Un sinvergenza de tan slo 5 aos de edad (Diario)
Publicado en Dec 19, 2014
Dicen los que me conocen muy bien que yo ya era todo un sinvergüenza cuando contaba solamente con 5 años de edad y ya estaba la familia enraizada en los madriles. Vamos por partes. ¿Qué es para la gente mayor un sinvergüenza? Porque yo recuerdo que a mis 5 años de edad me gustaban mucho los chicles (con uno de ellos me enredé todos los dedos de mis manos en dicho cole), los caramelos (de todos los sabores porque yo no tenía prejuicio alguno contra ningún sabor y no como otros que conocía yo muy bien y que eran sólo unos tiquismiquis sin gusto alguno) y jugar con los cromos y los recortables como cualquier otro niño de mi edad. Pero.. ¿había algo que me gustaba más que los chicles, los caramelos de todos los sabores y jugar con lo que estuviese a mi alcance?... Pues sí. Ya a mis 5 años de edad había algo que era lo que más me gustaba. Pero no era nada malo o creo yo que no era tan malo como para llamarme sinvergüenza.
Lo que más me gustaba a mí cuando tenía tan sólo 5 años de edad eran las niñas más guapas y de mejor ver del cole Nuestra Señora de no sé qué Virgen pero, pero me parece que era Almudena o algo parecido y que se encuentra, todavía, en la calle Menorca de Madrid y que es donde yo acudía, por primera vez en mi vida, a compartir el aula de kinder con ellas. Allí fue, cuando yo sólo tenía 5 años de edad, el instante histórico de mis memorias en que comencé a estudiar y analizar la psicología femenina. Yo me sentaba en silencio, observaba bien a mi alrededor y descubría a las niñas más guapas y de mejor ver de todo el cole. Las observaba cómo se portaban en el aula pero, sobre todo, cómo jugaban en el patio y cuáles eran sus reacciones ante cualquier circunstancia favorable o desfavorable. Era la mejor manera de poder estudiar sus psicologías. Y fue desde entonces cuando comencé a descubrir que mi futura Princesa era, ni más ni menos, que "La niña de las estrellas" que todavía no había venido a este mundo pero que ya estaba siendo imaginada dentro de mis pensamientos. Si eso es ser un sinvergüenza entonces sí. Entonces se puede decir que yo ya era un sinvergüenza con tan sólo 5 años de edad. Pero creo yo, y sigo creyendo siempre, que imaginar a mi Princesa como una niña guapísisma, de muy buen ver y estupenda en todos los sentidos físicos y espirituales es ser un niño normal si es que eres un hombre normal. Por eso tengo escrita la novela titulada "La niña de las estrellas" pensando en mi Princesa; aquella niña que yo ideé a mis 5 años de edad y que, dos años más tarde, hizo su aparición en la Tierra. También recuerdo, y afirmo, que el cole era Nuestra Señora de la Almudena, de Madrid, y que mientras esperaba a que mi Princesa llegase a la Tierra yo jugaba con unos trozos de madera, pintados de colores (rojo, amarillo, azul y verde como los del parchís), para hacer casitas, puentes, castillos o cualquier tipo de construcciones con las que desarrollar mis habilidades creativas antes de desarrollar las literarias que vendrían muy poco tiempo después. Además, recuerdo que al principio de aquella experiencia escolar, no me gustaba quedarme a comer en Nuestra Señora de la Almudena (las profesoras y las cuidadoras eran monjas) porque después de la insufrible sopa (que no me gustaba entonces al igual que ocurre con la Mafalda de Quino y me horrorizaban los baberos), me obligaban a dormir la siesta mientras que a mí sólo me gustaba soñar con los ojos bien abiertos mientras observaba a las niñas más guapas y de mejor ver en todos los sentidos físicos y espirituales. Si eso es ser sinvergüenza (según dice la gente mayor para ocultar sus pecados y acusarnos a los inocentes) yo era, a mis tan sólo 5 años de edad, un sinvergüenza completo.
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