Usted es la culpable
de mis desvelos,
de esa mezcla de todo,
sin ser un artista,
de mostrar la mezquindad
y lo mediocre de este mundo.
 
Usted es la culpable
que tenga pereza
a diseñar una casa,
a pesar de ser un arquitecto,
ya que usted
se ha vuelta una pasión,
dolor, esperanza y felicidad
con pequeñas hemorroides
por haberme quedado
muchas horas sentado
a que lleguen las musas
que me dicten los poemas.
 
Usted es la culpable
de andar como el chapulín,
cantando y con las antenitas
siempre atentas
para  guardar
todas esas imágenes
que antes
no se quedaban
prendidas en mis ojos.
 
Usted es la culpable
de que yo
odie al verbo combatir
pero combata
con mis letras
a una democracia disfrazada
¿y por qué no?
hasta a la milicia.
 
Usted es la culpable
de que yo,
ya no sienta caridad
sino justicia,
demostrando
que todos somos grandes
e importantes.
 
Usted es la culpable
de que yo intenté
y fui capaz
con usted
salpicar con tinta
mi existencia...