Libertad! (Pablo E. Le More)
Publicado en Feb 19, 2015
Uno de los bienes más preciados para el hombre es la libertad. Lo recordaba al visitar, hace poco, las ruinas de Numancia, a escasos kilómetros de Soria. En los sitios excavados no sólo se encontraron los habituales restos de cerámica, armas y monedas, sino huesos humanos quebrantados y calcinados... En el verano del 133 antes de Cristo aquellos celtíberos prefirieron suicidarse y quemar su ciudad antes que rendirse a Escipión y ser vendidos cual miserables esclavos a los que sus amos podían matar bajo cualquier pretexto. Cervantes, en la tragedia del "Cerco", hace esclamar a uno de sus personajes: "Numancia es la que agora ha sido / quien la luciente espada sacó fuera / y a costa de su sangre ha mantenido / la amada libetad suya y primera...".
¿Qué es la libertad? A través de la Historia millones de seres humanos lucharon denonadamente para alcanzar y mantener tan preciado bien. Pero ¿qué es la libertad? Según el Diccionario de Casares, es "la facultad de la voluntad humana para determinar espontáneamente sus actos", y también "el estado o condición del que no es esclavo". Lector, ¿eres tú un esclavo? Cuando Dios creó al ser humano, le hizo libre; pero éste, abusando de su libertad, infringió el único límite sabiamente puesto por su Hacedor y cayó en la más horrenda de todas las servidumbres. Lector amigo ¿eres esclavo de tus pecados? Jesucristo dice: "De cierto, de cierto os digo que todo aquel que comete pecado es siervo del pecado" (Evangelio según Juan, capítulo 6:34). Y el apóstol Pedro, hablando de los falsos profetas de todos los tiempos, escribe: "Dicen palabras arrogantes e inútiles, y por medio de los vicios y los deseos humanos seducen..., prometiéndoles una vida libre; pero ellos mismos son esclavos de una vida impura; pues cada hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado" (Segunda de Pedro, capítulo 2:16-19). Así, pues, la esclavitud está siempre vinculada al pecado: el avaro se convierte en siervo y cautivo de su dinero; el bebedor, del alcohol embriagante y embrutecedor; el inmoral, de sus apetitos desenfrenados e inconfesables, y el mentiroso de su lengua detractora. Otros estarán dominados por el juego (desde las quinielas hasta la ruleta), por el odio a determinadas personas, por su incontable soberbia o por sus ansias de poder... Los pecados se transforman en cadenas que nos aprisionan cada vez con mayor fuerza. Muchos esclavos de sus pasiones desean ardientemente ser liberados de ellas; hacen tremendos esfuerzos para romper las férreas cadenas del pecado. Son sinceros, pero tarde o temprano comprueban cómo fracasan sus buenas intenciones y se desalientan. Por sí mismo, el hombre nunca logrará romper dichas ataduras. Si éste fuera tu caso, amigo lector, escucha estas Buenas Noticias: Alguien vino a este mundo para resolver, de una vez para siempre, el atormentador problema del pecado, y se presentó diciendo: "El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos..." (Evangelio según Lucas, capítulo 4:18). Estimado lector y compañero mío en ese diario andar que es la vida, si eres esclavo del pecado y del Adversario, como lo fui, acude ahora mismo al único que puede libertarte de una vez para siempre; entrega tus pensamientos a Quien en su intenso amor entregó Su vida en rescate por tus rebeldías y las mías. Confiésale todo a Jesucristo e invoca Su perdón. En Él hallarás paz, indulto y libertad para este tiempo y para toda la Eternidad. Luego no guardes este tesoro para ti: habla de tu Libertador a los que te rodean, muéstrales -por tu vida transformada- el poder redentor de la sangre de Cristo. Conversa a menudo con Él en oración. Aprende a conocerle mejor, día tras día. No dejes de leer y meditar la Palabra de Dios, la Biblia: "Si vosotros permaneciereis en mi Palabra -dijo Cristo a los que habían depositado su fe en Él- seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Evangelio según Juan, capítulo 8:31). Sí, amado lector, sólo la verdad de Dios puede hacerte libre. ¿Conoces la gloriosa libertad de los hijos de Dios? "Porque hay un solo Dios, asimismo un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; El cual se dio a sí mismo en precio del rescate por todos, para testimonio en sus tiempos" (Primera de Pablo a Timoteo, capítulo 2:5-6). Si quieres saber más de esto dirígete a: Renuevo Iglesia Evangélica Plaza de la Bohemia - Edificio Ficus, bajo. 30009 Murcia (España) Teléfono 968 29 72 23. Nota de "Diesel": La Libertad Cristiana se llama Liberación.
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