En el errante final de mis palabras (Poesía)
Publicado en Jan 02, 2015
En el errante final de mis palabras
el triunfo de la luz de una mirada es ese punto de alba en que despierto un sueño tras otros sueño y otro más. Y más allá... ¿que me queda en el sentimiento? Sombras sublimes de las lunas bebidas de esperanzas sin futuro... maduro la vida entre sonrisas y ese llanto que ama soledades pasajeras. ¿A dónde van las palabras escondidas dentro del alma peregrina de este mi andar por los caminos? Me cansa la luz de tus pupilas nutriendo esperanzas a mi canto. Me cansa pero sigo... y sigo mintiendo las verdades para no dejar las huellas de tus besos perdidos en las cantinas del deseo. Paseo... paseo por la orilla de este rumbo que se cruza con las miradas fugitivas que huyen del crepúsculo silente. Silencio. Sólo soy silencio de emociones suspendidas, como siempre, del lucero. Las flores no han abierto todavía este transitar por mis espacios somnolientos. Quizás es que todos mis pensamientos saben sufrir sin compañía... esperando al día... esperando al día... Y es esta eternidad de lo imposible la que hace de mi cuerpo una silueta perfilada en medio de la noche. ¿Cuál es la sombra que se explaya tras mi lento caminar con los gorriones? Visiones... todo son visiones de presencia inacabada bajo el cálido destello de las estrellas. ¿Quiénes son ellas? Observo la vida desde este lado en que nadie está para escucharme salvo esta alma vagabunda que me arrastra, a escondidas, por el profundo oleaje de la vida. Y sigo viviendo todavía este infinito paseo por los sueños que se abren al beso de la aurora quizás para no sentir más estos poemas que se escapan hacia ese horizonte donde ya no llego... o quizás es que haya superado mi destino y estoy bordeando una quimera. ¿La primera? Sí. La primera voz de mis sentidos me llena los espacios de esperanzas. ¿Y qué sucede dentro de estos vientos que arrastran sílabas y acentos? Yo sigo brindando en las esquinas bohemías sin final para sentirlas dentro de estas invenciones en que convierto esta mi existencia para ser sobreviviente del futuro. Si me olvido del regreso es porque nunca he podido recordar todas mis huellas y allá, en ese ardor de lunas encendidas, trenzo silencios para ser el grito que despierta a las palomas; y el verso que se me ha perdido en estas horas donde ya no sé bien si es que existo o soy sueño de otra sombra. Como las promesas ya sólo están vacías regreso a las calles de la ausencia para ser, otra vez, mil veces más, un poeta del enigma y del misterio. Bajo el cielo ya no quedan más poemas que sembrar en mis miradas y, ternura por ternura descubierta, busco el sonar de las campanas dentro del corazón sediento: un tictac ya irrepetibe que se funde con el latir de las violetas. Y es que el final de todo mi trayecto es la compañía de un susurro encadenado que se libera de todo lo aprendido para ser otra vez el que se inicia en cada segundo del pasado. Más acá ya no entra nada que sea parábola del aire y vuelo... vuelo por encima de las cosas... para ser sólo un recuerdo. Pero no me acuerdo de los otros y sigo andando en solitario escapando del presente y de las luces. Me hundo en la noche sin vigilia y, sonámbulo de flores, me introduzco en el jardín de la esperanza. Quizás porque ya no queda otra cosa imposible de alcanzar.
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