Charla con un ngel
Publicado en Dec 09, 2014
En la llanura más verde he encontrado,
cuando quería desesperada morir, entre los cardos que me han desangrado un ángel dorado que vino hacia mí. No entendí en un principio que hacia allí sentada entre tanto pastizal, entre tanta maldad enredada entre muertos reconociendo como su reflejo a un puñado de seres malditos. Me acerqué temerosa al principio cegada siempre por su brillo, nunca había visto algo así, tan espectacularmente bello. Me allegué y me miro sonriente y entendí que quería quererme y con cuidado de no entorpecerle me acurruque a su lado y pregunté: “¿Cómo se siente ser de esos seres hermosos, de aquellos que habitan lejos? ¿De esos que son grandes y pocos y de los cuales mis sueños se han hecho? ¿Cómo es acaso volar por las montañas y las altas cumbres? Acompañar al sol en todo su trayecto, mientras nos envuelve a nosotros, que poco y nada merecemos. ¿Por qué gastas tiempo en mirarme? Si me miras puede que te destroce el alma, porque mi finitud es tan clara y tan simple que no soy ni de recuerdo eterno.” Y entre lágrimas desvié mis ojos avergonzada de ser tan pequeña y con la ira asomando a mi rostro la mire y le ordené que se fuera: “¡Vete ya, ni respondas mis preguntas! Vuelve ya al paraíso que habitas, déjame solamente tu apariencia reflejada en un espejo dorado” Y así como yo siempre había soñado es que apareciste tú, ángel alado y me hiciste una con tu reflejo solamente al decirme “te quiero”. Te hiciste carne ante mí, ser divino, y te uniste a mí en pleno recorrido y le diste la luz que le faltaba a mi humilde y austero camino.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones-Valeria