Ven lo olvidare todo,
como la madrugada olvida el estrago;
la garra del invierno que lo inunda todo hasta mis palabras.
 
Ven que soy naturaleza de aromas.
que olvidare los pequeños versos que me recitaban tus ojos.
que olvidare los besos imposibles que me dieron todo.
que borrare de mi tu alocado desfogo.
 
Es duro el invierno, las calles estrechas,
donde las palabras golpean las flores en la lluvia desnuda;
donde deambulan las almas añejas por callejones oscuros
buscando caricias y perfidias que palidecen  las almas rendidas
al estrago de esta soledad atizante o purpura.
 
Ven. Olvidare cuantas veces miraste tan dentro
que liberaste  al ave y vibro el cuerpo;
olvidare cuantas transmutaciones habitaban en esos vasos
sellados con nuestros labios.
olvidare el suspiro  de murciélago enamorado
o quizá tarántula perdida en azules sedas.
ven despacio que no ha confesado mi boca,
pues todo en el silencio se ha probado;
aun el fuego, aun el invierno, aun la palabra rota…