ESCENA CUARTA.
 
Personajes:
 
Al-Fez (moro feísimo y muy viejo)
 
Azucena (esposa de Alfredo)
 
Berenguela (esposa de Moncho)
 
La Duquesa (mujer de mala vida)
  
La Marquesa (mujer de mala vida)
 
Moncho (vecino de Pedro)
 
Moncada (mayordomo de la casa de Pedro)
 
Pedro (gran burgués)
 
Peral (cantautor)
 
Ramona (esposa de Pedro)
 
Elena (hija de Pedro)
 
Mendigo (mal vestido)
 
Froilán (hermano de Pedro)
 
Alfredo (hermano de Pedro)
 
 
Escenario.:
 
(Salón de visitas de la casa de Pedro unas horas antes de la cena)
 
Al-Fez.- ¡Es necesario evitarlo!
 
Azucena.- ¡Por lo menos intentarlo!
 
Al-Fez.- ¿Qué sabes de ese mendigo?
 
Azucena.- ¡Si no te lo crees no lo digo!
 
Al-Fez.- ¡Para mí es muy importante! / ¡Necesito apartarle / pero no puedo atacarle! / ¡Me mataría al instante!  
 
Azucena.- ¿No quieres ir contra él?
 
Al-Fez.- ¡Al menos sobre el papel!
 
Azucena.- ¡Es mucha vuestra maldad!
 
Al-Fez.- ¡Me aventaja por su edad! / ¡Si me da a mí un tortazo / me vuelve como de cuarzo! / ¡¡Me espanta hasta su presencia!!
 
Azucena.- Tengamos entonces prudencia.
 
Al-Fez.- ¿Alguien más se ha enterado?
 
Azucena.- Yo por mi boca no he hablado.
 
Al-Fez.-  ¡Tened en cuenta que os he dado / una suma tan importante / que hasta pobre me he quedado / de golpe y en un solo instante! / ¡Teneis que hacer lo posible / aunque os parezca horrible! / ¡Contadle a la bella Elena / que le habéis visto en la taberna / con dos mujeres tan malas / que se le quiten las ganas / de volver a dirigirle / ni una palabra tan sola!
 
Azucena.- Sólo tengo que pedirle / que no traiga el asunto cola...
 
(El muy viejo y feísimo moro Al-Fez sale de la escena cuando ve que llegan Berenguela, La Duquesa y La Marquesa)
 
Berenguela.- Hemos llegado muy pronto / pero la trampa está calculada.
 
La Duquesa.-¡Esperemos que el terremoto / no nos deje a todos sin nada!
 
La Marquesa.- ¡Es muy fácil engañar / a esa pobrecilla ilusa! / ¡Podemos incluso mejorar / lo que hicimos con la Luisa!
 
Berenguela.- ¡Tengamos mucho cuidado! / ¡El mendigo es avispado!
 
La Marquesa.- ¡Yo sé lo que he de hacer!
 
Berenguer.- ¡Pues yo lo tengo que ver!
 
La Marquesa.- ¿Dudas de mis encantos?
 
La Duquesa.- ¡No te apuntes tantos tantos!
 
Berenguela.- ¡Por favor, no discutamos! / ¡En esto todas estamos!
 
La Marquesa.- ¡A un mendigo que es tan grato / lo cazo yo como a un gato!
 
(Se marchan Berenguela, La Duquesa y La Marquesa cuando ven llegar a Moncho y Moncada; mientras que Azucena se ocultas tras los pesadas y gruesas cortinas)   
 
Moncho.- ¡Parece que la ha embrujado!
 
Moncada.- ¡Yo siempre bien he dudado / que sea pobre en verdad! / ¡A todos nos ha engañado / ocultando la verdad! / ¡Por lo bien que habla palabras / no puede ser iletrado ! así que, abracadabra, / a todos nos ha timado!
 
Moncho.- ¡Como vecino de Elena / veremos qué pasa en la cena!
 
Moncada.- ¡No soltéis mucho la lengua!
 
Moncho.- ¡Que venga lo que nos venga! 
 
Moncada.- ¡O sois tonto o atontado!
 
Moncho.- ¡En ridículo me ha dejado!
 
Moncada.- Lo teneis bien merecido...
 
Moncho.- ¡Todavía no ha nacido / quien me haya a mí vencido!
 
Moncada.- ¡Pues él os ha derrotado!
 
Moncho.- ¡Me pilló desprevenido!
 
Moncada.- ¡Pues ya estáis avisado!
 
Moncho.- ¡Yo saldaré esta cuenta / cuando llegue lo oportuno! / ¡Es solamente un tuno / con la mente bien despierta! 
 
Moncada.- ¡Si os vuelve a vapulear / yo de vos me he de alejar!
 
Moncho.- ¿Sois vos solo un cobarde?
 
Moncada.- Como vea que todo arde...
 
(Moncho y Moncada se marchan cuando ven llegar a Pedro y Peral)
 
Pedro.- ¡Habéis cantado muy bien!
 
Peral.- Vos lo sabéis también...
 
Pedro.- ¿Qué tengo yo que saber / que no me haya ya enterado? / ¿Es que tengo que aprender / que hay algo indeseado?
 
Peral.- ¡Elena se ha enamorado!
 
Pedro.- ¿Cómo no lo voy a entender / si Aranzana es su amado?
 
Peral.- ¡Estáis muy equivocado / y lo debéis comprender!
 
Pedro.- ¿Comprender que me he equivocado?
 
Peral.- ¡En eso estáis acertado!
 
(Pedro y Peral se marchan cuando ven llegar a Ramona y Elena)
 
Ramona.- ¿Qué está aquí pasando?
 
Elena.- ¡Yo no estoy bromeando!
 
Ramona.- ¿No es una cosa de broma / haber escogido a un mendigo?
 
Elena.- ¡O lo deja o lo toma / pero él es mi elegido!
 
Ramona.- ¿Como acto de caridad?
 
Elena.- ¡Esa no es la verdad!
 
Ramona.- ¡Sois muy joven, hija mía, / para saber de este mundo! / ¡Sólo es un vagabundo / y no buena compañía! / ¡Como se entere Aranzana / aquí habrá una tangana!
 
Elena.- ¡Si a ese joven se enfrenta / no le arriendo yo la cuenta!
 
Ramona.- ¿Por eso no ha venido / y está algo así como huído? 
 
Elena.- ¡No servía para marido!
 
Ramona.- ¡Piensa bien lo que ahora haces / y mejor hacéis las paces!
 
Elena.- ¡Ese Aranzana no tiene / lo que el mendigo mantiene!
 
Ramona.- ¿Está casado y con hijos?
 
Elena.- ¡No es ninguno de esos pìjos / que viven arrejuntados! / ¡No es casado según dijo / y aún menos amancebado!  
 
Ramona.- ¿Tú de verdad no crees / que sufre algún desamor?
 
Elena.- ¿Pero es que vos no le véis / cómo ríe sin dolor?
 
Ramona.- Me parece muy alegre / para tomarle en serio.
 
Elena.-  ¡A eso usted agregue / que es muy guapo y está regio!
 
Ramona.- ¡A mí me gusta un montón!
 
Elena.- ¡Le voy a dar mi mantón!
 
Ramona.- ¿Para que no pase frío?
 
Elena.- ¡Para que sepa que me fío! 
 
(Ramona se marcha cuando ve llegar al mendigo)
 
Mendigo.- ¿Es cierto cuanto yo veo?
 
Elena.- ¿Soy tal como imagináis? 
 
Mendigo.- ¡Mucho mejor estáis / y gracias por lo que dáis!
 
Elena.- ¿A qué os estáis refiriendo?
 
Mendigo.- ¡A todo lo que yo, viendo,  / mis ojos dejan  abiertos / ¡Tengo a todos descontentos / porque yo sigo comiendo!  
 
Azucena (saliendo de la cortina).- ¡Es sólo un desvergonzado!
 
Elena.- ¿Es cierto lo que he escuchado?
 
Azucena.- ¡Ni tan sólo le conozco!
 
Elena.- ¡Entonces callad un poco!
 
(Aparecen de nuevo Peral y Pedro)
 
Peral.- ¡Qué alegre compañía!
 
Pedro.- ¡Que acabe bien este día!
 
Peral.- Si quereis suelto otro canto...
 
Mendigo.- ¡No es necesario ya tanto / más tengamos un buen hablar / que para poder hoy cenar / hay que tener mucho tacto!  
 
Elena.- ¿No coméis ya demasiado?
 
Mendigo.- Siempre que esteis a mi lado / no hay suficiente comida / para alegrarme la vida / con un poco más de bocado.
 
Elena.- ¿Y no es eso un gran pecado?
 
(Elena se marcha de la Sala)
 
Mendigo (hablándole a ella).- ¡¡No os preocupéis bella Elena / la luna está hoy bien llena / y puesto que hablamos de amor / ni comiendo una ballena / dejo de darte una flor!! 
 
Berenguela (poniéndose de rodillas).- ¡Perdóname tú, mendigo!
 
Mendigo.- ¡Ni soy cura ni es domingo!
 
Berenguela.- ¡Es que yo quise mentir / diciendo que con mujeres / era vuestro ese vivir!
 
Mendigo.- ¡Mentiras mucho peores / he tenido que resisitir! / ¡Han dicho que entre ladrones / me he criado en Madrid! / Comprendo que vuestro ardid / es por culpa de los celos! / ¡No se tire pues de los pelos / y deje ya de mentir!
 
Peral.- ¡Dejadme que cante un poco!
 
Pedro.- ¿Es que os habéis vuelto loco?
 
Peral.- ¡Bendita locura esta / que se hace aquí manifiesta! / ¡Ante un mendigo muy pobre / está Elena dispuesta / al admirar que es un hombre!
 
Pedro.- ¿Eso quién os lo ha dicho?
 
Peral.- ¡No ha sido cosa de un bicho!
 
Pedro.- ¿Y yo sin saber de esto nada?
 
Peral.- ¡¡Elena está enamorada!!
 
Pedro.- ¡No es necesario ese grito! / ¡Sé muy bien que es de Aranzana!
 
Peral.- ¡Ese ya es huevo frito! / ¡No es para él la manzana!
 
Pedro.- ¿Rompieron esta mañana?
 
Peral.- Ayer fue cuando rompieron / su falso enamoramiento.
 
Pedro.- ¡Oh, Dios mío, cuánto lo siento! / ¿Cómo es que no me dijeron?
 
Berenguela.- ¡¡Metedla en algún convento!!
 
Azucena.- Me voy en este momento...
 
(Azucena se va a marchar pero se detiene cuando llega La Marquesa)
 
La Marquesa.- ¡Aquí vengo a declarar / cosas del falso amar! / ¡Este mendigo que observo / tiene muy bueno el verbo! / ¡Boda me prometió / pero luego no cumplió!
 
Berenguela.- ¡¡Dejad de decir tonterías!!
 
La Marquesa.- ¿No es eso lo que tú querías?
 
Berenguela.- ¡Perdóname buen amigo! / ¡No quiero bronca contigo! 
 
Mendigo.- ¡Iros todos a hacer puñetas!
 
La Marquesa.- Cómo se enteren mis nietas / ¿qué habré yo de contarles / para que sean legales?
 
(Berenguela termina por irse mirando asustada al mendigo)
 
La Marquesa.- ¡Miles de palos merece / y bien loca que parece!
 
Azucena.- ¡Viene Elena! / ¡A escuchar!
 
Elena (entrando en la Sala).- ¡Toda la casa está llena / de mujeres del lupanar!  
 
Mendigo.- ¡No os preocupéis mi princesa! / ¡No han cazado a su presa!
 
Elena.- ¡Sois el amor de mi vida!
 
Mendigo.- Yo nunca os di por perdida...
 
Elena.- ¿Sabíais que estaba pedida?
 
Mendigo.- Os amé siempre de lejos...
 
Elena.- ¿Rodeado de pendejos?
 
Mendigo.- Me fue todo muy sencillo... 
 
Elena.- ¡Hablad bien pues no lo pillo!
 
Mendigo.-  Fue muy fácil disfrazarme... 
 
Elena.- ¡Ya empiezo a abrasarme!
 
(Elena cae en los brazos del mendigo)
 
Mendigo.- ¡A partir de este instante / creo tener ya bastante!
 
Azucena.- ¡Madre mía que aflicción! / ¡Se descubrió la traición!
 
Peral.- ¡Digno de otra canción!
 
Pedro.- ¡Esto es mi perdición!
 
Elena.- ¡Desde que os vi os he amado!
 
Mendigo.- ¡Veo que has cambiado! / ¿Es que no eres de aquí?
 
Elena.- ¡Yo en América nací!
 
Mendigo.- ¡Es lo que siempre creí!
 
Moncada.- ¡Aranzana es un banquero / y vos sólo un limosnero!
 
Elena.- ¡Será muy pobre en dincero / mas su corazón es de oro!
 
Mendigo.- ¡Es que a vos yo os adoro!
 
Moncada.- ¡Aranzana es mejor partido!
 
Mendigo.- ¿Entonces por qué no ha venido?
 
Moncada.- ¡Eso mismo me pregunto!
 
Mendigo.- Pues olvidad ya este asunto!
 
Moncada.- ¿Y quedarme yo sin tajada?
 
Elena.- ¡Mi boda queda anulada!
 
(Se va el mendigo de la Sala despues de besar a Elena en la boca)
 
Moncada.- ¡Pensadlo bien, mi Elena!
 
Elena.- ¡Estoy demasiado buena / para ese que no es ni hombre! / ¡Que nadie más me lo nombre!
 
Moncada.- ¡Haced caso, por favor!
 
Azucena.- ¡Yo ya tengo hasta pavor!
 
(Entra en escena Moncho)
 
Moncho (arrodillándose ante Elena).- ¡Ay Elena, mi dulce nena!
 
Elena.- ¡Me dais de verdad mcuha pena!
 
Moncho.- ¿Ya no habrá esta noche cena?
 
Peral.- ¡Os brindo yo una canción!
 
Moncho.- ¡Prefiero yo una oración!
 
Peral (cantando mientras rasga su guitarra).- ¡Son las nueve de la noche / termina esta reunón / está aparcando un coche / por cosas de precaución! / ¡La Condesa y La Marquesa / vinieron con la intención / de dar un golpe en la mesa / urdiendo alta traición! / ¡Y hablarán / de un hijo del mal amor / mintiendo como cobardes por una doble ración! 
 
Moncho.- ¡Piedad, Pedro ten piedad! 
 
Peral (cantando mientras rasga su guitarra).- ¡Es cosa de perdición / querer escupir al patrón / se hace ya muy de noche y es buena la confesión!
 
Pedro.- ¡Cielos! / ¿Qué está pasando?
 
Elena.- ¡Los celos le están matando!
 
Peral.- ¡Ya terminé de cantar!
 
Moncho.- ¡Ahora me queda el llorar!
 
Elena.- ¿Vos también me deseaba?
 
Pedro.- ¿Usted a mi hija la amaba?
 
Elena.- ¡Quería meterme mano!
 
Moncho.- ¡Soy un desgraciado! / ¡Un indeseable humano!
 
Pedro.- ¡¡Ya me habéis del todo enojado!!
 
Moncho.- ¡Un pinchazo lo tiene cualqueira!
 
Pedro.- ¡Fuera de mi casa! / ¡¡Fuera!!
 
Moncho.- ¿Qué puedo a ella decirle?
 
Elena.- ¡Nunca más he de recibirle!
 
Moncho.- ¡No puedo ya ocultarlo!
 
Elena.- ¡Es mejor olvidarlo!
 
Pedro.- ¡¡Sal de esta casa, maldito!!
 
Elena.- No hace falta dar un grito.
 
Pedro.- ¡Yo a este tipo lo mato!
 
Moncho.- ¡Estoy pasando un mal rato!
 
Pedro.- Si es que usted tanto desea / tirarse a una hembra / ¿por qué no pega la hebra / con otra mujer que sea / igual que la Berenguela / para que os saque la tela? / ¡De putas estoy hablando / siendo demasiado blando! / ¡Apartaos ya de mi hija / antes de que os corrija / con unos mil latigazos / hasta haceros mil pedazos!
 
Elena.- ¡Es sólo un monicaco! / ¡O tal vez un monicaquito / y lo dicho no lo quito!
 
Azucena.- ¡Le está oliendo el sobaco / de tanto como ya suda!
 
Elena.- ¿Queríais verme desnuda? 
 
Pedro.- ¡¡Ay miserable cobarde!! / ¡¡Ya la sangre a mí me arde!! 
 
Moncho (poniéndose en pie).- ¡Por favor,  por compasón! / ¡Que no se entere mi esposa!
 
Pedro.- ¡Decidle a esa sosa / que no sois ningún campeón / pues no os funciona la cosa!
 
Azucena.- ¿Y qué pasa con el banquero?
 
Pedro.- ¡Por yerno yo a él lo quiero!
 
Moncho.- ¿Puedo yo también opinar?
 
Pedro.- ¿Qué tenéis que declarar?
 
Moncho.- ¡Ese tal señor Aranzana / os ha salido muy rana!
 
Pedro.- ¿No está de dinero podrido?
 
Moncho.- ¡También en eso ha mentido!
 
Elena.- ¡Sin dinero o con dinero / al Aranzana no quiero!
 
Pedro.- ¿Es un desgraciado embustero?
 
Elena.- ¿No sabíais que era un fullero?
 
Moncho.- ¡Dejarlo claro yo quiero!
 
Pedro.- ¿Y qué pasa con el mendigo?
 
Elena.- ¡Se lleva muy bien conmigo / desde que le ví primero!
 
(Entran en la Sala Ramona, Moncada y Al-Fez)
 
Moncada.- ¡Yo le llamo calavera!
 
Ramona.- ¡Pues yo pienso que es muy noble / quiera usted o no lo quiera! 
 
Moncada.- ¡Apuesto que no el doble!
 
Moncho.- Tengo noticias por cierto.
 
Ramona.- ¡He oído que es millonario!
 
Al-Faz.- ¡Esto de los aguafiestas / es propio de un ordinario!
 
Moncada.- ¡Por hacer falsas apuestas / a vos la cárcel espera!
 
Moncho.- ¡Toquemos todos madera!
 
Moncada.- ¡Tampoco os vais a librar / y para todos hay cera! / ¡Quizás os van a colgar / de un árbol junto a la acera!
 
Azucena.- ¡Yo ya quiero abandonar!
 
Elena.- ¿Es cierto que tiene dinero?
 
Azucena.- ¡Eso dice el carnicero!
 
Elena.- ¿Y por qué lo ha ocultado?
 
Azucena.- ¡Por estar junto a tu lado!
 
Elena.- ¿Y no lo quiere decir / para a mi lado vivir?
 
Azucena.- ¡En palacio le conocen!
 
Moncho.- ¡Eso lo niega más de uno!
 
Azucena.- ¡Porque no le reconocen / los envidosos de turno!
 
Moncho.- ¡Me oparece inoportuno!
 
Azucena.- ¡Engañáis a vuestra esposa!
 
Pedro y Peral (los dos a la vez).- ¡¡Ya se acabó este juerga!!
 
Azucena (señalando a Moncho).- ¡Siempre pierde cuando juega!
 
Elena.- ¿Además de ser infiel / sufre de ludopatía?
 
Moncada.- ¡Es una tonta manía! 
 
Azucena.- ¡Su cuenta ya está vacía!  
 
Moncho.- ¡Cuánto error he cometido!
 
Moncada.- ¿Vos sois el del rumor / y de mí habéis mentido? 
Moncho.- Es que tengo buen humor...
 
Moncada.- ¡Como sigáis vos diciendo / que yo engaño a esta menda / en vez de tener merienda / yo a vos me lo meriendo!
 
Moncho.- ¡¡Alguien viene!! / ¡¡Socorro, socorro y socorro!!
 
Moncada.- ¿Y ahora qué es lo que tiene? / ¿Qué le pasa a este ceporro?
 
(Todos se ocultan detrás de las grandes y pesadas cortinas mientras entran Berenguela, el mendigo, La Marquesa y La Duquesa)
 
Mendigo.- ¡No os voy a perdonar / pero sí os voy a olvidar!
 
Moncho (aparece lívido y asustado).- ¡Yo soy el más miserable!
 
Mendigo.- ¡No quiero ni que me hable!
 
Berenguela.- ¿Es cierto eso, esposo?
 
Mendigo.- ¡Os ha salido tamproso!
 
(Aparecen los demás)
 
Moncho.- ¡Defendedme vos, Moncada!
 
Azucena.- ¡Vaya cara tiene el pavo!
 
Mendigo.- ¡Si me enoja yo lo clavo!
 
Azucena.- ¡Tened, señor, compasión!
 
Mendigo.- ¡Espero que no dé ocasión / a que le parta la cara!
 
Azucena.- ¡Es una persona rara!
 
Mendigo.- Con todos los locos ocurre / que ninguno bien discurre.
 
Azucena.- ¡Es verdad que sois distinto! / ¡Teneís excelente humor!
 
Mendigo.- Como oiga otro rumor / dejaré soltar mi instinto
 
Moncada.- ¡Yo no voy a dar la cara / por ningún otro pendejo! ¡Que se muera ya este viejo! 
 
Mendigo.- ¿Y usted que es lo que declara?   
 
Moncada.- ¡Perdí la razón un momento!
 
Moncho.- ¡Menudo viejo sarmiento!
 
(Entra Froilán)
 
Froilán.- ¡Qué es lo que aquí pasa!
 
Mendigo.- !Que Elena conmigo se casa!
 
Froilán.- Eso es lo que he escuchado.
 
(Entran Lopito, Lupita, Alfredo y Don  Gil)
 
Moncada.- ¡Pues ya lo habéis acertado!
 
Moncho (mirando al mendigo).- ¿Con este gran caballero?
 
Mendigo.- ¿Sabéis ya que tengo dinero?
 
Alfredo.- ¡Estábamos equivocados!
 
Moncada.- ¡Somos todos unos mamones / mas se acabaron los jamones! / ¿Pero quién es este hombre / que parece ser tan noble?
 
Mendigo.- ¡Yo soy un Grande de España / que nuca al amar engaña!
 
CAE EL TELÓN DE LA CUARTA ESCENA.
 
FIN