Pregunta por la Dolores (Cuento)
Publicado en Feb 02, 2015
Prev
Next
Cuando Ramiro Monteagudo Picota rebasó la Avenida América, con su flamante deportivo Porsche Panamera Diesel en plenitud de condiciones, rápidamente pensó en la frase de su homónimo Ramiro de Maeztu: "Nadie es más que otro si no hace más que otro". Y Ramiro Monteagudo Picota quería demostrar que era capaz de hacer más que nadie. Llegar desde Alcalá de Henares hasta Calatayud a una velocidad media de 221 kilómetros por hora. De acuerdo en que era una locura pero es que Ramiro Monteagudo Picota estaba loco de verdad; y todo por culpa de la velocidad y los automóviles. Enchufó el aparato de radio y apretó el acelerador hasta que, al llegar a Alcalá de Henares la divisó haciendo auto stop. No la distinguía con total nitidez pero, sin duda alguna, aquella borrosa figura humana debía ser interesante como compañía de viaje y testigo o testiga presencial de su gran hazaña. Si hacían amistad sería el único ser humano que podría testificar ante los demás que realmente lo había conseguido y no era ningún sueño ni ninguna fantasía o mentira empleada para quedar como un héroe ante las chicas del grupo. No era eso lo importante pero pensó en Prosper Mérimée: "Toda mentira de importancia necesita un detalle circunstancial para ser creída". Aquella borrosa figura humana, que le estaba pidiendo un lugar en su flamante deportivo Porsche Panamera Diesel, podía ser ese detalle, esa circunstancia que demostraría que lo había conseguido y no era un farol de fantasma. Pensó en los fantasmas, dio un respingo y pudo controlar el automóvil mientras frenaba. No podía saber si era un hombre o una mujer porque llevaba una máscara que le ocultaba todo su rostro y el abrigo más todas las ropas que envolvían su cuerpo hacía irreconocible su género sexual. Pero, en principio, eso no le importaba.
 
- ¿A dónde quieres que te lleve?
 
- Eso no tiene ninguna importancia. ¿No quieres ser aspirante a héroe para seguir la moda?
 
- ¿Cómo sabes de mis intenciones?
 
- Eso no es una pregunta interesante. Aprieta el acelerador y encontrarás la respuesta.
 
Ramiro Monteagudo Picota pensó en la hazaña. Apretó el acelerador a fondo y el flamante deportivo Porsche Panamera Diesel comenzó a despegar del suelo.
 
- ¡Esto no lo puedo controlar!
 
- Pero yo sí. Si quieres hacer más que los demás, ¿por qué te conformas con ir a 221 kilómetros por hora si podemos llegar hasta los 300?
 
Ramiro Monteagudo Picota comenzó a sudar mientras el automóvil seguía ascendiendo, a velocidad de vértigo, hasta que se introdujo en una nube tan blanca que sólo se notaba la sensación de flotar entre algodones.
 
- ¿Se puede saber qué es todo esto? 
 
- No te preocupes tanto. Es justo lo que tú querías. Acabamos de entrar en la  "Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era miedo". 
 
- Pero yo no viajo para eso...
 
El enigmático personaje, hombre o mujer con careta, rió alegremente mientras la radio dejó de emitir noticias, y se puso a cantar...
 
- Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores que una copla la mató de vergüenza y sinsabores. Di que te lo digo yo, el hijo de la Dolores.
 
- ¿Está usted loco o es solamente un fantasma?
 
- No estoy más loco que tú y en cuanto a lo de fantasma no creo que sea motivo suficiente como para abandonar la aventura.
 
De repente, en medio del pánico de Ramiro Montegaudo Picota, doce hadas aladas rodearon al flamante deportivo Porsche Panamera Diesel y comenzaron a bailar alrededor de él, que parecía como sostenido por la nube blanca, una especie de baile mientras cantaban al unísono... 
 
- Al corro de la patata comeremos ensalada como comen los señores naranjitas y limones, ¡Achupé! ¡Achupé! ¡Sentadita me quedé!
 
- Me parece que como broma ya es suficiente.
 
- No me digas que tienes miedo de las hadas como si fueses un niño de cinco años de edad...
 
- No es eso, pero me estoy poniendo nervioso.
 
- ¿Cómo crees tú que yo me pongo cuando insultáis a mi madre?
 
- Pero si yo no sé quién es tu madre... 
 
- Entonces hagamos que las hadas se vayan de nuestro lado para no hacer más sufrientes ciertas infancias.
 
El extraño y misterioso personaje levantó sus dos manos huesudas y con un gesto de director de orquesta musical hizo que las hadas aladas desaparecieran.
 
- Bueno. Ahora bajemos a la tierra, por favor.
 
- Resulta que no puedo hacer eso...
 
- ¿Se puede saber quién eres tú?
 
- Me has nombrado tantas veces que me he convertido en realidad.
 
- ¿Un fantasma de mi pasado?
 
- Digamos que Esteban Tovar Peinador para servirte en tus borracheras.
 
- No tengo ni idea de quién puedes ser ni de qué borracheras me hablas.
 
- ¿No te has reído tantas veces de mi madre en el Mesón de la Dolores de Madrid?
 
- ¡Te juro que no sé de qué me hablas!
 
- Entonces no sueltes el volante no vaya a ser que choquemos con algo inesperado.
 
Frente al flamante deportivo Porsche Panamera Diesel, surgió el Genio de Aladino. Estaba realmente enfadado.
 
- ¡Dios mío! ¿Qué quiere hacer ese bruto?
 
- Sólo lo que tú le mandes si es correcta la orden.
 
- ¡¡Quiero bajar a la tierra!!
 
- Eso no es correcto, Ramiro Monteagudo Picota, porque en la tierra no puedes cometer la tontería, y eso que ya has cometido demasiadas, de ir a 300 kilómetros por hora cuando la máxima velocidad permitida es de 120. Sí quieres ser el más valiente de todos no podemos bajar a la tierra. ¿Comprendes ahora lo que siento yo cuando os reís de mi querida madre? ¿Tienes tú una querida madre?
 
- No le estoy faltando a tu madre para nada; porque no la conozco.
 
- Pero vas para Calatayud... y la nombras demasiadas veces...
 
- Eso sí. Voy a Calatayud solamente de paso.
 
- Entonces pídele un deseo al Genio o no nos dejará pasar jamás. ¿Sabes lo que quiere decir eso?
 
- ¿Morir? ¿Eso quiere decir morir si no le pido un deseo?
 
- Exacto. No se puede viajar a 300 kilómetros por hora sin saber que puedes morir de un momento a otro. Así que pídele un deseo ya o no tendrás otra ocasión en tu vida.
 
- ¡Te pido que me hagas volver a casa, Genio!
 
- ¡Ah, no! ¡Eso no es una aventura, Ramiro Monteagudo Picota! No puedes regresar sin haber vivido lo que yo he tenido que vivir por culpa de tipos como tú. Pídele por ejemplo que te haga conocer el infierno de Dante. Es una buena aventura.
 
- ¿El infierno de Dante? ¿Qué cosa es esa?
 
- Si en vez de burlarte tanto de mi pobre madre hubieses leído algo más en tu vida, podrías saberlo. Así que ahora vívelo con intensidad por ver si después tienes el valor de contárselo a tus amistades sin tener miedo si es que vives para contarlo. 
 
De pronto, con la sola compañía del extraño personaje y mientras el Genio se desvanecía en el aire, Ramiro Monteagudo Picota vio, asustado, un cono con la punta hacia abajo y los nueve círculos en los que son sometidos a castigo los condenados, según la gravedad de los pecados cometidos en vida. En el último círculo "judesco", en una especie de palacio, se encontraban todos los que traicionaban a sus bienhechores y apareció Lucifer, un demonio de tres cabezas, dentro de cuya boca se encontraba Judas, al cual le mordía con sus filosos colmillos mientras el traidor gritaba de dolor. Ramiro Monteagudo Picota dio un terribe alarido cuando pudo ver que Lucifer alargaba su enorme lengua de color verde hacia el flamante deportivo Porsche Panamera Diesel.
 
- ¡¡¡Nooooooooo!!! 
 
- ¿Ya te has dado cuenta de que eres un absorbedero de problemas?
 
- ¡¡¡Noooooooooo!!! ¡¡¡Por favor, no permitas que me engulla!!!
 
- Pues tenemos un grave problema, amiguito del alma querida.
 
- Dime qué clase de problema es y te juro que lo solucionaré.
 
- Dudo que lo consigas pero te voy a dar más oportunidades para que puedas conocer el otro lado de la vida de la que tanto gozas tú con tus amigos y tus amiguitas mientras te burlas continuamente de mi madre y de mí.
 
Las huesudas manos del extraño personaje volvieron a extenderse e hicieron desaparecer la escena del infierno de Dante...
 
- ¡Bajemos ya a la tierra y te prometo que haré lo que me pidas!
 
- No puede ser. Yo no soy de la tierra sino del aire... así que debemos continuar con la hazaña... 
 
- No puede ser real. No puede ser real. 
 
- ¿Ya te has dado cuenta de que estoy loco de verdad? ¿Quién crees tú que me volvieron loco de verdad?
 
- No puedo saberlo...
 
- ¡Mira! ¡Mira cómo danzan mis compañeros de desgracias! ¡Son todos hijos e hijas como yo!
 
En escena, delante del flamante deportivo Porsche Panamera Diesel, de Ramiro Monteagudo Picota, un enorme número de seres enloquecidos, enanos de color morado, bailan desenfrenadamente mientras suenan los trombones, las trompetas y los saxofones. Todos se acercan para querer jugar dando alaridos y rodean al automóvil mientras sus manos se aferran, sin dejar de bailar, a las puertas. 
 
 - ¡No! ¡No puedes permitir que entren, seas quien seas!
 
- Ya te he dicho que soy Esteban Tovar Peinador. ¿Por qué te dan miedo todos esos enanos enloquecidos? ¿No quieres compartir con ellos esa alegría desbordante con la que tú y tus niñatos y niñatas, adoradores de tus gracias, festejáis todas las noches de orgía a mi querida madre y a mí? ¿Crees que yo no tengo ganas de gritar? ¡Aguanta, Ramiro Monteagudo Picota, lo que tantas veces he aguantado yo en medio de la locura general! ¿Les abrimos las puertas para poder hablar con ellos?
 
- ¡No lo hagas, por favor! ¡¡Hay que escapar de aquí como sea!!
 
- La única forma de hacerlo es batiendo tu propio récord de cobardía. ¡Aprieta el acelerador!
 
Ramiro Monteagudo Picota aceleró y el flamante deportivo Porsche Panamera Diesel superó los 300 kilómetros por hora hasta alcanzar los 350 mientras se quedaban, cada vez más lejos, los enanos de color morado que, enloquecidos, seguían lanzando alaridos... hasta que la calma reinó en el mundo donde se encontraban...
 
- Menos mal...
 
- Menos mal que has entendido. Creo que necesitas alguna fantasía para poder olvidarme...
 
El extraño personaje de las manos huesudas hizo, con ellas, unos gestos en el aire. Como por arte de magia aparecieron, bailando alegres y bullidores, hadas, elfos, enanos, dragones, y silfos.
 
- ¿Esto te gusta mucho más, no es cierto?
 
- Sí. Esto me gusta de verdad.
 
- ¿Cómo si estuvieses reviviendo tu infancia?
 
- Eso es.
 
- ¿Te das cuenta ahora de lo que es la alegría que yo jamás pude vivir?
 
- No entiendo por qué...
 
- ¿Crees que siendo el hijo de la Dolores me distéis alguna oportunidad para ello?
 
- Comprendo... comprendo...
 
- ¡Es hora de bajar! ¡Desacelera!
 
Así lo hizo Ramiro Monteagudo Picota hasta que su flamante deportivo Porsche Panamera Diesel descendió de la nube y pudo aterrizar de nuevo en la autopista.
 
- ¿Dónde estamos?
 
El extraño personaje sólo volvió a cantar... 
 
- Si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa, y amiga de hacer favores. Di que te lo digo yo, el hijo de la Dolores.
 
Ramiro Monteagudo Picota quiso decirle algo pero el fantasmal personaje le rogó que detuviera el automóvil y se bajó.
 
- ¿Quieres venir conmigo para hacer una visita a mi madre?
 
- Esto... yo... no quería ofenderte...
 
- Ya no. Ya no me ofendes.
 
- Prefiero olvidar que he sido uno de ellos...
 
- No me importa si prefieres olvidar o no prefieres olvidar pero no te dejes vencer por el miedo y a lo mejor mi madre está dispuesta a darte el favor si le pagas bien. Olvida que me has conocido. Al fin y al cabo ella y yo solo somos dos fantasmas.
 
Por una razón desconocida, Ramiro Monteagudo Picota hizo bajar la velocidad hasta 120 kilómetros por hora y siguió camino hasta Zaragoza. Necesitaba visitar a la Virgen del Pilar quizás para pedir perdón o quizás para no pensar demasiado.  
 
 
 
 
 


Página 1 / 1
Foto del autor Jos Orero De Julin
Textos Publicados: 7132
Miembro desde: Jun 29, 2009
0 Comentarios 279 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Cuento.

Palabras Clave: Literatura Prosa Cuento Relatos Narrativa Fantasa Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fanfictions



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy