Y es que si te calmas nena y te relajas...
Nena mía... y para mí, nena por siempre y sin edad...
Meditarás sobre tu divinidad, en el silencio...
En la liviana calma de la caridad...
 
Y verás... Todo... Aunque aparentes estar adormecida...
Verás quizás primeramente,
las diferencia ignoradas que nos ofrece la silenciosa paz.
 
Verás que el silencio sagrado se diferencia de la vulgaridad,
cuando notes que dentro de ti misma y sin nada adicional,
 logras descubrir mas belleza en una misma realidad...
 
Nena para mi... Nena para el poeta siempre serás...
O mujer que sonríe como una niña...
Asumiendo tanto a tu madurez,
como conservando tu elevada y humilde inocencia.
 
Como aquel que cree en si mismo
y en su magnífica voluntad de recorrer...
 
Pues nuevamente, dulce nena para mí...
Porque creo en tu niñez... En tu dulce niñez...
 
Sonríe ahora sí...
Disfruta y sonríe por lo que crees...