Seres peligrosos (Novela y Guin Literario Cine) -Captulo 9-
Publicado en Jan 16, 2015
Ya estaba empezando a amanecer cuando el avión privado del elegantísimo y muy glamuroso Sidney Vic Stones, aterrizó en el Mc Carran International Airport de Las Vegas, situado a 5 kilómetros al sur del casco urbano.
- Os doy mi palabra de honor que os va a encantar vuestro trabajo. - A mí las palabras de honor no me sirven de mucho, yo diría que de nada, pero espero que sí, que sea usted de esos que de verdad ofrecen oportunidades a los jóvenes talentos, Don Sidney. Por cierto, ¿tiene usted familia australiana? - Me desconciertas, Adán. En primer lugar yo no soy de los que dan falsas palabras y en segundo lugar de Australia no tengo ni idea de dónde se encuentra en realidad. - Empiezo a descubrir grandes y maravillosas cosas; pero lo decía por lo de Sidney, que es la ciudad más grande y poblada de Australia y la capital del estado de Nueva Gales del Sur; ahora que si usted no sabe ni dónde está Australia dudo que sepa usted dónde está Nueva Gales del Sur. "The Sex Gun" se puso rojo de ira pero aguantó la directa de Adán... - Lo de Sidney me lo pusieron como nombre por Sid Vicious, el gran bajista y mejor vocalista del grupo Sex Pistols, chaval. - Ya. ¿El que se marchó a hacer puñetas el día 2 de febrero de 1979 y no regresó jamás? - ¿Cómo puedes tú saber eso si todavía no habías nacido? - Porque tengo memoria retroactiva. ¿Sabe usted lo que tener memoria retroactiva? - ¡Es la primera vez que escucho eso de tener memoria retroactiva! - ¡No me sea retro, por favor! - ¿Retro? - Sí. Me refiero a retrógrado por si le interesa saber de lo que hablo. - ¿Me estás llamando retrasado mental? - Le estoy llamando solamente retrasado, lo de mental lo ha dicho usted y espero que no sea cierto, aunque si usted lo dice... - ¡Comienzan muy mal nuestras relaciones personales, chaval! - ¿Desea usted que me comporte como un auténtico relaciones públicas para que no se agobie tanto? A veces he tenido que trabajar de relaciones públicas de un hotel, así que no sería una novedad para mi currículum. - Es necesario. - ¿Para qué es necesario? - Para triunfar en cualquier rama de las Artes. - ¿Bellas Artes o solamente Artes? "The Sex Gun" volvió a encajar otra vez la directa y procuró ya no hablar demasiado con aquel joven tan atrevido. - Bellas Artes. Me estoy refiriendo solamente a las Bellas Artes. - Entonces olvidemos el pasado, olvidemos el pasado y volvamos al amor, porque si no es a tu lado, porque si no es a tu lado, dónde voy a estar mejor. - ¿Qué estás diciendo? - Se lo estaba diciendo a Eva... Norah Tatiana Towers Decastle se estaba, en verdad, divirtiendo y por eso no pudo más que soltar una carcajada inocente pero espontánea. - ¡Jajajá! - ¿Te hace tanta gracia lo que dice tu compañero? - ¿Eso de mi compañero en qué sentido lo dice usted? - En el sentido de si sientes algo por él que no sea pena... - Siento mucha pena pero no es precisamente por él sino por lo que otros dicen de él según él mismo me ha contado. - ¡Me estáis haciendo un lío monumental! ¡Mejor es que bajemos ya del avión y nos traslademos a la ciudad! Bajó primero Eva, le siguió Adán y, en tercer lugar, bajó Sidney. Les estaba esperando una limusina de color negro, con cristales opacos y antibalas. - ¡Caramba, don Sidney, esto parece de película! - Pues si sabéis hacer bien vuestro trabajo os prometo que tendréis una de ellas muy pronto. ¡Es una Limusina Lincoln de los años 90! - No es eso lo que yo me esperaba pero... bueno... tal vez... - ¿De qué estás ahora dudando, Adán? - De que es demasiado lujosa y, sobre todo, demasiado larga. - ¿No te gusta que sea demasiado larga? - Me gusta que sea normal. Norah Tatiana soltó otra sonora carcajada. - ¡Jajajá! - No tengo ganas de seguir hablando con vosotros por el momento, así que una vez que lleguemos al Caesars Palace Hotel tenéis que saber que sólo empezaréis a trabajar en la madrugada de mañana. Hoy tenéis todo el día libre. Espero que cuando comencéis a trabajar os portéis serios del todo porque hay muchos billetes de por medio. Y ahora quiero dormitar un poco durante los 5 kilómetros que nos faltan para llegar a la ciudad de Las Vegas. - Está bien, don Sidney Vic Stones, pero yo siempre he pensado que quienes dormitan mucho son los osos y las marmotas... o los que hacen de osos y de marmotas para ser más exactos... - ¿Puedes dejar de molestarme con tus chistes tontos y malos? - Oiga, caballero, yo opino que Adán cuenta chistes tontos pero no son malos del todo. - ¡Pues a mí me parecen pésimos y me están poniendo de pésimo humor! - Déjalo ya, Adán. Es mejor que tengamos paz en el entreacto. - De acuerdo. Tengamos paz en el entreacto y ya veremos qué actos tenemos que llevar a cabo para gustarles a los seleccionadísimos y exclusivos espectadores que nos van a presenciar, en vivo y en directo, en el estreno de "Adán y Eva". Sólo un pequeño detalle, señor Vic, si tenemos que representar una obra en la madrugada de mañana se supone que debemos ensayar mucho el guión de esa obra para poder actuar bien o tan bien como para gustarles a todos y a todas. - El asunto, y por eso os hacemos la prueba, es que deberéis improvisar durante toda la actuación. - ¿Improvisar? ¿Qué debemos de improvisar? - No existe ningún guión salvo lo que hagáis los dos sobre el escenario. - Yo no sé si Eva estará lo suficientemente preparada, señor Vic. - ¡Si tú te consideras lo suficientemente preparado yo también! - Está bien. Improvisaremos los dos aunque hagamos alguna chapuza que otra. - ¡Jajajá! - Sigo insistiendo en que su humor es pésimo. - Bueno, señor Vic, también he aprendido mucho en mi vida a no decir nada. Sobre todo cuando me han obligado a no decir nada. ¿Comprende ya un poco por qué tengo tantas ganas de hablar cuando ya nadie me obliga a no decir nada? - ¡Lo comprendo, pero cállate ya, por favor! ¡Me pones nervioso! Y ya guardaron silencio hasta llegar al Caesars Palace Hotel de Las Vegas. Salieron de la limusina. Primero lo hizo Sidney, después salió Adán y ayudó a salir a Eva... - Como usted está viendo, señor Vic, Adán es todo un caballero a pesar de su juventud. - ¡Bueno, parejita de tortolitos! - ¡Ayvá! ¡Qué cosas más bonitas nos llama usted, señor Vic! - No quiero mantener otra conversación contigo, jovencito, por lo menos de momento. Cuando llegue la hora de la representación ya hablaremos totalmente en serio. Y ahora toma estos 20.000 dólares, Adán, como pago de vuestra primera actuación, y hacedme el favor de iros por ahí todo lo más lejos posible de mi lado... pero esta misma noche... cuando el reloj haga sonar las doce campanadas... quiero que esteis de nuevo aquí con total exactitud. - ¡Qué emocionante! ¿Cómo en el cuento de La Cenicienta? Sidney Vic Stones ya no quiso hablar más con él y entró, como una exhalación, en el interior del Caesars Palace Hotel pero habiendo dejado, antes y en la mano derecha de Adán, un gran fajo de billetes de 100 dólares, por un total de 20.000, que sacó del interior de su gabardina color beige. - ¡Nos merecemos un gran desayuno, princesa! - Recuerda que no soy princesa sino solamente Eva... - De acuerdo. Para celebrar que eres Eva te invito a una tarta de manzana. - ¡Jajajá! ¡Eres la pera, Adán! - Espera... espera... - ¿Qué sucede ahora? - Guarda tú todo el dinero por si las moscas... - Pero si no hay ninguna... - Pero pueden aparecer de un momento a otro... - ¿Se puede saber a qué clase de moscas te estás refiriendo? - A las que chupan la sangre de quienes pican muy alto como ocurría con un tío mío llamado Ben por poner un ejemplo de inocente e ignorante al mismo tiempo; aunque de mujeres sabía menos que de poesía azteca... - ¡Jajajá! Ya sé a lo que te refieres. ¡Trae acá todo ese dinero! Eva se guardó todo el gran fajo dentro del bolsillo derecho de su pantalón vaquero y comenzaron a caminar por las calles de Las Vegas. Adán lo hacía con sus dos manos dentro de los bolsillos de sus también pantalones vaqueros. - ¿Buscamos una confitería, Eva? - Eso es precisamente lo que estoy haciendo. Tardaron muy poco tiempo en llegar a Ayala's en el 1681 de la calle Flamingo. - Para mí un té verde, para él un café con leche y, para los dos, tostadas con mermelada y una tarta de manzana. - Anotado. Podéis sentaros y os lo sirvo en la mesa. - No. Preferimos tomarlo en la barra. - Como usted diga, señorita. ¿O está usted casada? - ¿Tiene alguna importancia, en estos momentos, saber si estoy ya casada o todavía permanezco soltera? - Supongo que sí para los muchos jovencitos que se fijan en usted. - Entonces dejemos que permanezca el misterio... - ¿Para hacerse más interesante? - No. Para hacerme más persona... El camarero no entendió esto último y se dispuso a servir lo que ella había pedido. - Estás muy callado, Adán... - Estoy pensando, Eva. - ¿En algo de tu pasado? - En algo de nuestro futuro... - Yo sólo sé que eres un buen hombre y eso es muy importante para mí. - Creo que en un segundo tú cambiaste todo mi mundo. - ¿Qué estás pensando, Adán? - Supongo que esto es el verdadero amor. - ¿Para dos náufragos en medio de una tormenta? - Puede ser. Estoy pensando en algo muy concreto. - ¿Me lo puedes contar? Estamos solos. - Está bien, Eva. No sólo escribo obras de teatro sino que estoy intentando recordar todas las compañías teatrales que conozco. -¿Y? - Que no recuerdo para nada ninguna que se llame Groupe Kalenton Artists. Y eso que tengo muy buena memoria. - ¿Crees que puede ser una compañía fantasma? - Puede ser algo más grave que una compañía fantasma. - Yo también estoy pensando que es muy raro que nos hagan debutar sin habernos entregado un guión de la obra. - Supongamos que estamos leyendo un texto escrito y aparecen, en un momento dado, tres puntos suspensivos. ¿Qué puede haber detrás de tres puntos suspensivos? - Me gustaría que me lo explicaras tú. Me encantan tus explicaciones. - Tres puntos suspensivos significan tres cosas: lo que oímos, lo que escuchamos y, sobre todo, lo que sentimos... - Me gustaría escucharte como se escucha a un gran orador, Adán... - Vamos allá, Eva, porque venimos del futuro. En esta penumbra de los deseos escucho un amar de ojos que se en enciende en las horas de un descubrimiento inédito: no perder la expresividad para encontrarnos de nuevo con todo el cuerpo humano iluminado por las luces. El héroe de cada uno de nosotros transportado a la atmósfera dilatada de las horas; una especie de tiempo sin condiciones; un estar presente en las imágenes que entendemos como jornadas íntimas. Ayer, en el vértigo de los segundos cubiertos de espuma, tú y yo conocimos el amor... una experiencia vívida y vivida en las oleadas del sueño. ¿Y de quié es este día milagroso? Entre las imaginaciones tomadas de la etimología de los verbos está el nuevo sentir de nuestro pasado. Por un lado, el cuerpo que se infiere hacia las esferas de los infinitos. Por otro lado, el alma que se refugia en las sombras de las arboledas. Eso es la vida. Una nueva entonación concertada entre lo aprendido y lo por aprender. Prometeo donó el fuego a los humanos... pero más allá de Prometeo hay todo un mundo de vivencias personales: ¡el fuego extendido hacia todo el universo! Muchos somos ya los que vamos hacia las eternas primaveras en las que todo el mundo flroezca de cantos en verdad. Cantos de fiesta. Nada de volver a los carnavales funambulescos. Nuestro destino es emerger a través de la calma de los deseos, retrotraernos hacia la época dorada de nuestras edades para vivirnos neuvamente en extensidad y en intensidad. No. No es posible llegar a la cima si nos detenemos en este venir desde el futuro. Ha llegado ya la hora de estar presentes en el júbilo de las nuevas esperanzas que amanecen sus juveniles presencia en las ilusiornes de la postrealidad. Sé que es imposible para los simplemente materialistas entender todo esto, pero quienes somos materialistas con espíritu sabemos lo que es. Por eso escribimos nuestras trayectorias humanas en el cómputo de los puntos suspensivos... - ¡Qué bien hablas cuando estás inspirado, Adán! - Espera un poco, Eva. Déjame terminar. Te voy a hacer una declaración... - Espero... - Prometo escribir en tu piel un texto largo y denso sin tener que acudir ni a las tildes ni a los acentos, ni a los falsos signos que no sean otra cosa que amar libremente bajo las noches con luna blanca, en las calles libres del mundanal trasiego de la avaricia en forma de metal. Prometo escribir en tu piel un largo y denso texto sobre el amor que no sabe de subir a los podios para ponerse, como yugo, el oro, la plata o el bronce de las ataduras mundanas. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor sin falsas tildes, sin inocuos acentos, sin interrogaciones dubitativas, sin admiraciones deformantes... prometo, y lo voy a conseguir, escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor vivido en las habitaciones con las ventanas abiertas porque no me importa el cotilleo de los vecinos ni los chismes de las vecinas. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto de amor sin tildes parafernalias, sin acentos de hombres y mujeres mezclados sin ninguna clase de moral ni de conducta sana. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor ahora y cuando llegue el anochecer... para demostrar que se pueden decir verdades sin tildes falsas, sin acentos vacuos, sin interrogaciones dubitativas, sin exclamaciones vanas y soberbias. Se puede escribir del amor que reside solamente en los besos boca a boca, en los besos cuerpo a cuerpo, en los besos alma con alma sin ninguna cortapisa de complejo alguno. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor sin recurrir a ninguna otra forma ni manera de entenderlo sino la del hombre y la mujer viviendo en medio de su intensidad, de su inmensidad, de su infinitud y de su grandeza. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto del amor que se vive sin censura ni pecado alguno. De ese amor natural que nace en la madrugada y dura hasta el anochecer de todos los años de nuestras vidas. Prometo escribir sobre tu piel, sin tildes ni acentos, esos amores que hacen que la historia verdadera sea de los hombres y las mujeres de verdad; esos amores que viven sus luchas diarias en medio del beso enardecido y las manos asidas al alma del anochecer; esos amores que bailan al sonido de los instrumentos musicales que provienen del interior de los sentimientos; esos amores que no tienen tiempo para perderlo en las angustias de la avaricia ni en las ansias de los poderes; esos amores ocultos en las viviendas calientes de las noches que arden bajo el furor de los besos y el tacto sin mancha alguna de pecado venial, ni de pecado cardinal, ni tan siquiera de pecado original. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto, sin tildes ni acentos, sobre los amores del primer hombre y la primera mujer que habitaron en la estancia de las arboledas sumergidas en el sueño de los tiempos, de ese amor que se vislumbra siempre bajo las hogueras invernales y entre las ensoñaciones del alba. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor para hablar sin alharacas jocundas ni retorcidas palabras del puro sentimiento que une a un hombre con una mujer en la ceremonia de los pleamares que, en el horizonte, reflejan sus luz en los ojos enamorados, en los labios enamorados, en los cuerpos enamorados, en las almas enamoradas. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto, y lo voy a conseguir, diciendo al mundo entero que me sobran las tildes y me sobran los acentos para escribir mil veces la palabra Amor en las cortezas de los abedules, en las hojas de las plantas que rebosan vino dentro de sus frutos. Vino de fiesta para celebrar la ceremonia de un hombre y una mujer que no tienen tiempo ni existencia. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre la palabra Amor y desgajarla de las mentiras para convertirla simplemente en un soy contigo, estoy contigo, voy contigo y contigo voy, estoy contigo y contigo estoy. Y soy contigo y contigo soy. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso textos sobre el amor de los gorriones y las gaviotas convertidos en seres humanos que pueblan la tierra, vuelan por los aires y surcan la mar. En el horizonte lejano no hay ninguna tilde ni ninguna clase de acento que haga del amor una parodia. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor que no se limita nunca porque cruza las fronteras del miedo y se enardece con los infinitos confines de la vida; de un AMOR con A grande de Amanecer, con M grande de Mantener, con O grande de Ordenamiento y con R grande de Romance. Prometo, y lo voy a conseguir, escribir sobre tu piel un largo y denso texto, sin interrupciones algunas, sin tildes y sin acentos y sin interrogaciones dubitativas ni admiraciones exclamativas para convertirlo en un discurso de palabras enraizadas en la plataforma de todos nuestros sentidos corporales y en todos nuestros sentidos espirituales. Un amor de hombre con mujer que rebase la frontera de la mentira, del engaño, de los celos, del odio, de la ira, de la envidia... de muchas circunstancias que tanto abundan hoy en esta Tierra que arde de desazonamiento por culpa de las patrañas de unos pocos y unas pocas que tienen mucho... de unos muchos y unas muchas que tienen poco... y de otros muchos y otras muchas que no tienen nada. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto de amor con las rosas del aliento y los claveles de la voluntad. Porque entre los amores de los hombres verdaderos y las verdaderas mujeres siempre hay que entender y saber diferenciar los hombres verdaderos y las verdaderas mujeres de los hombres falsos y las falsas mujeres. Por eso prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto, sin tildes ni acentos, para demostrar que se puede amar bajo el alba de la madrugada, bajo el sol matinal, bajo el calor de la tarde, bajo el anochecer transitivo, bajo la luna inicial y bajo las estrellas del pleno anochecer sin tener que pensar para nada en el pecado de las tildes peyorativas, de los acentos amenazadores, de las interrogaciones que hacen dudar, de las admiraciones que hacen caer en la soberbia. Prometo, y lo voy a conseguir, escribir... escribir... escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor de los puntos suspensivos en los que colocar todas nuestras ilusiones, todas nuestras esperanzas, todos nuestros sueños, todo nuestro nuevo amanecer una vez que hemos despertado del insomnio de esta sociedad perdida en medio del desconcierto, de la inicuidad, de ese trastorno mental y sexual en que se han convertido muchos y muchas por querer demostrar que son libertarios. No. No intento ser libertario ni hablar de los libertarios. Intento solamente hablar de la LIBERTAD con L grande de Linaje; con I grande de Igualdad; con B grande de Belleza; con E grande de Esperanza; con R grande de Romance; con T grande de Transcendencia; con A grande de Arrobamiento y con D grande de Destino. Prometo escribir sobre tu piel un texto largo y denso sobre el amor para demostrar a los que solamente son polluelos desplumados a la hora de hacer el amor, que no se necesitan alharacas fantasmales para ser, para existir y para amar siendo y existiendo. Para demostrar a esos que se creen dueños del libertarismo que sus ideales no son mis ideales ni que sus ideas son mis ideas. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto sobre el amor sin tildes fronterizas, sin acentos con barreras, sin interrogaciones con dudas, sin admiraciones con soberbia... para demostrar que en los puntos suspensivos de cada amanecer, de cada atardecer y de cada anochecer puede erradicar el verdadero arte de saber amar. Prometo escribir sobre tu piel un largo y denso texto que vaya lejos, muy lejos de la pantalla y se escape de ella para dejar claro, sin tapujo alguno, que no es amor el amar con las mentiras, los engaños y toda esa parafernalia de cruces raros y trasnochados que se confunden, prorque les interesa confudirlos, con la verdadera bohemia amorosa. Estoy seguro de poder conseguir un largo y denso texto sobre el amor que se vive entre un cuerpo masculino y un cuerpo femenino para derrotar a las parejas que no lo son. Basta y sobra con poner un poco de alma para demostrar que Dios tiene la Verdad, que la Naturaleza tiene la Verdad, que Jesucristo es la Verdad y que no es necesario ser un santo ni una santa para poder amar dentro de las proyecciones dimensionales y el proyecto diseñado por el Ser Supremo. Prometo, y ya lo he conseguido, escribir sobre tu piel un largo y denso texto donde acumular toda mi franqueza para deribar el engaño de los que visten de lujo o visten de muerte... porque el verdadero amor es la Vida en pleno sentido NATURAL con N grande de Nacimiento; con A grande de Agradecimiento; con T grande de Tratamiento; con U grande de Ungimiento; con R grande de Robustecimiento; con A grande de Adelantamiento y con L grande de Lanzamiento. Y es que el amor verdadero, el liberado, el de la Verdad, el de un hobmre solo con una sola mujer, es el nacimiento de un beso en el ama, el agradecimiento de un beso en los labios, el tratamiento de un beso con virilidad, el ungimiento de un beso sin pecado, el robustecimiento de un beso con ardor, el adelantamiento de un beso prematuro y el lanzamiento de un beso sin final. Final. El amor verdadero ni se cambia ni se compra ni se vende ni se mancilla. El amor verdadero es siempre un Principo con P del Poder de Dios. Y yo, al igual que sucede contigo en lo femenino, soy un Cristiano masculino con C grande de Compromiso. - Es la declaración amorosa más emotiva y sincera que jamás he escuchado yo. Y ahora el beso en la boca sí que fue algo así como infinito mientras que el camarero esperó a que finalizase del todo... - Ya tiene usted servidos los dos desayunos, joven. - Me cuesta que me llamen de usted. - Es por pura educación. - Prefiero que me llame solamente Adán si no le importa. El camarero se encogió de hombros y desapareció no sin antes haber echado una larga mirada al bello rostro de Eva. - Eva... vamos a desayunar antes de que se nos enfríe demasiado. - ¿Podemos jugar, mientras desayunamos, a las entrevistas? - ¿Qué juego es ese? - Yo pregunto y tú respondes. - Está bien. Juguemos. Por un momento puede ser divertido mientras desayunamos. - ¿Qué te propones? - Descubrir un asunto muy complicado. - ¿Puedes hacer una aproximación al tema? - ¡Jajajá! ¡Vaya pregunta! - ¡Contesta, por favor! - Supongamos que yo soy Supermán y quiero resolver cierto conflicto. - ¿Qué clase de conflicto? - Todavía no sé bien cómo llamarlo, pero me parece que algo se está tramando alrededor de ti y de mí. - Si estás seguro de ello, ¿por qué hemos venidos los dos a Las Vegas? - Porque si la montaña no se acerca a nosotros nosotros nos acercamos a la montaña. - ¡Jajajá! ¡Responde en serio, Adán! - Porque estoy interesado en saber qué clase de promotor teatral y descubridor de jóvenes talentos del Arte es ese tal "The Sex Gun". - ¿No te gusta ese tipo? - Me parece que no. - ¿No crees que hasta ahora nos ha ido muy bien con él? - No creo que para lanzarnos al estrellato tengamos que representar quince veces seguidas una obra titulada "Adán y Eva" sin que nos hayan presentado ninguna clase de guión. - ¿Estás seguro de que hay algo oculto en todo esto? - Estoy acostumbrado a las sorpresas pero esto es algo distinto. - ¿Cuál es la clave de este follón? - ¡Por ahí van los tiros! - ¡Jajajá! ¿Qué estás insinuando? - Que hay mucho follón por medio. - ¿Y eso es políticamente incorrecto? - Lo que quiero decir es que eso es moralmente incorrecto. De lo político paso del todo. - ¿Te arrepientes de haber venido conmigo? - No. Nunca. Jamás. Busco que tú alcances todo lo que deseas alcanzar y estoy seguro de que sigues ansiando tener una prueba con ese tal Paul Anski. - ¿Crees que sigo interesada en eso? - Por lo menos te sigue intrigando y toda intriga contiene interés y es interesante. - ¿No te parece absurdo lo que quiere de nosotros ese tal Sidney Vic Stones? - A estas alturas del juego ya nada me parece absurdo. - ¿Tal vez te parece injusto? - ¡Eso sí! Me parece que es algo injusto que tengamos que hacer hasta quince pruebas seguidas para demostrar si valemos o no valemos. - ¿Qué te parece el público que no vas a ver debutar en el teatro? - Una panda de gilitontos todos ellos y una pandilla de gilipuertas todas ellas. - ¡Jajajá! ¿Estás hablando de broma o estás hablando en serio? - Entre lo cómico y lo trágico vivimos de drama en drama. - ¡Se acabó el desayuno! ¿Nos damos una pequeña vuelta por la ciudad? - Las Vegas es demasiado grande para una pequeña vuelta. - Digo una vuelta en moto. - Yo no sé conducir ni un triciclo. - ¡Jajajá! Pero yo sí que tengo bastante experiencia ya acumulada a pesar de tener solamente 18 años de edad. - ¿Y de dónde sacamos la moto? - Hace ya un rato, cuando estábamos jugando a las entrevistas, que he observado aquella que está aparcada en la acera de enfrente y que está tan deteriorada que sólo sirve para regalársela a un chatarrero. - ¿Se puede saber qué quieres hacer ahora? - ¡Vamos a por ella, Adán! - Pero tendrá dueño... - Sí. Ya lo he visto. Es aquel tipo tan pésimamente vestido que está a su lado. - Está bien; pero no hagas ninguna locura. Salieron de Ayala's, cruzaron la calle y se dirigieron al hombre tan pésimamente vestido... - ¡Oye, tío! ¡Te pago mil dólares por este cacharro! El hombre se sintió inmediatamente interesado. - ¡Fantástico! ¡La iba a regalar a un chatarrero! Eva pagó los mil dólares al desarrapado personaje, montó en la moto e indicó a Adán que montara tras ella. - ¡Agárrate que vienen curvas, Adán! ¡Voy a arrancar y va a comenzar una carrera loca! Con un ruído estrepitoso, que hizo girar la cabeza a todos los transéuntes, Eva hizo que la moto arrancara. - Que sea lo que Dios quiera... - ¡No tengas miedo, Adán! ¡Soy una verdadera experta manejando motos! Mientras recorrían la ciudad a la máxima velocidad permitida, iban charlando en voz alta. - ¿Qué te parece Las Vegas, Adán? - ¡A mí me resulta apasionante; sobre todo porque voy abrazado a ti! - ¡Jajajá! ¡Me refiero a la ciudad! - ¡No está mal del todo! ¡Hay buenos rollos por aquí! - ¿Qué estás pensando? - ¡Se me ocurre una gran idea, Eva! ¿Por qué no buscamos una bolera para echar unas partiditas entre tú y yo? - ¡Si te dejas ganar! - ¡Te prometo que me dejaré ganar aunque sea la primera vez que lo hago! - ¿Es que es la primera vez que vas a jugar en una bolera como Dios manda? - ¡Eso he dicho! - ¡Jajajá! ¡Entonces no te dejes ganar, por favor! - ¡Mira! ¡Ahí tenemos el Brooklyn Bowl! ¿Te sigue apeteciendo lo de las partiditas, Eva? - ¡Ahora soy yo la que digo que sea lo que Dios quiera! - ¡Jajajá! ¡Que Dios reparta suerte, Eva! Como era un día festivo, el Brooklyn Bowl de Las Vegas estaba muy concurrido; pero aún quedaba una pista libre. Pidieron un par de granizados de limón, se dirigieron a la pista después de pagar el coste de su uso por una hora y se sentaron tranquilamente. Era la pista número 8 e, inmediatamente, se les acercó un joven de unos 24 años de edad que se había quedado boquiabierto al ver a Eva. - ¿Es la primera vez que venís aquí, forasteros? - Vaya, Eva, este tipo se las dá de vaquero. - Retiro lo de forasteros pero estoy seguro de que no habéis jugado jamás a los bolos en lugares profesionales. - Eso sí es cierto. Deja de mirarla tanto a ella y dime qué es lo que quieres. - Perdonad que me presente. Soy un jugador profesional de bolos y mi nombre completo es Ferdinand Alphonse Brown Thorny. Soy paracaidista pero también juego como profesional en todas las boleras de Estados Unidos. - ¿Tantas cosas sabes hacer, tío? ¿Eres también andinista por casualidad? - Esto... no... - Llámame Adán. - Esto... me mareo con las alturas... - ¿Entonces cómo es que dices que eres paracaidista? - Esto... sí... pero soy el que se dedica a limpiar las letrinas... - Está bien eso de ser tan limpio. ¿Qué quieres de nosotros? - Poder ser amigo. El llamado Ferdinand Alphonse tendió la mano a Joseph y éste se la estrechó no por amistad sino por cortesía. - Si quieres saludarla a ella nada de tocarla. ¿Entendido? - Pero si sólo voy a darle la mano... - ¡Nada de tocarla ni la mano! Si quieres saludarla haz una inclinación de cabeza porque es toda una verdadera princesa. - ¿Es tu novia? - Supongamos que sí. - ¿Y cómo has conseguido ligar con una princesa? - Supongamos que ha sido gracias a la bruja Ann Mary Rebowl Gnashes, conocida como "The Trottingconvents", pero haciéndome un gran favor por equivocación. -¿Por equivocación? - Sí. Me parece que al querer echarme el mal de ojo resultó que se equivocó y se echó ella misma el mal de ajo. Norah Tatiana no pudo aguantarse la risa. - ¡Jajajá! ¿Cómo se equivocó tanto, Adán? - Es que de ojo a ajo hay muy poca diferencia... El metomentodo de Ferdinand Alphonse quedó como encantado al escuchar la atractiva risa de Eva y quiso seguir estando allí presente... - Me parece, Adán, que no sabes jugar... - ¿A los bolos o a las bolas? - ¿Eres bueno jugando a las bolas? - Sí. Soy muy bueno jugando con las bolas... pero en cuanto a los bolos... creo que no soy tan boludo como tú... Norah Tatiana soltó otra carcajada que encantó todavía más al metomentodo Ferdinand Alphonse Brown Thorny. - No te enfades con ella, tío... pero yo la quiero así distinta porque es sincera... - Esto... yo... ¿quieres que te enseñe cómo jugar a los bolos? -¡Muy bien, Brown Thorny, y de paso me enseñas a saber cómo seguir ligando con ella! A lo mejor estoy ante un gran experto en ligues pero lo dudo y permite que lo dude por no afirmarlo del todo aunque es muy probable que sea cierto. Ferdinand Alphonse, sin entender nada ni darse cuenta de que Joseph le estaba diciendo, de manera indirecta, que se largara de allí con viento fresco, se sintió importante... - ¡Es muy fácil! Lo primero que hay que hacer es escoger la bola adecuada... - Por favor, no te confundas de bola y vayas a coger la del vecino de la pista número 7. Norah Tatiana siguió riendo sin parar... - ¡Jajajá! Ferdinand Alphonse, picado en su amor propio por el chiste de Joseph, escogió la bola que más oportuna creía que era y tomó una cierta distancia para hacer una carrerita moviendo escandalosamente el trasero. Ahora quien no aguantó la risa fue Joseph. - ¡Jajajá! ¿Para ser todo un profesional hay que mover tanto el trasero? Ferdinand Alphonse se sintió molesto... - ¡No me interrumpas, por favor, que me haces fallar! - ¿He entendido fallar? - ¡Jajajá! ¡Por favor, Adán, no lo digas que se lo va a creer demasiado! - Está bien, Eva. Vamos a ver cómo repite la secuencia. Ferdinand Alphonse volvió a tomar la distancia adecuada y volvió a hacer otra carrerita moviendo escandalosamente el trasero. - ¿De verdad que es así cómo se mueven los profesionales de las boleras? - ¡Por favor, no me interrumpas! - Pero es que mueves demasiado el trasero, tío. Parce más bien cosa de mariquitas que de boleristas. - ¡Ahora me va a tocar repetirlo por tercera vez! Por tercera vez Ferdinand Alphonse tomó la distancia acecuada, hizo una carrerita moviendo escandalosamete el trasero y lanzó la bola con tan mala fortuna que se le fue por el lateral derecho sin derribar ni un solo bolo. - ¿Pero no eres un verdadero profesional, tío? - Es que me has puesto nervioso. ¿Por qué no lo haces tú si crees que eres mejor que yo? ¡Me apuesto cien dólares a que no derribas ni cuatro! - Acepto la apuesta. A lo mejor soy peor que tú pero no necesito mover el trasero para nada. Joseph se levantó y se dirigió hacia el montón de bolas escogiendo la primera que tuvo a su alcance... -Yo mientras tanto le explico a tu princesa cosas de bolas. - ¡Espera, espera, tío! ¡A mí el único que me gusta que me explique cosas de bolas es mi Adán así que quédate sentadito, ponte tranquilito y relájate sobre todo el traserito porque yo me voy a ver cómo lo hace mi chaval! Mientras Eva se situó de pie antre la pista, dejando al sospechoso Ferdinand Alphonse totalmente cortado y corrido de vergïenza recorriendo con la lengua toda su dentadura por ver si le faltaba algún diente o alguna muela y que era una costumbre bastante ridícula por cierto porque le hacía hacer gestos de monicaco, Adán lanzó la bola y cerró los ojos. - ¡Pleno, campeón! ¡Has derribado todos los bolos con la primera tirada y de paso me has hecho ganar cien pavos más! Ferdinand Alphonse quiso escurrir el bulto. - ¡Eh, eh, pajarraco carnicero! ¡No me seas buitre y antes de irte suéltame esos cien pavos que te acabo de ganar o te rompo el trasero de una sola patada a seguir! ¿Sabes lo que es una patada a seguir como se hace en el fútbol americano? Ferdinand Alphonse, volviendo a pasarse la lengua por toda su dentadura para comprobar que no le faltaba ningún diente ni ninguna muela, temblando de miedo y sudando a chorros por si a Adán se le escapaba la patada, se regresó, sacó los cien dólares y se los entregó a éste, quien los cogió con una amplia sonrisa que al metomentodo sirvió para tenerle más envidia todavía. - ¡Toma Eva! ¡Cien más para el bote! Y ahora, libre ya de tipos raritos, vamos a jugar nuestras partidas. Fedinand Alphonse, más rojo que una sandía y rebosando envidia por todos sus poros, desapareció de la bolera. - ¿Le ibas a dar de verdad la patada en el trasero? - Pues sí. Si no me pagaba lo que me debía se la iba a dar con todo gusto. - Parece ser que le gusta mover demasiado el trasero... - Supongo que será propio de profesionales... - ¿De los de la acera de enfrente? - ¡Jajajá! Debe ser que aquí se entrenan para tener sus traseros calientes a la hora de la gran verdad. - ¡Jajajá! ¡No me hagas más de reír y juguemos nuestras partidas! Pasó rápidamente una hora entretenidos como niños con lo de lanzar bolas y derribar bolos entre chistes, bromas y risas sin final. - ¿Te apetece que vayamos al Casino del Caesars Palace, Eva? - No. Porque luego nos convertimos en ludópatas y es una enfermedad casi incurable como le sucedió a un amigo mío apellidado Aragonese Redwhitey de cuyo nombre ya no me acuerdo pero creo que era entenador de atléticos corredores de marcha olímpica. - Jejeje. Está bien. No vayamos al Casino. ¿Te apetece ver una buena película de cine? - ¡Eso sí que me encanta! - ¿Te apetece ver "La mujer de rojo" que me parece que la están reponiendo? - ¿"La mujer de rojo" de Gene Wilder? - ¿Es que ya la has visto? - Sí. Dos veces. Pero no me importa verla de nuevo si es contigo. - Vamos a un quiosco a comprar "Prensa Latina" que seguro que publican la cartelera cinematográfica. Así hicieron y así fue cómo descubrieron que la estaban reponiendo en la Sala número 2 del Regal Cinemas Village. Pero nignuno de los dos se enteró de la película porque se pasaron, en medio de la oscuridad de la sala, todo el tiempo acariciándose, abrazándose y besánndose sin parar y sin pedir a nadie permiso para hacerlo porque se sentían totalmente liberados. - ¿Te ha gustado, Eva? - Mucho. No me importaría repetir. - Se nos está haciendo ya un poco tarde pero podemos terminar el día, antes de acudir a la cita con ese tal Sidney Vic Stones, en una discoteca. Sólo una hora nada más. - Está bien, Adán, pero procura estar más tranquilo y, además, antes de ir a la discoteca pasemos por una boutique de ropa de lujo para cambiar nuestras vestimentas. - Pero si vamos muy bien vestidos... - Pero yo quiero ir más juvenil y tú también. - De acuerdo. Una vez más gana el instinto femenino. Siempre viajando por las calles con la moto, Norah Tatiana llegó al Spa Boutique del Mandarin Oriental Hotel, en el 3752 de Las Vegas Boulevard South, y los dos se entretuvieron en buscar ropa nueva. Al salir, ella con minifalda y un suéter ajustado a su escultural cuerpo era todavía incluso más apetecible que nunca; mientras que él decidió seguir usando un vaquero de color negro y un jersey de color blanco. Además de ser jóvenes se sentían profundamente juveniles y siguieron, con la moto, en busca de una lujosa discoteca donde pasar una hora agradable bailando y conversando de cosas sólo importantes para ellos. - ¡Mira, Eva! ¿Qué te parece ésta? - ¿La "Krave Massive"?. ¡Cómo mola la entrada, Adán! - ¿Tu instinto femenino te indica que mola de verdad? - A primera vista, sí. - Pues vamos para adentro, Eva. Dejaron aparcada la moto y entraron en la discoteca "Krave Massive", de la Freemont Street, sin preocuparse, para nada, del ambiente que les rodeaba. Eligieron una mesa y comenzaron a bailar, con sus dos cuerpos tan juntos que parecían una sola persona, durante diez minutos sin pensar en nada ni en nadie. Solamente eran ellos dos y sólo les importaban ellos dos. Todo lo demás no existía para ellos. Otra vez se encontraban profundamente inmersos en su propio mundo y no existía ningún otro mundo para dar rienda suelta a sus sentimientos. Mientras bailaban tan unidos, Joseph le musitaba sentimientos a Norah Tatiana. - Eres tú el azul cariño que inundas mi pensamiento y haces que viva este instante más allá de cualquier lamento. Por ti vivo, por ti muero, por ti siento un infinito afán de frontera abierta que me lleva al convencimiento de saber que eres la fuente viva donde yo bebo sediento. Y en el azul cariño de tu aliento mi corazón se abre a la ternura en la suave noche de tu acento. - Nunca me imaginé que bailar pegada a un hombre podía ser tan bonito... - Te quiero verde y roja y amarilla y azul y violeta y arco iris... te quiero como a la diosa Isis vestida de color y de semilla. Te quiero como a la pluma blanca del ave ibis alejada de todos los inris y con vida profunda y sin mancilla. Te quiero felizmente vestida del desnudo color que es la vida al fluido candor de tu presencia. Y que toda tú seas resumida en la múltiple canción por todos los colores de tu esencia. - Entonces... ¿he acertado del todo?... - Parece realmente imposible pero estás más sexy que nunca. No me imaginé que tuvieses tanta belleza que me desborda hasta el infinito. - Me estás poniendo a tope, Adán... ¿podemos descansar unos minutos?... - Yo también lo necesito. Se me nota demasiado que también estoy a tope. - ¡Jajajá! Él paró de bailar y, llevándola de la mano, se sentaron los dos juntos y abrazados, en sus respectivos asientos, mientras comenzaban a beber sus cócteles sin alcohol. - Si no existieses, yo te inventaría tal como eres, Eva. - ¿Tanto te gusto? - Cada segundo a tu lado es un milenio de felicidad... así que vivir casado contigo debe ser la eternidad... Ella no le dejó continuar y se dedicaron a besarse... hasta que una voz áspera, ronca, como de hombre asmático, les interrumpió la fiesta de su propio mundo y les hizo volver al mundo real; a ese mundo donde ellos ya habían decidido no pertenecer. - ¡Hola, parejita! ¿Lo estáis pasando bien? Entonces los dos miraron hacia la persona que les acababa de dirigir la palabra y vieron, con enorme sorpresa, que se trataba de una mujer ya cicuentona, feísima hasta más no poder, con el cabello casi rapado al cero y unos brazos más musculosos que los de un levantador de pesas profesional. Entonces a Joseph Gold Road Saint Vincent, mientras Norah Tatiana Towers Decastle estaba como aterrorizada ante aquél horroroso esperpento de lo que parecía ser una mujer echando mucha imaginación al asunto, recordó la famosa frase de Diógenes y la adaptó al momento... - Perdone magna señora, pero sólo le pido que se aparte de mi vista porque me está quitando la luz. La otra hizo como que no le había oído y comenzó a mirar descaradamente a Eva, hasta que volvió a intervenir Adán... - Perdone magna señora, pero mi chavala no tiene monos en la cara y usted, sin embargo, sí que está del todo mona. ¿Por qué no se busca un mono de los muchos que hay por aquí y se empareja con él y nos deja ya en paz? La otra se encaró con él... - ¿Estás casado con este bombón de chavala? - ¿Qué puede suceder si le digo que sí? - Que podemos entrar en tratos de negocios. - ¿Se refiere a fundar una agencia matrimonial para gentes desesperadas? - ¿Por qué se te ocurre tal absurdo? - Porque, a parte de verla muy mona, la veo también muy desesperada. La otra ahora comenzó a enfadarse... - ¡Escucha, mocoso! ¡Yo soy la gran Martina Navalinden Czech! ¿Has oído alguna vez hablar de mí? - Pues lo siento pero no. Será usted todo lo magna que sea pero no recuerdo haberla visto en ningún lado ni tampoco recuerdo a nadie que me haya hablado de usted. ¿Me puede explicar qué clase de negocio me propone? - ¿Estáis casados o no estáis casados? - Somos una pareja de hombre con mujer. Lo demás no me interesa tener que demostrarlo. - ¡Voy a ser todo lo directa que mi deseo está deseando! ¿Cuánto quieres por ella? - ¿Me está usted ofreciendo dinero por vendérsela? - ¡A eso mismo me estoy refiriendo! - ¿Y para qué la quiere usted, magna señora? - Para hacer pareja con ella... -¡Ah, ya caigo! Usted es lesbiana. Al oír eso, Eva se puso atenta... - ¿Me puedes decir cuál es su precio? ¡Tengo lo suficiente para que hagas un buen negocio muy rentable! - ¿Y si le digo que esta chavala es intransferible? - No creo que sea cierto. A mí me ha encantado desde que la he visto entrar a esta discoteca y me he propuesto hacerla mía; así que pon el precio que más se te antoje. - ¿Es un antojo suyo o es que le gusta de verdad? - ¡Es que estoy empezando a soñar con echar un polvo con ella! - Povo eres y en polvo te has de convertir, magna señora. ¡No hay trato! Martina se dirigió ahora, totalmente enfadada con Joseph, directamente a Norah Tatiana... - ¿Es que tú eres de esas que sólo son objetos en manos de cerdos machistas? - Usted puede pensar lo que quiera pero me apetece ser el descanso del guerrero. - ¿Tan machista es este tipo? - Diga mejor tan hombre es este chaval. - ¿Y no te da vergüenza ser su esclava sexual? - ¿Quién le dice a usted que no soy yo la domadora y él el león que tengo amaestrado? - ¡Jajajá! ¡Esa respuesta sí que me ha gustado! Así que te hago ahora directamente la propuesta a ti sin tener para nada en cuenta a él. ¡Sé que vas a aceptar! - Cuente, cuente. - ¿Cuánto quieres por ser mía? - ¿Es una manía? - ¡Es una necesidad! ¡Estoy enamorada hasta los huesos de ti desde que entraste a esta discoteca! - ¿Tiene algo de raro esta discoteca? - ¿Es que no sabes que es la más famosa del mundo para los gays y las lesbianas? - Me parece que está usted un poco mal informada, doña Martina. - ¿Cómo voy a estar mal informada si soy "La Reinona del Krave Massive"? - No me refiero a usted sino a mi persona. Está usted muy mal informada en cuanto a mi persona se refiere y, por eso, no sabe nada de mi personalidad. ¿Ha estado usted viendo de qué manera he bailado con él? - ¡No te he quitado los ojos de encima ni tan siquiera una décima de segundo! ¿Cómo permites que un machista baile tan pegado a ti todo el tiempo que a él le da la gana? - Digamos simplemente que porque es mi pareja. - ¿Quieres decir que tienes tan poca dignidad que te dejas conquistar por un machista sin escrúpulos? - ¡Vaya manía que tiene usted con llamarle machista! ¿No será que usted es tan feminista que se ha convertido en lesbiana en lugar de ser una mujer normal? - ¡No hablemos con él para nada! ¡Yo con quien quiero follar es contigo y no con él ni con ningún hombre sean o no sean machistas! - Ahora me parece usted más sincera, doña Martina. Es posible que me esté contando la verdad. - ¡Es totalmente cierto que quiero follar contigo y que seas mía para siempre! ¡Tengo todo lo que quieras para regalártelo a cambio! - Me gusta que sea tan sincera conmigo y, por eso mismo, yo voy a ser totalmente sincera con usted. ¡No me gustan las brujas! - ¡Zorrra! ¿Con cuántas hembras has estado ya en la cama? - Solamente tengo 18 años de edad y no he tenido jamás relaciones sexuales con ningún hombre ni con ninguna mujer pero si tuviese que empezar a tener relaciones sexuales con una mujer desde luego que la elegiría, joven, guapísima y sexy y no un adefesio como usted que sólo es una bruja y, además, vieja y tan feísima que tira de espaldas hasta a un orangután. ¡Váyase a freir monos, ya que es usted tan mona, y déjeme en paz para seguir gozando con él! ¿Se ha enterado bien, marimacho? - ¡Furcia! Norah Tatiana no aguantó por más tiempo los insultos de Martina, se levantó como un rayo del asiento y le dio tal bofetada con su mano izquierda que, además de escucharse en muchos metros a la redonda, derribó al suelo a la lesbiana Matina Navalinden Czech que quedó totalmente conmocionada. - ¡Levántese cuando pueda que ya tengo preparada la derecha! Joseph se levantó rápìdamente y sujetó por la cintura a Norah Tatiana. - Basta, Eva, basta. No perdamos los nervios. Lo mejor es que nos vayamos de aquí y olvidemos que hemos estado en este antro de maricones y mariconas. En aquel momento se desató un tremendo alboroto al fondo de la sala de baile. Era una discusión violenta, por culpa de los celos, entre dos homosexuales. Los insultos eran cada vez más elevados hasta que uno de ellos, de cabello totalmente moreno, sacó un puñal y lo hundió en el estómago del otro que era de cabello rubio platino. - ¡Vámonos, Eva, vámonos ya! ¡Dentro de unos minutos esto va a ser un avispero lleno de policías por todas partes! ¡No nos interesa, para nada, que nos detengan en este momento! - Sí, Adán. Vámonos y olvidemos para siempre al "Krave Massive". Siempre él abriendo paso apartando a los que intentaban detenerles, consiguieron llegar a la puerta después de que Adán derribó hasta un total de 12 rivales que deseaban que Eva no abandonara el local para seguir gozando con tan sólo mirarla, salieron, buscaron la moto y se pusieron rápidamente en marcha con dirección al "Caesars Palace Hotel". - ¡No corras tanto, Eva, porque llegamos a tiempo! -¡Es que prefiero huir cuánto antes de esta barriada! Sonaban las doce de la noche en el reloj de una cercana iglesia cuando se encontraron ya, en el hall del hotel, frente a frente con Sidney Vic Stones. - ¡Cómo en el cuento de Cenicienta, señor Vic! Se lo prometí y he cumplido con mi promesa. - ¿Habéis cenado? - No hemos podido hacerlo porque Cenicienta y su Príncipe Azul estaban bailando. - ¡No comiences con tus ironías, Adán... porque ni las entiendo ni quiero saber lo que significan! ¡Cenemos los tres juntos! - Juntos pero no arrejuntados, señor Vic, y usted me parece que ya comprende lo que le estoy diciendo. - De acuerdo, Adán. Tú eres, de momento, la pareja de Eva así que te sentarás junto a ella y yo frente a vosotros. Pero ya te advierto que eres su pareja sólo de momento. - Me parece que no me está gustando mucho lo que insinúa... - Tienes que aprender que sois actores y actrices y que los cambios de parejas son continuos en los papeles que tenéis que interpretar, porque es normal en este mundillo si queréis llegar a lo máximo. - ¿Y qué es lo máximo, señor Vic? - Para ti no sé lo que será pero estoy seguro de que para Eva significa triunfar del todo. - Permita que tenga yo algo que decir, señor Vic... - Adelante, Eva, tú también puedes tener opinión propia. - Gracias por su gentileza, señor Vic. Pero lo máximo para mí es tener solamente una pareja fija desde el principio y para siempre. - Sabes que en el Arte eso no puede ser así si quieres llegar a la cima del estrellato. - ¡No me interesan los follones, señor Vic! Y también yo opino, al igual que Adán, que usted sabe a lo que me estoy refiriendo. - Ya hablaremos de todo esto cuando llegue la ocasión. Ahora cenemos aquí mismo rápidamente proque luego tenéis que dormir unas pocas horas ya que vuestra representación está programada para las 5 de la madrugada. - ¿Seguimos sin tener un guión de "Adán y Eva"? - Te repito una vez más, Adán, que tendréis que improvisar. Sólo tenéis que saber que seréis Adán y Eva mucho antes de morder la manzana. Eva miró a los ojos de Adán pero guardó silencio... - Comprendido del todo, señor don Sidney Vic Stones. - ¿Algo más os interesa conocer? - Solamente algo muy personal, señor Vic. Además de que le pusieron Sidney por los de Sid Vicious... ¿es usted un fanático seguidor y hasta un amigo personal de majestades satánicas? - Cómo has podido adivinar eso? - Escuche, señor Vic Stones, sólo son intuiciones nada más... pero como usted tanto va pregonando... ya hablaremos de todo esto cuando llegue la ocasión... Sidney Vic Stones prefirió también guardar silencio y los tres cenaron, Eva al lado de Adán y Sidney frente a la pareja, completamente concentrados en sus diversos pensamientos pero sin decir palabra alguna hasta que llegó el final de la cena. - Binn, parejita. Muy bien. Hasta ahora todo va perfecto. Llegó el momento de irnos a dormir o a descansar unas horas, así que tengo ya dos habitaciones preparadas para eso. En una de ella dormirás tú solo, Adán, y en la otra dormiremos Eva y yo. - ¿Cómo es eso, señor Vic? Explíquemelo para poder entenderlo. - Nada de celos entre nosotros, Adán. Cada habitación es de dos camas. Si ordeno que Eva duerma en mi habitación es para que tú no caigas en la tentación de dormir con ella. - ¡Ayvá! ¡Ahora resulta que usted ya no es solamente su padre espiritual sino que también se ha convertido en su padre jesuita para darme a mí clases y lecciones de moralismos aplicados al tema de lo sexual! - ¡Puedes ironizar todo lo que quieras pero Eva duerme esta noche conmigo... esto... no... quiero decir en mi habitación... - ¿Qué le pasa, Sidney? - ¡Que tú tiene la fea costumbre de ponerme nervioso! - ¿Puedo volver a tener opinión propia otra vez, señor Vic? - ¡Claro que puedes! ¡Quítale ya de la cabeza a Adán su obsesión de estar contigo siempre! - ¡Que fea costumbre tienen los hombres y mujeres que estoy últimamente conociendo para querer dormir a solas conmigo! ¡Nada de nada y de nada, señor Vic! ¡Esta noche dormiré con Adán... esto... no... quiero decir en la habitación de Adán... -¿Qué te pasa, Eva? - ¡Que también Adán me pone nerviosa a mí y no puedo remediarlo! - ¡Tomemos un solución salomónica! ¡Ni para Adán ni para mi! ¡Pido otra habitación solamente para ti y todos quedamos empatados y contentos! - No puede ser. Hay algo que usted debe saber sobre mi personalidad. ¡No puedo dormir sola porque me da mucho miedo la oscuridad! - Eso es fácil de solucionar. ¡Duerme con la luz encendida! - No puede ser. Hay otra cosa que debe saber usted sobre mi personalidad. ¡No puedo dormir sola porque me dan miedo los fantasmas! Sidney Vic Stones se tiró fuertemente de los cabellos, peinados a lo Almodóvar, por culpa de los nervios. - Se va usted a quedar calvo antes de tiempo, señor Almodóvar... esto no... quise decir señor Vic... vaya pelos que se le han puesto... parece usted una coliflor a punto de ser desflorada, señor Almodóvar... esto no... quise decir señor Vic... - ¡Cállate ya, Adán, y llevátela tú a tu cama... esto... no... quiero decir que te la lleves tú a tu habitación! Terminada ya la discusión, Sideny Vic Stones se fue a su habitación número 1 mientras que Adán y Eva se fueron a su habitación número 56 y comenzaron a desvestirse hasta quedarse sólo con ropa interior. Cada uno se metió en su cama y Adán apagó la luz. - ¡Que tengas felices sueños, Eva! - Adán... - ¿Qué sucede ahora, Eva? - No puedo soñar... - ¿Por qué no puedes soñar? - Porque tengo mucho frío y el frío me impide soñar. - ¿Y qué puedo hacer yo para evitarlo? - ¿Me dejas dormir contigo? -¿Quieres decir en la misma cama los dos? - Creo que hablamos el mismo idioma... Adán tragó saliva antes de contestar... - Sí... sí... sí... - ¿Puedo o no puedo? Adán pudo por fin reaccionar. - ¡Claro que puedes y además creo que esa es la mejor solución de todas! - Pero... ¿te vas a portar bien?... - Te lo prometo. Lo haré lo mejor que pueda. - ¡Jajajá! ¡Espero que resistas lo suficiente! - ¡No soy de piedra, Eva, pero puedo resistir hasta lo increíble! - Vamos a ver si es cierto... Eva salió de su cama y se metió en la cama de Adán y la luz del alba les sorprendió tan abrazados como desde el primer momento que ella se metió en la cama de él sin haber hecho otra cosa más que dormir profundamente y soñar... soñar mucho... los dos...
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