Sastre, sus florecillas y el fracaso de Marculeta (Diario)
Publicado en Nov 24, 2014
Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Cuarto de Periodismo. Estoy embalado hacia el sprint final de mi carrera. La envidia. ¿Qué sucede con la envidia en este dichoso país? No sé qué le ocurre a Sastre que se quiere convertir, tarde tras tarde, a punto de caer la noche, en "El sastrecillo valiente" cuando no sabe ni tan siquiera que Nipho se escribe con ph de "philosophiae". Todavía se puede fumar dentro de las aulas; pero este Sastre (al cual no le cuadran bien las cuentas en la Asignatura de Historia del Periodismo Español) se levanta como arduo defensor de la prohibición de fumar dentro de las aulas o se lo dice al Decano. A eso yo lo llamo, además de envidia, chivateo.
Pero está bien. Como yo no fumo sino que enciendo cigarrillos me da lo mismo lo mismo me da que dejen fumar dentro o que obliguen a fumar fuera. Pero, en nombre de los fumadores, y alguna que otra fumadora, mi respuesta es contundente. Aprovecho la pizarra para que lo lean todos y todas y escribo así, de bote pronto, un cuarteto que se hará célebre en la Historia del Periodismo de la Facultad: "Si tanto te molesta / el humo del tabaco / métete la testa / debajo del sobaco". Y ante el jolgorio general la "profe" me dice que eso no se debe hacer pero como ya está hecho que haga el favor de realizar un gran trabajo con Nipho. Comienzo mi labor magisterial en medio de un Sastre que se muerde las uñas, verde de envidia por completo. Me toca de "compa" Marculeta que tampoco tiene ni idea de qué va esto de las investigaciones en las hemerotecas. Así que preparo la trampa para también quitármelo de en medio como hago en la Casa de Campo cuando le derroto, domingo tras domingo, con lo de jugar al fútbol. Nipho (Alcañiz, Aragón, 1719 - Madrid, 1803) apodado como “el monstruo de la naturaleza”, es considerado en España como uno de los mejores periodistas de todos los tiempos. Su figura brilló coincidiendo con el gobierno de Carlos III (despotismo ilustrado), época en la que se consagró como el fundador del periodismo moderno y el primer periodista profesional. Su verdadero nombre era Francisco Manuel Mariano Nipho y Cagigal. Nació en Alcañiz (Teruel), trasladándose cuando era muy joven a Madrid, donde murió. Me toca dar una clase magistral sobre "El Diario Noticioso" de Nipho. Los dos primeros ejemplares se denominaron: "Diario Noticioso, Curioso-Erudito y Comercial Público y Económico". Tuvo una larga vida, hasta 1918. Nipho creó en 1758 la primera publicación de carácter diario de la historia del periodismo español. Muchos periódicos anteriores tuvieron la denominación de "diario", debido a que informaban de los acontecimientos por un orden cronológico día a día. "Diario Noticioso" es junto con "El Censor" y "El Pensador", los tres periódicos más importantes de la segunda mitad del Siglo XVIII en España. En 1759 Nipho se desprende de su parte de esta empresa, y se la vende a su socio, Juan Antonio Lozano, que sigue publicando el periódico hasta su muerte en 1780. En el Diario Noticioso los anuncios se insertaban “de balde”. Muevo y remuevo la Hemeroteca de Madrid. Encuentro lo que busco. Me ayudo de varios libros que tengo en casa. Todo sea por la casa, digo, por la causa. Y me entrego a la ardua labor de preparar la conferencia profesional. Me llega el Día de La Hora de La Verdad. Cuando entro en el aula, la chavala más guapa de todas se me dirige sin ambage alguno. ¿Eres tú el que va a dar la clase hoy? Le suelto un sí emocionado y mucho más me emociono cuando responde con un "¡pues me iba a marchar a casa pero sabiendo que eres tú me quedo"! Y va y se queda en primera fila del auditorio. El aula está repleta mientras Sastre se sigue poniendo cada vez más verde por culpa de la envidia. Trazo en la pizarra, una vez olvidado ya el famoso asunto del cuarteto, todo el esquema de una página de "El Diario Noticioso" después de haber hablado, durante unos largos minutos que parecen una eternidad, sobre Nipho y su vida pública y privada. A Marculeta, que no me ha ayudado en nada, a pesar que era un trabajo para los dos, le preparo la "encerrona" endilgándole unas cuantas frases que he encontrado y que él no sabe ni de dónde han salido. La exposición magistral me sale bordada. Un entusiasmo general se refleja en todos los rostros menos en los de Saste y Marculeta. Me interesa el rostro de la más guapa de todas y la veo sonriente y feliz. Así que remato la lección con unos cuantos chascarrillos de esos que he aprendido en las "calles de la vida". Y entonces le toca a Marculeta y le "pillan en bragas" porque no sabe ni por dónde le vienen los tiros. Y es que estoy rodeado de "enchufetas" por todos los lados menos por la más guapa de todas que es la única que me interesa. Eso y que la "profe" me apruebe la asignatura. Sastre no puede aguantar mi sensacional triunfo y se dedica, durante varios días, a regalarle florecillas silvestres a la profe; sin darse cuenta de que la profe es muy profesional y que ya le ha dado el veredicto: le va a suspender en junio por pelota. Sastre se enfada tanto que, la tarde siguiente en que la profe le ha dejado "cortado" del todo y va a tener que quedarse para septiembre, viene con un lote de cursis calendarios de florecillas y frutos silvestres. Y los reparte a todos y a todas que se encuentran en el aula menos a mí. Me entra una risa que me descojono del todo porque resulta que mi cuñado Bernardo tiene calendarios mucho más "calientes" que los suyos y me ofrece toda la cantidad que quiera de ellos aunque yo, que me sobra inteligencia para saber por dónde he de caminar, elijo el "Calendario de Chester". Y el final de esta historia es que yo salgo indemne y aprobando la asignatura mientras Sastre y Marcuelta suspenden en junio como dos "pardillos". Aquel día lo brindé de manera extraordinaria junto con mi amigo Andrés. Ni por esas me hicieron caer en el sprint final de mi carrera porque saqué todo Cuarto y, al año siguiente, todo Quinto de una sola "tacada" (no me eran necesarios los "tacos") en los meses de junio. Gracias a las cosas del saber y a mi Dios siempre presente. Me refiero a Jesucristo. Mi Pirincesa debería estar partiéndose de risa desde el otro lado del mar.
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