Un menda llamado Pedro (Teatro) Escena Primera
Publicado en Dec 04, 2014
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ESCENA PRIMERA 
 

Personajes.-
 
Eduardo (cantautor)
Pedro (alto burgués)
Elena (hija de Pedro) 
Ramona (esposa de Pedro)
Peral (cantautor)
Aranzana (novio de Elena)
Adán (amigo de Pedro)
Olivares (amigo de Ramona)
Nina (suegra de Pedro)
Mendigo (muy mal vestido) 
 

Escenario.-
 
Sala principal de la casa del alto burgués Pedro. Es de noche y todos acaban de cenar. Es el cumpleaños de Pedro y entre su esposa Ramona y su hija Elena han invitado a Aranzana, Adán, Olivares, Nina y a los cantautores Eduardo y Peral.
 
Eduardo (cantando acompañado de un leve rasgueo de guitarra).- ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo / y me puse a buscar! / ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo / y me puse a buscar! / ¡Tu nombre me suena a risa / de la que sale del alma / a golpes de un pedal! / ¡Tu nombre me suena a risa / de la que sale del alma / a golpes de un pedal!
 
Pedro (dirigiéndose a Eduardo).- Ese cantar me encanta / incluso desde su principio / partiremos pues la tarta / sin que nadie diga ni pío.
 
Elena.- ¡Qué gran verdad!
 
Pedro.- ¿A tu edad?
 
Eduardo.- Sigo o me callo.
 
Pedro.- ¡Canta antes del gallo!
 
Eduardo (otra vez acompañado de leves rasgueos de guitarra).- ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo / y me puse a buscar! / ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo / y me puse a buscar! / ¡Tu cara me suena a chiste / de los que cuenta la gente / cuando van a patinar! / ¡Tu cara me suena a chiste / de los que canta la gente / cuando van a patinar! / ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo / y me puse a buscar! / ¡Porque te llamas Pedro / y así te llamas / salí del pueblo y me puse a buscar!   
 
Pedro.- ¡Magníficas estrofas / aunque me parecen mofas!
 
Eduardo.- Hago lo que puedo, caballero.
 
Pedro.- Eres para mí el primero.
Todos (puestos de pie, mientras Pedro sigue sentado, cantan juntos).- ¡¡¡Eres para mí lo primero / te lo juro compañero / te lo juro de verdad!!! / ¡¡¡Eres para mí el mundo entero / te lo juro compañero / sea cual sea tu edad!!!
 
Pedro.- Ahora retiraos todos / excepto Elena y Ramona / que os veo como lobos / atacando a una mona. / ¡Adiós flaco Aranzana / que os he de ver yo mañana / si es que vivís todavía / comiendo alguna manzana! / ¡Adiós Adán tan querido / que la vida me ha traído / como regalo de Dios! / ¡Adiós, adiós y adiós! / En cuanto a ti, Olivares / ya te daré yo manjares / para que sigas contento. / ¡A otro tonto con el cuento! / ¡Ay mi Nina adorada / la suegra enamorada / de mi buen gesto y talante! / ¡Seguid seguid siempre adelante! / ¡Y tú, Peral de perales / con Eduardo y su canción / compartid buenos reales / que ya os daré yo una lección!
 
(Todos salen de la escena excepto Pedro que se queda a solas con su hija Elena y su esposa Ramona)
 
Pedro.- Ahora que estamos solos / escuchadme bien atentas / ¡No me duelen las afrentas / de los que siendo ignorantes / no saben que mucho antes / he corrido yo mil fiestas! / Y pues se las dan de muy bolos / veremos si en la mañana / siguen teniendo gana / de ser tan buenos payasos / pues quizás con sus escasos / dones que Dios les dio / me pueden seguir los pasos / como alguna a mí siguió.
 
Elena.- ¿Tanto habéis ligado / padre y muy señor mío?
 
Pedro.- Si por ligar tu entiendes / hija de mis entretelas / saber cortar bien las telas / mientras tú te entretienes... / ¡contad por cientos de ellas / o como el número de estrellas / que nuestro cielo contiene!
 
Elena.- ¡Por Dios que tantas conquistas / me parecen imprevistas!
 
Pedro.- Parezcan lo que parezcan / que crezcan las que bien crezcan.
 
Elena.- Me estoy poniendo bien roja / de tanto que me contáis. / ¿Existe alguna coja / entre todas las que ligais?
 
Pedro.- He cumplido con todas ellas / porque eran todas bellas / y si alguna cojeaba / con ella me trabajaba / este ligar tan supremo / a costa de algún que otro memo.
 
Elena.- ¿Es exacto todo eso?
 
Pedro.- Con algún que otro beso.
 
Elena.- ¡Caramba con tanta gamba!
 
Pedro.- Decís verdad de la buena / que alguna tuvo su cena / y a otras yo convidé. / ¿Quizás a vos os suena / el nombre de Marifé? 
 
Elena.- ¿La de Triana acaso?
 
Pedro.- Es mejor no hacerme caso...
 
Elena.- ¿Entonces todo es mentira?
 
Pedro.- ¡Alguno hay que delira! / Pero bajemos las voces / que tuve yo algunos roces / ligando bien con la lira.
 
Elena.-  ¿Verso a verso? / ¿Golpe a golpe?
 
Pedro.- Beso a beso / y al galope. 
 
Elena.- ¿Hubo algún mano a mano?
 
Pedro.- Más de uno sí lo hubo /  pero jamás nadie tuvo / el suficiente valor / de producirme dolor / cuando  a mi lado estuvo.
 
Elena.- Guardaré siempre silencio.
 
Pedro.- No os pido ningún precio. / Si queréis contar contadlo / Pues yo lo tengo bien claro / y si queréis os aclaro / lo que aclara un hombre recio.  / Algún que otro necio / es cosa de hombre raro.
 
Elena.- ¡Esto ya es demasiado!
 
Pedro.- ¡Por eso he sido odiado!
 
Elena (Un poco asustada).- ¿Tanto habéis resistido?
 
(Pedro sale de la escena sin responder a esa pregunta)
 
 
Ramona.- ¡Dejad ya de hablar, hija mía! / Por favor os lo insisto. / Tu padre que es mi esposo / nunca ha sido un moroso / aunque alguno se le ría. / Con todas cumplió cual hombre / y todas saben su nombre / cual valiente en las conquistas / y pasando las revistas / de lo por él conquistado / yo me hecho para un lado / antes tantas de sus listas. / Desde joven ha estudiado / la forma de ser cuidado / en asunto de entrevistas.
 
Elena.- No llego a imaginarlo...
 
Ramona.- Pues al menos admirarlo...
 
Elena.- ¡Bien difícil es creerlo!
 
Ramona.- Preguntadle pues al cielo.
 
Elena.- ¡Cielos!
 
Ramona.- Si lo queréis en plural / los cielos me da igual.
 
Elena (nerviosa).- ¿Qué he de hacer entonces? / ¿Seguir con los envidiosos / o dejar que ciertos osos / como burros se den coces?
 
Ramona.- Es verdad que algunos listos / son tontos de Carabaña. / Se les engaña con caña / como a los peces previstos. / Cual pescador de fortuna / tu padre no dio ni una / pero eso no me importa / porque dándome a mí la torta / lo demás para la tuna. / En la vida los tunantes / son como los de antes. / Que hay cosas conocidas / en todas las nuestras vidas / desde que Adán a su Eva / una flor le regaló. / En eso tu padre halló / una buena y cierta oferta / y cuando se quedó en la puerta / por ninguna él lloró / más allá de lo que cuenta. / En cuestión de echar faroles / algunos son caracoles / mientra Pedro con su rosa / fue propuesta amorosa / y cuando una mujer la recibe / es mejor lo que él describe.
 
Elena.- ¡Me dejáis más bien cortada / madre mía bien amada! 
 
Ramona.- Reflexiona lo que escuchas.
 
Elena.- En medio de estas luchas / ando yo ya sudorosa / y creo que alguna sosa / debe darse buenas duchas. / Mi padre será un mendigo / o será un ricachón / pero yo siempre me digo: / ¿será tal vez cachón?
 
Ramona.- Lo que digan esas gentes / son propio de maldicientes / que en diciendo sus mentiras / si de verdad los estiras / son solamente chalecos / de mangas cortas y secos / pues no tienen gasolina / para subir la colina / y sucumben en las cuestas / que tanto les desatina. 
 
Elena.- Yo tengo fe en mi padre.
 
Ramona.- Por eso yo soy tu madre.
 
Elena.- ¿Qué importa pues lo que digan / esos que siempre mendigan / palabras de mal nacidos / y que los santos bendigan.
 
Ramona.- ¿Sabéis bien qué es un mendigo?
 
Elena.- Lo mismo que yo siempre digo.
 
Ramona.- ¿Y qué decís, hija mía / en cuanto a ese asunto?
 
Elena.- Que siempre yo me ajunto / con quien me da alegría.
 
Ramona.- ¿Y si se entera Aranzana?
 
Elena.- Yo no como una manzana / podrida por culpa de celos / y cuando miro a los cielos / más clara está la mañana.
 
Ramona.- ¿Es eso una metáfora?
 
Elena.- Llamadlo mejor anáfora.
 
Ramona.- ¡Veo que de pasiones / sabéis hasta reflexiones!
 
Elena.- Me hacen gracia las canciones / que cantan los bien menguados / pues todos ellos aunados / no valen mis oraciones.  
 
Ramona.- Pues si esa es tu razón... / ¡que hable tu corazón!
 
(Ramona, la madre de Elena, sale de la escena) 
 
Elena.- ¡Aquí viene un mendigo!
 
Mendigo (Entra en escena declamando tristemente).- ¡Elena, la bella Elena! / ¿Tenéis un poco de cena / para este loco apasionado / que vive ilusionado / con tener la panza llena?
 
Elena.- ¡En verdad dais mucha pena / pero en el fondo soy buena!
 
Mendigo.- ¡Preferiría mil veces / que me deis algunos peces / o tal vez un bocadillo / acompañado de nueces!
 
Elena.- ¿Tanto venís sufriendo?
 
Mendigo.- Vos ya lo estáis viendo...
 
Elena.- ¡Pasad del todo al centro / que una vez ya muy dentro / hambre no vais a pasar!
 
Mendigo.- ¿Con qué os puedo pagar?
 
Elena.- Quizás un beso os pida / para saciar vuestra sed...
 
Mendigo.- ¡He de deciros, pardiez, / que no busco yo beso ajeno / pero si es algo bueno / mejor que uno son diez!
 
Elena.- ¿Cómo a esta hora / todavía estáis con hambre? 
 
Mendigo.- Nadie ignora que enamora / la luz que nos da calambre.
 
Elena.- ¿Vuestro corazón palpita?
 
Mendigo.- Como una rosa marchita / que de pronto va y renace / por una patata frita.
 
Elena.- En verdad que sois gracioso.
 
Mendigo.- ¡Escuchadme bien, princesa! / Soy un hombre tan ocioso / que nunca tuve una empresa / en mi vivir silencioso. / A veces creí tener cosas / pero ni tan siquiera las rosas / ni perlas maravillosas / tuve como precioso / botín de guerra andante; / mas yo sigo adelante / con mi sueño pasajero / y pues soy hombre ligero / siempre sonrío galante. 
 
Elena.- ¿A las princesas acaso?
 
Mendigo.- Si es que me llega ese caso.
 
Elena (sin ocultar su alegría).- ¡Nunca pude imaginar / que hombre tan pobre y hambriento / supiera enamorar / ni a la monja de un convento!
 
Mendigo.- ¿Me imagináis tal vez fraile?
 
Elena.- ¡Os imagino en un baile!
 
Mendigo.- De los bailes me han corrido / después de probar bocado / que para mí no es pecado / salir siempre bien servido.
 
Elena (poniéndose a la defensiva).- ¡Cuidado con ir de prisa / no me vaya a dar la risa! 
 
Mendigo.- Ni me calla el gallito / que cacarea a las tres / pues he montado a una res / después de un buen caldito / y ni me ha tirado al suelo / para el triste consuelo / de alguno como Benito.  
 
Elena.- ¿Habéis dicho quizás bonito?
 
Mendigo.- ¡Un bonito o una merluza / me da lo mismo a mí / pues en la fiesta vendí / desde el búho a la lechuza! / Dije Benito por decir.
 
Elena.- Salvada la cortesía / ¿qué queréis ya decidir?
 
Mendigo.- Una sopa bien vendría / y después un buen dormir.
 
Elena.- ¿Queréis también un queso?
 
Mendigo.- Mejor sería un beso / por no tener que mentir.
 
Elena.- ¡Sois atrevido y osado! / ¡En mi presente y pasado / nunca vi una cosa igual!
 
Mendigo.- Dicen de mí tal y cual.
 
Elena.- ¿Y cuál el vuestra intención / una vez bien calentado?
 
Mendigo.- Escuchar como me ladran / los perros del hortelano / que en invierno y en verano / estando yo bien caliente / el que se ría la gente / me tiene a mí sin cuidado.
 
Elena.- ¡Estáis como un chiflado!
 
Mendigo.- Pero siempre con honor / pues en esta vida de locos / los que somos más bien pocos / amamos a cualquier flor... / siempre que sea por cierto / bella por fuera y por dentro / que a fe mía yo os juro / que molestar no procuro / después del servicio prestado.  
 
Elena.- ¿Cuánto habéis ya caminado?
 
Mendigo.- Lo que mi Dios ha querido.
 
Elena.- ¡Trágica vida la vuestra!
 
Mendigo.- ¡Hagamos pues una apuesta!
 
Elena.- ¿Qué apuesta vos ya queréis?
 
Mendigo.- Que aunque no me améis / me deis la satisfacción / de darle una solución / a tanto lo que queréis.
 
Ramona (apareciendo en escena muy asustada).- ¡Salva tu honor hija mía! / ¡Este rufián pordiosero / tan vulgar y tan grosero / si te descuidas te avía!
 
Elena.- ¡Qué miedo amada madre!
 
Ramona.- ¿Quieres que avise a tu padre?
 
Elena.- Que no llegue la sangre al río.
 
Mendigo.- Perdonen si es que sonrío.
 
Peral (apareciendo en escena).- ¡Esto yo lo he de cantar!
 
Mendigo.- ¿Sabeis canciones de amor?
 
Peral.- ¡Más de una y más de dos!
 
Mendigo.- ¡Entonces cantad vive Dios!
 
Peral (rasgando las cuerdas de su guitarra empieza a cantar).- ¡Mirándote a la cara yo diría / que habéis visto a un vivo fantasma! / ¡Empieza ya a contar sin miedo,/ ahora que está ya todo que arde, / ahora que está ya todo que arde!
 
Mendigo.- ¡No puedo ya más reír!
 
Peral (sigue cantando).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensáis que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto!
 
Mendigo.- Loco del todo se ha vuelto... 
 
Peral (sin dejar de cantar y rasguear su guitarra).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensais que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto!
 
Mendigo.- En vaya lío me he envuelto... 

Peral.- Olvídale mujer que se hace tarde / y luego no podrás ya olvidarle / No dejes que él más te hable / yo estará dispuesto a despertarte. 
 
Mendigo.- ¿Y a esto lo llaman arte?
 
Peral.- ¡Aléjale, y dile que ya nunca más vuelva! / ¿Es que no ves que es un hombre abandonado? / ¡Aléjale, que es como un ave que sólo vuela  / y nunca puede vivir siempre encerrado!
 
Mendigo.- De verdad que parece un ser chiflado...

Peral (insiste en seguir cantando).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensáis que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto!
 
Mendigo.- Y vuelve con el mismo cuento...
 
Peral (cada vez más metido en su papel de salvador).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensáis que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto! 
 
Mendigo.- Cómo sigáis vos así estoy resuelto...
 
Peral (Dejando de cantar).- ¡Espero que todo se haya aclarado!
 
Mendigo.- ¿Es que ya habéis acabado?
 
Peral.- ¡Vive el cielo que buscáis un duelo!
 
Mendigo.- ¡No me duele nada / pero vos sois una monada!
 
Peral.- ¡Vive Dios! / ¿Es eso un insulto?
 
Mendigo.- ¡No uno sino dos! / ¡Así que por eso os indulto!
 
Peral.- ¿Me estáis llamando toro?
 
Mendigo.- Por las damas aquí presentes / que los toros están ausentes / Os estoy llamando loro.
 
(Ambos intentan comenzar a darse de puñetes pero se interponen Elena y su madre Ramona)
 
Mendigo (relajándose).- Hablando de loro /tengamos los dos decoro.
 
Peral (gritando mientras canta).- ¡¡El amor es un lugar / donde no cabe otra cosa que amar!!
 
Mendigo.- ¡Descanse su garganta / pues yo tengo carpanta!
 
Peral.- ¿Y qué os impide comer cordero?
 
Mendigo.- Me lo impide no tener dinero.
 
Peral.- ¿Es verdad eso lo que os pasa?
 
Mendigo.- Por no tener no tengo casa.
 
Peral.- ¡Me dais gran compasión!
 
Mendigo.-  ¡Gracias por vuestra pasión! / Pero aclarada la causa / ¿por qué no hacéis una pausa / y olvidáis tanta canción?
 
Peral.- ¡Me parece que viene Aranzana!
 
Mendigo.- ¡Ya tenemos otra tangana!
 
(Aparecen, de repente en la escena, Aranzana, Adán, Olivares, Nina y Eduardo, que no han podido descansar debido a tanto ruido mientra el mendigo se oculta tras el sofá)
 
Aranzana (con gesto amenazador).-  ¿Qué pasa aquí?
 
Adán.- ¡Tararí que te vi!  
 
Olivares.- ¿Quién te hizo llorar / Ramona de mi adorar!
 
Nina.- ¡Déjate ahora de hablar / tonterías sin parar!
 
Eduardo (comienza a cantar mientras rasguea su guitarra).- ¡Acaba acaba! ¡Acaba acaba! ¡Acaba acaba! ¡Ay Dios mío acaba! 
 
Aranzana.- Yo quisiera saber / quien es ha sido el osado.
 
Ramona.- Pues debe de aprender / que aún no se ha terminado.
 
Nina.- Esto a mí me desborda / ¿Qué es lo inacabado
 
Elena.- Aunque esteis un poco sorda / quizás me ha enamorado.
 
Eduardo (vuelve a cantar rasgueando su guitarra).- ¡Acaba acaba! ¡Acaba acaba! ¡Acaba acaba! ¡Ay Dios mío acaba!
 
Pedro.- (Entrando en escena con una pistola en la mano).- ¡Silencio todos! / No permitiré ni un segundo / que desordenen mi mundo / unos tipos tan pirados!
 
Peral.- Vaya la verdad por delante / que solo ha sido un cante.
 
Todos.- ¡¡¡Un cante!!! ¡¡¡Un cante!!! ¡¡¡Vaya la verdad por delante!!!
 
Pedro.- ¡Por Dios que orterada! ¡Vaya voz más destemplada!
 
Elena (a su madre Ramona).- ¡El guapo el muy bribón! ¿Dónde se habrá metido?
 
Pedro.- Me parece haber oído...
 
Peral (coge la guitarra y rasguea mientras canta).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensáis que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto!
 
Pedro.- No entiendo nada. / Parece un cuento de hada.
 
Peral (insistiendo con su cante).- ¿Y cómo le ves? / ¿Qué os parece su mal vivir? / ¿Quizás tal vez / pensáis que os hará feliz? / ¡Mírale! / ¿No ves que lleva mala vida? / ¡Es un ladrón que anda como un loco suelto!
 
(Aparece en esos momentos el mendigo que ya está harto de permanecer oculto detrás del sofá)
 
Pedro.- ¡Mi madre! / ¿Quién sois vos, compadre?
 
Mendigo.- ¡Elena! ¡¡Rogad por mí si os doy pena!!
 
Elena.- ¡Padre amado! ¡¡No es ningún desalmado!!
 
Pedro.- ¿Eres un ser inocente?
 
Elena.- No tanto como Vicente.
 
Pedro (Amenazador mientras apunta con su pistola al mendigo).- ¡Si no me dices quien eres / aquí mismo yo te mato!
 
Mendigo.- ¡Alto, alto! ¡Yo no soy gente de asalto!
 
Pedro.- ¿Qué es entonces lo que quieres?
 
Mendigo.- ¡Comer aunque sea un lagarto!
 
Pedro.- No es posible esta noche.
 
Mendigo.- ¡Pues yo he visto su coche!
 
Pedro.- ¿Y qué os ha parecido?
 
Mendigo.- ¡Qué tenéis para un cocido!
 
Pedro.- ¡Ahí me habéis cogido!
 
Mendigo.- Entonces dejemos de hablar / y abra usted la despensa / que mientra tanto lo piensa / estoy harto de ayunar / y pues de ayuno no vivo / sacad sacad fruto de olivo / y con un vino caliente / cenemos como la gente / que no pasa jamás gazuza / pue hasta una lechuza / come más que este pariente / que en pobre se ha convertido.
 
Pedro.- ¡Me habeis ya convencido!
 
Mendigo.- Pensé primero robar / pero vi a una belleza / y se me fue la cabeza / intentar al fin probar.
 
Pedro (apuntando con la pistola otra vez al mendigo).- ¡¡¡Miserable!!!
 
Mendigo.- ¡¡Dejadme, por Dios, que hable!!
 
Pedro.- Sois un ladrón habéis dicho...
 
Ramona.- Pues no me parece un bicho...
 
Mendigo.- Haced el favor señora / de no meter más la pata / que ya es bastante la lata / el tener hambre ahora.
 
Pedro (Bajando la pistola).- Explicaos ya bien ligero.
 
Mendigo.- Dejadme cenar primero.
 
Pedro.- ¿Pero vos habéis creído / que es vuestro este nido?
 
Mendigo.- A fuerza de haber sigo honrado / a mí me han abandonado. / ¿No os da pena mi suerte / después de haber alcanzado / gloria, fama y suficiente / para haber por fin triunfado?
 
Peral (gritando mientras canta).- ¡¡El amor es un lugar / donde no cabe otra cosa que amar!!
 
Aranzana.- Como vos no sois cornudo...
 
Elena.- Tengo en la garganta un nudo...
 
Peral.- Sois un ángel de amor, Elena.
 
Elena.- Dicen que estoy muy buena...
 
Pedro (recitando).- ¡¡Hola, hidalgos y escuderos / de mi alcurnia y mi blasón, / mirad como bien nacidos / de mi sangre y casa en pro. / Esas puertas se defiendan / que no ha de entrar, vive Dios / por ellas quien no estuviere / más limpio que lo está el sol!!
 
Elena.- ¡Olé, olé y olé! ¡Viva Sevilla y olé!
 
Peral.- ¿Eh? ¿Qué?
 
Mendigo.- ¿Es que estamos en Sevilla / en vez de estar en Melilla?
 
Peral.- ¡Qué grande tal maravilla / confundir Sevilla y Melilla!
 
Mendigo.- Algo hay que decir / para poder bendecir.
 
Peral.- ¡Es cierto! ¡Sois muy despierto!
 
Pedro.- ¿Y qué es lo que pasa en Sevilla?
 
Mendigo.- Que no vuelva la rencilla...
 
Elena (a Peral).- ¡Dejad de meter las narices / en donde nadie os llama! / ¿No veis cómo reclama / que le demos dos perdices? 
 
Peral.- (cantando mientras rasguea su guitarra).- ¡¡El amor es un lugar / donde no cabe otra cosa que amar!! 
 
Elena.- ¡A pesado no os gana nadie!
 
Mendigo.- De la envidia hace alarde.
 
Pedro (apuntando con la pistola al mendigo).- ¡Si no nos dejamos de puyas / te hago mil agujeros / me huyas o no me huyas!
 
Peral.- No quisiera ser yo culpable...
 
Elena.- Entonces dejad que hable...
 
Mendigo.- En este mundo de locos / son muy pocos pero muy pocos / los que saben bien amar / y os he de confesar / que de amores me sustento / por eso estoy bien contento / aunque tenga que ayunar. / No es cierto que en cada puerto / tenga una amada esperando / pero mientras camino ando / y mientras ando no miento. / Que todo mi pensamiento / tengo rendido a una dama / y no estuve en ninguna otra cama / como se da ya por cierto. / Yo busco una mojama / y dormir con un pijama / en un lujoso aposento / y si tanto os desgana / que os cuente las mil verdades / decir que mis realidades / no siempre son las que ganan / que mientra otros engañan / yo de eso soy inocente. / ¡No me confundáis con la gente / que tanta traición acompañan!
 
Pedro.- ¡Vive Dios, que gran verdad! / ¡La cena es realidad! / ¡Dadle de comer al momento / pues es un santo completo!
 
Mendigo (Una vez que todos se han ido dejándolo solo ante la mesa llena de manjares).- ¡Juro por todo lo dicho / que a veces hay que ser bicho / más nunca el venenoso / hombre tan envidioso / que he conocido yo tanto / que estoy más bien harto / de tanto patán silencioso / pues en callando sus bocas / esconden grandes mentiras / y si las verdades les tiras / se hacen como las locas / ocultando la realidad / de sus trampas no muy pocas. / Y ahora yo me dispongo / a cenar como un sultán / que para eso están / estos manjares dispuestos / para vivos y no muertos / y me encanta el afán / de dejar a todos contentos / pues contando bien los cuentos / nunca te falta el yantar / ni en mansiones ni en conventos / ni en bodegas ni en lagar / y a la hora de ligar / un poco de amor ligero / ha de ser siempre primero / en todo este fisgar / para ver con gran esmero / mi hambre por fin calmar / sea gamba o calamar / o una pata de cordero. 
 
SE BAJA EL TELÓN DE LA ESCENA PRIMERA. 
 
 

 
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Comedia teatral.

Palabras Clave: Literatura Prosa Teatro Comedia Narrativa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



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José Orero De Julián

Gracias,Agustina, muchas gracias. Voy a ver si lo consigo.
Responder
December 04, 2014
 

Agustina Aguirre

muy bueno sigue asi
Responder
December 04, 2014
 

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