donde lo que mata no triunfa jamás. "El corazón es agua" acaricia y canta. ¿Por qué Miguel Hernández comienza con esta propuesta su poema? Porque si no acariciamos a nuestros versos y no cantamos nuestras estrofas entonces el corazón nos mata. Sin embargo, Miguel Hernández, produce destinos. Somos muchos los que hemos visto esa producción de agua saliendo de su manantial para rebasar barreras de los que no aceptan la liberación hasta hacerse alcanzable, acariciable, predispuesto a seguir siendo siempre el eslabón perpetuo de la especie humana. Abrir la puerta de nuestro corazón para cantar al viento de los pueblos con la conciencia de nuestras emociones. Eso es tener un corazón siempre dispuesto a estar activo; a ser una caricia mientras elevamos nuestro canto: a cantar mientras contamos reales historias que, de ser tan cercanas a nuestro corazón, nos equiparan a ser los que siempre empezamos el viaje. ¿Y qué es viajar con un corazón de agua sino sentir al elemento más indispensable de nuestras existencias? Hablo del agua y ya podemos calmar la sed. Y si podemos observar que la puerta se abre sabemos que sólo se cierra ante las injusticias cuando, los que no aceptan nuestra liberación, prefieren quedarse fuera muriendo de inconformidad ante la Poesía. Imposible. Es del todo imposible que esos puedan entrar a través de la puerta del corazón de Miguel Hernández. No pueden comprenderle ni pueden entenderlo. ¿Qué hay que comprender y entender en "El corazón es agua"? En primer lugar la caricia y el canto unidos por la sensación de la vida plena. En segundo lugar, lo que arrolla y se arremolina pidiendo existencia. Y como condensación de todas sus aperturas, podemos comprender y entender que la puerta está abierta aunque aunque algunos hayan preferido intentar vanamente cerrarla. A un poeta con corazón de agua no se le puede matar cerrando la espita de sus creatividades porque el agua discurre entre las rendijas de las puertas que nos han querido cerrar y, sin embargo, permanecen bien abiertas para que sintamos la poesía como el arte de estar perpetuados dentro de los corazones de la humanidad que acaricia y canta, que arrolla con el ímpetu de su sangre y que se arremolina en el eje central de nuestras inquietudes. A Miguel Hernández podemos dedicarle un poema. Por ejemplo: En las caricias de tu corazón / no hay razón / sino compromiso / y es una brava condición / sin precio insumiso. / O corazón que siente / o alma siempre presente. Y no continúo porque el canto corpuscular de "El corazón es agua" es esa puerta abierta donde, para entrar, sólo tienes que ser sentido humano. Lo humano de todo el poema es sentir que, al leerlo, acaricias tu mente para hacerla comprensible, para coexistir con su canto en ese arrollar del remolino en el corazón de quienes sentimos ser parte presente de su carisma. ¿Qué es el carisma de Miguel Hernández? La puerta conceptual que sobresale en medio del campo yermo de la muerte. Y, movido por la vida de su corazón, me pongo a meditar sobre la trascendencia del líquido elemento que impregna la mejor parte de la materia de un ser humano: su corazón. Posiblemente por eso es necesario ser muy humano para acariciar y cantar a pesar de lo que mata en forma de injusticia. (José Orero De Julián "Diesel").
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