La noche trasquila los cerros
y los cubre de una gruesa molicie.
La luna baja de sus pulcros corredores:
Hoy tiene sed de mojar a los amantes.
La luna se desparrama en las glorietas:
Los amantes son hogueras en los carros:
Son treguas, enlace y embeleso.
Inventan un limbo y en él se retuercen.
Retozan siempre de buena gana.
Son pilares bajo árboles frondosos.
Son ejercicios de cuerpo sobre cuerpo.
Son detalles cargados de verdad.
Los amantes llenan los tibios hoteluchos
maquinándo su amor entre las sábanas.
A veces se toman en barbarie
y otras respiran como renuevo.
Son moléculas que dejan sus acentos
en cojines y tapices inservibles.
Se ensucian de besos incendiarios.
No les importa que la luna anatema
quiera espiar en sus bemoles sagrados:
Los amantes se entregan con fiereza.