La conjura del Apollo (Novela) Captulo 5 -
Publicado en Mar 11, 2015
Cayó la noche cerrada y oscura sobre todo el barrio Harlem de Nueva York.
- Tengo que decirte que las cosas se han puesto muy feas para nosotros, Jones. - ¿Por haber matado a un blanco? ¡Thompson ya es un héroe para "The Kids Courage"! ¡Un valiente que ha ofrecido su vida por nuestra causa! - ¡No sigas diciendo más gilipolleces, Jones! - No digo gilipolleces. Cuando Thompson sea ejecutado por haber matado al sargento Follett, lo elevaremos a la categoría de héroe. - ¡Me estoy dando cuenta de que "The Kids Courage" sólo sois una pandilla de narcisos! Os gusta mucho miraros al espejo para veros guapos valientes de aventuras heroicas; pero yo os definíría mucho mejor. - ¿Cómo nos definiría usted, sargento Reagan? - ¡Como unos completos capullos! ¡Eso es! ¡Unos completos capullos! - No importa si somos capullos o no somos capullos pero Thompson nos servirá para seguir tomando venganza. ¡Será un héroe desde el momento en que le ejecuten! - Thompson jamás podrá ser un héroe. Thompson sólo es una mierda nada más y como mierda va a morir, porque debes saber que no lo van a ejecutar jamás sino que se va a pudrir entre los barrotes de su celda hasta que muera. - ¿No van a ejecutar a Thompson? - No. No os van a ofrecer un héroe sino un desgraciado de mierda nada más. - ¡Mierda, mierda y mil veces mierda! - Eso es. Mierda nada más. Pero dejemos ahora de hablar de eso. Al fin y al cabo el sargento Follett sí que se ha convertido en un héroe de verdad. Ten en cuenta que, pese a todo, era un compañero mío; el mejor de todos los compañeros que he conocido. Y además, para que te enteres bien de una puñetera vez, él nunca fue partidario de usar la violencia contra vosotros. Creía en el diálogo de las palabras y no en la brutalidad de las armas. Siempre se opuso a reprimir vuestra violencia con la violencia. Así que habéis matado a un verdadero héroe hasta para vuestra causa. ¡Ignorantes! - ¡La madre que me parió! - ¡Deja a tu pobre madre que viva en paz, basura! ¡Tendrías que estar avergonzado de que ella se siga sacrificando para que tú te alimentes cuando sólo eres un vago maleante y para que puedas subsistir cuando sólo eres un malhechor de la peor calaña que yo he conocido en toda mi larga vida de policía! Todos los días me da verdadera pena verla caminar por las calles del Harlem de Nueva York con la cabeza agachada y mirando al suelo mientras va a fregar los suelos y los baños de casas ajenas. - ¡La culpa de que mi madre esté fregando suelos y baños ajenos la tiene el Sistema! - ¡Eso sí que es verdad! ¡Pero resulta que la verdad de todo eso es que tú eres el Sistema que obliga a tu padre a recoger la basura de las calles y a tu madre fregar suelos y baños de casas ajenas a la suya! ¡Mezquino! - ¿Y usted qué es, sargento Reagan? - Puedo ser cualquier cosa menos un mezquino como tú. - ¿Hemos quedado en este oscuro callejón donde nadie nos puede ver ni oír para que me largue todo un sermón como si fuese mi amoroso padre? - Si yo fuese tu padre ya haría muchos años que me hubiese saltado los sesos de un disparo certero para no tener que soportarte ni un segundo más desde el momento en que, por primera vez, te metiste mierda en las venas. - ¿Es algo relacionado con eso la causa de esta visita? - Así es, Jones. ¡La cosa está muy jodida! - ¿Por haber matado al sargento Follett? - No es por eso, aunque esa estupidez lo empeora todo mucho más. - ¿Entonces a qué se está refiriendo? - A que el Alcalde O'Dwyer y el Jefe Murray tuvieron una entrevista la semana pasada y llegaron a la conclusión de que incluso dentro del Cuerpo de la Policía de Nueva York hay unos pocos que somos corruptos. - ¿Y eso qué importancia tiene si nadie lo va a investigar? - Te equivocas. En esta ocasión es diferente. A estas horas todas las autoridades de Nueva York están dispuestos a investigar hasta encontrarnos a todos. Estoy seguro de que traman un plan para conseguirlo. - No se atreverán a hacerlo porque hay gente muy poderosa dirigiendo todo este asunto. - No creas que esta vez no va en serio. Lo peor de todo no son esas gentes muy poderosas sino que Gould está metiendo sus narices en este caso. - ¿Quién es Gould? - Si supieses al menos leer lo suficiente y te preocuparas en estar un poco al día de lo que pasa más allá de los límites del Harlem de Nueva York sabrías que Gould es el periodista que ha sido premiado con el Pulitzer de este año. El éxito parece que se le ha subido a la cabeza y quiere dedicarse a investigar profundamente en los temas más oscuros de la sociedad norteamericana. Ese periodista es todo un sabueso y le tengo más miedo a él que a todas las autoridades del Estado de Nueva York juntas. Si Gould encuentra un hilo por supuesto que llega hasta descubrir dónde está el ovillo. - ¿Y no hay forma de pararle los pies? - No la hay. Parece que olvidas que el Periodismo es el quinto poder de eso que tanto llamáis el Sistema y ese poder es capaz de derribar hasta al mismísimo Presidente de los Estados Unidos o de cualquier otro país si pone en marcha todos sus tentáculos. Si Gould se interesa por "The Kids Courage" daos por desaparecidos del mapa de Nueva York. - ¡"The Kids Courage" no tiene miedo ni al "Ku-Klux-Klan"! - ¡No seas necio, bocazas! ¡Si el "Ku-Klux-Klan" se preocupa por vosotros os queman a todos vivos en una sola noche! Y con la muerte del sargento Follett podría ser que ya estén tramando hacerlo. - ¿Por qué no miden con el mismo rasero a ellos como nos miden a nosotros? - ¿Tú entiendes algo de Política, analfabeto? - No necesito saber nada de Política para reivindicar todos mis derechos. - Yo sólo os advierto que si el "Ku-Klux-Klan" pone su punto de mira en vosotros no llegáis vivos ni para celebrar esta Navidad. Así que si quieres que Papá Noel te haga algún bonito regalo este año mantén tu bocaza callada o tendrás que esperar al Final del Mundo para saber si te ha regalado algo que valga la pena o solamente un trozo de carbón para que sigas ensuciando las calles del Harlem de Nueva York como tanto os gusta hacer con ese ridículo y estúpido arte que llamáis graffiti y que sólo es propio de paletos, ignorantes y analfabetos completos. - ¿A dónde quiere llegar con toda esta conversación? - A que por una larga temporada quedan suspendidas todas las entregas por parte de nosotros. - ¡Tenemos pactado un trato, sargento Reagan! - ¿Tienes algún papel escrito en donde se contemple ese trato? - ¡Maldita sea! ¡Claro que no! ¡Pero en nuestro mundo la palabra es la palabra! - En nuestro mundo la palabra vale menos que una pulga viajando por el espacio sideral. - O sea, que eso quiere decir... - Eso quiere decir que o hacemos algo para que no sospechen de nosotros los policías corruptos o vais a tener que ganaros la vida vendiendo pipas de girasol en la puerta de los colegios para ver si llegáis con vida hasta el final de cada mes; lo cual, por otra parte, sería señal de que al fin os habríais puesto a trabajar toda esta pandilla de vagos pendencieros y drogadictos sin remedio. - ¿Y qué alternativa podríamos poner en práctica? - Tú hablas demasiado sobre este asunto de darnos la palabra en nuestro mundo; pero la única salida que encuentro para todo este barullo en que nos estamos metiendo es precisamente la que demuestra que tú ni tienes palabra ni la has conocido jamás. - ¡No me sea tan cabrón, sargento Reagan, y dígame cuál es esa alternativa! - La única que veo posible para que no me descubran como uno de los policías corruptos es que tengo que detener a cuatro de vosotros para así despejar toda sospecha sobre mi persona. - ¿Está usted diciendo que tengo que entregar a cuatro de los míos para que se coman el marrón? - ¡Exacto! ¡Parece que no eres tan tonto como lo eres! - ¡Menuda putada, sargento Reagan! - Estás tan acostumbrado a hacerlas que una más no tiene importancia para un tío con pelotas como tú. ¿O no es verdad que eres un tío con pelotas como siempre vas diciendo por ahí sobre todo cuando están las chicas presentes? ¿Es por eso por lo que tienes tantas seguidoras? Pobrecillas si supiesen lo maricón que eres. - Está bien, sargento Reagan. Tengo que entregar a cuatro de los míos para salvar nuestro negocio. Anote los nombres de Baldwin, Chandler, Hammett y Malcom. - ¿Tú te has vuelto loco o eres tonto de nacimiento? -¿Por qué? ¡Sólo son cuatro pringados nada más! - Lo digo por Malcom. Todo el mundo sabe que Malcom formó parte de "The Kids Courage" pero que salió de vuestro círculo precisamente porque nunca se ha pringado ni ha querido pringarse jamás con ninguno de todos vuestros vicios y no me refiero sólo a la droga. Así que hazte el favor de nominar a otro cuarto inocentón en lugar de Malcom y cerramos el trato tomándonos unas cervezas en el "Sylvia's". ¡Si detengo a Malcom por asuntos de drogas el Jefe Mulligan me pone de patas en la calle por inepto y yo tengo que alimentar a mi familia! - ¡Sé que soy un cabrón pero la Historia de la Humanidad está llena de cabrones no menos cabrones que yo! Quite usted a Malcom y ponga en su lugar a Cain que tiene apellido de fratricida. - ¡Qué maricón eres! No te importa traicionar a los tuyos sino que me entregas a los cuatro más inocentes de toda tu podrida pandilla y, además, hasta lo haces con ironía incluída. ¡Tú sabes muy bien que esos cuatro son solamente unos de esos pardillos que tienen la desgracia de caer en vuestras redes y que se comen el marrón mientros los peces grandes de la pandilla seguís viviendo como si ellos no hubiesen existido jamás! No se te puede llamar canalla sino rastrero. - ¡Deje ya de lanzarme tantos piropos porque me voy a empezar a poner rojo de vergüenza, sargento Reagan! ¡Usted quería a cuatro inocentes y yo le entrego a cuatro inocentes! - ¡Yo no quería a cuatro inocentes sino a cuatro culpables pero no voy a discutir por asuntos internos de "The Kids Courage"! Mañana mismo meteré en chirona a Baldwin, Chandler, Hammett y Cain. Pobres pardillos. No sé cuántos años tendrán que pasar antes de que vuelvan a ver la luz de las calles del Harlem de Nueva York. Pero en esa cuestión tú eres el que mandas. - ¿Vamos entonces a por esas cervezas? - Si no tienes conciencia de lo que has hecho menos conciencia debo tener yo. Vamos a por esas cervezas y charlamos un poco antes de irnos a dormir a nuestras casitas como si no estuviese pasando nada. Ojos que no ven corazón que no siente. - Es usted, sargento Reagan, un verdadero maestro de los que he aprendido a ironizar hasta de mi propia sombra. - Vámonos al Victory's antes de que nos vea alguien y sospechen algo de lo que aquí ha sucedido. - ¿Qué es lo que ha sucedido aquí, sargento Reagan? - La historia completa de dos cobardes haciendo cobardías. - ¡Menos mal que tiene usted la integridad de meterse en el mismo saco! - Por desgracia ya no puedo echarme para atrás. - Olvidemos todo en el Victory's a cambio de que siga llegándome la mercancía. - Prometo que te llegará porque yo, al menos, algunas veces cumplo... - No me interesa saber cuánto pueda usted cumplir o no cumplir. No me meto en asuntos privados... - Mañana quedamos en este mismo callejón y me traes la pasta. La mercancía te llegará de la misma manera que siempre. - ¿A través del lechero Gulliver? - A través del lechero Gulliver. Es un viejo loco del cual nadie puede sospechar nada malo salvo de que está loco de verdad y por eso es nuestra mejor coartada. El pobre sólo se dedica a contar cuentos infantiles mientras que dentro de sus lecheras hay algo que no es buena leche por cierto. - Tampoco tiene usted muy buena leche que digamos, sargento Reagan. - Eso lo discutimos en el Sylvia's.
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