Sentencia de muerte
Publicado en Mar 05, 2009
Sentencia de Muerte
Lo habían condenado a muerte. Sin embargo su única culpa había sido ser extranjero en un país lejano. Repetía habitualmente "ningún hombre encuentra refugio más sagrado que su patria". A pesar de ello, el espíritu de aventura lo había movilizado y se abandonó a un viaje sin rumbo. Y allí estaba ahora, a punto de morir, solo, sin paradero, sin identidad. La plaza pública estaba colmada. En el pueblo nadie quería perderse espectáculo de tal magnitud. Sonó la campana. El verdugo se acercó con la cara cubierta. Qué gran paradoja, ni siquiera conocería el rostro de quien se encargaría de despojarle la vida. Secundaba al verdugo un sacerdote, el cual, con mirada compasiva y aliento fraternal le profirió: - Lo invito a decir sus últimas palabras, si es que así lo desea. El prisionero miró en torno a la plaza, se incorporó toscamente y exclamó: - Ojalá muera pronto, y así volveré a renacer en mí mismo (o en cualquier otro), y tendré la posibilidad de ser un niño otra vez.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|