Seres peligrosos (Novela y Guin Literario Cine) -Captulo 11-
Publicado en Jan 25, 2015
Eran las 2.40 a.m. de la madrugada en Las Vegas, cuando el capitán Jon Richards Bach se levantó del sofá y se dirigió hacia Maximilian Pam Pulov.
- Oiga, Don Maximilian, ¿tiene algún ejemplar de "Prensa Latina"? - Si, señor capitán, pero tengo que advertirle que es de ayer. - No importa. Sólo lo quiero para rellenar el crucigrama mientras espero que comience la fiesta sin aburrirme demasiado. El Jefe de Recepción del Caesars Palace Hotel buscó el periódico "Prensa Latina" y se lo entregó al capitán de la policía de Amarillo quien, cogiéndolo de manera displicente, volvió a dirigirse a Maximilian. - ¿Puede usted indicarme por dónde tengo que ir hasta la Sala Taormina? - En el panel de la Entrada la tiene usted bien señalada. Siga las indicaciones y no tendrá pérdida alguna. - Espero no perder... - Señor capitán, no está en el casino, sino que es una sala de actividades artísticas para el selecto público que acude. - Gracias, pero lo que yo quería decir es que espero no perder prestigio acudiendo a ella. - ¡Le hago saber que va a acudir el público más selecto de la muy alta sociedad del país y de extranjeros que se encuentran en nuestra ciudad! - Por eso mismo, Don Maximilian, por eso mismo es por lo que lo digo... El Jefe de Recepción se quedó perplejo, sin entender nada, mientras Jon se encaminó hasta la Sala y, llegado a la puerta, se encontró con el gorila de turno. - ¿Dónde va usted si se puede saber? La fiesta comienza dentro de un cuarto de hora y hasta que no sean las 2.55 no se abre al selectísimo público que entra solamente con Invitación Especial del muy elegantísimo y glamuroso Señor Don Sidney Vic Stones. - No se le olvide a usted añadir lo de "The Sex Gun" por favor y hágame el favor de abrirme el paso porque necesito un precalentamiento. - ¿Es usted un loco o un gamberro? - ¡Vaya por Dios! ¡Está visto que hoy todos se confunden conmigo! ¿Es esta la Invitación Especial a la que se refiere? - ¡Vamos a ver! ¡Deje que compruebe si es verdadera o es falsa! - ¿Tengo yo cara de falso? - Tiene usted cara de mentiroso. - ¿Se juega un buen café a que estoy diciendo la verdad? - Me juego el café. La sopresa fue mayúscula para el gorila de la puerta cuando, al introducir la invitación por la máquina identificativa, resultó ser verdadera. - ¿Y ahora qué tiene usted que decirme, señor gorila? - No me llamo señor gorila sino Richard Gallant Iza. - ¿Algún íntimo amiguito de "The Sux Gun"? - Esto... ejem... sí... claro... - ¿Entonces por qué me mira a mí tanto si yo no soy tan guapo? - Esto... ejem... sí... pero... - ¿Se puede saber qué le pasa? Vengo a ver el espectáculo y perdone por lo de culo pero no lo digo por su cara... - Esto... ejem... sí... es que... - ¿Es que cree usted que yo soy paleto del todo? - No... pero... no viste usted como los demás... - ¿Y no sabe usted lo de aunque los monos se vistan de seda monos se quedan? El gorila Richard Gallant Iza abrió la puerta y dejó pasar al capitán quien le recordó lo del café. - Como todavía faltan quince minutos para que comience todo este berenjenal, por favor no se olvide de traerme el café que nos hemos apostado. Que sea con dos bolsitas de azúcar porque hoy me siento muy dulce. Cierre usted otra vez la puerta con llave y así no tendrá el problema de que, mientras va a la cafetería a servirme lo que me he ganado sin trampa alguna, se le cuele algún rata de los muchos que van a venir esta inolvidable madrugada. - ¿Algún rata ha dicho usted? - He dicho algún rata y añado también alguna gatita por eso de los caprichos de algunas que usted conoce tanto gracias a su amistad con el guaperas de "The Sex Gun"... ¿o no es cierto, señor Richard Gallant Iza?... - Esto... sí... en seguida le sirvo... - Pues que esté bien caliente y, además acompañado de pasta, no gansa para no equivocarnos, sino pasta de morder... no vaya a pensar usted que yo soy un saca cuartos como toda esta gentuza que viene a las grandes veladas de Sidney... El gorila cerró la puerta con llave y se fue en busca del café; mientras que Jon buscó un lugar estratégico entre las butacas desde donde podía visualizar fácilmente tanto a los espectadores como a los artistas. Una vez sentado abrió el periódico, buscó el crucigrama y comenzó a rellenar con un bolígrafo que sacó del bolsillo interior izquierdo de su chaqueta. Miró su reloj... - Vamos a ver, me quedan diez minutos de tranquilidad así que debo ser rápido en esto de entrenar mis neuronas para que pase lo que tenga que pasar. ¿Causo una lesión? Lesiono. ¿Prenda impermeable? Ni idea. ¿Pareja? Par. ¿Postre dulce? Ni idea. ¿Vocales débiles? Ni idea. ¿Cuna de los Beatles? Liverpool. ¿Dí un aplauso? Aplaudí. ¿Acune? Meza. ¿Paladean? Ni idea. ¿Nacidos en Orihuela? Ni idea. ¿Hacer una rifa? Rifar. ¿Instiga? Ni idea. ¿Escucharía? Oiría. ¿Que no tiene olor? Inodoro. ¿Hará ruido? Sonará. ¿Descanse en paz? RIP. ¿Encontrarse en un lugar? Estar. ¿Proporciona asilo? Asila. ¿Realizo operaciones? Opero. ¿El uno en la baraja? As. ¿Simiente del nabo en plural? Nabinas. ¿Subían? Ascendían. ¿Atrevida? Osada. ¿Clientes? Parroquianos. ¿Manos grandes? Manoplas. ¿Sufijo de alcohol? Ol. ¿Ventila alguna cosa? Airea. ¿Hijo de Dédalo? Ícaro. ¿Hicieron al horno? Asaron. ¿Distraídas? Idas. ¿Reverso de moneda? Cruz. ¿Coloquialmente pandilla? Banda. ¿Reparado? Arreglado. ¿Su Alta Serenidad? SAR. ¿Preposición? Ni idea. ¿Aspiran? Desean. ¿Cólera? Ira. ¿Fieles? Ni idea. ¿Llena de huesos? Ososa. Una vez rápidamente rellenado al primer intento y como todavía faltaban dos minutos para las 2,55 se entretuvo en sumar aciertos y errores. - Veamos. De 46 he acertado en 38 y he fallado solamente en 8 y esto me da como resutado que, si fuese un examen de cultura general puntuando de 0 a 10, he obtenido una nota de 8'25 lo cual, para ser al primer intento, está pero que muy bien. ¡Fantástico! ¡Me encuentro fenomenal! ¡Ya tengo las neuronas a punto para aguantar todo lo que me venga encima! Terminó de razonar el capitán Jon Richards Bach cuando la puerta se abrió y apareció el gorila Richard Gallant Iza con el café y un hojaldre sobre la bandeja. - Muy bien. Comprendió usted muy bien lo que le quise decir con lo de la pasta pero no tengo pasta para pagar sus servicios ya que nunca llevo calderilla en los bolsillos. - Caballero... fue una apuesta... y la perdí yo... - Gracias por recordármelo y le recomiendo que aprenda usted a practicar el tenis. - ¿Cómo dice? - Que necesita usted jugar al tenis no sólo para aprender bien cómo se juega sino para adelgazar esos kilos de grasa que le sobran. ¡Le veo fatídico del todo! ¿Es que su amiguito Vic Stones no le invita nunca a jugar tenis para poder molar y fardar delante de las chavalas más guapas de Las Vegas? Le advierto que jugando al tenis se liga mucho diciendo que es Pancho González; claro que no se vaya a pasar usted de Pancho y le vaya a soltar a la que quiere ligar que es Pancho Segura o, todavía peor, Pancho Guzmán. Seguro que se equivoca de Pancho. No se preocupe. Diga que es Pancho Villa y olvídese del tenis. A lo mejor liga con la más guapa de todas si va diciendo que es Pancho Villa en lugar de Pancho González. El cachondeo de Jon Richards Bach terminó cuando empezaron a llegar todos los invitados especiales junto con todas las también invitadas de la altísima clase social nacional y extranjera justo cuando terminó de beber el café y de tomarse el hojaldre. El local terminó por llenarse al completo y parecía la Sala VIP del Mc Carran International Airport de Las Vegas, pero llena a tope, cuando el gorila se llevó la bandeja con la taza vacía. - ¿Quién es usted, caballero? ¿Le conozco de algo? La voz hizo que el capitán Jon levantara la vista del periódico y se encontrara, mirándole fijamente, con un tipo muy elegantísimo y glamuroso que iba acompañado de otros dos tipos muy elegantes pero con gafas oscuras puestas, a pesar de que era de madrugada, y con bufandas cubriéndoles el rotro hasta las narices, a pesar del enorme calor de la Sala Taormina. - ¡Puches! No me diga que usted es el gran señor don Sidney Vic Stones. - ¡Cuando se celebran estas actuaciones artísticas prefiero que mis amigos me llamen "The Sex Gun"! - ¿Y quienes no son sus amigos cómo tienen que llamarle? - A eso mismo voy. ¿Se puede saber en qué lugar nos hemos conocido usted y yo para que forme parte de esta selecta reunión de amistades mucho más selectas todavía? Que yo sepa a usted no le he entregado personalmente ninguna Invitación Especial. - ¿Se refiere a este cartón de color caqui? El capitán Jon Richards Bach sacó la Invitación Especial y se la mostró a Sidney Vic Stones. - ¿Cómo la ha conseguido? - ¿Usted cree que yo soy un asaltante callejero y se la he robado a alguien que quería entrar con ella? - No... no digo eso,... pero.. - Pero es que no me conoce usted de nada; lo cual no tiene mucha importancia porque tampoco le conozco yo de nada a usted. - ¡Efectivamente! ¡Por eso no puedo comprender como éstá aquí con ese cartón de color caqui como lo llama usted! - Lo llamo cartón de color caqui por decir algo romántico porque si digo la verdad no lo sería tanto... - No entiendo nada, ni tampoco mis dignos acompañantes. - ¿Y puedo saber quiénes son sus dignos acompañantes? - ¡Primero digame usted cómo ha conseguido esa invitación! - ¿Si le digo que me la regalado uno de sus muy queridos amiguitos del alma dejará de insistir tanto en saberlo? Se dice el pecador pero no el pecado. - Bien. ¿Cómo se llama usted? - Para usted y para sus dos acompañantes, que parecen tener mucha afinidad con usted por lo elegantes que visten los tres, solamente soy Jon. Ya sé que usted es el señor don Sidney Vic Stones o, si lo prefiere mejor, "The Sex Gun" pero, ya que estamos entrando en confianza, ¿podría presentarme a estos dos lindos caballeros? Los dos citados se quitaron las bufandas y las gafas oscuras para observar fijamente a Jon. - Son los muy dignos y grandes caballeros Paul Anski y Andrew Curd. Gracias a ellos dos el Groupe Kalenton Artists es todo un éxito allí donde actúa. El capitán Jon Richards Bach se levantó y dio la mano a los tres. - Es un encanto... digo un gusto... conocerles por primera vez en mi vida... y espero que al final de esta fantástica velada podamos estrechar aún más nuestros conocimientos con algún brindis muy especial... - ¡Por supuesto que sí, Jon! ¡La velada va a ser un éxito inolvidable! - Eso espero, señor Sidney, eso espero. - ¿Duda usted de mis artistas? - No dudo de ningún artista, sobre todo cuando ya tienen una cierta experiencia más que probada pero, a decir verdad, sólo me interesa conocer a esos tales Adán y Eva. - ¡Es una sorpresa para todos, incluidos mis benefactores los grandes señores Anski y Curd! Y ahora, si usted no nos lo impide más con su charla inoportuna, nos vamos a nuestros lugares en primera fila porque ya va a comenzar la sesión. Los tres se fueron hacia la primera fila de los espectadores, se apagaron las luces y salió a escena el animador de las galas del Kalenton. - ¡Buenas noches, estimadas damas y estimados caballeros, amigos todos de la muy alta sociedad nacional e itnernacional! ¡Soy el famosso Joe Louis Dawn-Queen Between-Pithways "The Mamen Pink"! ¡Esta noche vamos a celebrar aquí una velada inolvidable! ¡Jamás les hemos defraudado a ustedes y esta noche les vamos a sorprender mucho más que nunca porque hacen su debut los todavía desconocidos Adán y Eva pero les prometo a todos ustedes, damas y caballeros, que van a quedar tan asombrados que nunca olvidarán esta gala en sus vidas! ¡En primer lugar, en menos de un minuto aparecerán ante ustedes, para deleitarnos como primer plato de la madrugada, los teloneros Yonqui y Yonka, quienes, en realidad, se llaman Say Sagittarius y Anne Better quienes, a pesar de su gran juventud, ya están subiendo como la espuma en nuestro particular y exclusivo mundo de los mejores! ¡Para ellos pido un fervoroso aplauso antes de que nos hagan una verdadera demostraciòn de sus cualidades que siguen siempre en aumento! ¡Ya saben todos ustedes que, como siempre, las fotografías que deseen las pueden obtener en Recepción y en cuanto a los vídeos que gusten obtener pidánselos directamente a nuestros distinguidos mecenas Anski y Curd! En medio de los aplausos y antes de que apareciesen los ya presentados Yonqui y Yonka, el capitán Jon, aprovechando la oscuridad, salió fuera de la Sala Taormina. - ¡Espere, caballero! ¿Dónde va usted? - Tengo que hacer una necesidad urgente... y como usted puede comprender no es cuestión de que la haga dentro de la Sala... - ¿Y no ha podido usted usar el Servicio antes de comenzar las actuaciones artísticas sabiendo que hace ya más de quince minutos que está usted aquí? - ¿No sabe usted que el hombre propone y Dios dispone? - No... no entiendo... - Que las necesidades urgentes no se pueden programar porque surgen de manera imprevista. - Está bien. Deseo no seguir discutiendo con usted. - Pues entonces limítese a hacer de gorila y no meta sus narices en cosas humanas que huelen mal... ¿me está comprendiendo?... - Perdóneme, por favor, pero podríar ser usted más elegante hablando. - ¿He dicho algo que sea inapropiado o propio de algún mal hablado? - Por favor... haga usted lo que quiera... si desea perderse la velada es su problema y no el mío... - No se preocupe, señior gorila, porque a eso de las 5 a.m. no me pierdo la actuación de Adán y Eva. - ¿Y el resto de artistas? - Los dejo para el año que viene si es que es en verdad bisiesto. - ¿Sabe que es muy difícil entender su humor? - No interprete mi humor y dedíquese a interpretar el amor. - ¿De qué amor me está hablando? - Para empezar, el de Yonqui y Yonka y, después el de todos los demás. Yo tengo bastante con interpretar el de Adán y Eva. Y ahora hasta luego Lucas y, por favor, colóquese mejor las pelucas porque la que lleva hoy la tiene bastante ladeada hacia la derecha aunque es igual que la tenga ladeada hacia la izquierda. A mí eso me es indiferente, pero si quiere usted triunfar en la moda deje las pelucas y hágase un entretejido. Puede hasta quedar usted mucho más guapo y reciba piropos hasta de los entrenadores del soccer. ¿Juega usted al soccer? - ¿Me está tomando el pelo? - Para nada. Con el que tengo me basta para estar contento. Hasta luego porque ya no me aguanto más. Y Jon se marchó hacia el hall de la Recepción donde volvió a encontrarse con Maximilian Pam Pulov. - ¡Hola, Maximilian! - ¿Usted? ¿Otra vez usted aquí? ¿Es que no le interesa el espectáculo? - Me interesa el de las 5 a.m. pero, mientras llega esa hora, ¿puedo hacer un poco más de amistad con usted? - No quiero problemas, señor capitán. - Los problemas no se quieren. Los problemas se aman o se odian pero nada más. - Entonces digamos que odio los problemas. - Si eso es verdad no tenga miedo en tener relaciones amistosas conmigo. - ¡Oiga, que yo estoy casado y no busco a nadie más que a mi esposa para tener esa clase de relaciones! - Yo tampoco quiero ocupar el lugar de su esposa ni aunque usted me regalara diez millones de dólares. Si fuese usted mucho más guapo... esto... podría pensarlo... - Está bien, capitán. ¿En qué puedo servirle? - Lo primero que me gustaría saber es si ese tal Richard Gallant Iza es empleado del Caesars Palace Hotel. - No. Pertenece al Groupe Kalenton Artists y es el gorila de dicho grupo. - ¿Amiguito íntimo de Sidney, Paul y Andrew? - ¿Me guardará en secreto mis confesiones? - Se lo prometo. - Están bien liados. Se les conoce como Los Tres Mosqueteros y D'Artagnan al ataque. - ¡Jajajá! ¿Eso es un chiste, Maximilian? - Perdone... yo no soy tan gracioso como para contar chistes... - Entonces, ¿es verdad lo que pienso? - Supongo que sí. - Escuche, amigo. Yo sólo estoy aquí para conocer porque, según se me ocurre a mí pensar en estos momentos, el conocimiento nos enseña lo que la justicia nos oculta. ¿Verdadero o falso? - Esto... capitán... no quiero problemas... tengo familia que alimentar... - No se preocupe tanto por su familia y piense en la de los demás. Le doy mi palabra de capitán de que no va a perder el empleo siempre que me ayude a conocer. ¿Ha pensado alguna vez en las familias de esos jóvenes y jovencitas que han sido atrapados para el Groupe Kalenton Artists soñando con que van a ser estrellas de la noche a la mañana pero no salen a actuar nada más que en la noche? ¿Qué mañana les espera según su opinión? - No lo puedo comprender... - ¿Y si alguno de ellos o de ellas fuese su propio hijo o su propia hija lo comprendería? - Creo que sí. - Pues ya que estamos empezando a comprender, yo creo que usted me puede ayudar a conocer. - No puedo darle ciertas informaciones que me están prohibido darlas. - Eso lo decidiré yo según me consteste usted. - Está bien. Pregunte. - Resulta que, junto al muy elegantísimo y glamuroso "The Sex Gun" al que acabo de conocer y me ha decepcionado por completo, porque parece una grulla más que un ser humano, he conocido a otros dos tipejos de la misma raza avícola por no decir cavernícola que rima con cola. - Deje los chistes ahora, por favor. - No son chistes. Pero quiero saber algo de Paul Anski y de Andrew Curd. Me parecen viejísimos en medio de tanta juventud equivocada. ¿Me puede decir qué edad tienen y cuáles son sus nombres completos? - ¿Es cierto que no voy a perder mi empleo? - Eso depende de lo que me conteste o de lo que deje de contestarme; así que le recomiendo, si quiere mantener su puesto de trabajo intacto, que sea como un libro abierto. ¿De acuerdo? - De acuerdo. - Adelante. Estoy esperando. Falta todavía bastante para que sean las 5 a.m. y estoy deseando aprender antes de conocer a Adán y Eva. Esto es como querer saber cuáles son los orígenes de la especie humana depredadora. ¿Está de acuerdo conmigo? - No comprendo sus chistes. - Entonces responda a lo que le pregunté y deje que sea yo mismo quien comprenda mis propios chistes. Es una manía que tengo desde que me hice agente de la justicia. - El número 1 se llama Paul Anski Rulen. - Ya. ¿Será por eso por lo que se pone rulos en el pelo para tenerlo siempre bien lucido? - ¿Cómo ha notado ese detalle? - Me fijé mucho en su linda cabellera donde descubrí unas huellas idénticas a las que dejan los rulos de las señoras. ¿Y el número 2? ¿Qué pasa con el número 2? - El número 2 se llama Andrew Curd Flakela. - Ya. ¿Será por eso que le he visto más flaco que un perro con pulgas? - ¿También ha podido observar eso? - Es fácil. Parece un saco de puros huesos nada más; aunque lo de puros, por supuesto, es un eufemismo para no decir lo que es de verdad. - ¿Complacido ya, capitán? - Poco a poco, Maximilian, poco a poco. Todavía no me ha dicho sus edades. - Paul Anski Rulen tiene ya cumplidos 82 y Andrew Curd Flakela anda ya por los 76. - ¿Y se puede saber por qué son tan famosos en esto del arte y el descubrimiento de jóvenes artistas? - ¿Es que no lo sabe? - Me he criado siempre en granjas hasta que me convertí en policía y, una vez convertido en policía, me he dedicado siempre al estudio de las personalidades de quienes van contra la ley pero, en cuanto a los artistas, es la primera vez que intervengo directamente. - ¿Y de verdad no sabe usted que Anski Rulen rodó la película "Camas desnudas" y que Curd Flakela rodó la película "Cuchillos sangrientos"? - ¡Puches! ¿Eso es verdad? - Esa es la verdad. - ¿De qué van esas películas? - ¿Es que es usted tan lento que no se ha dado cuenta? - No soy tan tonto como parece pero me va mejor ir de tonto por la vida porque así tengo mucho que aprender siempre. ¿De qué van esas películas? - ¿No supone usted que van de sexo pornográfico y de sadismo sin límites? - Lo sabía pero quería escucharlo en boca de otro ser humano para comprobar que es verdad que lo que yo sabía era cierto. ¿Comprende mi sistema de investigación? - Es usted el tío más raro que yo conozco. - ¡Un momento, un momento y no me sea usted como una tal Peruvian Bark Russet que yo conozco y me dijo eso mismo para ocultar lo raros que son todos los tíos que ella conoce! - ¡Jajajá! ¡Me hace usted reír de verdad, capitán! - ¿Tío Pepe? - Por supuesto que tenemos Tío Pepe. - Pues una de Tío Pepe para mí y otra de Tío Pepe para ti ahora que ya hemos empezado a ser amigos para siempre. Por cierto, antes de que brindemos con Tío Pepe, ¿sabes quién escribió la serie televisiva "Amigos para siempre"? - Christopher Bigmac. - ¡Eso es una completa mentira! ¿Cuándo la escribió ese chapucero? - Hace unos 2 años. - Pues mucho antes de eso, hace más de 15 años, la escribió un verdadero profesional de las Letras y no es Christopher Bigmac dicho autor. - ¡Ostias! - ¡Ni ostias ni ostiones! ¡Hay que saber ciertas cuestiones! - ¿Y quién fue entonces? - El tiempo lo descubrirá y el tiempo lo dirá. Está este mundo de las creaciones artísticas hecho un verdadero asco, amigo Maximilian. - Pero usted reconocerá que los títulos nunca son plagio. - Ya. Eso lo sé muy bien sabido pero resulta que a cada cual se le debe de dar lo que se merece que le den y ese título para serie televisiva, sean plagios o no sean plagios los títulos, lo usó por primera vez ese autor que afirmo yo que lo escribió planteando todo el argumento en base a dicho título; un profesional de las Letras hace más de 15 años. Pero no voy ahora a perder el tiempo en algo que está tan demostrado que hay decenas y decenas de personas vivas que lo pueden atestiguar... así que ahora que ya somos amigos le voy a pedir un favor... - ¡A su entera disposición, mi capitán! ¡Estoy a su entera disposición! - Enséñeme las fotografías. - ¡Muchas gracias por querer conocerles! Aquí tengo las fotografías que me pide. Ella es mi mujer y los demás son mis hijos. Maximilian Pam Pulov sacó cinco fotografías que llevaba guardadas en el bolsillo izquierdo de su chaqueta, a la altura de su corazón. - ¿Somos o no somos una familia de gente guapa? Jon las tomó entre sus manos y las miró tomándose unos cuántos segundos en hacerlo detenidamente. - Son muy guapas y muy guapos y, ahora, amigo Maximilian, ¿puede o no puede enseñarme las fotografías? - Pero... si ya acabo de hacerlo... Jon devolvió las fotografías familiares a Maximilian quien se las volvió a guardar en el mismo bolsillo donde las llevaba. - Maximilian... ¿tú crees que todos los policías somos tontos?... - ¡Jamás se me ocurriría ni pensarlo! - De acuerdo en que alguno de nosotros, muy pocos por cierto, son verdaderamente tontos... pero yo no soy de ese escalafón... sino de los inteligentes... ¿me estás comprendiendo bien? - Supongo que quiere usted decir que no se le puede engañar con facilidad. - Exacto. Brindemos con Tío Pepe antes de entrar en el asunto ya en serio. - En serio que no sé de qué me está hablando. - Entonces bebamos por si el alcohol nos despierta las neuronas y nos convertimos en dos hombres completamente serios. Ambos brindaron con Tío Pepe. - Nunca he dudado de su seriedad, capitán, desde que le he conocido. - Entonces enséñeme las fotografías. - ¿Otra vez quiere usted verlas? - Lo que quiero ver son las otras. - ¡Le juro que no sé a qué otras se refiere! - ¿Juras siempre en falso? - No estoy falseando nada, mi capitán. - Yo no soy tu capitán y te repito que no pertenezco a la minúscula plantilla de los policías tontos. ¿Me enseñas o no me enseñas las fotografías? - Pero... yo... no entiendo... - Antes de salir de la Sala Taormina escuché al gran bocazas "The Maman Pink". ¿Sabes ya a lo que me estoy refiriendo? - No lo sé. De verdad que no sé de lo que me está hablando. Jon Richards Bach no aguantó ni una décima más de segundo y, violentamente, agarró por las solapas de su chaqueta a Maximilian Pam Pulov y, con un mínimo esfuerzo, lo levantó un palmo del suelo. - ¿Quieres volar un poco antes de enseñármelas o te gusta siempre tener los pies sobre la tierra? Porque si quieres volar un poco sólo tienes que seguir diciéndome que no sabes de lo que te hablo y te prometo que el aterrizaje no va a ser muy cómodo para tu trasero. Maximiliano se asustó de verdad... - Está bien... está bien... capitán de los demonios... Jon le subió un poco más hacia arriba con intención de tirarle por encima de la barra. - ¿Qué clase de capitán has dicho que soy? - ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Era solamente una broma! - ¿Tengo yo cara de chiste para que me gastes bromas sin que yo te las haya pedido? - Está bien... capitán... ¡bájeme al suelo por favor!... Jon bajó a Maximilian y le empujó hacia atrás, con lo cual el Jefe de Recepcionistas del Caesars Palace Hotel se dio un fuerte porrazo con su trasero en el suelo. - Te dije que el aterrizaje iba a ser un pozo forzoso pero lo puedo hacer mejor... - ¡No!¡ ¡No! ¡Por favor! - Entonces... ¿ya sabes a qué fotografías me estoy refiriendo?... - Sí... pero están en una caja fuerte... - ¿Y a qué esperas para abrir esa caja fuerte? - No puedo recordar la clave para abrirla. Jon Richards Bach dio un ágil y tremendo salto por encima del mostrador y levantó del suelo al súper asustado Maximilian que vio cómo le levantó como a una pluma de un tirón tras cogerle de nuevo de las solapas de su chaqueta. - ¿Recuerdas ya la combinación o vuelas de verdad pero ahora por la ventana? - ¿De verdad que mi puesto de trabajo está asegurado? - Si sigues por este camino pues va a ser que no. De ti depende que esté asegurado o que otro venga y ocupe tu lugar mientras te quedas mendigando por Las Vegas. - Ya... ya... ya recuerdo la combinación de la clave que abre la caja fuerte... pero... ¿puede usted quitar sus manos sobre mí? - Pues va a ser que no hasta que no se abra esa caja fuerte. Maximilian se dio cuenta de que si no lo hacía él la policía se encargaría de hacerlo. - ¿Va usted a ser discreto? - Voy a ser lo que me dé la real gana ser. Tú no me pones condiciones sino que quien te pone las condiciones soy yo a ti. Me parece que vamos a tener que romper nuestra amsitad ahora que empezábamos a entendernos Maximiliano, sujetado ahora del cuello de su chaqueta por el fornido y musculoso Jon, comenzó a manipular la caja fuerte. En poco menos de diez segundos esta se abrió. En su interior había una gran caja metálica. - Saca tú mismo la caja, déjala sobre el mostrador y ábrela con la llave que debes llevar encima. - Pero... ¿me puede usted soltar ya?... - No. Puedo pero no debo. Es una forma de actuar de los policias que no somos gilipollas como la gente como tú se cree que somos. - Tome usted la llave, mi capitán, abra la caja y haga lo que quiera con las fotografías. - Esa es una buen idea. Jon soltó a Maximilian, saltó de nuevo limpiamente por encima de la barra y abrió la gran caja metálica donde, efectivamente, había un paquete entero formado por un gran número de fotografías a todo color. Miró unas cuantas y no quiso seguir mirando. - ¡Vaya basura más infernal! ¡Me da verdadero asco! ¿Es a esto a lo que "The Sex Gun" llama Arte? - Esto... yo... no sé qué decir... - No estoy hablando contigo sino conmigo mismo. Ya sé que los vídeos los retienen el imbécil de Paul Anski Rulen y el también imbécil Andrew Curd Flakela en su poder, pero en cuanto a estas fotografías me encargo yo de guardarlas y, para no romper definitivamente nuestra amistad, necesito que me hagas un pequeño favor. - Sí... sí... sí... haré el favor que sea... - Entonces quiero que seas testigo personal en el juicio. - ¡Pueden matar a mi familia como revancha si atestiguo contra ellos! - No lo vamos a permitir y no van a poder hacer nada; pero te voy a poner en claro el asunto. ¿Quieres mantener tu puesto de trabajo o quieres perder el cuello? - No... por favor... no... - ¿Has decidido entonces, libremente y sin que nadie te lo imponga, ser testigo de cargo en el juicio? - Sí... sí... sí... - Pues ahora, como todavía tengo tiempo suficiente para corregir algunos errores que antes había cometido, yo me guardo esta caja y, para entretenerme en algo bueno y no en ver esta porquería propia de cerdos, voy a intentar solucionar el crucigrama mientras que tú sigues tras el mostrador como si no hubiese sucedido nada extraño. Si alguien se entera de quién soy yo y qué hago yo aquí, antes de tiempo, te prometo que te juegas el cuello y lo pierdes con total seguridad. - Me estaré completamente quieto. - Pues vuelve a darle al Tío Pepe mientras yo corrijo mis errores. El capitán Jon Richards Bach se sentó en una cómoda silla ante una de las mesas del hall, sacó de nuevo el periódico "Prensa Latina" que llevaba, doblado, dentro del bolsillo izquierdo de su chaqueta y volvió a concentrarse en el crucigrama intentando solucionarlo ahora de manera correcta. Lo hacía para ocuparse en algo mientras miraba el reloj esperando a que fuesen las 5 de la madrugada. - Ahora sí que no voy a cometer error alguno. Me lo juro a mí mismo. Horizontales. ¿Acune? Meza. ¿Di un aplauso? Aplaudí. ¿Paladean? Saborean. ¿Electrón voltio? ev. ¿Hacer una rifa? Rifar. ¿Instiga o persuade? Induce. ¿Escucharían? Oirían. ¿Rezar? Orar. ¿Que no tienen olor? Inodoro. ¿Descanse en paz? DEP. ¿Proporciona asilo? Asila. ¿Realizo operaciones? Opero. ¿El uno en la baraja? As. ¿Simiente del nabo en plural? Nabinas. ¿Manos grandes? Manazas. ¿Sufijo de alcohol? Ol. ¿Cierta tasa? TAE. ¿Hiciérais al horno? Asárais. ¿Distraídas? Idas. ¿Coloquialmente pandillas? Bascas. ¿Reverso de moneda? Cruz. ¿Reparado? Saneado. ¿Esquiven? Eludan. ¿Cólera o rabia en plural? Iras. ¿Fieles? Leales. ¿Llena de huesos? Ososa. Perfecto. Esto va muy bien. Verticales. ¿Causas una lesión? Lesionas. ¿Ventile alguna cosa? Airee. ¿Groseros? Zafios. ¿Tuétano? Médula. ¿Prenda impermeable? Gabardina. ¿Cierto color? Azul. ¿Nacidas en Orihuela? Oriolanas. ¿Preposición? De. ¿Pareja? Par. ¿Roturabas la tierra? Arabas. ¿Su Alteza Serenísima? SAS. ¿Desenredó el pelo? Peinó. ¿Subían? Izaban. ¿Postre dulce? Flan. ¿Harán ruido? Sonarán. ¿Voy a pie? Ando. ¿Tramas o maquinas? Urdes. ¿Hijo de Dédalo? Ícaro. ¿Ir a menos? Decaer. ¿Atrevidas? Osadas. ¿Cuna de los Beatles? Liverpool. ¿Insulsa? Sosa. ¡Formidable! ¡Problema solucionado del todo! Esta vez no me equivoco. 26 horizontales más 20 verticales suman un total de 46 y he acertado en las 46 definiciones. ¡Sensacional! ¡10 sobre 10! ¡Matrícula de Honor!¡Ahora si que tengo todas mis neuronas a tope! Y yo que me estoy dando cuenta de que muchas de estas respuestas están bastante relacionadas con este asunto de la pornografia y el sadismo del Group Kalenton Artists... Jon miró su reloj. Eran las 4 de la madrugada y decidió ponerse a pensar en su juventud. - Tanto tu padre como yo tenemos depositada toda nuestra confianza en tí, Jon. No confiamos para nada en tus hermanos. - Gracias, mamá. Sé que no os defraudaré. Por eso no quiero ser como ellos. - Gracias por no ser como ellos, hijo fiel. - Escucha, mamá. Me encantan las Letras pero, por no haceros sufrir económicamente, voy a estudiar Ciencias. Con una excepción. - ¿Qué excepción es esa? - Con mi propio dinero, el que me reste después de haberos dado todo a vosotros dos, estudiaré Letras en Nueva York. - ¿Esperarás a que papá se haya ido de este mundo? - Esperaré a que papá se haya ido pero no cuentes luego conmigo para nada de Ciencias. - ¿Qué deseas ser en realidad? - Quizás alguien tan culto que sepa resolver crucigramas sin tener que usar ninguna clase de libros-guías que me den las respuestas sino que las resuelva gracias a mi memoria. ¿Estás de acuerdo con las reglas del juego? - De acuerdo. Estoy de acuerdo con tus reglas de juego. - Entonces debes saber que no voy a ser como ellos nunca jamás. Jon volvió a la actualidad, se levantó de la silla y se tumbó en el sofá. - ¡Maximilian! ¡Voy a descansar un poco, así que no quiero que nadie me moleste! - ¿Y si se duerme usted? - ¡No me voy a domir! ¡Sólo estoy descansando mis neuronas! Mi abuela decía, cuando se enfadaba, que iba a contar frailes porque le habían dicho que faltaba uno. ¿Tú crees que, de verdad, he perdido yo alguna neurona? - ¡Si me lo dicen jamás lo creeré aunque me lo juren! - ¡Pues hay muchos que lo afirman! - ¡Será porque no le han visto solucionar los crucigramas con tantas rapidez mental! - Quizás sea por eso, Maximilian, quizás... a lo mejor es que estaban dispuestos a que yo fuese el chivo expiatorio... - ¿De qué me está hablando, mi capitán? - Alguien dejó escrito que "vivir siempre envidiando es vivir siempre muriendo" ¿Qué opinas tú sobre eso, Maximilian? - Fuese quien fuese el que lo escribió sólo escribió una gran verdad. - ¡En verdad que es una gran verdad, Maximilian! Quizás sirva para que tú mismo lo vayas entendiendo. Maximilian no dijo nada y el silencio reinó en la estancia. - Está bien. Pensemos en soledad. Alguien dejó escrito que "la soledad sólo la conocen no los que tanto hablan de ella sino los que la han vivido". ¿Qué opinas de esto otro, Maximilian? - Lo mismo. Fuese quien fuese sólo escribió otra gran verdad. - ¡Cierto! ¡Quizás fuese el mismo autor! Jon ya no quiso seguir hablando... - Ahora prefiero guardar silencio, Maximilian, porque alguien dejó escrito que "el silencio es la más grande y amplia palabra que contienen nuestros sueños". No. No digas nada, por favor, porque ya sabemos los dos que es otra gran verdad. Así que esperemos a las 5 a.m. recordando a quien escribe tales frases sin que ni tan siquiera sepamos quién es. - ¿Para imaginarnos cada uno cómo podría ser en realidad dicho autor? - Sí, claro. Para eso. Pero por favor, ya no hablemos más. El capitán de la policía de Amarillo, Jon Richards Bach, sacó su móvil del bolsillo derecho de su pantalón y marcó un número de Las Vegas. Después de esperar un tiempo bastante largo, se escuchó una voz airada contestando a la llamada... - ¿Se puede saber quién es el gracioso que me llama a estas horas de la noche? - Por favor, no se enoje conmigo... - ¿Cómo no me voy a enojar con usted? ¡Son las tres y media de la madrugada! - Perdone pero es una llamada muy urgente. - ¿Se puede saber cuánto de urgente es? - ¿Es usted el Jefe de la Policía de Las Vegas? - Exacto. Ese soy yo. - ¿El señor don Charles Boat Huntsman? - ¿Cómo sabe usted mi nombre y mis apellidos completos? - ¿Es que ya no me recuerdas, compañero? - Espere... esa voz... ¿puede volver a hablar, por favor?... - Fuimos compañeros de estudios en el Stuyvesant High School de Nueva York, Charles. ¿No recuerdas cuando jugábamos al soccer como si fuésemos verdaderos espartanos? - ¡Jon Richards Bach! ¿Eres, de verdad, Jon Richards Bach? - ¿Recuerdas que jugábamos al soccer con camisetas de color amarillas y pantalonetas de color azul, Charles? - ¡Por supuesto que me acuerdo! ¡Tú eras entonces nuestro gran capitán porque así lo decidimos entre todos tus compañeros del Esparta de Stuyvesant! ¡Cuántas victorias, Joseph! - Sí, Charles. Hubo alguna que otra derrota o empate pero casi siempre vencíamos nosotros. - Porque tú eras el gran capitán, Joseph. ¿A qué te dedicas ahora, sinvergüenza? - Pues te cuento que sigo siendo todavía capitán. No sé si tan gran capitán como entonces pero todavía capitán. - ¿Es que todavía sigues jugando al soccer? - Todavía sigo jugando al soccer en mis tiempos libres pero no es a esa clase de capitán a la que me refiero. ¡Soy capitán de policía en la ciudad de Amarillo! - ¡Ostras! ¿Eres compañero de oficio? - Eso es, Jefe. Soy compañero de oficio. - ¿Al final te casaste o no te casaste? - Me casé, Charles... hace muy poco tiempo... pero mereció mucho la pena haber esperado tanto... porque soy el hombre casado más feliz de todo el universo... - ¿Y me estás llamando desde la ciudad de Amarillo, sinvergüenza? - Te estoy llamando desde aquí, desde Las Vegas. Nunca perdí tu número de teléfono y siempre lo he guardado en mi agenda, Charles Boat Huntsman. - ¿Y se puede saber qué está ocurriendo en Las Vegas para tener que despertarme a esta hora? - Charles, no te puedo dar explicaciones en estos momentos, pero necesito que envíes a veinte de tus hombres hasta el Caesars Palace Hotel. - ¡Ostias! ¿Qué sucede, Jon? - Es muy serio y muy importante el asunto, así que necesito que 20 de tus hombres vengan al Caesars Palace Hotel a las 5 de la madrugada en punto,. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Entendido? - ¡Entendido, capitán! ¡A las 5 a.m. en punto ni un minuto antes ni un minuto después! - ¡Y que lo hagan en completo silencio para no llamar la atención de nadie! ¡Para nada ruidos de sirenas ni ninguna otra clase de ruidos! ¡Necesitamos arrestar a unos peces muy gordos y no quiero que se me escape ni uno solo de todos ellos! - ¡Ostias! ¿Tan grave es el asunto? - ¡Puches! ¡Mucho más de lo que te puedas imaginar! Por eso es importante que se cumplan mis órdenes tal como las doy. - ¡Okey, capitán! ¡Tú mandas! ¡Haremos lo que me pides! - ¡Que tengas buenos sueños, Charles! - ¡De eso nada! ¡Al mando de los 20 hombres que voy a enviarte yo iré en persona porque no quiero perder la oportunidad de volver a verte después de tantos años! ¿De acuerdo? - De acuerdo... pero sin ruidos, por favor... - ¡Eso está hecho, capitán! ¡Lo haremos tal como lo hacíamos jugando al soccer! ¡Tú das las órdenes y los demás te seguimos! - ¡Jajajá! ¡Muchas gracias, Jefe! Cortaron la comunicación... - Usted no ha escuchado nada, ¿de acuerdo Maximilian? - Yo no he escuchado nada, de acuerdo capitán. - Pues volvamos de nuevo al silencio... hasta que se desate la tormenta final para acabar con toda esta cadena de cabrones... A las 4,30 ya se habían levantado Norah Tatiana y Joseph. Se encontraban completamente vestidos cuando sonaron unos golpes en la puerta de su habitación número 56. Contestó Adán... - ¿Quién es y qué desea? - ¡Soy "The Sex Gun"! ¡Vengo para informaros de que dentro de un cuarto de hora tenéis que estar, con el resto de vuestros compañeros y compañeras, en el Gimnasio y junto a la piscina de hidromasajes! ¡Ha llegado la hora de vuestro triunfo! ¡Os deseo muchísima suerte, en especial a Eva! - ¿Y a mí no me desea tanta suerte como a ella? - ¡Tú puedes esperar otras oportunidades para triunfar del todo, pero esta es la noche estelar y mágica de Eva! ¡Es capricho de quienes mandan en el Groupe Kalenton Artists! - Está bien. Lo asumo por completo. A las 4,45 estaremos en el Gimnasio junto a la piscina de hidromasajes! ¡Ahora déjenos en paz porque tenemos que planificar nuestra actuación! -¡Nada de planificaciones previas, Adán! ¡Sólo os pido que improviséis continuamente! ¡Teneis que dejar a todos los espectadores y espectadoras completamente extasiados! -¡Váyase ya, pesado! ¡Lo hemos entendido completamente bien porque no somos tan imbéciles como usted se está creyendo! ¡Cosa que no se pude decir, por ejemplo, de usted y los que son como usted! Sidney Vic Stones se marchó completamente ofendido pero rumiando su venganza. - ¡Cuánto te odio, chaval! Te acordarás de lo que has dicho... Otra vez solos, Adán y Eva continuaron con su conversación... - Bueno, Eva. No nos queda otro remedio que actuar improvisando. Lo que me preocupa de verdad es cómo vamos a hacerlo si tú eres una chavalilla de muy alta clase social y soñadora que, además de ser una modelo sensacional, aspiras a conseguir el estrellato bajo la dirección de Paul Anski y yo sólo soy un pequeño escritor de clase baja que aspira a ser un gran escritor porque sólo he nacido para ser escritor. ¿Puedes decirme tú cómo vamos a compaginar nuestras personalidades? - Es muy fácil, Adán. Sólo tenemos que improvisar... - Pero... ¿qué podemos improvisar tú y yo juntos?... - Supongo que tienes suficiente imaginación para hacerlo... - ¿Para hacerlo contigo? - ¡Ah, no! ¡De eso que estás pensando, nada de nada! - ¡Jajajá! No estoy pensando lo que tú estás pensando... - Entonces emplea tu ingenio, Adán. - ¿Qué te parece si, una vez que ya estemos en el escenario, yo comienzo por llamarte tonta? - ¡Muy bueno para empezar! ¿Qué te parece a ti si una vez que tú me has llamado tonta yo te llamo a ti idiota? - Puede ser un buen comienzo, Eva. Podemos sorprenderles a todos y a todas. - Y como yo soy una chica, de repente me pongo a llorar porque me has llamado tonta... - ¡Eso es! ¡Genial! Y como yo soy un chico, de repente me pongo a reír porque me has llamado idiota... - ¿Tú crees que eso será interesante de verdad e impactará al público? - Yo creo que sí. Lo que de verdad me preocupa es saber si vamos a ser capaces de estar toda una hora entera lanzándonos mutuamente insulto tras insulto. ¿No te parece demasiado tiempo de insultos continuos? - También me parece a mí excesivo eso de estar una hora completa lanzándonos insultos sin parar el uno contra el otro. La idea no es mala del todo pero no sé si vamos a aguantar tanto tiempo sin poder reír. - ¡Tengo otra idea genial, Eva! - ¡Cuenta, cuenta! - ¿Qué te parece si estamos solamente cinco mintuos lanzándonos insultos mutuamente, aunque me parece que cinco minutos ya son demasiado tiempo, pero de repente me da por sentirme romántico y te dedico una poesía? ¡Puede que sorprendamos a todos y a todas! - ¡Jajajá! ¡Muy bueno! ¿Qué poesía? - Por ejemplo te puedo recitar lo de "¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor?" - ¡Jajajá! ¿De dónde has sacado esa cursilería? - De la Literatura Española. ¿No te parece genial? - ¡Jajajá! Me parece una ridiculez. A mí se me ocurre algo mucho mejor que eso. - ¡Cuenta, cuenta! - Después de estar cinco minutos lanzándonos mutuamente insultos, y también creo que cinco minutos es demasiado, yo voy y me pongo trágica y soy yo quien te dedico una poesía. -¿Qué clase de poesía? - Por ejemplo, te puedo recitar lo de "Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero". - ¡Jajajá! ¿De dónde has sacado ese absurdo? - Yo también he leido mucho de Literatura Española. - Vamos a ponernos ya serios, Eva. Yo creo que debemos improvisar de tal manera que llamemos la atención de todo el público asistente y de los promotores de jóvenes talentos artistas para poder ser elegidos como los mejores de todo el grupo. - ¿Y qué propones que hagamos para conseguirlo? - ¡Tengo una idea que ahora sí que me parece que es genial de verdad! - ¡Cuenta, cuenta! - ¡Entramos los dos en el escenario cogidos de las manos y vamos y, de repente, sin previo aviso y sin decir nada a nadie, nos sentamos en el suelo como si fuésemos dos budistas! - ¿Algo así como si entráramos en un trance de meditación trascendental? - ¡Eso es! Y cuando todos esperan que comencemos a filosofar como si fuéramos Confucio y la amante de Confucio, nos ponemos a jugar al veo-veo. - ¿Y cómo se juega a eso? - Pon mucha atención, Eva. Comienzo yo por decir "veo veo", tú me respondes "¿qué ves?", yo continúo con "una cosita", tú me sigues preguntando "¿y qué cosita es?", y entonces es cuando yo te digo "una cosita que empieza por"... y te digo la letra inicial de la cosita que estoy viendo. - ¿Solamente eso? - ¡No! ¡Pon mucha atención! El juego consiste en que tienes tres oportunidades para acertar la cosita que yo estoy viendo y si la aciertas te anotas un punto a tu favor y si no la aciertas el que se anota un punto a mi favor soy yo. Después te toca a ti ver una cosita y yo tengo que acertarla con un total de tres intentos. ¿Comprendes ya cómo es el juego y cómo podemos deslumbrar a todos y a todas que nos estén contemplando? - ¿Y eso será importante para un público tan selecto como el que tenemos esta noche? - Espero que sí. Por lo menos es original. - ¿Crees que podemos estar toda una hora entera jugando al veo-veo sin aburrir a los espectadores? - ¡Podemos estar una hora entera y todas las horas que sean necesarias! - ¡Jajajá! ¡Estoy de acuerdo! - ¡Pues entonces vámonos ya al Gimnasio y la pisicna de hidromasajes para conocer a todos nuestros compañeros y todas nuestras compañeras del Groupe Kalenton Artists. Podemos llegar a ser inolvidables, Eva. - ¡Vamos, Adán! ¡Estoy segura de que seremos inolvidables! A las 4'45 Norah Tatiana y Joseph entraron en el Gimnasio, con piscina de hidromasaje incluída, y se llevaron la gran sorpresa de que todos los del Kalenton estaban solamente vestidos con sus ropas íntimas nada más. En calzoncillos ellos y con bragas y sostenes ellas. Solamente vestidos de esa manera. - ¡Atiza, Adán! ¿Qué es esto? - Supongo que están preparando alguna fiesta de bienvenida. Se adelantó uno bajito, rechoncho, y con mucha grasa en toda sus musculatura corporal. - ¡Vaya tía más buena! - ¡Espera, espera enano, que esta tía tiene ya tío! - ¿Quién eres tú y quién es ella? - Para que te enteres bien enterado, gilipollas, yo soy Adán y ella es Eva. ¿Quién eres tú además de un gilipollas? - ¡Me llamo Mammoth Mojama Dry y todos me conocen como "The Ball"! ¡Pero no me interesa para nada hablar contigo sino con ella! - ¡Adelante, mamón! Atrévete a hablar con ella a solas para ver si me enseñas y aprendo a ligar con un bombón de mujer como Eva. El de los orígenes árabes avanzó con la mano extendida intentando tocar a Eva. - ¡Déjame tocarte para comprobar que eres de verdad y no una imaginación mental, porque si eres de verdad nos vamos a pasar momentos muy felices follando tú y yo para darle placer y gusto a nuestros selectos espectadores y espectadoras! ¡Ya verás que bien lo pasamos follando juntos! - ¡No te atrevas ni tan siquiera a tocarla con un solo dedo, mamón! - ¡Tú me vas a tocar a mí las narices! - ¡Tú lo has querido! Joseph soltó un puñetazo con su mano izquierda que se estrelló contra la nariz de Mammoth y le rompió el tabique nasal. El de los orígenes árabes cayó al suelo minetras se tapaba con las manos la sangre que chorreaba de su nariz. - ¡Ayayayayayay! ¡Me has roto el tabique! ¡Me has roto el tabique! - Pues si no quieres que te rompa la crisma haz el favor de no volver a intentar acercarte a ella. Y ahora, y como eres el pelota y chivato oficial de ese tal "The Sex Gun", vas y se lo dices de mi parte. Eso fue lo que hizo Mammoth Mojama Dry quien, levantándose del suelo y sin dejar de taparse la nariz, salió en busca de Sidney Vic Stones para contarle lo sucedido. - ¿Alguien más de los aquí presentes, sea chico o sea chica, quiere volver a intentar tocar a esta chavalilla diciendo que vais a follar con ella para gozo y disfrute del selecto grupo de espectadores que tan bien conocéis? Nadie dijo nada sino que todos quedaron completamente quietos. - ¡Atiza, Adán! ¡Parece que se han quedado todos y todas convertidos y convertidas en estatuas de sal como sucedió con la mujer de Lot! - ¡Pues es verdad! ¡Parecen haberse convertido en los descendentes directos de Lotario? - Yo he dicho Lot y me refiero al de la Biblia. - Y yo he dicho Lotario y me refiero a un emperador carolingio que fue el hijo mayor del emperador Luis el Piadoso. - Estoy empezando a pensar, Adán, que tú y yo podemos ser muy compatibles... - Siendo Adán y Eva no nos queda más remedio que serlo. - ¡Jajajá! ¿Y qué les sucede entonces a todos estos y a todas estas? - Parece que todos desean pero no pueden... En ese momento entró en el Gimnasio, seguido por Mammoth Mojama Dry y chillando como un energúmeno salvaje, el iracundo Sidney Vic Stones que se enfrentó con Adán. - ¿Qué ha hecho, desgraciado? - ¡Un momento, escarabajo vestido de pingüino! ¡Aquí el único desgraciado que yo veo eres tú! Así que cuando te dirijas a mí haz el favor de bajar la voz para demostrarme la fina educación que has recibido y de la que tanto alardeas o te lanzo un gancho que te subo la nuez hasta el encéfalo raquídeo para que seas más atractivo para tus viejas seguidoras. - ¡Le has roto el tabique nasal a mi pequeño mamut y ahora me va a costar un ojo de la cara tener que arreglársela! - Que baje usted la voz cuando hable conmigo o le subo yo la nuez hasta el cerebro de un gancho directo. - Está bien. Dejemos todo lo sucedido como un pequeño problema de familia. Ya os toca a vosotros dos actuar... así que quitaros todas las ropas y quedaros totalmente desnudos... a ver qué sois capaces de improvisar para extasiar al público que está deseando conoceros en persona y no solamente a través de la leyenda que se cuenta ya de vosotros dos. Pensad que sois Adán y Eva pero mucho antes de haber comido la manzana prohibida. Fue Eva la primera que reaccionó... - ¿Pero qué dice este loco de las catacumbas? - Me parece que nos está pidiendo que nos desnudemos por completo. - ¿Y para qué tenemos que desnudarnos si nosotros sólo queremos ser artistas nada más? - Debe ser la moda más actual en cuanto a esto de los artistas. ¿Es eso verdad, Sidney de los cojones? - ¡Eso es! ¡Es el último grito de la moda de los artistas! Otra vez reaccionó rápidamente Eva... - ¡Pues como le suelte yo un tortazo de los que suelo soltar cuando me enfado de verdad, por incitarme a quedarme desnuda ante todo el público, va usted a ser el último grito de la moda mientras va a ver a todas las estrellas del universo cinematográfico en una sola infografía! ¡Será todo lo de moda que sea pero eso, además de ser más antiguo que el orinar, demuestra que tiene usted el cerebro totalmente plano, mucho más plano que el de un Mandrillus sphinx de la familia Cercopithecidae, tío catarrrino! - ¿Qué me has llamado, Eva? - ¡Es usted más inculto que los higos chumbos de Madagascar, primate! ¡Es usted solamente un primate y le estoy llamando mandril! - ¡Y yo te recuerdo que tenemos un pacto! - ¡Cuando quiera usted hablar de asuntos legales déjela a ella al margen y hable conmigo, cernícalo carnicero! ¡Tiene usted más hambre de sangre humana que un coyote buscando víctimas! ¿Me está entendiendo bien? - No seas tan celoso, Adán, y aprende que en este Grupo nadie tiene una pareja fija y para él sólo. Aquí todas se mezclan con todos y todos se mezclan con todas. Depende de los caprichos de quienes mandan. - ¿Como los buitres carroñeros? - ¡Te estoy entendiendo del todo, Adán, y por eso te recuerdo que tenemos un contrato! - Me parece que tienes, y perdona que te tutee pero no posees ni tan siquiera el derecho de tener don por tu nula cultura general aunque te codees con los banqueros, muy mala memoria. Por eso te recuerdo yo a ti, carnicero, que nunca hemos firmado ningún contrato ni ninguna hoja parecida a algún contrato. Estamos solamente a prueba y hemos decidido no formar parte del Groupe Kalenton Artists. ¿Qué te parece cómo estoy yo de memoria, florentino carnicero a la italiana carnavalada, que estás más adornado que una ave del paraíso perdida en medio de la península de Florida? ¿Por qué no abres una carnicería para ver si encuentras tu verdadera personalidad artística vendiendo magro de cerdo? "The Sex Gun" se puso rojo de ira... - ¡Y yo te recuerdo que os di 20.000 dólares! - Escucha, carnicero. Considera que esos 20.000 dólares corresponden a Gastos Generales y como son Generales dalos por perdidos y luego los justificas antre el General Montgomery cuando tengas que rendir cuentas y explicarle de dónde sacáis tanto dinero tú y todos los tuyos. - ¡Quiero cobrar! - ¿De verdad quieres cobrar, Sidney? - ¡Quiero cobrar ahora mismo! - ¡Tú lo has querido! - El puñetazo que lanzó ahora Adán fue con su mano derecha e impactó en la nariz de "The Sex Gun" partiéndole también el tabique nasal y tirando al suelo al muy elegantísimo y glamuroso Sidney Vic Stone quien aulló como un lobo estepario a lo Hermann Hess... - ¡Auuuuuuuuuu! ¡Me has partido el tabique! ¡Me has partido el tabique! - ¿Alguien más quiere una participación como extra en este reparto estelar? Ante el silencio de todos y todas, Joseph reaccionó como un rayo y tomó de la mano a Norah Tatiana... - ¡Vámonos rápidamente de aquí, princesa! ¡No lo pienses más y vámonos de aquí antes de que se convierta todo esto en un guirigay de los mil demonios! ¡Vamos, Eva! ¡No te sueltes de mi mano y corre todo lo que puedas antes de que esto se llene de policías por todos los lados! ¡Es necesario escapar ahora que todavía estamos a tiempo! ¡No me pregnutes nada! ¡No digas nada y corre sin soltarte de mi mano! - ¡Corramos,Adán, corramos más rápido que la caballería ligera de la opereta de Suppé! - ¡Luego tendremos tiempo, si es que escapamos de esta, para hablar de cultura! ¡Ahora solamente corre y no digas nada! Los dos salieron a la calle justo cuando, en esos momentos, el capitán Jon Richards Bach, de la policía de Amarillo, entraba en la Sala Taormina del Caesars Palace Hotel en cuyo escenario apareció, sangrando por la nariz como un verdadero cerdo, "The Sex Gun" y, a su vez, "The Mamen Pink", el famoso animador de las galas nocturnas del Kalenton, levantaba la voz ante el murmullo general que al capitán le desubicó por unos momentos... mientras los 20 policías de Las Vegas, guiados por el Jefe Charles Boat Huntsman, llegaban a aquel lugar escasos segundos después de haber salido de allí Joseph Gold Road Saint Vincent llevando, siempre de la mano y sin parar de correr, a Norah Tatiana Towers Decastle. - ¡Excelentísimas damas y excelentísimos caballeros! ¡Serenen sus ánimos por favor! ¡La actuación de Adán y Eva sólo se retrasa por unos breves minutos, así que sigan sentados en sus asientos con total tranquilidad! ¡Ha habido un pequeño incidente pero arreglaremos rápidamente este asunto! ¡Si alguien quiere que, mientras encontramos a Adán y Eva que han tenido que salir para hacer una necesidad de poca importancia, desea que se lleve a cabo alguna actuación de relleno podemos contar de nuevo con los ya entrenados Yonqui y Yonka quienes no pondrán ningún reparo en volver a demostrar sus innatas condiciones que muy pronto les guiará al estrellato definitivo! El que se levantó fue Paul Anski Rulen... - ¡Como número 1 de toda esta cadena de jóvenes talentos necesito una explicación mucho más convincente o, tanto mi socio Andrew Curd Flakela y yo mismo abandonamos este lugar! Entonces fue cuando se escuchó la voz del capitán Jon Richards Bach... - ¡Estimados señores y señoras o señoras y señores o por el orden que cada uno quiera poner en sus lindos discursos familiares, estimo que es mejor darle tiempo al tiempo y esperar a que Adán y Eva vuelvan a aparecer! Un senador de piel negra se levantó y le contestó con rabia incontenida. - ¡Señor quién sea! ¡Usted es para mí un completo desconocido pero tanto yo, el senador Samuel Ducats Fortune, de Alabama, y mi señora esposa, cuyo nombre a nadie más le interesa nada más que a mí mismo, hemos venido desde tan lejos para ver la obra "Adán y Eva" y considero que tenemos derecho a exigir al señor Sidney Vic Stone que nos complazca dándonos a conocer el gozo y placer de ver actuar a quienes él mismo considera los mejores debutantes del Groupe Kalenton Artists de toda su historia! - ¿Y si Dios no quiere que sea posible? ¿Por qué no deja a Dios que decida que alguna vez los llegue a conocer de verdad o nunca jamás consiga usted conocerlos? - ¡No me hable de un Dios para los blancos! ¡Mi tatarabuelo era bubi y nadie le dio a elegir!¡Sólo fue un esclavo de las plantaciones de tabaco nada más! ¡Hasta tuvo que cambiar sus apellidos originales para poder sobrevivir! - Pues a usted parece que no le ha ido muy mal, señor Ducats Fortune, o al menos eso pienso yo cuando forma parte de los Invitados Especiales de los señores Anski y Curd. - Tengo derecho a ver cómo se degradan las chicas blancas y los chicos blancos. ¡Tengo derecho a verlos! - Pues me da la sensación de que a Adán y Eva, que no deben ser tan blancos del todo como usted se los imagina, no los va a poder ver nunca degradarse mientras usted, junto con todos los aquí reunidos, si van a verse bastante degradados a partir de esta misma madrugada. Un cada vez más alto murmullo de exclamaciones y de silbidos se fue apropiando de la Sala Taormina pero nadie se atrevía a levantarse de sus asientos mientras el senador de Alabama siguió enfrentándose al capitán de Amarillo. - ¿Quién es usted, bocazas, para hablarme de esa manera? En ese instante se abrió de golpe la puerta y entró el Jefe de Policía de Las Vegas, Charles Boat Huntsman. - ¡Quizás él debería ser mucho más importante que yo en esta sociedad que ustedes corrompen tanto, señor senador de Alabama, pero yo hablo por él! ¡Soy el Jefe de Policía de esta ciudad de Las Vegas y quedan todos ustedes detenidos hasta que se aclaren muchas cosas que él, para que se den cuenta de que quizás la sociedad ha sido muy injusta con sus méritos de gran capitán, va a dejar muy claras porque confío no sólo en sus facultades físicas y síquicas sino también en su proverbial inteligencia! ¿He llegado a tiempo, capitán? - Justo a tiempo, jefe. - ¿Y cómo es posible que un capitán ordene más que todo un Jefe Mayor? - Le voy a responder a eso, señor Anski, antes de que hablemos de otros muchos temas en la Comisaría. Este capitán ordena más que todo un Jefe Mayor porque no es solamente un capitán sino un Gran Capitán. ¿Sabe la diferencia que existe entre un simple capitán y la de un Gran Capitán? - ¡Eso es lo que no comprendo! - Un simple capitán sólo cumple con sus obligaciones... pero un Gran Capitán no solamente cumple con sus obligaciones sino que le sobra capacidad para cumplir con las obligaciones que nos corresponden llevar a cabo los demás... y por eso él vale más que yo... desde los tiempos en que jugábamos juntos al soccer en la Stuyvesant High School de Nueva York. ¿Quiere saber algo más de él antes de hablar con sus abogados ya que están todos ustedes detenidos gracias a que él ha hecho lo que teníamos que hacer los Jefes? Silencio sepulcral... - Todos a los furgones. Esta noche van a conocer cómo se vive con las ratas. Y como todos ustedes están de acuerdo en que la alta sociedad debe tener mucha dignidad a pesar de los grandes fraudes que cometen contra los demás, quizás también aprendan a que las ratas necesitan también ser dignamente consideradas a pesar de sus pequeños errores. Ya saben a lo que me refiero.
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